viernes, 30 de octubre de 2009

Ilusiones y realidades

Llevo cinco días intentando actualizar el blog pero me es imposible...

Tendría que haber escrito del fantástico relato de Fran Nixon publicado en "Eñe" y de la fantástica entrada de Rizino 30 titulada "Proust y el Pico"; debería de haberos contado quién está detrás de esa revista llamada "Eljelou" y que se ha puesto tan de moda y del agradable giro que ha tomado mi existencia (esto último por chafardear un rato de mi mismo y no de otros y así  equilibrar la balanza) y que me ha provocado bostezos y carcajadas...

Aquí, donde ahora van estas líneas, tendría que haber puesto una de mis encíclicas (como dice Azcona) sobre el Ondas de Jorge Javier Vázquez y esa frase suya en la que nos advierte de que hace "neorrealismo televisivo" aunque, a lo mejor, tendría que haber comentado el pánico que me provoca que la gente se vista de Michael Jackson y su espectacular parecido con el infierno que Palahniuk retrata en "Rant"...

Por cierto, justamente aquí, tenía reservado un hueco para hablar de "El Divo", la serie en la que me pringué con Carlos Clavijo y que se estrena el Día 30 en Paramount Comedy y de lo agradecido a su persona por haberme hecho confiar una y otra vez en mi mismo en estos tiempos en los que se me ha perdido hasta la sombra.

Cuantas cosas buenas han pasado en estos días...fíjate, que bien hubiera estado que en esta parcelita hubiera colado un comentario sobre lo fantástico que hubiera sido que los papúes que han metido en GH hubieran sido todos caníbales y se hubieran zampado a los concursantes...de hecho tenía preparada una comparación estupenda con un cuento de Stanislaw Lem que sirvió como guión para un cómic de Carlos Giménez allá por los 70 que siempre me gustó mucho.

Quería también hablar de Enric González que me parece que debería de abandonar su columna de "El País" para presentarse a Presidente de Gobierno de lúcido que está y, de paso, comentar que el periódico para el que trabaja se aleja cada vez más de eso que llamamos "realidad"...incluso hubiera estado bien escribir que la culpa la tiene la absurda idea de que las publicaciones deben de envejecer con los que las hacen para ir cogiendo solera cuando es completamente falso: las publicaciones tienen que cumplir siempre los mismos años, todos los días, para no perder sui espíritu y seguir captando al mismo grupo de lectores...Siguiendo la primera línea de pensamiento lo normal es que, dentro de unos años, el FHM se convierta en una revista para jubiletas.

Pero sobre todo me gustaría comentar esa gran frase de Eduardo Galán al hablar de "This is it" que dice él que es una película hecha para crear la ilusión de lo que "podría haber sido" la gira de Michael Jackson y que dice que es normal que se haya estrenado porque "en este mundo, amigo, la ilusión vende más que la realidad" y eso es una verdad como un templo...

Será por eso que esta entrada está más hecha de ilusiones y promesas que de realidades que, por narices, han de ser traspasadas al fin de semana.

domingo, 25 de octubre de 2009

El "jevi" con más enemigos del mundo...


De todos los misterios de la historia de la música seguramente el más sorprendente sea el de la supervivencia del heavy Metal. Los directores, Sam Dunn y Scot McFayden, estudian el fenómeno de la "lon-heavy-dad" en su documental "Metal: a headbanger´s journey"(2005) haciendo un estudio antropológico de las raices del sonido metalero y de las circunstancias sociales que afectan a un fenómeno musical que emana de los cinturones industriales de las sociedades industriales y que ha acabado convirtiéndose en un fenómeno transversal seguido con el mismo énfasis por un paleto del medio Oeste Americano, un estudiante de Informática sueco o un pijo de La Moraleja. Curiosamente mientras otras tribus urbanas han desaparecido antes de los años 90, los "jevis" han convivido con todas las modas posibles sin apenas sufrir bajas o deserciones.

Excesivo en todas sus formas (heavy, trash, power...) alberga en sus casi cuarenta años de historia (las primeras bandas de rock duro aparecieron a comienzoz de los 70) algunas de las mejores anécdotas de la historia de la música popular y ha lanzado al estrellato a tarugos de todo el planeta. Ozzy Osbourne, King Diamond, Alice Cooper, John Bonham, James Hetfield, Lars Ulrich, Bon Scott, Lemmy Kilmister, Tommy Lee, David Lee Roth, Axl Rose y un largo etcétera de celebrities han llenado páginas y páginas con sus devaneos, chifladuras, peleas, ligoteos...

De todos ellos, sin embargo, me quedo con la historia de Dave Mustaine. Dave Mustaine comenzó su carrera de "Rock Star" en Metallica. Aguantó en dicha banda sólamente un año y, pese a su pequeña militancia, ha sostenido durante toda la vida que él y James Hetfield, cantante y segunda guitarra de Metallica, fueron los verdaderos padres del Trash Metal. Mustaine y Hetfield tenían mucho en común, ambos eran californianos y eran unos mostrencos que se pirraban por las strippers de enormes pechos, el alcoholazo y las drogas. Los dos soñaban con tener una mansión con un garaje enorme para guardar una colección de coches, eran conservadores convencidos y pensaban que las armas de fuego molaban bastante. Ambos eran de baja extracción económica y contaban con una pobre formación académica y pronto se hicieron inseparables. Mustaine comenzó a demostrar que las drogas y el alcohol le sentaban bastante mal y muy pronto, incluso antes de que Metallica se convirtiera en "ese Monstruo", ya daba muestras de no dar pie con bola en los conciertos, a los que asistía chuzo, y de cierta conducta errática.



En cierto modo Mustaine pensó que su amistad con Hetfield estaba construída a prueba de bombas y los dos tenían como objetivo de sus bromas al batería de la banda llamado Lars Ulrich. Ulrich, en realidad, era la némesis de ambos: europeo y nacido en una familia acomodada Lars se trasladó a California cuando su padre lo inscribió en una Academia de Tenis donde, a priori, debería de completar su educación para convertirse en una estrella del deporte de la raqueta y la pelotita. Su padre, Torben Ulrich, era un tenista chiflado amante del arte, la música y del cine que le transmitió esas pasiones y otra más importante: la ambición de ser el mejor hiciera lo que hiciera. Ulrich se enfrentó a su padre para decirle que no volvería a coger una raqueta y que se convertíría en batería y Torben le dijo: "hazlo pero no pierdas el tiempo y conviértete en el mejor".

Ulrich era un empollón (algo no tan poco habitual entre los metaleros) y los otros dos miembros unos descerebrados...pero con lo que no contaba Mustaine era con que Hetfield era aún más ambicioso que Ulrich y que ninguno de los dos tendría empacho en despedirlo de la banda en cuanto su conducta pusiera en peligro el objetivo final de ambos: ser la banda más famosa del mundo.


Mustaine se convirtió en un malrollero constante y en un bromista pésimo: no sólo martirizaba a Ulrich también Don McGovney, el primer bajista que tuvo la formación,  fue objetivo de sus cosejas. La más sonada: estando completamente borracho tuvo la ocurrencia de derramar una lata de cerveza sobre las pastillas de su bajo. Cuando McGovney lo encendió recibió una descarga que, me imagino, le erizaría la melenaza y lo lanzó contra una de las paredes provocándole un shock brutal.

Pese a todo Mustaine viajó con Metallica a Nueva York para grabar el primer disco de la banda pero, dos noches antes de entrar en el estudio, protagonizó una sonada borrachera. Ulrich, muy ladino, convenció a Hetfield para que sustituyera a Mustaine la mañana misma de la gran resaca y así lo hicieron. Para más inri, ambos, que tienen fama de ser algo agarrados, sólo fueron capaces de comprarle un billete de autobús y de empaquetar sus cosas para que se las llevara de vuelta a California.

Al pobre guitarrista, famoso por ser pelirrojo, se le vino el mundo encima e intentó jugar la carta de la amistad con Hetfield pensando que eso le salvaría de la quema pero, ah la ambición, el frontman de Metallica lo largó con cajas destempladas.

El viaje de vuelta a casa fue demoledor...y largo. En él Dave Mustaine pensó todas las venganzas posibles contra el "traidor hijo de puta" de Hetfield y contra el "danés maricón". Pensó en matarlos, eso ha confesado, mientras leía un panfleto político en el que descubrió el término "Megadeath". Dicha palabra es la que el ejército americano utiliza para referirse a un conflicto en el que se ha alcanzado el millón de víctimas. Obviamente inspirado por las imágenes de millones de cadáveres apilados Mustaine decidió tomárselo con calma por primera vez en su vida y dibujar un plan de venganza terrorífico: se conjuraría para fundar la mejor banda de Trash Metal del mundo, la banda más grande de la historia, aquella que borraría a esos hijos de puta de Metallica de la faz de la tierra.


Un año después de aquello Mustaine vio como su antigua banda, sin su permiso, incluía cuatro de sus temas en el disco Kill´em All", ese primer album que nunca llegó a grabar, y juró venganza contra el sustituto Kirk Hammett al que consideraba indigno de tocar su música. Para su desesperación Metallica alcanza un discreto éxito de ventas (300.000 discos...aunque a día de hoy ya van por los casi 4 millones) pero un gran éxito de crítica que se ve refutado al año siguiente con la publicación de "Ride the lightning" que se convierte en la confirmación de la banda y los lanza hacia las grandes giras...el disco incluye, como no, dos canciones co-escritas por él y Hetfield. También se había negado a que aquellas canciones fueran grabadas por nadie.

