viernes, 26 de febrero de 2010

Intensos


Tenía una compañera en el colegio que llevó durante un curso entero (de 5º de EGB a 6º) una chapa enorme donde se podía leer "Esto es guay del Paraguay". Un día se presentó en clase con un globo agarrado a la muñeca donde había escrito los nombres de sus grupos "heavys" favoritos, cuando la profesora le dijo que se lo quitara dijo que era una pena porque se había puesto el globo para alegrarse el día. 

Hoy el académico-escritor-columnista-periodista-pensador-machote Pérez Reverte comenta que "la historia de España demuestra que hemos sido todos unos hijos de puta". 

No es el único escritor-columnista que se dedica a abroncarnos de cuando en cuando: Rosa Montero suele encargarse de cuando en cuando que somos todos unos salvajes que siguen torturando animales, Elvira Lindo nos recuerda que somos bastante catetos y su marido, Muñoz Molina, nos suele recordar que somos un país asquerosamente ruidoso. Cesar Vidal intenta que tomemos conciencia de que estamos todos secuestrados por la tradición masónico-marxista y Jiménez Losantos, como si de los alumnos de su instituto se tratara, nos dice que somos un país sin huevos lleno de ciudadanos acomplejados. Ni que decir tiene que Terstch, Sansebastián, Dávila etc. también son de la misma cuerda.

Personalmente me hincha bastante la huevera que toda esta panda de vejestorios cascarrabias vengan a sobarnos el lomo cada vez que le venga en gana. De verdad. Estoy cansadísimo de , con ya demasiada frecuencia, encontrarme un puñetero artículo en el que alguien me insulta, me reprende o me trata como si fuera un idiota. Pongo la radio y me ladran, abro los periódicos y me escupen, pongo la tele y me insultan. Ya digo, estoy hasta los huevos. 

Lo primero que se me viene a la cabeza es que toda esta gente de la que hablo, y más allá, tienen un interesante chiringuito montado del que viven estupendamente. Nada en su contra. Ventas de libros, charlas, conferencias, apariciones en TV, además de trabajo en instituciones públicas o privadas suponen una desahogada fuente de ingresos que, ahí está el detalle que diría Cantiflas, soportan financieramente los insultados que somos nosotros. 

El dinero, y escribir en un medio, dan el status suficiente, al parecer, para que se rían de nosotros. Gracias. 

El problema es que, incapacitados para la autocrítica, a ninguno de esos señoras y señores se les ha ocurrido jamás elevar un "mea culpa" y pedirnos perdón por ser punta de lanza ideológica de una generación, "La de la Transición", que en su mayoría no quiso o no supo enderezar convenientemente a este país y ha permitido que estemos en esta situación. Sin capacidad de autocrítica (que es la más importante cuando uno se entrega a la labor de "educar a un país" como si de un grupo de retrasados mentales se tratara, incluso con una violencia verbal que sería censurable si fuera ejercida sobre un grupo de retrasados mentales) los columnistas-intelectuales cierran filas y miran para otro lado cuando se les recuerda que todos ellos han sido cómplices del evidente desastre. Un desastre político, social y económico de un país que no consigue arrancar porque hay un tapón generacional de personajes, ideas desfasadas y falta de interés (Política del "ande yo caliente" se llama) que viene de ahí, de unas personas asustadas por los cambios que, con la edad, han acabado por pensar como sus padres ahora que yo son abuelos. 

"Hijo de puta, usted" le voy a decir serenamente a Pérez Reverte haciéndole la reverencia que el holandés le hace al español en "La rendición de Breda" a ver si, con el enfado, en vez de sacar el guante para  retarme se lía y me atiza con un fajo de billetes de 100. 

Cuando alguien dice que somos todos gilipollas pienso que sí, que no nos lo hemos sabido montar y me siento como si viviera en un patio de recreo del colegio siendo observado por aquellos profesores patibularios de mano larga que te soltaban una colleja a la mínima de cambio. Somos una generación calladita y mal gestionada dominada por una especie de padrastros que se han quedado con todo, que no dejan hueco para nadie. 

Ya que nos han jodido, al menos, deberían de tener la decencia de no insultarnos. Yo me acuerdo de la chica de la chapa y el globo y tengo la certeza de que hay gente que no ha podido ser "hija de puta" en su vida. Otros, sin embargo, tienen para dar y repartir. 

miércoles, 24 de febrero de 2010

Aznar y Cobra


Nota del Insustancial: La foto pertenece a la Agencia Reuters.

