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sábado, 6 de noviembre de 2010

Dragó y el cliché masculino más viejo del mundo



¿Qué diferencia hay entre el madurito de pantalón de pinza y camisa de Ralph Lauren que se acoda en la barra del bar rodeado de amigotes y comienza su parlamento diciendo "ayer tres, sin sacarla" que el hecho de que un viejito soriano llamado Fernando Sánchez Dragó saque pecho de un presunto menage a trois con dos adolescentes japonesas en el Tokio de 1967? 

Es más, repasen el textito mil veces repetido en la red, y díganme si no se han revolcado solazmente en historietas parecidas reproducidas en medios de gran alcance como la revista LIB o el Consultorio de Charo Medina. Por si no lo saben ese trovador urbano llamado Arlequín ya en los años 70 se sacaba unas perrillas contando sus hazañas sexuales con alemanas frescachonas y educadas en la liberación sexual. 

La historia que cuenta Fernando Sánchez Dragó no es más que un cliché mil veces repetido por el cine porno y, seguramente, sea la fantasía sexual más extendida entre los hombres de todo el planeta: vas a hacer unas gestiones y, por el camino, se te aparecen dos muchachas de buen ver con las que acabas en la cama. 

¿No se acuerdan de la escena de "La naranja mecánica" en la que Alex va a comprar unos discos de Ludwig Van y le ocurre eso mismo?

No le den importancia. El mismo Sánchez Dragó antes de que le creciera un manifiesto (por cierto, impulsado por su colaborador Javier Ruiz Portella) ya dijo que todo era poco más que un malentendido. La culpa, otra vez, es suya que tiene la mente calenturienta y donde leyó lo de aquellas dos ninfas de trece años entregadas a darle gustito al escritor lo que en realidad tendría que haber entendido es que todo no fue más que un encuentro casual con una pandilla de adolescentes alrededor de una mesa y unos cafés que terminó en unos cuantos besos castos y torpes. 

Y es que, la verdad, parece todo sacado de un diccionario de tópicos. No solo la historia sino también el hecho de que esta sea nada más que una exageración. Ya saben lo que dice la sabiduría popular: "los hombres son como las fichas del parchis que se comen una y se cuentan veinte". 

La cosa ha sido tan tópica que, como ocurre últimamente, al ser descubierto un ciudadano en renuncio o fechoría este, en lugar de reconocer que ha metido la pata, inicia una campaña de autobombo exagerada dirigida a denunciar una presunta conspiración universal contra su persona. A estas alturas el "Tema Tokio 1967" ya ha dado para que algunos se pongan a lado de Dragó diciendo que hay gente que pide que se "quemen sus libros". La verdad, no lo había escuchado hasta hoy. Sí había escuchado a Esperanza Aguirre comparar a Dragó con Miller, García Márquez y, el tío de Esperanza, Gil de Biedma. Fíjense lo que quiere la Presidenta de la Comunidad quiere a Dragó que no tiene empacho en ponerlo a la misma altura intelectual, moral y personal que a un familiar directo del que, me imagino, conocerá toda su obra.

Si a estas alturas ustedes se soliviantan por las afirmaciones de un bocachancla (lean este estupendo artículo de Grace Morales y disfruten porque nos da a todos sopas con ondas...o papas con ondas o como se diga...vamos que nos da una paliza) es que tienen la piel más fina de lo que exigen estos tiempos. 

Es paradójico que Sánchez Dragó que tanto ha viajado y tanto ha leído en realidad no haya podido superar al ignorante sesentón con el hígado hecho mierda que supura rencor por cada poro de su piel contra el género femenino (y en especial por su ex esposa, que se lo ha montado mejor tras el divorcio) y que se sienta noche tras noche en el último taburete del pub del barrio esperando que otros, tan tristes e ignorantes como él, se le acerquen para contar a voz en cuello la última visita a un puticlub y las maravillas que allí se produjeron. Esos, que no han salido de España nada más que para hacer la mili en Ceuta y que se creen que no hay mejor sitio para veranear que un apartamento en Santa Pola, piensan igual que él y, puestos a contar historias verdes, exageran con el mismo énfasis y me, imagino, que pillados en la trola es posible que se justifiquen con la misma saña. Dragó, que tanto budismo zen ha mamado, ha demostrado ser incapaz de quitarse el pelo de la dehesa y de arrancarse la herencia cultural más machistoide y cateta. Mis conmiseraciones. 

