El cyberpunk nos enseñó que el
desarrollo tecnológico no tenía porque ser un indicativo de salud económica,
social o ecológica. Lejos de las primeras propuestas optimistas de los papás de
la ciencia ficción o del futurismo europeo que hablaban de un individuo
liberado de la condena divina de la supervivencia a través del trabajo gracias
a la invención de ingeniosas computadores y robots pronto la II Guera Mundial y
la invención de la bomba atómica o la asimilación de las ideas futuristas por
parte del fascismo italiano se inició una tendencia de pensamiento que concluía
que esa tecnología podía volverse contra nosotros mismos y, luego, ahondaba en
la posibilidad –reforzada por el redescubrimiento occidental del budismo zen
japonés- de que estas mismas máquinas tomaran conciencia de su existencia,
aprendieran el concepto de alma y se revelaran contra sus creadores del mismo
modo que el ser humano se había revelado contra los mandatos de sus propios
dioses.
El cyber-punk ahondó, consciente
o inconscientemente, en tesis económicas marxistas y anarquistas para ofrecer tres
terribles conclusiones:
1.
1. a
dependencia tecnológica para el desarrollo desembocaría en la creación de una
nueva oligarquía sustentada sobre la propiedad de dicha tecnología esclavizando
al resto de la humanidad.
2.
La
tecnología más avanzada que hoy resulta costosa y cara mañana será desarrollada
por unos medios de producción de costes más bajos siendo accesible para toda la
población que la consumirá en masa ahondando las diferencias económicas entre
la masa social trabajadora y la nueva oligarquía.
3.
La
necesidad de mayor demanda de producto y el abaratamiento de los medios de
producción atraería la necesidad de una fuerza de trabajo contratada por menos
dinero y que trabajara más horas, la degradación del entorno natural por la
extracción de las materias primas, el aumento de la contaminación debido a la
sobreindustrialización y, claro está, un panorama futurista pero, a la vez,
instaurado en una base que habría abolido las bases de las revoluciones obreras
del siglo XX de un plumazo.
Así la maravilla de poder comprar
un ojo biónico, pagar por la clonación de una mascota o un ser querido, la
ingesta de nanorobots que curen nuestras enfermedades o de drogas sintéticas y
bioeléctricas que nos hagan olvidar nuestro dolor son parte de la pesadilla y
no del sueño de vivir en un mundo completamente tecnológico.
Por desgracia el cyberpunk no
acertó sobre muchos de los avances tecnológicos previstos –algunos paralizados
por nuestro propio intelecto y otros por el debate filosófico y teológico sobre
la investigación genética- pero sí en sus predicciones económicas y sociales.
El momento histórico actual
parece más bien una especie de situación híbrida entre la utopía de la ciencia ficción clásica y la distopia
cyberpunk.
Catar y los emiratos árabes,
Singapur o Kuala Lumpur, estéticamente, pertenecen al sueno de la ciencia
ficción: ciudades artificiales construidas con la ayuda de la mejor tecnología
para albergar los edificios más impresionantes jamás construidos y una
capacidad inmensa no ya de adaptarnos al medio para sobrevivir en él si no de
modificarlo para que también nos sirva como parcela de ocio. Es así como hemos
conseguido que existan campos de golf en el desierto o, vaya, pistas de esquí a
orillas del Golfo Pérsico.
Por desgracia la tecnología
todavía no está tan desarrollada como para sustituir a los obreros por robots que construyan estos
paraísos y, por eso, la construcción de estos complejos necesita de una mano de
obra sobre todo no especializada y tremendamente barata para afrontar los
presupuestos de forma exitosa. Es más, el mantenimiento posterior es tan
necesario que se necesita también reabsorber a un porcentaje de esos albañiles
en trabajadores permanentes de estos complejos. También por sueldos bajos y
trabajando en turnos de doce horas diarias.
Antes era imposible pensar en
trasladar una fuerza de trabajo inmensa de trabajadores de la construcción
desde Pakistán, Bangladesh, India o Filipinas hasta estos puntos tan alejados
pero ahora sí es posible gracias a que, en términos de comunicación aérea,
vivimos un momento de desarrollo puntero. Es posible, factible y gratis porque
son las propias compañías constructoras las que ofrecen los puestos de trabajo
y la posibilidad a sus trabajadores de que se les descuente el precio del
billete de avión en el cobro de las primeras nóminas.
Los trabajadores de estos
macrocomplejos son instalados en zonas apartadas de las ciudades donde
participan en la construcción de estos poblados hechos con casetas de obra
prefabricadas. Otro ahorro inmenso de costes. La manutención y los gastos
correrán de su cuenta.