Mientras sus ex amigos triunfan él funda Megadeth que convierte rápidamente en su propio monstruo. Incapacitado para aceptar que siempre sería considerado un segundón, más que nada porque él mismo se posiciona siempre como un tipo resentido incapaz de olvidar a su primera banda y aceptando por tanto que son mejores que lo que tiene entre manos, Dave Mustaine además compite contra sus propias adicciones y su absoluta y total carencia de habilidades sociales que lo hace enfrentarse con todo el mundo: prensa, discográficas y, sobre todo, compañeros de escenario.


A través de los años 80 Mustaine se pelea con Slayer, Guns & Roses, Anthrax, Pantera...en lo que parece más la rabieta de un tipo más interesado en echar mierda a los demás y en clamar por su propia autenticidad frente a otros grupos competidores a los que, magnánimamente, califica de "putos fraudes" que en disfrutar del propio éxito. Mustaine, conscientemente o no, se enroca en el sonido de su banda que, al finales de la década comienza a recoger los frutos de su trabajo pese a que el consumo de alcohol, drogas y las facturas de los topless más chungos pudieran decir lo contrario. Siempre encabronado e incapaz de no entrar al trapo de cualquier puya lanzada por el malvado Lars Ulrich, un cabrón con pintas, se las ingenia para esconder su evidente talento como guitarrista y aparecer ante los medios como un retrasado o un rencoroso. Sus logros son innegables (Megadeath está considerada con una de las mejores bandas de metal de todos los tiempos junto a Slayer, Anthrax y, como no, Metallica) pero nada hace pensar que Dave haya sido feliz ni un sólo instante de su dilatada carrera profesional.

En 1992 los cucos directivos de MTV le encargan cubrir la Convención demócrata de la que saldría elegido Bill Clinton a sabiendas de que Mustaine es un conservador convencido que cree que el Partido Republicano es demasiado blando y se crea alrededor de sí mismo la imagen de ser un "real american" ("auténtico americano" o, lo que es lo mismo, "chiflado patriota enamorado de las barras y estrellas). Como la fama le gusta entra en una especie de espiral de creación menos ruidosa y más clásica pero, curiosamente, Ulrich declara que le gustaría ver como Megadeath hace un sonido más duro. Mustaine incapaz de aguantar que nadie le diga lo que tiene que hacer vuelve al Trash y se cuelga con el noise...mientras, paradójicamente, Metallica saca entre 1996 y 1997 dos discos clasificados como "Rock alternativo", se cortan las melenas y abandonan el logo que los identifica. Dave, encabronado, tacha el nuevo trabajo de Metallica como de "porquería" e invoca por enésima vez la autencidad de su sonido. Esta vez la deriva de Metallica hacia un sonido aparentemente más comercial es tan grande que la gente le hace caso...


Como se cree sólo en la cumbre o está demasiado ciego para darse cuenta de que está acompañado rápidamente comienza a perder el interés por la música y se dedica a intentar concienciar a la gente para "echar a esos comunistas que ocupan la Casa Blanca". Sí, a finales de los 90, Dave Mustaine que había reconocido haber renunciado a su fe protestante para abrazar los cultos chiflados de la new age (esa brujería moderna) y enredar un poco con el satanismo se embebe de nuevo del significado de la Biblia, vuelve al rebaño conservador, renace como cristiano y comienza a leer sobre todas las conspiraciones posibles que tienen quen ver con un gobierno judío en la sombra que actúa con la connivencia de las poderes ocultos de la masonería y que está, a su vez, dominado por unos extraterrestres reptilóides que viven entre nosotros con forma humana y que están dirigidos por la Reina de Inglaterra. Chiflado, ayuda bastante ser drogadicto y alcohólico para creerse esas cosas, le da por tragarse todas las porquerías que encuentra por internet y a ser un abanderado de esas ideologías conspiratorias que creen que quieren ponernos a todos un chip.

Con los Megadeth de capa caída en 2001, Marty Friedman el guitarra se había marchado para iniciar una carrera como presentador en la televisión japonesa porque estaba harto de aguantar el mal rollo general, reaviva la enemistad con Metallica. Un año antes  habían llevado a juicio a Napster y curiosamente la imagen que Mustaine había intentado transmitir de Metallica era la que aparecía en los medios: Metallica eran unos cabrones codiciosos, unos fríos empresarios con pelo largo que no tenían empacho en revolverse en contra de cualquiera que amenazara sus beneficios, eran unos falsarios, malvados hasta la médula...¡Eran un fraude! ¡Unos vendidos sin talento!


El proceso debilitó hasta límites insospechadoss a Metallica que vio como su fama se esfumaba y las peleas entre sus miembros crecían y crecían. El ideal de Ulrich y Hetfield se tambaleaba y amantes de la lealtad ferrea al proyecto vieron con malos ojos que el bajista Jason Newsted tonteara con un nuevo grupo llamado EchoBrain. Ulrich era de los que opinaba que aquella gilipollez restaba tiempo de ensayo y concentración al bajista y Hetfield obstaculizó cualquier posibilidad de que Newsted publicara un disco con su proyecto paralelo. Harto Newsted decidió largarse justo en el momento en el que Metallica intentaba grabar un nuevo disco. Por si fuera poco las malas relaciones de la banda, reflejadas en el megadocumental "Some kind of monster", terminan con el ingreso de Hetfield en una clínica de desintoxicación. El proceso dura casi un año y, ese momento de debilidad, es aprovechado por Mustaine para intentar darle la estocada mortal a Metallica: anuncia a bombo y platillo (bueno, no tanto, sólo en la revista Kerrang) que va a fichar a Jason Newsted como bajista de Megadeth. Lo curioso es que no se lo ha comunicado al bajista de su banda, David Ellefson, que flipa con la noticia de la que se entera, como si fuera un presidente del Estado Español, por la prensa. Flipa más cuando Newsted dice que en su vida tocaría para un chiflado como Mustaine.

Mustaine acaba de dar la puntilla a su propio grupo y en 2002 anuncia la disolución de Megadeth (está enfermo y quiere desintoxicarse entre otras cosas) mientras que Metallica en 2003 vuelve por la puerta grande con el album "St. Anger" que vende 2 millones de discos.

En 2004 Metallica estrena el documental "Some kind of Monster" en el que se resumen todos los problemas de la banda (y que se mueve muchas veces en la comedia pura...sobre todo en las escenas en las que Ulrich, Hammett y el productor Bob Rock acuden a un concierto de la banda de Newsted para hacer las paces con él y este se despide a la francesa sin querer saludarles). Durante la grabación de dicho documental, que abarca una especie de rpoceso de terapia psicológica Ulrich y Hammett invitan a Mustaine a una de sus reuniones de terapia para que se exprese toda la frustración que le supuso su paso por la banda. Acude de buena fe y es grabado pero, cuando sale de allí, se arrepiente y les informa de que no pueden utilizar ese material. Se lo pasan por el forro y lo montan en la versión final.  Mustaine toma esto como la "última traición" y anuncia la vuelta de Megadeth a los escenarios.

Desde entonces el concurso de Megadeth ha sido decepcionante. Mustaine ha recuperado su faceta de chiflado por la "libertad y la individualidad" y se ha convertido en una caricatura de sí mismo volviendo al ruedo, la mayoría de las veces, para clamar a favor de una mano mucho más dura contra Irak y convertirse en un conspiranóico de libro. Curiosamente sus opiniones políticas, que suelen ser las mismas que las de Hetfield que declaró sentirse muy orgulloso de que su música sirviera para torturar a los presos de Guantánamo, siempre suenan mucho más estridentes y más chungas. Más de coña. Relegado a la categoría de caricatura Mustaine dijo estar convencido de que existía un plan para implantar un chip a todos los americanos y de que Rockefeller (la familia, no el muñeco) estaba detrás de un nuevo plan de dominación mundial que llegaría a su culminación en 2012. Este mismo año, y ante la bajísima repercusión de su nuevo album "End Game" (inspirado en el conspiranóico documental del mismo título firmado por Alex Jones), ha vuelto a las andadas declarando que Barack Obama es una especie de agente doble, un negro resentido y un mal presidente colocado ahí por la malvada ONU que, al parecer, es la institución a la que quiere entregar el control del gobierno norteamericano. Dicha filosofía se recoge en el disco y en esta entrevista concedida al siempre divertido (desde una siniestra perspectiva) Alex Jones.



Sin duda es un testimonio que nos hace dudar sobre si ha abandonado de verdad las drogas.

Por si fuera poco, y en plena promoción, Mustaine concedió otra entrevista a un medio noruego en el que volvió a cargar contra Metallica. La periodista, Kristin Winsent, una reputada metalera, publicó la entrevista íntegra pese a que, desde la promotora de Megadeth, se prohibió cualquier mención al manido tema. El frontman pelirrojo lanzó un comunicado en el que amenazaba a "ese periodista" con mandarlo al hospital por publicar falsedades. El medio, Lydverket, se vio en la obligación de publicar el vídeo con la entrevista íntegra para demostrar que no mentían dejando a Mustaine en muy mal lugar.

