Revolución: f. Acción de revolver. Motín, sublevación contra la autoridad constituida. Cambio violento en las instituciones políticas de una nación. Giro de una pieza sobre su eje. (Definición de la R.A.E.)
Hoygan: HOYGAN u HOIGAN es un neologismo nacido en Internet con el que algunos describen de forma paródica a los usuarios que, por descuido o por presumible bajo nivel cultural, escriben en los foros con multitud de faltas de ortografía. Además de los errores ortográficos y gramaticales, escriben a menudo para pedir cosas imposibles, para solicitar regalos que nadie les va a enviar o para que les presten algún tipo de ayuda. (Definición extraída de Wikipedia.org)
Siempre que alguien habla de "Revolución" en cualquier campo pongo sus palabras en cuarentena moral. "Revolución" es uno de esos términos que, bueno, uno se imagina que viven ahora en las callejuelas del lenguaje subiendo y bajando las avenidas mientras menean un bolsito y se venden al mejor postor pese a que las intenciones de este sean, normalmente, retorcidas y malvadas.
Me temo que entre los autodenominados revolucionarios siempre hay dos grupos:
A)Los que pretenden asaltar el Palacio de Invierno para cambiar el estado de las cosas.
B)Los que pretenden asaltar el Palacio de Invierno para sustituir con efecto inmediato a los depuestos zares y hacerse con el cotarro.
Los del grupo A) suelen acabar en el exilio y con un piolet clavado en la cabeza. Un piolet manejado por un sicario mandado ad hoc por algún destacado miembro del grupo B). Los del grupo A), además, suelen ser denominados como "tontos útiles" o, en otro orden de cosas, como "carne de cañón". "Carne de cañón...al chilindrón" añado acordándome de Javier Krahe.
Si te pones a pensar hay mucho revolucionario del tipo B) en esto de la 2.0. Ya sabes: muchas personitas malintencionadas que están utilizando el momento actual de revuelo para hacerse un hueco mientras que los demás hacen el trabajo sucio. Los conoceréis porque, pese a que se les llena la boca con todo tipo de palabros sacados de manuales sobre economía y muchos hayan estudiado empresariales, odian la palabra "empresa" o "chiringuito financiero" para sustituirla por "Comunidad de blogs", "página personal" y un largo etcétera de disimulos propios del que no tiene nada que decir pero no deja de hablar.
La proclamadísima revolución tiene un enemigo: "LOS MEDIOS TRADICIONALES". Lo de tradicional suena mal, suena a viejo, a cuco, a "cerrao", a antiguo, a controlado por las malvadas corporaciones, a cosa malísima, manipuladísima.
Según los revolucionarios dirigentes (conocidos también como "gurús"...lo que confiere a esta revolución no televisada un cierto rollo religioso) los "malvados medios tradicionales" quieren evitar dos cosas:
1. Que te puedas descargar lo que te salga de los cojones sin pagar un duro.
2. Cito textualmente: "Que los usuarios sean los que generen los contenidos".
Y lo hacen por estas malvadas intenciones:
1. Quieren sacarnos el dinero miserablemente.
2. Quieren controlar la información.
Vamos al concepto 1.
Digámoslo claro: La cultura tiene dueño. Fin de la historia. Si quieres un disco, un libro o una película tendrías que pagarle un poco de dinero al señor que la ha puesto en las salas o en los estantes del carrefour y que ha sido el que ha pagado al artista de turno por su difusión pública. De pagar o no pagar depende un tejido de trabajadores que no viven en grandes mansiones y que se llaman músicos de estudio, iluminadores, carpinteros, guionistas...
Otra cosa es que los precios sean abusivos, que el sistema de distribución esté obsoleto y otras muchas cosas pero, la verdad, es que las canciones, las películas y los libros tienen dueño y que, estos, tienen la dichosa manía de querer comer todos los días y que esperan comer de aquello que han creado. Punto y final.
Si escuchas atentamente a los gurús revolucionarios sólo te podrás quedar con este argumento a favor: LA SGAE ES MUY MALA. Fin, no hay más argumentos. No entro en si la SGAE tiene que cambiar o si deberíamos de tender a un sistema público de protección del copyright pero, mientras tanto y para nuestra desgracia, sólo tenemos instituciones de este tipo que se dedican a velar por los intereses de los autores. ¿Puedes llamar "chorizo" a los herederos de Louis Armstrong por querer controlar el legado del trompetista? Pues creo que no, la verdad.