Las ciudades concebidas para el
placer, para que la humanidad de olvide del trabajo, del dolor, de los avatares
de la existencia, por tanto, necesitan de la distopia cyberpunk para ser
construidas ante la ausencia de robots obreros amén de otras muchas cosas,
claro está.
Si ni la utopía ni la distopia
cyberpunk se han cumplido del todo (ni replicantes, ni jardines del edén
instalados dentro de cúpulas de metacrilato) es posible que tengamos que
ponerle un nombre a todo esto. Propongo “CyberTacky” (Cyber hortera).
Porque no hay nada más hortera
que lo ostentoso y no hay nada más criminal que construirlo tirando de las
peores formas de esclavización posible. Una esclavización que en primer y
doloroso término afecta a la situación de esos trabajadores pero que tiene una
ramificación más suave y sutil en todos nosotros que se demuestra en la
fascinación del hortera de clase media que admira fascinado las obras de Catar
y pasa también por la desinformación absoluta sobre la forma en que se están
llevando a cabo estas construcciones. Desinformación que cuenta con la
colaboración de nuestros medios, no es plan eso de andar teniendo que renunciar
a unas jugosas inversiones publicitarias pagadas por las oficinas de turismo de
esos países y también de un sistema económico que depende casi exclusivamente
del petróleo que mana de esos países.
¿Sabemos que estos países son
ferreas dictaduras? Sí, lo sabemos y lo aceptamos con cierta alegría como
también aceptamos y toleramos que parte del dinero de los emiratos vaya a manos
del terrorismo islámico.
En el pasado muchas empresas
norteamericanas como Nike se convirtieron en multinacionales prestigiosas y
multimillonarias gracias a trasladar sus centros de trabajo a países del
sudeste asiático donde la mano de obra era mucho más barata y las leyes de protección
del trabajador muchísimo menos exigentes. Además no existían los sindicatos
norteamericanos que siempre se ponen muy quisquillosos con respecto a estas
cuestiones. General Motors destruyó gran parte de la economía de los Estados
Unidos marchándose a México por esas razones y, en nuestro país, hemos visto
como muchas multinacionales han cerrado sus plantas aquí para marcharse a otros
países más baratos.
El “Cybertacky” llegará a
Alcorcón, a pocos kilómetros de Madrid en forma de Eurovegas. Un macrocasino
que ha aterrizado en nuestro país con la promesa de dar puestos de trabajo y
generar riqueza.
El asunto, como sabemos, se nos
vende como un avance, como un destino utópico y como la salvación de gran parte
de la situación insalvable en la que nos vemos sumidos. Es curioso, insisto en
mi anterior entrada de este blog, que un partido que ha parecido siempre muy
preocupado por acabar con el ocio nocturno en la capital de España (y allí
donde ha podido cargárselo) vea ahora en Eurovegas, una ciudad artificial cuyos
beneficios vendrán justamente de un tipo de ocio menos inofensivo que tomarse
un whisky-cola a las cuatro de la mañana
en un bar, celebre la llegada de unas instalaciones cuyos dueños insisten en
que las leyes españolas son un muermazo.
Sí, amigos, las leyes españolas
son un muermazo porque son muy tiquismiquis con los horarios y con el consumo
de tabaco dentro de los bares. Ahora resulta que unos norteamericanos nos dicen
a nosotros que no sabemos divertirnos. Será verdad.
Pero lo menos preocupante de
Eurovegas es que sus promotores, Las Vegas Sands, quieran tener horarios de 24
horas o que se permita a los jugadores fumar mientras echan unas tragaperras.
De hecho estoy a favor. Todos estamos a favor.
Me preocupa más el hecho de que
los que nos venden el proyecto, el PP madrileño, sean partícipes de la
situación económica en la que sobrevivimos y en el hecho inconfundible de que
todas las medidas que han tomado hasta ahora no han servido para nada. Si como
sostenían Los Pelayos para triunfar en la ruleta había que estudiar la
tendencia de la misma durante días tendremos que estar de acuerdo en que la
tendencia del PP no es buena y lo que creen que es una mano ganadora bien
podría ser uno de los muchos faroles que se han estado tirando en los últimos
tiempos.
¿Será Eurovegas rentable?
Teniendo en cuenta las exenciones fiscales que han pedido es posible que no lo
sea para las arcas del estado porque se recaudará bastante poco en concepto de
impuestos. Me preocupa este asunto, que el PP siempre considera menor, porque
es de ahí de donde sale gran parte de la riqueza de un país: de la
administración de su caudal público. ¿Por qué Las Vegas Sands tiene derecho a
unas exenciones fiscales que no podrán disfrutar los dueños de los restaurantes
de Alcorcón? Pues nadie lo sabe.
Todo parece una cuestión de volumen de
negocio: tienes derecho a ser tratado diferente en tanto en cuanto vayas a
tener más beneficios.