El futuro de Megadeth, además, se enfrenta a un episodio mucho más doloroso para su fundador: una gira en la que compartirán cartel con Slayer...banda a la que se enfrentó en el pasado y que convirtió en otro de sus enemigos mortales. Mientras que Mustaine se pelará este año el culo tocando por Canadá y en algunas salas de Europa arrastrando sus malas vibraciones por todo el mundo, Metallica ha vuelto por la puerta grande con su disco Monster Magnet y ha convertido su megagira mundial en un exitoso tour donde no han dejado de recoger todo tipo de elogios...si yo fuera Dave Mustaine también pensaría que todo el mundo se ha vuelto contra mí y que los hilos de mi destino están siendo manejados por un retorcido cabrón, posiblemente ese "europeo maricón" que toca la batería con los que solían ser mis amigos.

miércoles, 21 de octubre de 2009

La historia de Stephen Glass.


"Antes llegaba del cole, me tumbaba en la cama, me hundía en la autocompasión y lo flipaba".
(Francisco Nixon...entrevista completa aquí).

The New Republic es la revista política de más prestigio de los Estados Unidos. Se dice que es la única de su estilo que puede encontrarse en los revisteros del Air Force One -da igual que su presidente sea demócrata o republicano-  pese a que sus ventas no exceden nunca de los 90.000 ejemplares.

La redacción de TNR esta formada por un nucleo duro de profesionales mayores alrededor de su fundador, Martin Peretz, y un grupo de periodistas muy jóvenes (y normalmente muy brillantes) que se fogean en dicha publicación antes de dar el salto a periódicos como El New York Times o el Washington Post. La razón de ello es que TNR tiene una tirada muy pequeña, apenas vende publicidad y, por lo tanto, paga unos sueldos muy bajos pero mantiene un alto nivel de exigencia.

Allá por 1998 trabajaba en dicha redacción una emergente estrella del periodismo llamado Stephen Glass. Glass era un muchacho de Chicago con una fantástica carrera como editor universitario que además de trabajar para TNR colaboraba con la desaparecida George (propiedad de John John Kennedy), Harper´s o Rolling Stone. Su estilo incisivo, cinematográfico y lleno de color y humor (es decir, escrito en primera persona y desde esa perspectiva que permite mezclar la noticia con las opiniones personales) formaba parte de esa nueva forma de hacer las cosas y, por aquellos tiempos,comenzaba a despuntar como uno de las grandes promesas de futuro.

En mayo de ese mismo año publicó un artículo titulado "Hack Heaven" en la que, con todo lujo de detalles, contaba la historia de un hacker de tan solo 15 años que había sido contratado por una potente empresa de software como supervisor de sus sistemas de seguridad. Glass aseguraba haber estado presente durante la entrevista y haber conocido personalmente a todos los implicados.

Al otro lado de la calle un periodista de Forbes.com, Adam Pennemberg, leía sorprendido el artículo de Glass. Pennemberg, especializado en noticias sobre los negocios informáticos, jamás había oído hablar de ese hacker y, mucho menos, de la empresa que lo había contratado llamada Jukt Micronics. Pennemberg comenzó a rascar y se dio cuenta de que todo formaba parte de un gran engaño. En un primer momento pensó que su colega Glass había sido engañado por una fuente (un grupo de hackers con ganas de reírse de alguien) pero luego destapó que era el propio Glass el que había inventado toda la historia para hacerse un hueco. (Aquí la noticia original publicada por Pennemberg en Forbes.com).

Días más tarde el director de The New Republic, Charles Lane, se vio en la obligación de despedir a Stephen Glass por haber escrito un artículo falso. Lo que no sabía es que al tirar del hilo de aquella historia descubriría que 27 de los 41 artículos escritos por su redactor eran pura patraña o estaban construídos con una delirante mezcla de mentira y realidad. Otras publicaciones para las que había colaborado Glass se vieron en la misma tesitura que TNR: publicaron cartas de disculpa reconociendo haber publicado falsedades y tragándose el sapo de haber sido engañados descaradamente, o de haber permitido la publicación de mentiras porque las ideas "eran demasiado interesantes para dejarlas escapar".

Tienen que pasar muchos años para que en nuestro país, y sin mandato judicial por medio, veamos como un periódico, publicación o programa de televisión hacen semejante ejercicio de honradez con respecto a sus lectores, oyentes o televidentes. Es más, en nuestro país, parece que son los propios programas de más audiencia los que con cierto descaro tiran de esas malas artes para enganchar a su audiencia tejiendo unas noticias fantásticas de fotos borrosas, vídeos donde no se ve nada o fuentes que acuden a los platós o a las redacciones a refutar sus falsedades de la mano de periodistas que viven de las mismas. Diría más: muchos periodistas trincados en cosas incluso más importantes que Glass siguen impartiendo clases de periodismo y de ética o jugando a informar recibiendo un sueldo, muchas veces astronómico, por seguirnos engañando.

El mismo Arturo Pérez Reverte decía en el último XL Semanal disfrutar como nadie del salto que sus personajes habían dado a la realidad (aquí) desentendiéndose de que esas cosas fueran cosas suya pese a que conté una historia sobre Don Arturo y las llaves de la ciudad de Breda por aquí . Concedámosle al académico (¡Académico de la lengua!) el hecho de que ya no se dedica al periodismo por las patrióticas y crematísticas razones que todos sabemos.

Pero la figura de Glass me ha recordado también a un personaje actual que nada tiene que ver con el periodismo. Dicen los compañeros de Glass de aquella época que, en realidad, era un encantador de serpientes, un tipo majo, encantador, atento, simpático, amigo de sus amigos, fino observador de los detalles y, sobre todo, un cursi empedernido que, para intentar no caer del todo cuando se estaba fabricando su despido y su deshonra profesional, no tuvo empacho en comentar a sus allegados que todo era parte de una conspiración que tenía como objetivo derrotarlo porque era un buen tipo y una persona agradable. Glass se convirtió en un manipulador que organizó una pequeña rebelión en la redacción, que lloriqueó y que se travistió en un chaval muy joven que había cometido un error de principiante para despertar la compasión ajena...y que lo consiguió. Sus lágrimas de cocodrilo, su capacidad para atraerse lealtades y su aspecto de "no he roto un plato en mi puta vida, señor" mezclado con una miradita de "¿Puede este huerfanito tomar un plato más de gachas?" a punto estuvieron de salvarle de la quema pese a que su conducta profesional era, simplemente inexcusable. Sus buenas formas fueron en aquellos días un disfraz de honradez y de inocencia perfectamente vestido por un caradura que quería evitar, a toda costa, ser quitado de en medio y enfrentarse a un proceso público.

Miro a Stephen Glass y me acuerdo de las últimas estampas de Ricardo Costa, lloroso y tristón, clamando contra la injusticia de un mundo que no lo entiendo...hombretones hechos y derechos que, como los adolescentes, se encierran en sus habitaciones y se hunden en la autocompasión para darnos pena y que nos apiademos de ellos. Pobrecitos. Me imagino que ninguno de los dos fue capaz de redirigir todos esos sentimientos de culpa, todo ese victimismo, todo ese llanto hacia algo mucho más constructivo.

Nota del Insustancial: Pueden ustedes ver la película de los hechos aquí. O leer el libro "El fabulador" (Ed. Planeta, 2003) donde Glass da las razones de su conducta. Dentro de unos años veremos que nos cuenta el propio Costa.

martes, 20 de octubre de 2009

El secreto de sus ojos


Raquel me arrastró a ver la última película de Juan José Campanella. Boyero había dicho que era buena y que "thumbs up!" pero, la verdad, no es un director que me emocione. De hecho la única película de Campanella que no me había hecho bostezar hasta la fecha era "El niño que gritó puta" (1991).

No me interesa en general ninguna de las historias que ha llevado a la pantalla: pertenezco al porcentaje enano de personas que estuvo a punto de morir en varias discusiones sobre "El hijo del la novia" al sostener que le parecía una blandez hecha a mayor gloria del conservadurismo reinante; dije una vez que "el mismo amor, la misma lluvia" (200X) le había parecido una adaptación porteña floja de las comedias románticas españolas de los 80´ y de "Luna de Avellaneda" pues, la verdad, no encontré con quien discutir de dicha película.

Pero no hablemos del pasado porque, es posible, sólo posible, que el trabajo de Campanella como director de series de televisión como "House", "Rockefeller Plaza" o "Ley y orden: Unidad de Víctimas especiales" le haya convencido de que se pueden hacer buenas películas sin tener una profusión de primeros planos ñoños y conversaciones sobre el ser y el querer y de que el sentimentalismo es una especia fuerte que debe de administrarse con cierta tacañería.

Quizás gracias a eso nos hayamos encontrado con un nuevo Campanella, o casi, que se ha consagrado a un guión basado en la novela "La pregunta de tus ojos" (Eduardo Sacheri). Dicha novela tiene la etiqueta de formar parte de la "novela negra" pero, como decía Bretón (¿?) los críticos burgueses suelen pintar de un color todo aquello que no son capaces de entender del todo de tal modo que, dicha nomenclatura, suele quedarse corta o incompleta para definir a todo un género o, por extensión, suele meter en el mismo cesto narraciones que comparten ciertos elementos comunes pero no tienen, muchas veces, nada que ver.

Me refiero, claro está, a escritores como Eduardo Mendoza, Francisco García Pavón, Manuel Vázquez Montalbán, Alfredo Bioy Casares y Jorge Luis Borges, Miguel Mena, Pablo Tusset,   Henning Mankell, Stieg Larsson o, incluso, Patricia Highsmith...y un largo etcétera. Todos han sido considerados, en un momento u otro, escritores de novela negra y, sin embargo, han utilizado protagonistas y tramas en los antípodas de lo que se considera novela negra. Un loco, un municipal de Tomelloso, un detective privado fanático de la alta cocina que asesinó a Kennedy y que quema ligros, un preso que no sale de la cárcel para resolver sus casos, los torpes secuestradores de un obispo, un filósofo obeso, una jueza, un periodista y una mujer matratada, un asesino...