Es una pena que un tipo que va de escritor notable (algo que es una especie de etiqueta que se ha colgado él mismo) tenga tan poca imaginación que no se le ocurra mejor recurso que, para darse pisto ante un colegui, repetir la línea argumental de esa maravillosa cinta titulada "Fue a por trabajo y le comieron lo de abajo". 

De hecho, tiene tan poca imaginación, que sigue el mismo patrón que todos los fantasmones del folleteo: ligo mucho y follo más pero siempre lo hago en una ciudad que te costará visitar alguna vez y con gente que no te cruzarás jamás. Otro montón de conmiseraciones. 

Leo estos días "Out", una novela de la japonesa Natsuo Kirino, que es un retrato criminal de la sociedad nipona. En uno de los pasajes del libro una de las protagonistas está en casa viendo la televisión y se queja de que se emita, por enésima vez, otro de esos reportajes sobre teens niponas que tienen novios en edad de perecer con tal de hacerse un fondo de armario que ríete tú del de Ann Wintour. 

El viejo verde que corre torpecito detrás de las treceañeras es, desgraciadamente, también un cliché cultural en el otro lado del mundo. 

Yo no quiero que ustedes pidan que se censure a Sánchez Dragó, de hecho ni siquiera estoy de acuerdo con que se le quite ese programa suyo de libros donde se habla un poco de otras personas que no son él mismo, y la verdad pese a que mantengo una opinión bastante personal sobre si es bueno o no quemar libros tampoco les invito a acercarse a la biblioteca pública más cercana con un bidón de gasolina (a no ser que dentro aniden zombis o Frankenstein) para hacer una pira con la obra completa de este señor. 

En estos días en los que se ha secuestrado una revista satírica por sacar en portada una caricatura del Papa Ratzinger XVI y parece ser que el debate sobre "A serbian film" alcanza niveles de mal viaje total no seré yo el que pida la cabeza de un fantasmón que se entretiene inventando batallitas. Más que nada porque en estas costrosas cuestiones siempre hay dos varas: una que sirve para medir y otra que sirve para dar palos de ciego. Yo no consumo nada que haya sido tocado, ni con la punta de una pértiga olímpica, por este infraser y pese a no entender qué interés puede tener nadie en leer las divagaciones de ese menda sobre las vidas pasadas que tuvo su gato entiendo, como aquel torero, que hay gente pa tó. Si me gustaría que estos mismos que ahora, tan enardecidamente, usan la palabra libertad como trapo para taparse el culo fueran capaces de demostrar el mismo amor por el libre albedrío ajeno porque, la corrobla de la caspa, se pone muy libertaria cuando se trata de no poner límites a la empresa privada o de justificar que de nuestros impuestos salga un dinerito que subvenciona las procesiones de Semana Santa pero te montan una manifa en plan Berlín 1933 a la mínima que dos mariquitas (que se quieren y se respetan porque son personas humanas buenas) quieren pasar por el altar y organizar un banquete nupcial.Pregúntenle ustedes al autor del manifiesto a favor de Dragó sobre la conveniencia o no de quemar un libro que estuviera firmado por Stalin a ver que le cuenta del asuntito ese de que todos los que queman ediciones de bolsillo son unos nazis.

Pero, volviendo al tema y para terminar que ya me estoy columpiando again, a mi que un tipo use términos como "putita" públicamente para referirse a las mujeres o que defina la vagina más apetecible como "chochito rosaceo" me produce menos asco que vergüenza ajena. Sí, también siento cierta repugnancia mezclada pero, la verdad, es que creo que es Sánchez Dragó como idea (como Sostres como idea, por ejemplo) lo que me produce arcadas. Son cosas como estas las que me ponen triste y mal. 