En el otoño de 1992 mi padre se cruzó, por pura casualidad, con José María Aznar en el hall del Museo Thyssen. Mi padre, se quedó mirándolo de arriba a abajo del mismo modo que, años antes, se había cruzado con Antonio Ozores en los pasillos del Corte Inglés. Con una mezcla de "coño, yo a ese tío lo conozco de algo". El caso es que, como mi padre dudó, alguien del séquito de Aznar se acercó alegremente a él confundiendo la mirada de duda con la de admiración o embebimiento (mi padre sólo ha mirado así, que yo recuerde, al futbolista Raúl). Cuando el señor aquel tan dicharachero se puso a su altura le pregunto con muchísima amabilidad: "¿Quiere hacerse una foto con el Señor Aznar?". Mi padre salió de aquel trance -seguramente cayendo en la cuenta de que, de verdad de la buena, se había encontrado con su archienemigo número 2 (el número 1 bascula entre el presidente del Barça de turno y Franco) y soltó un clarísimo "no tendría inconveniente en hacerme una foto con ese señor si primero me explica cómo puede dormir por las noches después de lo que le hizo a Demetrio Madrid". 

El simpático señor se giró rápidamente, cuchicheó algo con el futuro Presidente y sus acompañantes y se largaron del hall. Mi padre, que es un poco así de esta manera, dice que vio como Aznar "lo fulminaba con la mirada". Mi padre ha revivido esa anécdota después de ver a Aznar hacerle una peineta a un grupo de estudiantes que le estaban liando la típica pitada por la que cualquier político de este país tiene que pasar tarde o temprano. Y no me vengan ahora con que Aznar abandonó la política porque da conferencias como político y, cuidadín, es presidente de FAES...ese think tank venido a menos después de que se impusiera en el PP la política de "Sorayas y Cospedales" que esperan de más éxito que la de los "Zidanes y Pavones". 

Aquel día del 92 bien pudo haberle hecho Aznar a mi señor padre una peineta o, incluso un corte de mangas en plan Jaimito. Nadie se hubiera dado por aludido, nadie se hubiera dado por enterado. Al parecer ese Aznar no era de hacer gestos feos  pero este Aznar de pelazo y bufanda modelo "Jaula de las Locas" si lo es. Vaya, unos cuantos años en política y acabas pensando que puedes hacer cualquier gesto por estar por encima del bien y del mal.

Es decir: Aznar es justificado cuando hace el gestito y John Cobra es crucificado por los eurofaisanes (¿O era eurofanes?) por osar entrar en el templo de las galas musicales para cantarle un rap a su Carol, que es como una Yoko Ono iberoamericana que asiste pacientemente a las actuaciones/performances de su pareja. Está claro que, en este país, para ser un faltón y que te rían la gracia hay que haber tenido, por lo menos, un cargo de concejal. De ahí para arriba.

El Rey, que sabe cómo se gana el sueldo y quien se lo paga, tiene mucha más mano derecha que Aznar y que John Cobra y por eso asiste impertérrito a los abucheos. Bien sabe el monarca que los únicos gritos  que de verdad incomodan son los que sirven como banda sonora de tu camino hacia la guillotina o el destierro. Estos no son más que un poco de ruído que se acallarán la próxima vez que haga una cucamona que, para eso, tiene bastante más gracia que Aznar y que John Cobra por mucho que el primer se apunte a la moda del humor inteligente (he aquí el oxímoron) del Grupo Risa y el segundo protagonice vídeos en los que se parte botellas en la cabeza. En realidad, y pensándolo bien, el rasgo más definitorio de Aznar y Cobra es que ambos son mejores como protagonistas de los chistes que como contadores de los mismos. Eso es así.

Ambos también parecen conocer al dedillo esa nueva tendencia de los mercados de la información en la que, cada vez con más fuerza, se habla de que los emisores de mensajes más radicales o aquellos que toman la palabra alzando más la voz son los que ocupan un mayor número de titulares, atomizan mejor a sus correligionarios y consiguen provocar que el emisor contrario muestre rechazo a contestar en los mismos términos y emita los suyos con un nivel de sonido más bajo dejando claro así que si no grita es porque tiene menos razón o no tiene los suficientes argumentos para sostener su postura ya que es incapaz de expresarse de manera airada. Al silencio o al intento por mantener una conversación medianamente normal se le llama cobardía o falta de argumentos. Malos tiempos para la lírica...sólo hay que escuchar a John Cobra. Malos tiempos para la política...sólo hay que mirar la foto de Aznar. Malos tiempos en general, tan fríos que parece que este invierno no vaya a terminar nunca.

lunes, 22 de febrero de 2010

Ellroy


Leo las diversas entrevistas que James Ellroy ha concedido para promocionar su último libro y pienso que, cuando tenga 61 años, quiero tenerlo tan claro como él. Dice en Rolling Stone, donde parece un poco más sueltico que en su gira europea, que lo único que le ha gustado toda la vida son los perros, la cerveza y hacérselo con mujeres. De esas dos cosas no debería de hablar por lo que cuento a continuación y, de lo primero, si hacemos caso a la leyenda de que mató a uno de sus doberman con sus propias manos (sólo Alá sabe por qué...no tengo más datos) pues tampoco pero él, que pasa bastante, lo dice.