Pues "El secreto de sus ojos", quizás un poco al estilo de "Gosford Park" (2001, Robert Altman), nos propone el viaje al pasado de un currante de un juzgado, una especie de secretario o de ayudante la nomenclatura precisa se me escapa, que una vez jubilado decide escribir una novela sobre un caso concreto: la violación y el asesinato de una mujer joven acaecido 25 años antes, en 1974. En medio justo de la mal llamada Restauración Peronista y de camino a la Dictadura de la Junta Militar. ´

¿Hay algo más ridículo que intentar impartir justicia en un sistema dictatorial? Pues ese es el primer absurdo al que se enfrenta en esa época Benjamín Espósito y su compañero, un alcohólico lúcido llamado Sandoval, que intentan desentramar la investigación torpe y se comprometen con la misma por una especie de amistad que Espósito traba con el marido de la víctima.

Espósito (Ricardo Darín) y Sandoval (Guillermo Francella) inician una investigación humana y torpe que, sin embargo, consigue hacerse con la verdad pese a no ser más que un remedo de Sherlock y Watson ...o casi porque la historia en lugar de haber sido tapada por el polvo de los años, reverdece en cuanto Espósito pasa la mano por encima del expediente y reaviva todos los fantasmas que, con el tiempo, en lugar de hacerse más transparentes han  tomado más cuerpo y vigencia.

Entre medias, una pena, encontramos la historia de amor entre Espósito y la bellísima Irene Menéndez Hastings (Soledad Villamil) que nos recuerda al peor Campanella -el que se pirra por el colorín- y que consigue sacarnos de cuando en cuando de una historia dura, dura con franqueza, que utiliza la investigación de ambos personajes para hablar de la dictadura y, más que de ella, de los destructivos efectos que cualquier sistema dictatorial tiene sobre las personas y sobre los países. Quizás pueda parecer un mensaje evidente pero, quizás no lo sea tanto, cuando se agitan más que nunca las añoranzas de "la mano dura" de otros tiempos.

Con una factura de diez y medio y un guión que no falla casi nunca (le sobra un tantito de azucar aquí y allá y un tratamiento más realista del único personaje femenino), lo que nos lleva a plantearnos si Amenabar no es más que un cinco -haciendo la media entre la realización (10) y el guión (0)-, "El secreto de sus ojos" divierte y, además, nos enfrenta a algunas interesantes preguntas que no podré desvelar sin caer en el spoiler y también en algo mucho más interesante y que tiene que ver con la manera en la que, hasta ahora, el cine argentino ha tratado el tema de la dictadura y que, indefectiblemente, tiene que ver con el silencio de las víctimas, el ejercicio de la "no violencia" y la aplicación de "EL PERDÓN" como forma de demostrar que se tiene, y siempre se ha tenido, la razón. Campanella consigue girar esos principios y ajustarlos a un discurso más realista sobre el dolor, el perdón, el olvido y, sobre todo, el delito.  
Me despido comentando que Ricardo Darín y Guillermo Francella funcionan maravillosamente bien como pareja protagonista, que bordan sus papeles y que en cada una de sus frases hay muchísima verdad o, sea, que consiguen que te olvides de que, en realidad, están diciendo en voz alta un texto previamente escrito. Pero no solo ellos funcionan a las mil maravillas ya que Soledad Villamil, una de las mejores actrices argentinas de todos los tiempos, saca petroleo de un papel francamente recortado y Pablo Rago (al que no recordaba de nada anteriormente) borda su papel. El español Javier Godino se desquita en esta ocasión de  los sinsabores de trabajar en una industria que sólo le ha ofrecido un papel grande en "Café solo o con ellas" (Álvaro Díez Lorenzo, 2007) y borda su trabajo provocando nauseas reales en la platea firmando uno de los mejores malos de los últimos tiempos.

Que la disfrutéis....

PD: Se corre el riesgo de salir de la película hablando en argentino diciendo cosas como "vamos a cagar a esos fachos a trompadas" y un largo etcétera...quedan advertidos.

viernes, 16 de octubre de 2009

Una cosa que me pasó una vez con una paella gigante.


Una vez me mandaron a cubrir un evento de Fairy: habian encargado a unos señores de Valencia cocinar la mayor paella del mundo para entrar en el Record Guinness.

Como no había un lugar donde poner la paellera y, sobre todo, el fuego de leña necesario, lo hicieron en un descampado. Uno de esos descampados marrones entre bloques de pisos que, me imagino, la noche antes había estado ocupado sólamente por los yonquis habituales. Al lado, y como único rastro de civilización, una especie de enorme parking que no evitaba la polvareda.

Cuando el cámara, la presentadora y yo llegamos ya habían encendido el fuego y sobre la paellera había seite u ocho tipos disfrazados de cocineros y calzados con botas de goma que literalmente patinaban sobre la superficie de metal regándola con litros y litros de aceite de oliva mientras otros tantos esperaban alrededor de aquella cosa inmensa cargados con bolsas de pollo, marisco y vegetales. Una máquina excavadora, al lado, se preparaba para remezclar aquello para el sofrito.

Unas cuantas chicas vestidas con los colores de la marca repartían camisetas, gorras, pegatinas y pequeños botes de lavavajillas a los primeros grupos de jubilados y estudiantes de instituto "de pellas" que se habían congregado por allí. Se movían con el mismo impulso y desorden que las bandadas de palomas que esperan que les lances un puñado de migas de pan. "Mira como estirán los brazos para pillar una camiseta, tío, parecen los zombis de las pelis" dijo la presentadora, una fan de Expediente X, "si no dejan de repartir esas movidas, tío, van a tirar las vallas". Efectivamente, la aparición de una azafata vestida de verde cargada con cualquier mercadería provocaba una nube de polvo levantado por cientos de pies enfundados en zapatillas de felpa o de deporte y de esa nube aparecían primero las manos dispuestas a hacerse con lo que sea y después cuerpos repletos de un polvo marrón y fino.

Alguien de la organización cogió uno de esos megáfonos e intentó tranquilizar a las masas: "No se preocupen, que hay regalos para todos. Sólo tienen que hacer cola".

La masa se iba haciendo cada vez más grande y, por el horizonte, se oteaba a otro nuevo grupo de visitantes que, atraídos por el "chup, chup" de la guarnición, demandarían en breve su gorra, su muestra de lavavajillas, su camiseta y, claro está, su ració  de paella. Demonios. "Y los cascos azules sin aparecer" dijo el cámara.

Los organizadores atrajeron a la prensa, por llamarla de algún modo porque siempre he pensado que "la prensa" debería de dedicarse a una lista de cosas en las que no debería de estar incluída la preparación de una paella gigante patrocinada por una marca, hacia unas furgonetas donde nos obsequiaron con una bolsa de plástico repleta de cosas de la marca ("¡Mira que imán más mono para el frigorífico!" escuché decir a una compañera que ahora sale mucho en Telecinco) y unos refrescos. Un truco como otro cualquiera para retrasar lo más posible la posibilidad de que alguien grabara el caos que se estaba organizando y se diera cuenta de que podría sacarle tajo a la mañana firmando un reportaje que llevaría como titular "Fiesta popular termina en algarada. Varios jubilados golpean a un estudiante por un quítame allá esa gorra".

A esas alturas yo ya me sobaba la cocorota susurrando "el horror, el horror" cuando una mano me tocó el hombro. Me giré y un señor mayor, muy amable, vestido con chaleco de lana y corbata se dirigió a mi y me dijo: "Perdone joven, ¿Usted sabe si tendré algún problema para que me llenen esto?". El abuelo llevaba consigo una fantástica olla express metida dentro de una bolsa de supermercado. "Es que mi mujer me ha mandado aquí...como es domingo y vienen los chicos, pues mira, ha dicho que les ponemos paella". Miré al señor y le dije: "No se preocupe, seguro que le dan todo el arroz que quiera". Giró sobre sus pasos dando las gracias cuando uno de los organizadores se le acercó para decirle que no podía estar allí y que debería de volver con el resto de la gente. Fue el mismo que se nos acercó y nos dijo que si queríamos entrevistar al chef podíamos hacerlo. Treinta segundos después estábamos grabando el testimonio, expresado en un perfecto valenciano, de un cocinero que aseguraba que el arroz era de la Albufera y que no había mejor arroz bomba que ese. Un exclusivón, vamos.

Al poco tiempo estábamos subidos en una especie de tarima algo endeble grabando como los cocineros patinadores echaban sacos y sacos de arroz sobre la paellera y la removían con una especie de remos gigantes en medio de una marea humana con el aspecto de haber estado caminando por el desierto para recibir el maná. Las nubes de "brazos zombis" habían remitido y la gente, cansada y feliz por haber recibido sus regalos, prorrumpía de cuando en cuando con un "¡Queremos paella, queremos paella, queremos paella!". Pero algo paralizó a las masas. Un hecho extraordinario que no vimos en un primer momento por estar justo de espaldas al lugar donde se estaba produciendo. Un "¡Ahí, Ahí" dicho por alguien del grupo de los hambrientos silenció durante unos instantes a la masa y, de pronto, la tarima tembló desde sus pobres cimientos empujada por las ondas de un sonido extraño pero familiar transmitido a través de la potente megafonía. Ni siquiera los aplausos, que levantaron otra nube de polvo, fueron incapaces de ahogar aquella cosa, aquel estruendo que pensamos que se debía a que la tarima estaba venciéndose por nuestro peso. Tórpemente me agarré a una de las barandillas oxidadas y me giré para localizar el foco de aquel grito gutural....¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMMMMMMMBAAAAAAAAAAAAAAAA!

