"¿Tengo pinta de tener un plan?
Sólo soy un perro que corre detrás de los coches...si atrapara a uno no sabría que hacer con él"
(Joker en El Caballero Oscuro)
Me uno al coro de personas que no le gustan las navidades. Yo, encima, tengo más delito porque he intentado por todos los medios que me gusten. Siempre está bien ponerse en el curriculum alguna rareza absurda como que te gustan las navidades. Lo siento, no puedo con ellas. Desde pequeño las asocio con la tristeza, nada tiene que ver que un año, por estas fechas, mi padre y yo tuviéramos un paradójico accidente de coche: chocamos contra un automóvil de una autoescuela conducido por un profesor de la misma que se había despistado en una rotonda cercana a mi colegio. Acababa de recoger las notas y mi padre me había ido a recoger antes de tiempo para que pudiéramos irnos al pueblo sin pillar caravana. Paradoja.
Aquel incidente no hizo nada por arrancarme el poco espíritu navideño que siempre he arrastrado. Más que nada me colocó en una precisa posición filosófica que he abandonado en algunos momentos de mi vida: Kubrick debería de haber sustituído el monolito de las narices por una máquina tragaperras gigante.
Todos los días tiramos de la palanca de esa tragaperras y, la mayoría de las cosas que nos pasan, simplemente ocurren porque has tenido suerte y te han salido tres cerezas o has tenido mala suerte y no has rascado bola.
Miren si no a toda esa gente que le toca la lotería, la alegría de sus caras, la cantidad de cava barato que se tira al suelo celebrando un dinero que, joder, siempre resulta que va a tapar agujeros. A toda la gente que dice que usará ese dinero para "tapar agujeros" lo mejor hubiera sido que les hubiera tocado un tapón de corcho o un alcornoque entero para que pudieran sacar de la corteza unos cuantos dichosos tapones. Respetaría mucho más a un tipo/tipa que dijera "me voy a hacer un traje de oro" o "voy a contratar a la banda municipal para que me acompañe hasta el banco", incluso algo así como "voy a gastarme este dinero en ser un poco feliz y en olvidarme de que un cabrón me estafó para que me comprara una casa con una hipoteca que no voy a poder pagar ni aunque viva esta vida y tres mas".
¿Parezco ya Mister Scrooge? ¿Digo ya eso de "paparruchas"?. No. No le voy a quitar el puesto a nuestro Grinch patrio. Me refiero a García Ferrán que ha dejado sin navidades a unas cuantas almas en pena. Me imagino que este año en su mesa no faltará un poco de langosta carísima que se ha podido comprar gracias a que no compró ni un solo billete para volar en su desaparecida compañía. Se llamaba Air Comet y, al parecer, era de poco fiar.
El caso es que no les quería amargar el turrón, ya digo, soy de la gente que se ha esforzado porque las navidades le sienten bien aunque uno sepa que las navidades son turrón de coco. Sí, joder, turrón de coco, esa cosa blanca que se queda en todas las bandejas y que nadie se come pero que se sigue comprando por tradición y porque, me imagino, queda bien que todas las visitas sepan que en tu casa "en estas fechas tan señaladas" se derrocha en comprar una parida que nadie se va a querer comer. Si no hay turrón de coco es como si se rompiera la escala cromática. Al menos esa será la justificación que tengan en las casas de los diseñadores para comprar semejante aborto.
Pero, de verdad, he intentado que me gusten las navidades. Ya saben, hago todo lo que me dicen: acudo a las cenas familiares, pongo buena cara, como lo que me ponen y trasiego Codorniu/Freixenet y del de marca blanca como si fuera una prostituta intentando que suba la cuenta de los clientes de la barra americana. Es más no paro de trasegar hasta que no veo que el último paje de los Reyes Magos ha cerrado la puerta de casa. En algo hay que entretenerse cuando uno no le sale el espíritu navideño y la religiosidad se le ha quedado corta para acudir a misas del gallo, misas en contra de Zapatero, belenes vivientes...de hecho un año intenté comprarme un abrigo de visón para que me dejaran asistir a una de esas mesas petitorias que se montan las señoras de alcurnia. Ni por esas. Compré panderetas y zambombas y las toqué hasta que me abrí las muñecas y la marabunta de vecinos llamó a la puerta de mi casa armada con polvorones del año pasado y antorchas. Ni siquiera eso hizo efecto.