La vida de Ellroy no ha sido, digamos, la mejor ni la más cómoda. Se extiende sobre ella en "Mis rincones privados" (1996), una extrañísima autobiografía en la que, como no podía ser de otro modo, Ellroy sigue el camino ya marcado por él mismo de la "metaficción" y entra y sale de su propia vida narrativamente para, de algún modo, retratarse como un personaje de su propia ficción que, por razones absurdas, acaba siendo el protagonista de una especie de "spin off".

Arranca la novela con el asesinato (real) de Geneva Ellroy, su madre. Dibujada sin concesiones Ellroy habla de ella como de una mujer poco preocupada por su hijo; una enfermera rotunda y ligera de cascos que, seguramente, salió a pasear esa noche con su propio asesino que, literalmente, la destripó. Ellroy tenía sólo 10 años cuando ocurrió todo aquello y cuenta como el fotógrafo de un tabloide lo invitó a posar en el banco de carpintería que había en el garaje de la casa. La policía jamás encuentra al asesino que Ellroy, en algún artículo, ha dado a entender que estaba de algún modo relacionado con el de la Dalia Negra. Elizabeth Short, conocida como "La Dalia Negra", era una joven que intentaba triunfar como actriz cuando fue asesinada en rarísimas y espeluznantes circunstancias en enero de 1947. Algunos detalles como las cuchilladas o el especial interés que el asesino o los asesinos de ambas mujeres pusieron en el despiece de sus víctimas así como las circunstancias sexuales que rodeaban a ambos casos fueron determinantes para que Ellroy hiciera los consiguientes paralelismos (no hay que olvidar que este hombre se pasó chuzo y/o colocado como dos décadas).

El chaval, a finales de los 60, va a vivir con un padre alcohólico y medio loco que de algún modo está conectado con el lumpen que hay alrededor de la industria cinematográfica. Habla incesantemente de las muchas actrices famosas que se ha tirado y escupe a la cara de su hijo todo tipo de historias que Ellroy recuerda entre brumas y que, curiosamente, mantienen los rasgos de la ficción creada por Ellroy: puntadas de realidad aderezadas con mucha fantasía. La descripción de su padre, una especie de chiflado obsesionado con su pene, tampoco parece demasiado complaciente.

En la adolescencia James Ellroy ya tiene el título honorífico de "basura blanca". En su instituto de mayoría judía se empeña en portar símbolos nazis, se pelea contínuamente con los vecinos de su barrio que son chicanos y, en general, mantiene una postura racista frente a los negros. Por pobre e idiota, los blancos que conoce tampoco tienen una muy buena opinión de él y, mucho menos, cuando comienza a ser detenido por ebriedad pública, asuntillos de drogas (sobre todo uso ilegal de medicamentos legales) y, claro está, algún turbio asunto de voyeurismo y hurto de prendas femeninas que, al parecer, obsesionan a un tío que, definitivamente, ha hecho "catacroker".

Cuando Ellroy deja de beber, y se emplea como caddie en un club de golf, decide sacar fuera todo lo que tiene y se convierte en escritor debutando con la más que interesante "Requiem por Brown" (1981) que tiene que ver con caddies, campos de golf y, claro está, algo de pornografía cochina y fuera de lugar.

Como no podía ser de otro modo (la obsesión y el catacroker todos juntos) "La Dalia Negra" (1987) es la novela que inaugura "El cuarteto de Los Ángeles" -una cuatrilogía que, además de este título, engloba a L.A. Confidential, El Gran desierto y Jazz Blanco- y la que le hace mundialmente famoso. 

Desde entonces Ellroy no se ha desviado ni de su estilo, ni de sus escenarios habituales, de sus prostitutas retorcidas, de sus policías corruptos y chiflados, de sus asesinatos empujados por las pulsiones más brutales o más absurdas como generoso background de la historia oficial americana y, muchas veces, entrelazada tímida o abiertamente con ella.

El propio escritor pone a sus lectores en la pista del libro que ha sido su inspiración en su éxito: "Libra" de Don Delillo, que es un relato estremecedor sobre la preparación del asesinato de JFK visto desde los ojos de su protagonista: Lee Harvey Oswald. Un Harvey Oswald tan genuínamente literario que, si no fuera porque su autor al comenzar la novela dice eso de "he rellenado los lugares oscuros de la investigación con ficción" creeríamos que, de verdad, es completamente real. Dice Ellroy que le sorprendió que alguien fuera capaz de retratar con tanta justicia a una persona no muy lista, un delincuente común llamado sin saberlo a colarse por la puerta grande en la Historia mundial de un modo que provocara, a veces, compasión y empatía. Una meta para Ellroy que suele ser de los que no deja muñeco con cabeza.