Aquella era la señal de que la paella era sólo una excusa para organizar una especie de Aquelarre o, como sospechábamos, hacernos testigos involuntarios de la llegada del Anticristo a nuestro planeta: King Africa, in person, micrófono en mano acababa de anunciar su llegada al evento. "Chungo, muy chungo" dije olvidándome de la épica. Allí estaba, con su enorme cabeza rapada, su cuerpo orondo y esos bracitos tan pequeños en forma de garras que tanto me asustaban vestido con una túnica de colores muy chungos, sus gafas de ojos de mosca y su corona de goma espuma. Al fin se me había revelado la verdadera naturaleza del cantante argentino: Sumo Sacerdote de la horterada.

Sin solución de continuidad y sin dejarnos respirar, o huir, detrás de él aparecieron sus bailarinas vestidas con motivos africanos y se lanzó a cantar lo de "sensual/un movimiento sensual/sensual un movimiento muy sexy" ante los ojos atónitos de la masa mendicante que, en hipnótica comunión, seguía el ritmo de la canción golpeando las cacerolas que habían traído consigo. Al parecer el abuelito amable no era el único que había pensado en obsequiar a los suyos con una ración de paella polvorienta y vestirlos además con gorras y camisetas de propaganda.

Como los reporteros, los de verdad, que se sobreponen al sonido aterrador de las bombas nos dispusimos a hacer nuestra "labor informativa" preguntando aquí y allá asuntos de gran calado como "¿Que tal lo estamos pasando?" o "¿Qué, pasando el domingo?" o "¿Cuantos platos de paella vas a comerte?" y recibiendo igualmente todo tipo de respuestas medidas e interesantes como "a mi no me grabes que te parto la cara" o el de un grupo de simpáticos chavales, seguramente antisistemas infiltrados, que nos recibieron al grito de "¡Televisión, manipulación!". Pero como no todo iba a ser tan triste también recibimos el calor de la masa en forma de parejas de señores marcándose un bailoteo agarrao al ritmo de King Africa para luego aseverar "nosotros no somos como esos viejos que se queda en casa...nos hemos apuntado a bailes de salón" u otros que aseguraban cosas como "estamos bailando un poquito para abrir boca".

Cuando ya nos íbamos retirando para acercanos hasta la bocana del escenario para entrevistar a King "persona extraña y maligna" África que estaba terminando su pequeña gran performance uno de los organizadores nos cogió por banda y nos dijo: "Esperad que todavía nos queda lo mejor".

¿Qué podría ser mejor que una paella gigante y King África? ¿Qué quería decir exactamente con "lo mejor"?

Ya comenzaban a repartir los platos de paella entre los espectadores cuando un Mercedes negro elegante aparcaba a la entrada de la feria de cables, luces y hierros. De su interior salió alguien que apenas atisbé pero que reconocí al instante pese a que tapaba su cara con un sombrero tejano, tan de moda en ese momento gracias a un videoclip de Madonna, y un móvil enorme con el hablaba. Una especie de corriente eléctrica atravesó al grupo de informadores, por decirlo de algún modo porque siempre he creído que los "informadores" deberían de dirigir sus esfuerzos hacia otras cosas que recoger imanes de nevera, y es posible que fuéramos nosotros en ese momento los que levantáramos la polvareda y nuestras manos se trasmutaran en manos de zombis y avanzamos como posesos hacia la entrada del escenario. La dama en cuestión ya estaba allí arriba arengando a las masas diciendo "¡Buenos días!" (pese a que eran ya como las tres de la tarde) y haciendo una llamada cívica al desmadre, a la deglución paelleril y a enrollarse sanamente. Se aplaudió la alegría y la elocuencia de la "madrina" del evento (el padrino era King) y cientos de bocas enseñaron los dientes con granos de arroz pegados y cientos de brazos se levantaron. Incluso los viejitos que se retiraban en todas las direcciones del descampado en dirección a su casa llevando consigo sus ollas repletas de paella, incluso los menos avisados que no las llevaron y decidieron llenar las bolsas de propaganda de Fairy con doce o trece raciones de aquello se giraron por un instante para gritar un castizo "¡Ole!" porque no todos los días una estrella, una mujer trabajadora, una diva, una musa inspiradora de alguna de las mejores páginas del corazón bajaba de los palacios a las cabañas para pasear sus modelos de Dior y sus tejanos de D&G (Dulce&Gallina) y lanzar un mensaje tan claro de optimismo...qué sencilla, qué simpática y que campechana ("se nota que fue novia del marica ese del Alberto de Mónaco" dijo una señora) estuvo Ana Obregón...

Y juro que entonces tuve un ataque de ansiedad épico y me tuve que sentar a beberme una lata de coca-cola de un trago para recuperarme y que el ataque me sobrevino de nuevo cuando alguien puso delante de mis narices el plato de paella más terroso y chungo que había visto en mi vida.

Me volví al coche de producción para echarme un pitillo y esperar al equipo y vi a lo lejos a los compis rodeando a Ana Obregón y King África que atendian a los medios con la soltura que dan las tablas y la sabiduría que da pertenecer a esa clase especial de astros mediáticos que ocupan millones de pixels todos los días y nos sorprenden con sus naderías, nos venden sus posibles planes de futuro y, sobre todo, nos descubren que la piel de las estrellas ya no es ese material imposible que está hecho en un 10% de trabajo y en un 90% de mezclilla de magia y magnetismo...y pensé, en medio de los últimos estertores de mi ataque de ansiedad, que los mayores horrores a veces se producen ante nuestros ojos y que participamos de ellos con alegría a cambio de casi nada y que, si no es así, siempre estan los tíos de las cámaras de vídeo, de las fotos, de los micros y de las unidades móviles para dar testimonio de todo ello. Cuando me acuerdo de estas cosas tengo la sensación de que entiendo, en un remoto pero revelador porcentaje, lo que sintieron los padres de la ¡Booooooooooooooooooooooommmmmmbaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Atómica.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Memoria



Anoche estuvimos viendo viejas películas de Super-8 que mi hermana ha pasado a formato DVD porque los dos proyectores que tenemos en casa están ya muy viejitos y no sabemos donde repararlos.

Viajes, excursiones, alguna paella en el patio, material rodado en el Circuíto del Jarama en varios años como un Gran Premio de Fórmula 1 donde compitieron De Angelis, Reutemman, Fittipaldi o Villeneuve ( el padre del actual piloto, que  murió estrellando ese mismo Ferrari poco tiempo después). Incluso sale su Majestad y toda la familia Real descendiendo de un Helicóptero. Material para "Sálvame", vaya.

Siempre que he visto esas películas, ya talludito como dicen las abuelas, he caído en la cuenta de que he tenido la sensación de que alguna vez vivimos en otro planeta: las casas tienen peor pinta, las calles están más sucias, la ropa de los chiquillos tiene parches...alguna vez vivimos en Albania, no hay duda. Tengo la prueba. Una Albania cercana de jerseys de lana marrón tejidos por una vecina, meriendas a base de bocadillos de Dulciora y viajes veraniegos en la parte de atrás de un Mini Morris.

Entiendo por qué funcionan tan bien series como "Mad Men"...permiten hablar de un mundo que ya ha desaparecido, que nos parece lejano y donde sus habitantes se rigen por unas normas que ya no son las nuestras.

Durante estos días, por cosas profesionales, he estado recopilando material que había hecho para otra gente: promos, programas, cortos... No he guardado casi nada o lo tengo todo registrado en materiales atávicos como el VHS o el Betacam digital y ahora he tenido que recopilarlo. Para mi desgracia me he dado cuenta de que muchas de las cosas que he hecho por ahí ya no son recuperables o necesitan de un enorme proceso burocrático (no es el caso de Paramount donde me siguen tratando como si fuera el máximo accionista...gracias Oliver, Miguel, Cristina, Nuria...) para ser recuperado. Lo normal es que todas esas cintas estén en un sitio que, genéricamente, recibe el nombre de "ALMACÉN". Yo me lo imagino como un decorado de Terry Gilliam donde todo está amontonado y enterrado en medio de un desastre barroco.

Me pregunto cuanto material no sobrevivirá a este contínuo cambio de formato, cuanto se perderá y cuanto será deshechado pero, sobre todo, me pregunto quién es la gente que tomará la decisión de deshecharlo. En los años 90 asistí a un pase de una película íntegramente recuperada por la Filmoteca Nacional llamada "Currito de la Cruz" (1926, Alfredo Pérez Lugín). Allí estaba uno de los ayudantes de montaje y comentó que muchas grandes películas, o que él recordaba como grandes, y que se estrenaron por aquellos años habían desaparecido porque todas las copias se habían destruído con el paso del tiempo...digo lo que recordaba porque, una vez, viendo en el mismo edificio "La noche deWalpurgis" (León Klimowsky, 1971) nos quedó a todos sorprendidos cuando, en voz nítida, y a mitad de película comentó: "¿Y dicen que esto lo he dirigido yo? Pues no me acuerdo de que la hiciera así".