Entiendo que Adelson y su
multinacional quieran recuperar la inversión de Eurovegas cuanto antes
atrayendo al mayor número de turistas posible a sus instalaciones para
retenerlos vaciándose los bolsillos el mayor tiempo posible (no hablo solo de
juego si no también de discotecas, pubs, espectáculos etc.) y que quieran jugar
la baza de pagar menos impuestos para comenzar
a marcar números positivos en sus libros de cuentas en el menor tiempo
posible pero no sé si me hace gracia que lo hagan a costa de unos cambios de
legislación fiscales de los que nadie más que ellos podrían beneficiarse.
Pero esto solo es el principio
porque, en realidad, todas estas medidas parecen desaforadas y ofrecidas en un
punto de la negociación en que Las Vegas Sands sabe que no hay negociación
posible. Tampoco el PP madrileño está jugando una baza que podría ser
interesante: Adelson quiere un macrocomplejo en Europa pero no parece que,
excepto España, ninguno de los países más afectados por la crisis parezca
interesado en participar en la construcción del complejo. Hablo de Portugal o
Grecia que pasan por un momento económico complicado.
En esa especie de subasta pública
sobre la instalación de Eurovegas Francia, por ejemplo, no demostró el interés
que sí tuvo cuando se partió la cara por ser la sede del Disneyland europeo y,
a la misma, solo acudieron dos ciudades españolas: Madrid y Barcelona. Que el
PP y CiU sean los partidos gobernantes y hayan puesto el mismo interés
compartiendo, más o menos, los mismos escándalos financieros y hayan adoptado
decisiones similares con respecto a la sanidad y la educación parece la última
coincidencia ideológica entre dos formaciones que se muestran muy interesadas,
sin embargo, en parecer antagónicas.
La cuestión de fondo, la que
parece más preocupante, la que determinará si queremos un poco de esa nueva
cultura “cybertacky” en nuestro país parece continuamente disimulada pero
parece la más grave: ¿Quién va a construir Eurovegas y quién va a trabajar en
Eurovegas?
Las redes sociales, ese espejo
deformado y valleinclanesco, insiste mucho en mosquearse por el tema de la ley
antitabaco pero, en realidad, dos de las condiciones que Las Vegas Sands ha
hecho llegar al Gobierno de la Comunidad de Madrid y hoy mismo a Rajoy son más
sorprendentes:
1Una
nueva reforma laboral que elimine, de facto, el concepto de “sueldo mínimo” en
el que el trabajador cobrará única y exclusivamente las horas de trabajo sin
recibir ni una sola ventaja. Ventajas tales como, por ejemplo, vacaciones
pagadas.
2.
La
agilización de los trámites para conseguir un visado.
La primera es tan ridícula y
evidente que no hace falta comentarla pero la segunda, que fue comentada en un
debate de la semana pasada sobre Eurovegas en el Canal 24 horas de TVE, es un
tanto chocante.
¿Para qué necesita Las Vegas
Sands que se aligeren los trámites para conseguir un visado? El siempre
simpaticón Alfonso Rojo, un hombre que se tira a cualquier piscina sin
preguntar primero la profundidad de la misma, extendió un pliego de descargo
que comienza a repetirse de manera insistente: La medida facilitará la llegada
de jugadores multimillonarios de otros países que podrán pasarse aquí el tiempo
que crean necesario perdiendo su dinero.
Bien, eso sería factible si
pensamos en unos términos en los que Eurovegas será una especie de casino de
Montecarlo completamente exclusivo y el panorama del juego internacional se
basara en lo que hemos visto en las películas de James Bond.
La riqueza de Eurovegas, como de
Las Vegas, no vendrá de esos pretendidos jugadores multimillonarios (son pocos
en todo el mundo aunque parezca lo contrario) si no de atraer a un turismo más
popular que vendrá atraído por un paquete básico: vuelo charter+hotel+all you
can eat.
Es decir, Eurovegas se parecerá
más al “Spring break” que se viene celebrando en Lloret de Mar en los últimos
años que a Montecarlo. De hecho si se nos insiste en la riqueza que va a
generar Eurovegas se nos insiste, a la vez, en que esta vendrá gracias al
aumento del turismo en nuestro país que ya no llegará solo en el verano si no
durante todo el año.
Ya, por enredar, es difícil
pensar que un jugador de ruleta chino quiera permanecer en nuestro país jugando
ininterrumpidamente durante un periodo superior al que le brinda un visado
turístico actual. Digo yo que no habrá muchos magnates rusos que se hayan
instalado en Las Vegas o en Macao para jugar durante uno o dos años.