Tras dos décadas de éxito y de violencia explícita e implícita Ellroy ha publicado en nuestro país "Sangre vagabunda", otro relato brutal y fuera del tiempo presente que lejos de devolvernos al género clásico (Dashiell Hammet nunca se hubiera atrevido a tanto) sigue jugando con lo más afilado y sanguinolento del mismo aunando Pulp cincuentero y gore de calidad, siendo más heredero del estilo "serie B" de Himes y, sin embargo, pudiéndose colar en la lista de los 10 mejores escritores norteamericanos actuales.

Intensidad chunga es lo que transmite la nueva novela del americano que cierra su "Trilogía americana" (junto a America y Seis de los grandes) con este título. La historia de una América corrupta, racista y colgada con el rollo del conservadurismo; un retrato que Ellroy considera parcial ya que, quiere pensar, que las cosas malas no se le ocurren, a la vez., a todo el mundo.

En realidad siempre pensé que eso de que estaba considerado como "el perro rabioso" de la literatura americana era una forma más de propaganda para el escritor hasta que, un buen día, escribí un artículo sobre él y a alguien le pareció que Ellroy era un escritor incómodo y antiamericano y pasó, a renglón seguido, a cortar los párrafos más jugosos del mismo en el que, este que escribe, decía del norteamericano "que era el mejor historiador de la trastienda de la América oficialmente feliz y sonriente de la década de los 50". No mantuve el trabajo pero sí mantengo dicha frase. No hay nadie como Ellroy si uno quiere conocer los parajes más absurdos, violentos y criminales de su Norteamérica natal. Háganse con unas cuantas biodraminas si tienen el estómago delicada y ábranse paso hacia  una dimensión desconocida.

miércoles, 17 de febrero de 2010

De Juana, taxista


A De Juana Chaos le han impedido ser taxista en Belfast. La cosa está jodida. ¿Por qué pediría un ex etarra un trabajo de taxista? No por la crisis sino por una cuestión semántica: si uno se ha especializado en mandar a gente al otro barrio es normal que piense que está capacitado para llevarlos más cerca, por ejemplo, al aeropuerto.

Si lo piensas bien hay cantidad de ventaja en que de Juana Chaos te lleve en su taxi: no hay peligro de que tenga la COPE o EsRadio a todo volumen aunque, pensándolo bien, estoy seguro de que también intentaría darte lecciones sobre política que es una cosa que pirra a los taxistas. Por otro lado hay que creer que un ex terrorista tenga unas dotes estupendas a la hora de conducir y que haya sido bien entrenado en el arte de la conducción de evasión lo que en una ciudad como Madrid, por ejemplo, te ahorraría cantidad de atascos y embotellamientos teniendo en cuenta que siempre encontraría la mejor ruta para llegar del punto A al punto B. Hay otra cosa más, digo yo, estoy seguro que un tío que es capaz de meter un arsenal o a un secuestrado en un zulo de dos por dos tendrá una maestría acojonante a la hora de meterte todo el equipaje en el reducido maletero de un coche...se acabó eso de "caballero, eso no cabe, lo va a tener que llevar con usted dentro". 

Al parecer De Juana no va a tener licencia porque ha intentado esconder al juzgado su pasado carcelario...que eso es como si David Bisbal se intenta colar en el casting de OT haciéndole creer a los del jurado que jamás ha participado en el concurso ¿no? Porque, digo yo, si hay un etarra así como conocido que viva en Belfast ese es De Juana que hace menos de dos años pidió asilo político en el Reino Unido y le dijeron que  no, que no hacía falta, que a ellos les valía con saber que estaba bien y que la huelga de hambre no le había agriado el caracter.

Joder, como está el patio y el terrorismo...hoy el Ministerio del Interior ha aireado una foto del último etarra detenido en Girona y, coño, el tío está agarrado a dos colegas y viste una camiseta de la Selección española de fútbol.  Yo a eso lo llamo incoherencia política o forofismo futbolero loco. A lo mejor hay algo de las dos cosas, no tengo ni idea.  Es posible que alguien pueda perder la cabeza con el fútbol y con la política que es un poco lo que le pasa a Joan Laporta ese hombre que, de no existir, habría que inventarlo para que periódicos-pasquín como LA GACETA puedan aumentar sus ventas y cerrar un victorioso año levantándole lectores a ABC, La Razón y El Mundo a la vez aireando las juergas del President (marca no adherida a la famosa marca de quesos franceses) que demuestra que igual te azuza un Villarato que te gana seis copas de Europa que se pasa por la piedra a la Selección brasileira de volley-playa porque Joan, lo vale. Como el champú.