En una productora, una vez, encontré un guión para una película de navidad (escrito en los años 60) en el que Los Reyes Magos bajaban a Madrid (es posible que se titutlara "navidades en madrid" o algo parecido) vestidos de civiles, por decirlo de algún modo, para comprobar si ese año deberían de bajar con los regalos o no. Pese a la ñonez la película era buena y tenía su gracia. De hecho creo que hubiera sido una buena película. El caso es que le pregunté al productor por el fin  de ese proyecto y me dijo: "No la hicimos al final y no recuerdo mucho del hombre que la escribió aunque creo que escribía para vivir". La contestación me pareció tan buena que preferí no seguir preguntando. 

El número de películas españolas que no pasa jamás a DVD, por ser considerado de ínfima calidad, es enorme...ya sabemos que el criterio "calidad" es un criterio personal y que no se observa la necesidad de guardar esta o aquella película como simple testimonio o bien cultural. Incluso, desde la cosa sentimental, porque una vez la vimos en un cine de verano. Al parecer la memoria no está en nuestras manos en unos tiempos en los que, paradójicamente, cualquier chorrada suele acabar en youtube.

El día en que Miss Kiddo cumplió años (o sea hoy)

Es la segunda vez que este blog se ve en la obligación de felicitar a @Misskiddo por su cumpleaños. No se crean, ella, cumple años porque quiere porque, en realidad, ya es nada más que una imagen icónica instalada en el subconsciente tuitero (y más allá) y como tal no sufre ni las horas, ni las inclemencias de levantarte cada día sintiendo que tus huesos hacen un poco más de ruido.

Por si la loa no fuera lo suficientemente excesiva aquí le dejo (y les dejo) como si fuera un pastel de cumpleaños una canción de Eels titulada "That look you give that guy" que es uno de los himnos de esta casa para este mes de octubre. Queridísima amigacha, feliz cumpleaños.

lunes, 12 de octubre de 2009

Ágora


Mi padre que es un progre que hace cosas de progre ha sido el que me ha arrastrado esta noche a ver Ágora la, al parecer, imrpescindible película de Alejandro Amenabar. La sala está abarrotada gracias a la promoción y a la polémica esa de si esta es una película hecha en contra de la iglesia católica o no. En la sala estamos un poco divididos: se nota la gente que le ha hecho caso a Iñaki Gabilondo para ir a verla, la gente que le ha hecho caso a Jorge Javier Vázquez y Jordi González (Telecinco pone parte de la pasta...y es raro que no haya propuesto a Belén Esteban como actriz protagonista) y la gente que quiere ver con sus propios ojos lo que la gente de Esradio y la COPE no han querido ir a ver por la sencilla razón de que ya han condenado a la película a la hoguera.

Como siempre Amenabar se sale con la suya y, por una cosa o por otra, todo Cristo (valga el chiste) va a ir a ver su película...ojalá pasara lo mismo con el resto de cine español.

Siguiendo una constante de su filmografía, la planicie, Amenabar firma una película formalmente casi perfecta pero con una evidente falta de alma. Ni chicha, ni limoná. Mensaje plano y sabido por todos (el fanatismo religioso es malo) al servicio de una película que no aburre -reconozco que sus dos horas no te clavan a la silla pero tampoco te hacen bostezar- pero que tampoco es que emocione porque, desgraciadamente, Ágora es una película de lo más vulgar. De esas que sales del cine sin poder decir nada más que eso de "bueno, pues hemos echado el rato". Ni más, ni menos.

Una película que debería de remover conciencias se convierte, sin embargo, en un asunto plano y predecible que poco a poco va perdiendo fuelle hasta convertir su final en algo tan evidente que da un poco de cosica. Sin duda Amenabar ha demostrado una impericia total y absoluta a la hora de tratar a sus personajes femeninos: simplemente no sabe manejarlos. Almodovar los convierte en algo menos que caricaturas en muchos casos pero las mujeres de Amenabar siempre son aburridas, hieráticas (o directamente chifladas...Najwa Nimri en "Abre los ojos") cuando no manejadas por unos sentimientos estereotipados y francamente fríos.

Tenía razón Rachel Weisz, lo dice ella misma, cuando discutió con Amenabar sobre el guión y se quejó de que Hypatia se mantuviera virgen durante toda la película. La virginidad, que me imagino que será un rasgo para elevar a la protagonista a una especie de santificación laica, se revuelve contra un personaje que debería de haber sido mucho más carnal. No se...hubiera estado bien que Hypatia hubiera sido una gran astrónoma que no hubiera tenido miedo al contacto físico, incluso que por su condición de atea (algo muy discutible eso de encontrar gente atea allá por el 400 D.C.) se hubiera liberado completamente, hubiera vivido su vida como le hubiera dado la gana sin temor al que dirán esos cristianos fanáticos. Pues no. Si absurda era la atracción que demostraba Ana Torrent por un personaje tan chulopiscinas como el de Eduardo Noriega en "Tésis" -lo que la estupidiza bastante a ella y a su género que es retratado como incapaz de no salir corriendo detrás de un paquete- tampoco son comprensibles las ansias de Hipatia por elevarse sobre los demás manteniendo su virgo intacto. La película hubiera tomado un cariz mucho más interesante, y mucho más libertino (si de eso se trataba), de haber retratado a una Hypatia en realidad más libre y más de andar por casa. Por decirlo de algún modo: Hypatia es demasiado estóica y muy poco dionisiaca.

Si se trataba de hacer una película histórica seguramente Amenabar tendría que haber cuidado algunos detalles algo chirriantes como las misas dadas frente a la congregación, y no de espaldas, en un idioma que no era el latín (algo que sólo se produjo después del Concilio Vaticano II celebrado entre 1963 y 1965), la no mención a los trabajos astronómicos de Tales de Mileto cuando se habla de Aristarco de Samos (el segundo inspiró al primero...Tales fue el primero que habló de una Tierra redonda) y, por ponernos menos exquisitos, la aparición en la decoración de la Prefectura de una Loba Capitolina con, tachán, tachán, Rómulo y Remo amamantándose de sus pechos. Una concesión estúpida porque se ha puesto en duda que la loba sea en realidad etrusca, podría estar hecha en la Edad Media, pero, sobre todo, porque se sabe que las figuras de ambos niños fueron puestas ahí en el Renacimiento y fueron obra del escultor cuatrocentrista Antonio Del Pollaiuolo.

Esto último es lo de menos, en realidad sólo me hago el empollón, porque lo más importante es entender por qué narices ha todo el mundo Amenabar le sigue pareciendo un genio del cine cuando rueda unas películas tan bonitas pero donde es imposible saber hacia qué lado están canteadas lo que las convierte en películas francamente vulgares y en eso estoy completamente de acuerdo con las conclusiones de Jordi Costa.

Lo que más me sorprende es que una película tan blanda haya sido capaz de levantar tanta polémica. Como está el patio...

PD: Los momentos de las lapidaciones me han recordado a "La vida de Brian"...vaya una película que sí te demuestra que las religiones son un asunto estúpido y espinoso. Por cierto, no hagáis como yo y os riáis porque quedaréis fatal.

PD2: Consideraré a Amenabar un genio cuando sea capaz de rodar una comedia.

domingo, 11 de octubre de 2009

"Zombi: Guía de supervivencia" y "Guerra Mundial Z": la obra de Max Brooks


Hijo de Mel Brooks y Ann Bancroft, Max Brooks se ha convertido si no en ´la mayor eminencia sobre la cultura "zombi" sí en su rostro más reconocible. Allá por 2003, cuando todavía formaba parte del staff de guionistas fijos de SNL, publicó "Zombi; Guía de supervivencia" (publicado en nuestro país por Berenice, unos años más tarde).

He de reconocer que todavía tengo pesadillas con los malditos muertos vivientes y que, de cuando en cuando, intento exorcizar ese miedo estúpido (soy consciente de que no existen pero una parte de mi me pide estar siempre alerta ante esos malditos arrastrapies de ojos podridos) viendo todas las películas del género que me caen en las manos. Lo paso mal, lo reconozco, a veces tan mal que me ocurre como viendo "28 días después" (Danny Boyle, 2002) se les ocurrió sacar zombies que corrían como liebres. Me levanté en medio de la sala y grité "¡No, no, no, no jodas, los zombies no corren, hostias, no!". No es pensara que alguien estaba cagándose en el legado de George A. Romero (que también) si no en mis propias posibilidades para sobrevivir a un ataque de un grupo de "undeads". Por cierto, el cabrón de Romero, me las hizo pasar muy malas en su "La tierra de los muertos viventes" (2005) en la que apuntó la posibilidad de que los zombies desarrollaran capacidades cognitivas e, incluso, aprendieran a disparar un arma.

"Zombi: Guía de supervivencia" se divide en dos tranquilizadoras partes: en la primera se dedica a definir a los zombies, su fisiología y el terrible virus que los asola, llamado solanum, acabando de una vez por todas con todas las excentricidades antes definidas y con otras casi más inquietantes (animales infectados por la enfermedad vírica y también capacitados para transmitir la enfermedad) además de acabar de una vez por todas con el debate entre si la película que vamos a ver está infectada de "zombies" o de "infectados". Para Brooks todos son infectados de un virus llamado "Solanum" que convierte a la gente en zombi. Punto pelota.


