De lo primero que me he acordado cuando he terminado de ver "Si la cosa funciona" es de Alexander Portnoy, protagonista de "El lamento de Portnoy" (Philip Roth).
Ambos son judíos de mediana edad con una visión amarga de la vida y un discurso básicamente misántropo que muchos catalogarían de simplemente realista y ambos acaban liados con una pareja de pocas luces: Boris Yellnikoff (Larry David) con una cateta sureña llamada Melodie St. Ann Celestine (Evan Rachel Wood) y Alexander Portnoy se agencia como amante a una actriz de medio pelo a la que despreciativamente llama "La mona".
Si hay que ponerle un pero a la última de Allen es, posiblemente, que sea más dulce que la dura "El lamento de Portnoy".
Por lo demás "Si la cosa funciona" es una gran película que, además, está dirigida por Woody Allen. Y digo esto porque, es evidente, que no es ni "Manhattan", ni "Annie Hall", ni "Balas sobre Broadway" pero, bueno, es una gran película. Comparar "si la cosa funciona" con cualquiera de las obras maestras de su autor sería empequeñecer los logros de una película excepcionalmente bien escrita y francamente bien dirigida.
A igual que sostenía Jim Carrey en "Un loco a domicilio" (Ben Stiller, 1996) cuando decía aquello de:
-"¿Qué le pasa a todo el mundo con Waterworld?" Yo la he visto ¡Y no estaba mal!"
Hablar de las nuevas películas e Woody Allen suele convertirse en un trabajo de cinematografía comparada injusto en tanto en cuanto las obras maestras (las de Allen y las de otros) suelen ser hechos aislados, sorprendentes y que se repiten con mucha menos asiduidad de la que suelen decir los medios y los críticos que entusiásticamente atribuyen semejante etiqueta a casi cualquier cosa.
Injusticias a parte, como escuchar que Allen se ha convertido en un tipo "autocomplaciente" de la boca de una redactora de "Días de cine" que segundos antes había segurado que Larry David (el prota) se había hecho famoso por su trabajo como guionista y monologuista de Saturday Night Live cuando en realidad sólo hay que consultar imdb.com y enterarse de que David tuvo un lastimoso paso por el programa y luego se resarció trabajando en "Fridays" que era la competencia directa (es una pena que este programa flojee tanto y tan a menudo), la nueva película de Woody Allen tiene un fantástico descubrimiento: al igual que se discute sobre quién ha sido el mejor James Bond de la historia podríamos hacer también una lista de los actores "que mejor han servido como alter egos de Woody Allen". Sin duda Larry David puede ser directamente coronado como el mejor de todos ellos.
Más teatral que cinematográfico, el texto de "Si la cosa funciona" es perfecto para un guionista metido a intérprete cuya carrera se ha cincunscrito, antes de protagonizar "Curb Your enthusiam", al campo de la stand up comedy. Ya sabes, lo que aquí se conoce sonrojantemente como "monólogo".
Jugando a romper la cuarta pared, o sea, a charlar directamente con el espectador dejando extrañados a los personajes que lo rodean Yelnikoff/David van desentrañando un discurso vital que tiene que ver con el desprecia hacia la raza humana (o, al menos, hacia un "amplio número de personas con las que siempre me sentiré incómodo" que diría Moretti) y, sin embargo, la fascinación por un universo -Yelnikoff es físico- donde todo parece ocurrir gracias a las fuerzas de la casualidad y la chiripa. No quiero ponerme exquisito pero, cuando uno comienza a pensar que eso de Dios y tal es una patraña, se te revela la intensa idea de que la mecánica del universo es bastante parecida a la que utilizan los señores de Recreativos Franco para mover las frutas de sus máquinas tragaperras.
A partir de la historia atípica de la unión de una pareja atípica Allen amplia el panorama de la película extendiendo la trama hacia la aparición de los padres de Melodie/Evan Wood personajes movidos también por la casualidad y las circunstancias que llegan hasta Nueva York donde, otra vez por casualidad, sus vidas cambian para siempre. Además incide en una curiosa hipótesis: la América conservadora del Profundo Sur lo es por la sencilla razón de que no conocer la Gran Manzana.
¿Muchas casualidades? Es posible que sí lo fueran para un guión de inferior calidad pero aquí funcionan. Pongamos un ejemplo: es posible que la voz en off sea un recurso facilón para muchos incompetentes pero, sin embargo, Scorsese la suele manejar con maestría.
En definitiva gran película a la que muchos achacan un cierto ablandamiento final...me temo que los mismos que achacaron a Woody Allen durísimo tono de "Desmontando a Harry" (1997). Y es que es difíci hacer una película al año (que teniendo en cuenta el ritmo de otros directores famosos sería comparable al de un realizador de cine porno) y contentar a todo el mundo pero, bueno, si la cosa funciona...y vive Alá que a un servidor le funciona.
4 comentarios:
De acuerdo en todo! Me falta Portnoy (lo tengo en casita) y terminaré de darte la razón.
Sombrerazo,
Como espectadora paciente de Woody Allen que me ha dado grandes momentos de disfrute y escasos de aburrimiento prolongado acepto tu crítica de pé a pa.
Algo ralentizada quizás al principio y un pelín redundante pero en todo momento brillante, presenta una visión "muy Allen" que se echaba de menos en algunos de sus últimos estrenos.
Como representante de esa especie que negativiza cada segundo vital y cada relación real que establezco (las irreales las llevo muy bien) me he vuelto a sentir identificada en gran parte, excepto en considerar al resto de la raza humana gusanos inmundos (tiendo más bien a estar dentro de esta definición)
El final no lo calificaría de ablandamiento sino más bien de aceptación o burla de la irrealidad en que está sumergida nuestra sociedad idiotizada por los estándares.
Buena peli y excelente crítica Mr, como siempre.
Edu,
Amén, leelo en cuanto puedas.
Delirium,
Pues estoy de acuerdo contigo aunque creo que te flagelas demasiado (¿Un gusano inmundo?). Hay que saber llevarlo con clase. Je.
Un saludo a ambos.
¿Y qué hay de malo en considerar a la raza humana gusanos inmundos??? La mayoría lo son...
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