Con esto, claro está, no quiero decir que el Señor Laporta tenga nada que ver con De Juana Chaos, no juegan en la misma liga y, claro está, no me imagino al dirigente futbolístico azuzando otros fantasmas que no sean los del oportunismo.

Pero volviendo a De Juana, de verdad espero que le permitan ser taxista porque siempre es menos grave timar a los turistas con el cambio (siempre tendrá la excusa del Impuesto Revolucionario) que ir por ahí armado como si fuera Cobra y, como aquella socorrista de San Sebastián de los Reyes, liándola parda.

Y, mira, pensándolo bien siempre se podría rodar una nueva versión de "Menudo es mi padre", aquella serie que protagonizaba El Fary (que Thor lo tenga sentado a su derecha y disfrute de todos los lujos del Walhala), con un circunspecto De Juana haciendo de taxista que se podría llamar "Menudo era mi padre". De hecho, ahora que lo pienso bien, De Juana contaría más batallitas aún que el común de los taxistas aunque, mirándolo bien, a lo mejor incluso prefiere callarse y no decir ni pío con lo que cliente y gremio ganarían una barbaridad. 

Por favor, dejemos que De Juana que sea taxista, parece preparado y ha demostrado que es capaz de llevar las cosas hasta sus últimas consecuencias. Lo único que tenemos que temer es que, por una de esas cosas del destino, la cabeza le haga catacroker y se lo monte en plan "Taxi Driver"...pero, la verdad, tanto ustedes como yo saben que eso es una remotísima posibilidad.  

lunes, 8 de febrero de 2010

La carretera...o como cambiar la (mala) opinión de la intelectualidad española sobre el cine de género


Iba a ponerme en plan Boyero y cantarles aquí las maravillas de "La carretera" (Jim Hillcoat, 2009). Muy en su estilo iba a contarles lo triste de la historia, lo desarraigado del paisaje, lo bien que se transmite el tono de la novela, lo estupendo que es que haya películas que sepan rescatar esos asuntos del alma. 

Es más, iba a contarles que "La carretera" entronca con la tradición americana de las novelas de viajes y de aventuras iniciadas en el siglo XIX pero que, aunque tiene ese aspecto, es un espejo deformado de las mismas pese a que ambas, al final, intentaban descubrirte que el viaje y la carretera acaban sacando al verdadero ser humano que llevamos dentro, que aflora con la lucha en contra de los elementos.  

Pero es que, como no me ha dado tiempo, pues Carlos "El Maestro" Boyero y otros tanto lo han hecho ya y corro el riesgo de repetirme más que el ajo.

Les cuento, por tanto, el cuento desde otra perspectiva: No hace mucho tiempo que en este país el género era algo profundamente vituperado. El intelectual español de corte progre denostaba este tipo de cine por insulso y falto de compromiso mientras que el intelectual español fachón ni siquiera se preocupaba de esas películas extranjerizantes que parecían entretenimiento de niños o la justificación para las parejas para meterse mano en los cines aprovechando los sustos.

La novela de género en España, la de aventuras, posiblemente murió con El Quijote y sólo se podían ver caballeros y marcianos, detectives y vaqueros "made in Spain" en las páginas de nuestros cómics. En ese campo desde los clásicos hasta Carlos Giménez (y su imprescindible y recomendable HOM) hicieron bandera del género mientras que este tipo de novelas fenecía en las estanterías y florecía en los kioscos gracias a la edición de las novelas de edición barata. En el cine, los géneros vivían una suerte parecida y, pese a ser francamente rentables en muchos casos, lo cierto es que nadie hablaba demasiado bien de ellos.

La intelectualidad española aplaudía el western (por Ford y Leone) pero, la verdad, no era muy entusiasta del género de terror que venía de fuera -la sangre, la víscera, el destripamiento- y muy poquito de la Ciencia Ficción.

Es decir, que nos hemos perdido algunas cosas interesantes como, por ejemplo, que la historia de la relación que hay entre un padre y un hijo puede contarse desde muchos puntos de vista y, uno de ellos, puede ser más claro, más meridiano y más interesante si los pones a caminar por un decorado apocalíptico mientras son acechados por grupos organizados de caníbales. Pongan este argumento encima de la firma de Stephen King y recibirán ustedes una sonora pedorreta...McCarthy es otra cosa y más ahora cuando flipamos (todos, que yo lo descubrí con el siglo empezado) con el escritor americano que igual se marca una historia sobre un Juez chiflado que arrasa la Tierra de Nadie que hay entre México y USA, que te inventa a Anton Chigurh que es un asesino que lleva consigo una pistola de aire comprimido para matar ganado...