Lo que no he hecho nunca ha sido comprarme un simpático gorro de Papa Noel o una de esas ingeniosas diademas decoradas con unos cuernos de reno. No he tenido huevos para salir así a la calle en mi vida y eso que he salido a la calle llevando guardapolvos, uno horrible con hombreras que me empeñé en comprarme en los años 80 cuando intenté ser "new romantic" durante una semana...parecía E.T. vestido con gabardina. Lo mío es un drama. Lo biológico y lo otro, lo de que no me gusten las navidades.
Y el caso es que no me afecta el consumismo, ni el garrafón con el que nos regalan en todas las barras libres, ni los abrazos, ni las comidas de empresa, ni esa falsísima fraternidad que nos invade y que intenta zanjar cada pelea a puñetazos con un "¡Hombreeeeee, que es navidad!". Pues por eso, justamente por eso es por lo que la gente se lía a puñetazos.
No es que quiera ir de auténtico, de super natural, de postmoderno, de nada de nada...es que a mi estas fiestas me sumen en una modorra tremenda, en una tristeza profunda y en un "madrecita de mi vida que me quede como estoy y que el año que viene podamos seguir viendo a todos estos memos vestidos de Papa Noel y comprando arrrrrtiiiiculos de coña y no se nos lleve un ERE". Y es que la gente es así, pero yo no, qué le voy a hacer. Ya me gustaría a mi meterme en la masa y rebozarme con esos sprays de nieve tóxica, ponerme tangas rojos en Nochevieja y zampar mantecados de La Estepa a dos carrillos, como si no hubiera mañana, hasta que las arterias se me atascaran. Felices los que cantan desgañitándose eso de "Ande, ande, ande, la marimorena" y lo de "He comido pavo todas las vecinas me tocan el..." y tal. De ellos es el Reino de los Cielos, las tiendas del Xanadú y, me imagino, la cuesta de enero.
Pues lo dicho, que me congratula felicitarles en estas fechas tan señaladas, en las que las familias se reúnen alrededor del hogar, somos mejores con los ancianos, magnánimos con los niños, felices de celebrar una tradición simpar en el mundo entero y otro montón de tópicos más. Si son tan amables despiertenme allá por agosto porque benditos los osos que pueden hibernar.
5 comentarios:
No te permito que te metas con el turrón de coco...
FELIZ FALSEDAD PARA TI TAMBIEN, PRIMO!!!
Yo cada Navidad me siento más hipócrita; despliego todo mi cinismo con mis colegas y luego me veo comprando regalos por orden de las pausas publicitarias y la inercia global. Si eres fiel a ti mismo eres un cabrón, y si haces lo que todos los demás sabiendo que todo es puro cuento interesado, entonces te sientes falso.. No hay salida..
¿Los regalos no deberían ser algo espontaneo y sorpresivo?...
Mi muy estimado y querido Insustancial, tengo unas ganas loquérrimas de que pasen unos cuantos años y así poner en práctica esa manida frase de "los niños sí que lo pasan bien en Navidad!". El problema es que, siendo tan cabroncete como es nuesro pequeño Lucaskywalker, estoy por apostar que con cuatro años se nos hará "emo" y dirá que Papá Noel es un iluso que huye de la cruel muerte ataviado como un payaso; y que además "fijo que tiene cirrosis"...
Las Navidades, mi querido amigo, son como las infecciones vaginales para las prostitutas del Raval: hay que pasarlas una vez al año y punto.
Que le sean tan leves como espero que sean para mí.
Afectadísimos y funfunfuneros abrazos.
PD.- ¿"Paternidad irresponsable"? Pero si sólo llevaba una diadema de cuernos de ciervo...!
Hola a todos,
Siento no estar tan al loro de las contestaciones pero mi vida, actualmente, es un circo de tres pistas en el que se me han revolucionado los enanos.
Galán,
El turrón de coco es lo peor...quizás no tan malo como el de Tutti Frutti.
Manucosamala,
Hemos echado de menos al clan Granado en estas fiestas tan señaladas.
Jordim,
Yo cada navidad intento, por todos los medios, no enterarme de la celebración.
Los regalos tendrían que ser algo sorprendente, sí.
Grom,
Me quedo con esa frase de las prostitutas y la navidad y con las ansias de que el pequeño Luke crezca para que celebre botellones.
Abrazos a todos.
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