lunes, 29 de marzo de 2010

Red Foxx (uno de los mejores cómicos afroamericanos de la historia) y Malcolm X fueron amigos en la juventud. Amigos y compinches. Ambos compartían su dependencia de las drogas, su amor por los clubes de jazz, las francachelas con chicas blancas y rubias dispuestas a saltarse todas las reglas sociales de su época (corrían el final de los 40 y el comienzo de los 50). Además ambos compartían algo más: eran pelirrojos.  A finales de los 50 ambos se volvieron a encontrar: Foxx era un cómico en ciernes que se estaba haciendo famoso por actuar en los entreactos de los músicos de Jazz y redondeaba la nómina en espectáculos de variedades de poco gusto -fue en uno de ellos donde se encontró con Richard Pryor- mientras que el otro se había reconvertido en un predicador de la Iglesia de la Nación del Islam donde promulgaba la grandeza de la institución y las cualidades como profeta de Alijah Muhammad.

En ese encuentro fugaz Red le dijo a Malcolm: "Conmigo no tienes que disimular ¿Cuanto dinero te estas sacando con este nuevo timo tuyo de que te has hecho musulmán? ¿Te tiras a muchas blancas?". X, francamente contrariado, le pidió que abandonara sus malos hábitos y que se uniera a la cruzada que, por aquel entonces, predicaba la vuelta de todos los negros a África (algo apoyado y aplaudido de forma entusiasta por el Partido Nazi americano y el Ku Klux Klan) a lo que Foxx contestó algo así como que "no se le había perdido nada en África". Espantados el uno del otro se separaron para no volverse a ver jamás.

Ninguno de los dos fue un modelo dentro de su profesión: Malcolm X fue un símbolo radical que acusaba al Movimiento de derechos civiles de ser demasiado blando o de estar, directamente, manejado por la oligarquía blanca y que tuvo la estupenda ocurrencia (lo digo sin ironia) de tildar el asesinato de Kennedy como una consecuencia lógica de "poner al zorro a cuidar de las gallinas". El empuje de su discurso directo consiguió, de un modo bastante efectivo, catalizar la desesperación y dar un nuevo sentido y un definitivo empuje a la causa de Luther King que fue vista con muchos mejores ojos desde la aparición de la alargada figura de X que, sin tapujos, promulgaba el sartriano  "by any means necessary" (por todos los medios necesarios) frente al "I have a dream..." (he tenido un sueño) del segundo.








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