Gracias a McCarthy y a películas como "La carretera" ya a nadie le avergüenza decir que le molan las películas de zombies...seguramente porque "Zombieland" es una de las mejores películas del año junto a "Resacón en Las Vegas" que es una de las mejores comedias de los últimos años...ambas dos han sido ninguneadas por la Academia de Hollywood pero, bueno, que se puede esperar de unos señores que le dan nueve nominaciones a Avatar...

Pero seguro que me estoy alargando sin hablar de la fotografía de Javier Aguirresarobe que ha hecho un trabajo excelente o más que excelente fotocopiando la atmósfera de la novela original. Fantástico. Por cierto, les recuerdo que por aquí hay una entrevista que se publicó hace tiempo en este blog con el propio Aguirresarobe en el que cuenta algunas cosejas de la película. Aquí

Gran adaptación del texto original al que se le han colocado algunos adornos (Charlize Theron) y algunos planos un poco superfluos que, me imagino, intentan hacer un poco más de sangre con el espectador y hacernos ver la historia de los protagonistas de la película antes de la hecatombe. No era necesario, ya te haces una idea de como es la vida actualmente y como tiene que quedar el asunto después de una catástrofe que arrasa con la humanidad. Como decía un maestro del guión "lo único que hay que hacer para adaptar una novela es quitarle lo superfluo y no intentar mejorar el trabajo narrativo del original porque, para algo, te has empeñado en comprar los derechos de una novela". Pues eso, Hillcoat debe de haberse aprendido ese consejo de maravilla y lo ha aceptado sin añadir, ni remover demasiadas cosas. Era menos necesario que los planos pre-apocalipsis.

Por lo demás y ya en plan Boyero les diré que "La carretera" me ha emocionado profundamente y que es una muy recomendable film. Mucho más recomendable, por ejemplo, para las personas que actualmente lo están pasando guay y un poco menos para los que la vida les pinta en bastos porque triste es un rato pero, bueno, también lo es el frenillo de Rajoy y dicen que va a ser presidente...yo, en una de estas, me hago finlandés con acento argentino como Vigo Mortenssen...o americano con acento danés o...bueno, da igual. Lo diré una sola vez: "La carretera" es tan buena que, incluso Vigo, lo hace bien...incluso mejor que en "Promesas del este".

domingo, 7 de febrero de 2010

Una opinión más que nadie me ha pedido: Perdidos.



Me he pasado el fin de semana trabajando, durmiendo y viendo Perdidos. Es decir, haciendo casi nada interesante (una de las cosas por las que no tengo el blog tan actualizado como querría es, justamente, porque mi vida social se encuentra en estado vegetativo...pip...pip...pip...ustedes lo notan así pero no quiero ni imaginar la cantidad de locales de mala nota que habrán visto sus cajas mermadas desde mi desaparición de la vida nocturna). 

El trabajo y el sueño bien, gracias. Mucho de ambas cosas. Perdidos, bueno, qué quieren que les diga. Creo que me han vuelto a timar de mala manera pero como "Perdidos" es un timo agradable me lo trago con buena disposición. 

Por si alguno de ustedes se ha pasado los últimos 20 años dentro de una cueva o se acaban de despertar de un coma etílico que los mantenía KO desde el último de The Ramones en España Perdidos va de lo siguiente: 

Un avión de la compañía Oceanic que hace el trayecto Sidney-Los Ángeles se estrella en una perdida isla del Pacífico. Por si fuera poco, y no hubiera islas en el Pacífico, los pasajeros de dicho avión van a dar con sus huesos y su equipaje en un lugar raro. Cuando quiero decir raro quiero decir inquietante y, cuando quiero decir inquietante, quiero decir que hay osos polares, un humo negro que se traga a la gente y una especie de atmósfera enigmática y milagrera que hace que el personal sufra visiones, milagrosas recuperaciones de sus piernas, visitas de personas muertas y un largo etcétera de incidentes que valdrían para llenar las siguientes diez o doce temporadas de Cuarto Milenio. 

Además, y aunque resulte chocante, los pasajeros del tren siniestrado no son trigo limpio: hay una ladrona, un delincuente que mata a gente, un médico con un conflicto paterno-filial irresuelto, un gordo enorme que nunca adelgaza y al que le ha tocado la lotería, una pareja coreana oriental y francamente ladina, una semi estrella del rock que le pega a la droga y un largo etcétera de gente que tiene secretos que esconder. Se nota que J.J. Abrams, creador de la serie, no viajó conmigo en el último vuelo que hice de Lisboa a Madrid...de haber sido así se hubiera sorprendido de la gran cantidad de cafres vulgares con corbata que hacían el vuelo y de lo triste de sus conversaciones, de lo anodino del ambientillo...