La segunda parte se dedica a darnos unos útiles consejos sobre como aguantar el tirón frente a la posibilidad de que los muertos comiencen a caminar por las calles. Desde ajustar puertas y ventanas, pasando por las armas adecuadas, y acabando por los mejores transportes o el número exacto de litros de agua y víveres que tienen que almacenarse "Zombi: Guía de supervivencia" es una escrupulosa obra que se dedica a definir una falsedad lo que la convierte en una gran broma.

Si Mel Brooks se ha dedicado durante años a la ridiculización de los símbolos externos y el líder de un movimiento político real llamado nazismo o sea, tomándose a broma algo muy serio, su hijo Max decide conseguir las mismas carcajadas tomándose seriamente algo falso.

Curiosamente "Zombi: Guía de supervivencia" es una parodia de los verdaderos manuales de supervivencia, de esos manuales que tratan de construir refugios nucleares o de militarizar y pertrechar a toda tu familia para que se convierta en una pequeña y efectiva fuerza de choque que ahuyente a los ladrones y asaltadores violentos que generaría un brote de violencia y caos provocado por un crack económico. En España no son muy conocidos, aunque puden comprarse en tiendas de chamarilería militar a buenos precios en ediciones baratas y mal traducidas eso sí, pero en Estados Unidos llevan alimentando la paranoia colectiva desde la década de los años 50 y digo bien cuando digo alimentar la paranoia frente al trabajo de Brooks que lo que pretende es definir esa paranoia mil instalada en nuestro cerebro por el cine y la literatura.

Muchos, que lo tengo yo hablado con todo el pueblo, han acudido al libro de Brooks (yo incluído) para exorcizar en cierto modo las pesadillas recurrentes sobre estos monstruos espeluznantes. Es verdad que también asusta pero, en el fondo, sabes que todo forma parte de una broma mientras que un tipo de Montana que te hace recomendaciones como "compra monedas de oro, cómprate una granja autosuficiente, cultiva tus patatas y ármate contra el posible y desarrapado invasor" no deja de ser más que un fascista con pintas y de pocas luces incapaz de entender que el oro no valdrá para nada si comienzan a estallar las bombas nucleares porque no se come.  Si confrontamos la guía de Brooks frente a la de estos presuntos manuales que te previenen sobre un futuro apocalíptico (Asquerosa por cierto la publicidad de ese mierda seca de Roland Emerich y su película 2012) es posible que lleguemos todos a la misma conclusión: la cosa va a estar crudita y tanto si los podridos se levantan de las mesas de autopsia de los tanatorios o si estalla la III Guerra Mundial nuestras posibilidades de sobrevivir acumulando latas de atún y agua embotellada serán un poco menos que mínimas.


Es curioso que el propio autor se prestara a una serie de conferencias dadas por el circuíto de Universidades americanas (normalmente ocupado por cómicos) que se han convertido en performances donde el público asistente participaba de una experiencia catártica en la que ahuyentaban su miedo al zombi asistiendo a una charla presuntamente seria de un experto sobre el tema alimentando el juego con todo tipo de sesudas preguntas sobre el calibre adecuado del arma a utilizar, las marcas y características de los vehículos más aptos para la huída o, por ejemplo, la posibilidad científica de que esperma zombi fecundara un óvulo humano sano o viceversa. Es posible que muchos de vosotros, que érais unos adolescentes triunfadores que os pasábais ligando los recreos del Instituto jamás os preocupárais de este tipo de discusiones bizantinas de este pelo o del pelo de "¿Quién mataría a hostias a quién en una pelea entre Superman y Lobezno?". ¿Pueril? Sí ¿Gente granulienta con camisetas de Megadeth? ¡Oh, yeah! ¿Inadaptados crónicos deseosos de destruír la humanidad? ¡Pues claro! Pero te divertías un huevo y medio. Hoy mismo he terminado de leerme su segundo libro, primera novela, que cuenta algo mucho peor: una guerra a escala global contra un virulento brote de zombis. Se titula "Guerra Mundial Zombi: un relato oral de la guerra zombi" (Almuzara) y me ha sorprendido tanto por la estructura elegida por el autor como por su capacidad para tirar de eso que se llama "terror minimalista".

Brooks opta por convertir su primera novela en una especie de documental. Han pasado diez años desde el exterminio de las últimas grandes poblaciones y el mundo entero está inmerso en una total reconstrucción. Las secuelas de la Guerra Mundial Zombi han sido devastadores: Rusia ha desaparecido para convertirse en el Sagrado Imperio Ruso y es una especie de potencia religiosa, Cuba es el país más rico del mundo, EE.UU. vive una guerra interna por su total unificación e Islandia, por ejemplo, sigue todavía marcado como "Zona blanca", es decir, habitada por no muertos. Israel se ha unificado con Palestina y ha cerrado sus fronteras, México se ha convertido en Atzlán... Mucho más terrible es el caso de Corea del Norte de la que no se sabe absolutamente nada sólo que, en los primeros días de la infección y cuando ya todo el mundo se olisqueaba que los zombis se estaban haciendo con el cotarro sus 23 millones de habitantes se metieron dentro de los grandes bunkers preparados por el régimen sin que se sepa a ciencia cierta si la población sigue su vida subterránea o si, algún día, sus habitantes abrirán las enormes puertas de los refugios provocando otra gran oleada de subhumanos asquerosos sedientos de carne humana fresca.

Un funcionario de la ONU es el encargado de entrevistar a algunos personajes claves de esa guerra global y que van dando su perspectiva personal del conflicto: soldados, funcionarios públicos, refugiados, cineastas, guardaespaldas profesionales, un superviviente de Hiroshima ciego y un otaku...

Esas pequeñas lanzadas de terror, en realidad fogonazos de pánico, provocan en el lector que este rellene los huecos de las narraciones con sus propias conclusiones, termine de pintar el terrorífico cuadro y, claro está, se haga las grandes preguntas que, en este caso, serían: ¿Qué narices haría yo? ¿Cómo soportaría semejante trago?

Serio y decididamente terrorífico "Guerra Mundial Z" se va a convertir en una obra de culto, ayudará que Brad Pitt esté detrás de la producción de la adaptación del texto a la gran pantalla, que utiliza francamente bien el mismo método que Palahniuk utilizó en la narrativa de "Rant" (Mondadori) o que ya estaban presentes en películas como "Mensajero del futuro" (1997, Kevin Costner), en las dos últimas partes de la Trilogía de Mad Max (Mad Max II y Mad Max III: Más allá de la cúpula del trueno) o, incluso, en "Amanecer Rojo" donde se definía el terror por medio de la voz de un narrador que recordaba los hechos pasados y se los contaba a otros.

Frente a las aportaciones paródicas de "Zombis Party" (Edgard Wright, 2004) o "El retorno de los muertos vivientes" (1985, Dan O´Bannon); las "ampliaciones" de la saga de "28 días después" o de "Resident Evil" o la más que loable aportación de Balagueró&Plaza Max Brooks se viste como el regenerador del género por el medio más simple: ceñirse simplemente a él. Si la aportación de Romero fue ir transformando el mito zombi releyendo el tiempo en el que rodaba las pseudosecuelas de su "La Noche de los muertos vivientes" (1968) y ajustándolos a su propia visión política de las derivas de la sociedad estadounidense, algo también presente en la obra de John Carpenter, Brooks nos muestra una visión antigua y tradicional del mito alterando los parámetros de la normalmente lineal literatura de terror.

Ni que decir tiene que es paradójico que un género que trata sobre bichos que se pudren parezca tener tan buena salud. 

viernes, 9 de octubre de 2009

Benito Mussolini ¡Al aparato!




1.Nombre completo: Benito Amilcare Andrea Mussolini. Aunque el mundo entero me conoce como “Il Duce”…cuando me hice con el cotarro en Italia dije “que me llamen Il Dolce y que las nenas se derritan” pero cuando iban a presentarme en sociedad el oportunista del Conde Ciano cogió el micro y dijo muy solemne lo “¡Con ustedes Il Duce”…era disléxico como Tom Cruise. Y con eso me quedé.


2. ¿Por qué te pusieron ese nombre? Es poco conocido que mi padre fue el inventor del “Giratutto”, una ingeniosa bandeja de plástico que se pone debajo del televisor para que puedas colocar la pantalla mirando a derecha o a izquierda, no vendió ni uno porque en aquellos años la tele casi no estaba ni inventada. Todos le decían: “¿Para qué quiero yo esta mierda?”. La mofa, vamos. El caso es que solamente una persona, que se dedicaba a posar como modelo en la Escuela de Arte de Roma, le compró uno de aquellos cacharros para poder girarse grácilmente ora a izquierda, ora a derecha sin que sufriera por la incómoda postura. El tío se llamaba “Benito” y mi padre lo homenajeó así. Amilcare y Andrea son los nombres de dos tíos maternos que inventaron los canelones rellenos de nada...todo el mundo dice que eran como macarrones gigantes pero no, eran canelones, joder.
3. ¿Le pides deseos a las estrellas? Sobre todo a las que salen por la puerta de Cineccitá y se gastan un par de buenas peras. Jajajaa…perdona es que soy el típico italiano romántico. Sí, en serio, vale. Les pido a las estrellas que Italia gane de una puñetera vez una guerra porque toda Europa nos ha dado para el pelo desde los tiempos de Napoleón. Yo les digo a los generales: “Que no me retrocedáis, que todo para adelante, tieso”. Y ellos: “Es que nos replegamos, avanzamos hacia atrás…”. Avanzar hacia atrás, se pensarán que porque llevo estos gorros idiotas y hago gestos raros soy gilipollas pero yo se que los suizos serían capaces de mearnos en la cara. No digo más.

