NOTA: El disco de Ricardo
Vicente “¿Qué haces tan lejos de casa?” saldrá a la venta junto a la novela
homónima el 31 de octubre. Será publicado por ricardo vicente Bandaáparte y
Maxiphone. Esta es una crítica, si es que puede llamarse así, solamente del
disco (que puede escucharse en deezer.com a través de este enlace) ya que el
texto no obra en mi poder. He optado, por tanto, por no hacer ninguna referencia a la novela aunque sus once canciones responden a los once capítulos del libro. Me imagino que, en dicho texto, se encontraran algunas claves más para la comprensión de las que soy ajeno. Espero no haber metido mucho la pata. Disfruten pues, si es que pueden disfrutar de algo
escrito aquí, de este adelanto.
Ricardo Vicente ha sido, desde su
estreno como solista, el "escudero" indispensable de Francisco Nixon.
Más que "escudero", usando un símil ciclista, su "gregario"
en tanto en cuanto los éxitos de uno se han convertido en los éxitos del otro.
Ya en este mismo blog, en algún
momento, comenté que esa formación de solista que, en realidad, ha ido
convirtiéndose en un dúo aunque solo sea porque la presencia de Richi ha ido
creciendo disco a disco desde “Es perfecta” hasta “El Problema de los tres
cuerpos” (el disco a tres bandas que el solista-dúo grabó el año pasado junto a
“The New Raemon” que, a su vez, era un solista-grupo) era una cuestión de
ausencia absoluta de ego, de amistad y de aceptación y de visión de las
virtudes compartidas. Algo tremendamente difícil de ver.
En definitiva la dupla Nixon-Vicente
ha cultivado un género dentro de otro género. Creo que sabría definirlo pero
estoy incapacitado para ponerle una etiqueta. Me temo que sería algo así como “pop
para adultos” pero, posiblemente, la nomenclatura de “pop” se quede casi tan
corta como mentiroso es el hecho de que su música estuviera dirigida a un
público adulto. Me niego a usar el genérico de “indie” que suele ser la “etiqueta-barrera”
con la que queremos denotar que hay un sonido “pop” con enjundia y otro más
intrascendente.
Lo que sé es que es una “marca”
reconocible y que es un sonido tan sencillo en el exterior (aceptando que el “pop”
es sencillo) como complicado en su interior donde la maquinaria que hace
funcionar la creatividad existe gracias a un complejo aparataje de referencias
cinematográficas, literarias y vitales donde pululan Sergio Algora, Nadia
Comaneci, el desastre de Chernobyl, las chicas que trabajan en Zara o los bares
de taxistas (aceptando que este es un aparato para un público adulto y, por
tanto, conocedor de estas referencias).
A lo mejor, y lo digo de pasada,
podríamos también hacer caso a la definición de “artesano” que hace Francisco
Nixon de su profesión confrontada a la de “artista” que se le suele conferir a
cualquiera que se dedica a la actividad de la creación. ¿Pop artesanal? ¿Pop
artesano? Ni idea.
Por la amistad que me une a
ambos, si no lo sabías querido lector ya te vengo avisando para que puedas
valorar la “independencia” de esta crítica, me sería muy difícil tomar la
distancia adecuada para hacer una lista de las diferencias (sutiles y abismales
a la vez) entre el trabajo de ambos y, por tanto, no lo voy a hacer. En
realidad, es por que me gustan por igual.
“¿Qué haces tan lejos de casa?”
es la primera experiencia de Ricardo Vicente como solista. Es un disco
esperado. Muchos, entre los fans de Francisco Nixon y Ricardo Vicente, se
preguntaban cuando este daría el paso para convertirse en solista. Una ocasión
que, me temo, será tomada como algunos como la ocasión perfecta para crear un
cisma: Nixonistas contra Richianos, o algo así. La simple perspectiva de que
ocurra algo así me rompe el corazón.
De hecho, como en los discos
anteriores la fórmula establecida era la inclusión de temas compuestos y
cantados por uno y otro, este disco no se aleja mucho del camino recorrido por
ambos “artesanos” en ocasiones anteriores de tal modo que, a la primera
escucha, uno hecha de menos algún tema de Francisco Nixon que, sin embargo,
está ahí, esta vez como personaje del recorrido vital de Ricardo desde la
canción que abre el disco, “La balada de Fran y Richi”, y como colaborador necesario de este debut de su compinche.
La producción de “¿Qué haces tan lejos de casa?”, el sonido final, será
definido como sencillo. Yo creo que, como tantas otras veces, parece sencillo
pero no lo es. Aunque solo sea porque hay una evolución evidente de Richi desde
aquel “Banderas Rojas” publicado en “Es perfecta” hasta “Era tan bello veros
caer” –una de las mejores canciones del disco-. Una composición vocal más
compleja con profusión de coros, teclados eléctricos y piano, ecos, más
presencia de la batería, la inclusión de un cello en la canción “¿Qué haces tan
lejos de casa?”…un tipo de sonido al que Richi no ha sido ajeno pero por el que
ahora parece discurrir con más comodidad.
En el apartado de las letras Ricardo
Vicente sigue empeñado en dotar a la vida cotidiana de imágenes oníricas o de
explicarnos esta a través de la épica y cierta lírica a la que los compositores
patrios nos tienen poco acostumbrados: transportarnos a una visión propia de la
vida diaria que transcurre con los pies en el suelo y la cabeza en otro lado. Eso,
para mi (vuelvo a definir este texto como completamente personal) es lo que más
me gusta de Ricardo Vicente, su capacida innata de convertir un paseo en
bicicleta en la excursión de “The Goonies”. Así “Vísteme Eau Jeune” o “Henry Darger”
funcionan y así funciona todo este “¿Qué haces tan lejos de casa?” donde
tenemos la oportunidad de redescubrir a uno de los músicos más interesantes de
los últimos tiempos, que mejora con el paso de los años y que no tiene miedo a
mostrar sus influencias y a enseñarnos sus influencias, su aprendizaje,
posiblemente en sí, esta forma de actuar es una forma de contestar a la
pregunta que sirve como título del disco: Si está lejos de casa es porque todo
lo que hemos ido acumulando nos ha traído hasta aquí de forma irremediable.
También es verdad que cuando uno ha volado mucho tiempo acompañado siempre
tiene la sensación de sentirse un poco solo cuando tiene que hacerlo por su
cuenta, que cualquier destino nos parece alejado de casa. Otra cosa es que eso
sea malo.
En definitiva este primer disco
en solitario de Ricardo Vicente no es una ruptura, porque no había nada de lo
que alejarse, en su sonido habitual si no más bien un avance en el mismo, un
avance tranquilo, un trabajo de descubrimiento , de probatura de sus propios
límites.
Es un disco que recomiendo porque
me parece interesante, porque me parece bueno, porque me parece justo y porque,
más allá del cariño que le tengo a Richi, me siento en conexión con su forma de
actuar y su forma de ver las cosas. Me hubiera sentido mal si este disco no me
hubiera gustado, un poco defraudado y no habría escrito nada sobre él porque,
hace muchos años que sé que los amigos tienen que apuntarse con una pistola
para que ninguno cometa una tontería.
Sinceramente no me he sentido tan
lejos de casa. Y me ha gustado la sensación.