Pese a todo he de reconocer que tuve un momento "Perdidos" en el vuelo: creí reconocer a una ex camarera de un local de Madrid...la recordaba porque, una vez, se había cabreado con un cliente que le estaba mirando el escote y la muchacha, ni corta ni perezosa, le había enseñado uno de sus pechos levantándose la camiseta y diciéndole: "¿Ya me vas a dejar de mirar?". 

En "Perdidos" no hay gente que enseña los pechos, de hecho es una serie donde ocurren tantas cosas que, me temo, han preferido abandonar cualquier trama que tuviera que ver con el tema del yacer horizontalmente por miedo a liarse más de la cuenta. 

El caso es que, por si fuera poco lo del accidente y lo de la atmósfera inquietante y lo de los secretillos en la isla aparecen más personas que en unas rebajas. Toma ya. De pronto en medio del Pacífico Sur hay ambientillo y aparecen otros señores y señoras (con más secretos y más momentos inquietantes) que también viajaban en el avión y que han caído en otra parte de la isla y, después, otro grupo de falsarios que se hacen pasar por supervivientes pero que, en realidad, son gente peor aún que la que se puede encontrar en los castings de Gran Hermano.  Los llaman "Los Otros" por no tener mucha imaginación. Porque, digo yo, tendrían que haber sido los que ya estaban en la isla los que llamaran "Los otros" a los que acaban de llegar pero, bueno, esta parte está difusa. 

Se produce una especie de enfrentamiento entre unos y otros y, mientras tanto, resulta que descubren una escotilla y un barco que transportaba esclavos allí clavado donde encuentran cartuchos de dinamita...eso es raro porque la dinamita se patentó en 1867 pero, bueno, es posible y no es lo más raro que ocurre. 

Los supervivientes, que viven como los de Supervivientes de Telecinco, deciden volar la escotilla y se encuentran allí dentro a un tío chiflado o algo así que tiene que tocar cada 108 minutos un botón de un ordenador ¿Por qué? Pues nadie lo sabe porque el tío toca el botón y ya, o sea, que bien podría haber sido un español el que hiciera ese papel comentando de cuando en cuando eso de: "A mi, por lo que me pagan, y teniendo en cuenta el convenio, no me como la cabeza". El caso es que el tío es parte de una especie de organización llamada "Iniciativa Dharma" que tiene pinta de ser un cuento chino tipo secta Edelweiss. Lo más curioso, y lo más chiflado, es que todo lo que contiene la primera estación Dharma que encuentran está patrocinado por Dharma: comida, utensilios, ropa, una bici estática, ordenadores sin actualizar que funcionan sin sistema operativo Windows, teles en blanco y negro, tocadiscos (lo que me llevó a pensar en un primer momento si Dharma no era parte de un complot indie de adoradores del vinilo...pista falsa...por cierto). 

Y, a partir de ahí, prefieron no contarles más porque el lío aumenta y aumenta hasta el punto exacto donde estoy y el inminente estreno de la sexta (y teóricamente) última temporada de la serie. 

Les decía, al comienzo de este post, que Perdidos es un tipo agradable. Lo es. Es un timo agradable porque tiene tantas menciones a la cultura pop que no puedes por más que verla y disfrutarla: el aspecto sesentero/setentero decadente de los Dharma te retrotrae a las películas de James Bond y a otros éxitos del cine de explotación; las menciones a películas como "El planeta de los simios", "2001, "Star Wars", "El último hombre vivo", "Rollerball", "El último refugio", "Dark Star" o "Regreso al futuro" y otros cientos de series como "La fuga de Logan" o "El prisionero"; las influencias del cómic de Tintin o Corben pasando por menciones directas a novelas de Miller, Twain, Robinson Crusoe...; los nombres de los personajes Faraday, Rosseau, Locke, Lapidus y tantos otros que te recuerdan a filósofos, físicos o pensadores...

El background es impresionante y, lo grande, es que han conseguido que funciones, es decir, que esa increíble mezcla de géneros, menciones, flashes, frases cortas han conseguido ligar una salsa suave y entretenida que te mantiene sentado en la silla. 

Es guay porque la trama avanza, nadie sabe muy bien hacia adonde pero avanza, avanza y avanza porque ver "Perdidos" es como meterse en una línea de metro que existiera entre la realidad y la ficción y no supieras donde va a parar (la 6 y 3/4 o la 1 y 1/2).   Más que nada porque siempre da la sensación de que dicha línea se va construyendo mágicamente mientras vas montado en el vagón en dirección a un destino que, sospechas, también está en construcción mientras viajas.