Como decía en una antigua entrevista Servando Carballar, líder de Aviador Dro y sus obreros especializados, hablando sobre un presunto aligeramiento de la propuesta de su grupo pero que bien podía ser aplicada a los preceptos del cybertacky este solo es posible en un momento en que tenemos más en cuenta el radicalismo de las masas que el experimentalismo de las élites. Y más cuando no hablamos de la instalación de un pequeño complejo de cinco o seis estrellas, discreto y mono que albergue solo a clientela VIP si no a eso, a un macrocomplejo de varios casinos, 3000 habitaciones de hotel etc.
¿Para qué se necesita entonces
agilizar estos visados? La respuesta hay que buscarla en la pregunta sobre
quién será la fuerza de trabajo de Eurovegas. Una fuerza de trabajo que tendrá
que venir de fuera de nuestro país y que necesitará visados en regla ofrecidos
en muy poco tiempo para permanecer aquí durante dos o tres años hasta la
finalización de las obras y luego, en parte, ser reabsorbido en equipos de
mantenimiento y limpieza del propio complejo.
El modelo “cybertacky” es uno y
universal y, por tanto, los obreros españoles parecerán caros con respecto a la
posibilidad de atraer a trabajadores de otros continentes por sueldos míseros.
Si hablamos del flujo laboral que
ha sido necesario para mantener el ritmo de construcción en nuestro país
durante la burbuja inmobiliaria y que benefició el traslado de cuadrillas de
Extremadura, Castilla o Andalucía hacia grandes obras y de que esta se
reproducirá para la construcción de Eurovegas tenemos que tener en cuenta que
este trabajo sí resultaba rentable para un obrero porque las constructoras
patrias ofrecían sueldos altos, traslados gratuitos y, en los casos que yo
conozco, alojamiento.
Si Las Vegas Sands pretende
construir Eurovegas en un tiempo record gracias a turnos de 12-14 horas,
ofertando sueldos por debajo del sueldo mínimo actual, sin horas extras, sin
facilitar dietas ni alojamiento (al menos digno) va a tener un problema grande,
en tanto en cuanto, no conseguirá todos sus trabajadores en nuestro país y, por
tanto, tendrá que buscarlos fuera. Seguramente porque ya piensa buscarlos fuera
porque ya ha construido otros casinos bajo estos mismos presupuestos de
precariedad laboral.
Es posible que me confunda y que
haya albañiles a los que no le importe trabajar en Madrid de Lunes a Sábado (se
acabó eso del horario de la construcción de librar de viernes a domingo) en
turnos que exceden en 6 horas el horario laboral establecido por nuestra ley,
pagándose sus gastos pero me temo que serán los menos. Serán los que tengan una
situación más precaria y, por tanto, permitir que esto ocurra no es más que
extender un poquito más el límite de la desvergüenza nacional.
Teniendo en cuenta esta
experiencia yo diría que el número de puestos de trabajo generados por
Eurovegas será más bien bajo tanto en su construcción como luego en su
instalación si no, sinceramente, todo este asunto un poco turbio de los visados
no se hubiera puesto sobre la mesa y, mucho menos, el hecho de que Las Vegas
Sands tenga la posibilidad de contratar a quien quiera, como quiera y donde
quiera.
El problema de Eurovegas no es
que sea feo o que haya objeciones morales a que la gente se divierta como
quiera. El problema de Eurovegas es que huele a tongo, que apesta a carta
marcada y a dado cargado y que, al final, hay que pensar que la banca siempre
gana porque no hay manera de ganarle dos veces seguidas a la estadística ni a
la tendencia.
Eurovegas no será estéticamente
un horror como no lo son los complejos turísticos de los Emiratos árabes pero,
sinceramente, la construcción de esta utopía no es posible sin la distopia del
cybertacky. Si estamos dispuestos a dejarnos engañar por unos tahúres o a
pensar que estos tahúres nos permitirán disfrutar de sus beneficios es porque
nos hemos sentado a echar unas manitas de poker y llevamos un rato intentando
buscar al tonto de la partida…ha pasado el suficiente tiempo como para que nos
demos cuenta de que el tonto somos nosotros y que nos van a desplumar.
Bienvenido sea el cybertacky, elevemos este canto hacia la tecnología punta puesta al servicio de la esclavitud y el ocio y digamos todos juntos: Eurovegas, sí. Por supuesto. Como no.
2 comentarios:
Sobre Adelson, Las Vegas Sands y la FCPA: http://eldiario.deljuego.com.ar/submenuanalisisdelarealidad/4654-adelosn.html
Aunque date ya del año pasado. Eurovegas NO se construirá.
Es increíble tener la posibilidad de viajar a nuevos lugares y a mi me encantan las cosas asombrosa e impactantes. Por eso desde hace rato tenia ganas de hacer un viaje a las vegas y estoy buscando promociones en internet de diversos hoteles
Publicar un comentario