Otra cosa que puedes escuchar es esa idea de una especie de Arcadia donde la cultura, toda la cultura, sea completamente gratuíta. Ja-Já. ¿Cómo? Muy fácil. Parece que comienza a imponerse una especie de idea general de que tienen que ser las empresas privadas (desde constructoras a empresas de telecomunicaciones) las que, a modo de sponsor, paguen la producción de obras culturales para luego, simplemente, regalarlas. Oh, yeah!
Las empresas producen, con parte de sus beneficios y sus plusvalías, convirtiéndose en mecenas que desinteresadamente devuelven la cultura al pueblo...
Curiosamente son estos gurús, sobre todo uno de ellos, el que despotrica en medios de ultraderecha sobre las subvenciones públicas para con el cine patrio por sospechar que estas no son más que una sutil forma de control de la ideología de nuestros realizadores...¿Piensan entonces que las empresas privadas no van a ejercer ese control? ¿Es mejor que el dinero lo de Repsol o Movistar a que lo de el estado? ¡Pues sí! ¡Claro! ¡Así pagarás menos impuestos, idiota! ¡Porque el dinero de la cultura no tendrá que salir de tu bolsillo, pringao! ¿Alguien se ha parado a calcular qué porcentaje exacto de nuestros impuestos se destina al patrimonio cultural y cuanto, por ejemplo, a Defensa? Pues en los Presupuestos generales de este año se destinarán 922´8 millones de euros a Cultura y la friolera de 7.831 para el ejército. Echando un cálculo rápido cada contribuyente (si somos 40 millones y todos pagáramos impuestos, o sea un cálculo bastante cutre pero, oye, revelador) paga unos 23´7 euros por lo primero y 196 euros en lo segundo. Al parecer los gurús creen que las empresas privadas no controlarán a su antojo lo que producirían. Si lo piensas bien se caen de pura inocencia...
Una bonita revolución sería que la web 2.0 utilizara su presunta fuerza y repercusión en hablar de cosas como estas: ¿Cómo es posible que cada contribuyente aporte siete veces más dinero a pagar al ejército que a conservar museos?
¿Pero quién quiere hablar de una cosa tan espinosa cuando nos quieren quitar "EL DERECHO" a bajarnos cosas gratis de Internet? Venga, coño...
Vayamos al asunto 2.
Muy mal eso de que los grandes Gurús revolucionarios hablen de que el usuario es el gran "generador de contenidos". Todavía me revuelco de la risa cada vez que escucho cosas como "periodismo ciudadano". Resulta que ahora cortar y pegar noticias de periódicos extranjeros es hacer periodismo.
Vamos al campo del enemigo, de los medios tradicionales: ¿Se considera a los periodistas como generadores de noticias? No, el periodista jamás debe "crear" noticias si no informar sobre ellas. El periodista que genera noticias, por ende, es aquel que se las inventa. Y eso es feo. El periodista acude al lugar de la noticia, consulta fuentes y se espera que, si no tiene la carrera de periodismo, por lo menos conozca algunos de los trucos del oficio...En palabras de ese filósofo llamado Homer Simpson: "...Internet ya había llegado a nuestras vidas y podíamos enterarnos de lo que un idiota opinaba sobre Star Trek". Nadie ha definido mejor el 98% (porcentaje evidentemente dicho porque me parece lo suficientemente catastrofista) de la presunta información que circula por Internet. De toda la bazofia en forma conspiranóica que genera la red, de todas esas paridas sobre asbesto en tampones, etarras ayudando a islamistas y, claro está, power points con presuntas declaraciones del Dalai Lama que, en realidad, ha escrito un cursi (pero honrado) trabajador de una oficina de correos de Arequipa mientras desatendía las aburridas atribuciones de su cargo y que pasa de mail en mail con vergonzosa puntualidad. Lo que, básicamente, diferencia al profesional del usuario es la fuente. Sí, queridos, las dichosas fuentes...la cercanía a las mismas pero, sobre todo, estar acogido a una cierta deontología profesional que le impide cometer según que atropellos. Vale, la deontología te la puedes pasar por la punta de la pita pero ahí está, observándote.