Ese es el truco principal de la serie: no adelantar absloutamente nada o buscar, con cualquier excusa, un salto de la trama lo que te lleva a preguntarte si no será esta serie la primera en el género de tener argumento pero no de tener tramas en realidad.

Durante más o menos cuatro temporadas los creadores de "Perdidos" se han afanado por emitir cuestiones, por diseñar todo tipo de entretenimientos...les ha salido bien siguiendo un buen juego: cada enigma era respondido con otro de mayor calibre e interés que permitiera que la explicación del primero pudiera ser absurda, de estar posicionada en segundo término o de ser nada más que una distracción. Por ejemplo: los osos polares. En una cosa si han jugado bien sus cartas: el ingrediente sobrenatural tiene una simple y llana explicació  sobrenatural que ha conseguido explicar cientos de pequeños rollitos puestos aquí y allá con intenciones meramente "despistatorias".

La prueba de todo ello se encuentra en la temporada 3 en la que dos de sus previsibles protagonistas, Michelle Rodriguez (Ana Lucía Cortez) y Cynthia Watros (Libby),  abandonaran la serie  tras ser despedidas por conducir en malas condiciones (pinche aquí si quiere ver semejante documento) y tuvieran que desaparecer a toda máquina de todas las tramas posteriores de dicha temporada por lo que los productores de la serie se vieron en la obligación de reconocer que no todo estaba tan pensado como habían hecho creer en un primer instante y que, ni ellos mismos, sabían muchas de las cosas que ocurrirían posteriormente. Es normal, en todo caso, que estas cosas ocurran.

Contestar preguntas con otras preguntas, que ha sido la piedra filosofal del guión de "Perdidos", ya no funcionará más a partir de esta sexta temporada -se ha ido agotando poco a poco en la quinta porque ya era hora de contestar a las preguntas principales de la serie que, más o menos, han quedado contestadas sin misterio- en la que nos encontramos, seguramente, con la más aburrida familia de tramas de la serie que no es otra que la sobrenatural. Aburrimiento me produce pensar que, durante esta última temporada, tengamos que soportar una hilera de explicaciones pseudo moralistas y pseudo teológicas sobre la razón de ser de la Isla, de la estatua, de su extraño habitante y de otras cuantas cosas más. Sin duda, a mi me gustaba más lo otro, el rollo de los ordenadores viejunos y los científicos chiflados en busca de un mundo mejor, las bombas perdidas y un sinfin de interesantes historietas sobre los temas que han alimentado la ciencia ficción. 

No hay más que ver la gran cantidad de explicaciones religiosas que hay a todo "Perdidos", con menciones directas a la Biblia que se traducen directamente de las páginas sajonas donde hay que recordar que dichas menciones y dichos párrafos pueden bailar porque no es lo mismo la Biblia de protestante de Iowa que la que te regalaron en la Primera Comunión, para alzar un sonoro y tremendo bostezo. Qué aburrimiento, coño. 

"Perdidos" sería mucho más buena sin toda esa gente pululando alrededor de ella y diciendo tonterías sobre la misma, esa gente con pijama viendo una y otra vez el mismo frame e intentando sacar de él todo el conocimiento del universo. Putos fans, yo os maldigo. Tomad distancia de una puta vez. Buscaos una vida. 

De hecho los productores ya avanzaron hace tiempo que no harían ni puñetero caso a los pretendidos fans de la cosa para evitar las posibles demandas, algo que va a ser imposible porque se han generado tantas teorías en la red que por huevos alguien va a tener que acertar con el final elegido por sus responsables o estos, avisados del asunto, intentarán dar una vuelta de tuerca al final absurdo e insostenible que acabará con el encanto. 

Por mucho que se diga me temo que los productores de "Perdidos" habrán tomado nota de como el final abierto de "Los Soprano" ha generado más ansiedad alrededor de la serie y también más mitomanía alrededor de la misma...espero que no se dejen seducir por el lado oscuro y nos ofrezcan un final bueno, de género, de esos de "tachán y se acabó, vayánse todos a su puta casa y no vuelvan por aquí". 

Espero que no se pierdan en la maraña especulativa de Star Wars, que se acabe y ya está. Eso sería mítico. 

Lo que me lleva al comienzo de este mismo post: ¿Me gusta "Perdidos"? Pues sí, me ha acabado gustando pese a que tengo ciertas reticencias hacia los trucos circenses de guión...y me gusta porque, hasta la fecha, a nadie se le ha ocurrido vendérmela como la serie que "ha revolucionado la historia de la televisión". Ni siquiera en eso de montar mucho escándalo con el final de una temporada: Dallas ya lo hizo en los 80 cuando alguien le disparó a JR.