4. ¿La última vez que lloraste? Llorar es una mariconada infecta impropia de viriles dirigentes fascistas pero, si te soy sincero, cada vez que escucho esa canción de Sergio Dalma que se llama “Ave Lucía” y dice eso de “El predictor se tiñe de rosa en el cuarto de baño”. Se me humedecen los ojos porque aunque la metáfora es sutil entiendo que la pobre Lucía se ha quedado embarazada y va a dar a luz a un bastardo. Pero siempre es eso mejor que lo de la píldora del día después que es una vergüenza.
5. ¿Pan con qué? Con cualquier pasta inventada por Giovanni Rana…me hace gracia el nombre y la carita senil de ese señor saludando a la multitud.

6. ¿Te gustan los animales? Menos que a Hitler que andaba siempre con el chucho aquel que parecía un borrego con fauces…
7. ¿Cuántos hijos tienes? Siento que todos los italianos son mis hijos porque les echo la bronca y les zurro como si fuera un padre cariñoso pero duro.

8.¿Colaboras con alguna ONG? No, sería una incoherencia después de haber invadido Etiopía…no iba a estar por un lado dando dinero para los amiguitos del “we are the world” y por otro lado quemándoles las chozas.

9.¿Si fueras otra persona serías tu amigo? Hombre, me impondría al principio porque tengo cara de mala hostia pero luego, en el fondo, si no descubro que eres un partisano o que estás negociando el desembarco de Sicilia con Eisenhower soy un buen tío, pero un buen tío de que si tienes que quedarte en casa en el sofá te quedas y de quedarme contigo toda la noche de pedo si hace falta.
10.¿Tienes un diario de vida? Pues tuve abierto un blog durante un tiempo pero lo tenía muy abandonado y luego me enteré por Hernán Casciari de que el blog había muerto y lo dejé aunque no descarto abrirme un Flickr para colgar las fotos y compartirlas con la peña.

11.¿Eres sarcástico? No me gusta mucho que la gente se haga la interesante con su rollo “mira lo que se” porque soy muy campechano, si quiero demostrarle a alguien mi desprecio le mando una división de camisas negras armados con porras y captan la sutileza al instante.

12.¿Practicarias puenting? Me hace gracia que le hagas esta pregunta a un dictador italiano del Siglo XX cuyo cadáver fue exhibido junto al de su amante colgado por los pies en una plaza de Milán…¿Tu quieres saber lo que son dos hostias?
13.¿Cual es tu cereal favorito? Uno que ha inventado Giovanni Rana con sabor a salsa boloñesa y que al mezclarlo con la leche saben como si chuparas el sobaco de Fabio Cannavaro.

14.¿Te desabrochas los zapatos antes de sacarlos? Uso botas de caña y nunca me las quito yo porque este es un país muy seguidista y siempre hay cola para tener el honor de quitarme las botas y de darme unas friegas con Peusek después de estar todo un día pisoteando los derechos de los demás.
15.¿Crees que eres fuerte? Desde que se inventó el Colt 45 todos los hombres estamos igualados en el combate…si te refieres a mi espíritu te diré que sí, que yo he torturado a anarquistas, comunistas, socialistas, algún tío que me caía mal… y no me he ablandado ni un poco pero siempre lo he hecho por su bien. Son gente buena pero equivocada.

16.¿Tu helado preferido? El de turrón. Estoy enganchado a esa mierda desde que Franco me lo puso de postre una vez. Me acuerdo porque, bueno, después del postre dije “¿Cómo andáis por aquí de velinas?” y me miró raro porque estaba su mujer por allí.

17. ¿Cuánto calzas? Tengo un miembro impresionante, desproporcionado, a veces tengo miedo de que mis ocho centímetros de virilidad puedan dañar a alguna de mis amantes a las que, como buen italiano, llevo siempre al éxtasis.

18.¿Tinto o Rosado? Como Hannibal Lecter siempre Chianti.
19.¿Qué es lo que menos te gusta de ti? Que soy muy sincero. Por ejemplo: estaba haciendo el amor con mi mujer, Rachele Guidi, satisfaciéndola a todos los niveles conocidos del placer para que alcanzara un largo y sentido éxtasis en lo más profundo de sus entrañas que es la forma habitual en la que los italianos hacemos el amor a nuestras esposas y amantes cuando, en un arrebato de pasión, le decía: “Espero que las heridas en los labios de las dos prostitutas que me ha traído Italo Balbo al despacho no fueran una señal de que estaban enfermas de sífilis”. Pues ella se enfurruñaba y se pasaba unos días como rara y envenenándome el Minestrone con matarratas. Cosas de enamorados.

20.¿A quién extrañas mucho? Al Papa Pío XII que me echó mucho la mano con los nazis y el asuntillo de los judíos que aquello fue un lío de agárrate y ponte firmes. Yo le decía: “Este rollo canta por soleares, nos van a pillar” y él me decía: “No seas maricón, tu mira para otro lado y haz con que estabas en otras cosas como yo y santas pascuas”. Era de esa gente que mea cubitos de hielo.

21. ¿Te gustaría que a todos aquellos que enviaste este mail te respondan? Está claro que mis antiguos compinches de cuando era de izquierdas no lo harán, tampoco Sergio Dalma (que tiene una orden de alejamiento desde que intenté secuestrarlo en un concierto al que fui en Esplugues).

22. ¿Qué color de pantalones y zapatos tienes puesto? Pantalón militar, gorro piamontés, correajes de cuero libio y camisa negra…todo de Armani.

23. ¿Que es lo último que comiste hoy? Hemos quedado a comer unos cuantos y Adolf Hitler ha pedido un plato de nabos y patata cocida porque es vegetariano. Como pagaba él nos hemos callado pero Goebbels traía un bocadillo de sauerkraut y salchichas y me ha pasado un trozo por debajo de la mesa. La próxima vez pagamos a escote y me pido lo que me salga de los huevos.

24. ¿Qué estas escuchando en este momento? El murmullo de las fuentes de Roma, el clamor de las gentes gritando “Duce, duce, duce”, los alegres cánticos de los fascistas…estoy en un mitin de Berlusconi y te contesto desde la blackberry.

25. ¿La última persona con quien hablaste por teléfono? Con los cabrones de Telefónica que me han pegado un saqueo que ríete tú…bueno, que me he pillado un cabreo enorme porque me cobran la línea, el alta y esto no va a 12 megas ni aunque lo maten. He intentado conquistar a la telefonista con mi encanto personal prometiéndole el oro, el moro y un plato de antipasto pero no me ha entendido. Menos mal que ahora está Zaplana por aquí y ese chico, aunque sea negro, estoy seguro de que va a arreglar este dislate.

26. ¿Tu trago favorito? Grappa. Un licor fuerte pero digno que hace mi tío Antonello con el suero de la mozzarella. No es dulce pero emborracha.

27. ¿Deporte favorito para ver por TV? Aunque soy fan del “calcio” últimamente me estoy aficionando mucho a los concursos esos de llamar de por las noches que son más emocionantes que la leche.
28. ¿Comida favorita? Los pechos de Clara Petacci.

29. ¿Final triste o final feliz? Los finales tristes me acongojan…¿Te puedes creer que no pude terminar “La vida es bella”? ¿Al final Benigni se salva no? Pues ese es el típico final triste que no me gusta ver.

30. ¿Tienes mascotas? No, como ese muchacho que se llama Silvio Berlusconi he nacido para el amor y considero como él que la mujer es el más bello animal sobre la faz de la tierra. Mascotas no, soy más de ligues y espero que muy pronto me llame para irme de parranda a Villa Certosa.

31. ¿Día Favorito del Año? El del Orgullo Gay porque las caravanas y la alegría generalizada me recuerdan mucho a la Marcha sobre Roma que protagonicé en 1922, los mismos besos, los mismos abrazos, los mismos cuerpos desnudos a la luz de las hogueras…el fascismo tiene una interesante noción heredada de los griegos de lo que es la virilidad y nos lo pasábamos teta.

32. ¿Besos o abrazos? A mi lo que más me gusta es el pompino. Ahí lo dejo, buscadlo en google, jajajajajajajaa.

33. ¿Eres una persona alegre? Yo soy un cachondo lo que pasa que es que he vivido en una época muy convulsa. Si hubiera nacido en la vuestra seguramente sería presentador de un programa de Intereconomía, de esos que hacen de reírse de Zapatero que es que me parto.

34. ¿Quien crees que te responderá? El Conde Ciano que me tiene mucha ley pero que, al ser disléxico, no le entiendo una pija.

35. ¿Y el que menos crees que lo hara? Sergio Dalma, por las razones que te he expresado antes, y Chenoa que está de promoción de su disco.

36. ¿Que libro estas leyendo? Uno de César Vidal pero me parece un tipo demasiado moderado.

37. ¿Color favorito? Negro potorro.

38. ¿Que viste anoche en la tele? Telecinco, porque me gusta mucho Gran Hermano…bueno, la que me gusta es la Milá que es muy dicharachera y todavía tiene un empujón.

39. ¿Rolling Stones o los Beatles? A mi me gusta el reggeaton y la tarantela.

40. ¿Donde es lo mas lejos que has estado de tu casa? No soy muy de salir pero una vez fui de visita a Andorra con la intención de traerme un radiocassette pero me di cuenta de que con esto del euro me salía más a cuenta comprármelo en Italia. Para no perder el día me fui de putas.