Pero lo que pone muchísimo al personal es eso de opinar, claro, opinar puede todo el mundo porque las opiniones son como los culos que todo el mundo tiene uno. Otra cosa es que haya culos mejores o peores pero, bueno, eso es otra historia. ¿Quieres generar contenido? ¿Un contenido que quieres compartir con todo el mundo porque te parece de vital importancia? Pues lo tienes fácil: vas a una tienda te compras un Iphone y le cuentas al personal lo que te parece rezando para que Steve Jobs encuentre tu página y se le ocurra que tu número de entradas es lo suficientemente importante como para invitarte a un simposium o charla informal en las oficinas de la empresa y, de paso, te regale uno. O una blackberry o cualquier cosa molona como una tarjeta de vídeo o una webcam...¿Le harás luego el favor de hacerle una reseña cariñosa o serás lo suficientemente fuerte para decir tu honesta opinión y que tu voz suene alta y clara?
Pues ahí los revolucionarios gurús no se ponen de acuerdo. Muchas son las leyendas urbanas sobre empresas de teleco, distribuidoras y etc. que pagan opíparos regalos a diferentes personajes de la revolución 2.0 para que estos sean mucho más cariñosos con sus productos.
Por otro lado esta especie de cruzada por la desprofesionalización de la información repercute directamente en los gurús revolucionarios y en sus presuntos nuevos medios dentros del nuevo canal de difusión que es internet de forma curiosa: Los medios digitales tienen la manía de pagar mucho peor que los tradicionales que no es que paguen tampoco de maravilla. Esto es así. El amateur puede dedicarse a poner hamburguesas en McDonald´s y, luego, escribirse una crítica sobre cine en el blog de un colega a cambio de ver esa peli gratis sin que eso repercuta en su pecunio...los que nos dedicamos a esto...pues nos gusta comer todos los días y, si puede ser, caliente. Jodido nos lo pone tanto advenedizo, muchas veces de una sonrojante incapacidad, para llevar las habichuelas a casa con ciertas garantías. Es lo que se llama "Efecto comunión". Sí, hombre, seguro que tienes una cinta de VHS en tu casa de alguna celebración familiar donde un miembro de tu clan se empeña en hacer imitaciones, contar chistes, entrevistar a las personas y pedirle al cámara que haga planos de los traseros de las invitadas...¿A que sí? Pues aunque ese familiar tuyo piense que es un humorista profesional comparado con Arevalo es un trozo de mierda humana pinchada en un palo y rodeada de moscas. Creo que el simil tiene la sufuciente fuerza gráfica como para no extenderme más en este post de por sí, francamente largo.
En definitiva, y volviendo al principio, los "hoygan" serán los que azuzen esta "revolución" de internet pensando que se hacen un favor, que serán trasladados a un paraíso "de gratis total" donde podrán seguir disfrutando de todo lo que le de la gana sin pagar un duro (excepto el dinerillo que pagan por el enganche de la línea ADSL) formando parte del grupo A) de revolucionarios. Además se les dará la VOZ, la OPINIÓN, la tierra será para ellos pese a que no tengan nada interesante que decir, nada que aportar. Da igual porque, en realidad, esto no se hace por la libertad de expresión si no por otra cosa que tiene que ver con no pagar un canon. A primera vista, claro. En el grupo B) estarán estos que, en realidad, no quieren que la cosa cambie demasiado si no que se traslade y, a ser posible, a sus propias manos. Una vez hallado su propio terreno de pasto o conseguidos los últimos objetivos militares (ser ministros, consejeros, tener una rentable "comunidad" de bloggers a los que se les paga una miseria por sustituir a los "MEDIOS TRADICIONALES") se encargarán de comenzar a filtrar la idea de que pagar un poco por esto o por aquello mejora el servicio, regula el mercado y aumenta la calidad (nunca dicen de qué) ya lo han hecho antes -lo de pedir dinero- y se les da medianamente bien. Es decir, y como decían en el Gatopardo, "todo cambiará para que todo siga igual". Será el momento de comenzar a mandar a algunos "hoygan" a clavar piolets en otras cabezas ajenas...sin duda mucho mejor amuebladas y menos ambiciosas.