Si el texto de Dragó quería ponernos como berracos, sinceramente, es como toda la obra de Dragó un enorme fracaso: sólo de imaginar esas carnes colgantes en movimiento, esas caderas tensándose, ese bizqueo de remate y ese gritico propio de la berrea de colofón me pone los pelos como escarpias. Ya podría haberse leído, de cabo a rabo, esa novela erótica de Francisco Umbral titulada "La bestia rosa" (que va de un viejo con sexo tardobarroco y una jovencita que "lleva gafas de Ramoncín y un tiranosaurio en el hombro) y haber cogido notas con esos post-it de colorines con los que decora todos los volúmenes que reposan sobre el atril de su "negro sobre blanco". No hay color. Eso sí es literatura.

Nota del Insustancial: para ilustrar un tema tan peliagudo como este me he decantado por el grupo japonés 5,6,7,8´s formado por chicas que cantan el temazo "The Barracuda". 

miércoles, 4 de marzo de 2009

Telemadrid Mon amour









Creo que esta es la enésima entrada de este blog que comienza con esta frase: "Los que vivís fuera de Madrid no sabéis lo que os perdéis sin poder disfrutar de Telemadrid".



En Telemadrid está Ernesto Saez de Buruaga, Curry Valenzuela, Herman Terstch, Fernando Sánchez Dragó, José Luis Garci, Cristina Tárrega...y un largo etcétera de profesionales de primer orden. Sí, de primer orden.

De hecho los profesionales de Telemadrid son tan buenos que nos cuestan a cada madrileño unos 29 euros al año, un precio parecido al que pagan los valencianos por su entramado de televisiones públicas. Para que nos hagamos todos una idea de cuanto me cuesta Telemadrid sólo diré que cada español (o persona con pasaporte español) paga 8 euros por Televisión Española y Radio Nacional de España.



Decía Manuel Vázquez Montalbán en ese volumen de culto llamado "La Aznaridad" que las teorías de la comunicación actuales apuntaban a una interesante teoría llamada "Teoría de señales". Es decir, el mensaje es tan importante como la manera en la que se transmite, como se modula la voz del transmisor, como se viste, los gestos que hace. De hecho "lanzar señales" positivas hace que los mensajes más catastróficos puedan pasar por ser meras noticias de segunda o tercera fila.

Si repasamos todos juntos la lista de profesionales, de primer orden, que paga Telemadrid con el dinero de todos los madrileños (voten o no voten al proyecto de la malvada SPECTRA y OCTUPUS que gobierna la región) concluiremos que la señal que está mandando la cadena autonómica es clara y límpida. Llega sin interferencias y se resume en esta sencilla frase:
SIEMPRE HAY UN CAMINO A LA DERECHA

Y no lo digo porque los locutores carguen su paquetorro hacia esa zona de la pernera o porque se sospeche (no sin algo de fundamento y sí mucha malicia) que Telemadrid es una cadena fachorra. Lo digo por hacerle un homenaje a esa película de José Luis García Sánchez de 1997 (secuela de "Suspiros de España y Portugal") en la que dos pobres perdularios, interpretados por Juan Luis Galiardo y Juan Echanove, acuden a un programa de televisión para limpiar en los platós sus desgracias y ser por fin devorados por la caja tonta.


Efectivamente da igual que los personajes de primer orden que trabajan en Telemadrid hayan fracasado en casi todas las cosas que se han propuesto últimamente sea su negocio vender libros, dirigir películas o presentar telediarios sin atender a unos mínimos básicos de independencia. Da igual. Telemadrid no valora s sus profesionales por ser profesionales si no por algo mucho más importantes: ser fieles.

Y eso tiene un precio y una recompensa. A costa de recoger todo lo que los demás, tontos ellos, desechan (ya sea por el elevado precio de las costas morales y económicas de mantenerlos en plantilla, ya sea porque esta muchachada neoliberal no da una...que también) Telemadrid se ha convertido en un Montepío del infierno y/o cotolengo catódico. Mola.

Estética feísta, griterío incontenible y, supra tutto, una españolidad a prueba de bombas. Esa españolidad que algunos se empeñan en constatar como algo positivo (Todavía no me llega la camisa al cuello cada vez que un paisano sonríe cuando un guiri dice "este es un país de chorizos" y le reconforta diciendo "no, de chorizos no, de pícaros") pero que me temo que es, como diría mi cuñaíto, "lo puto peor". A mi todo esto lejos de enfadarme me reconforta, leo la señal (la que está ahí arriba escrita con mayúsculas) y pienso que a lo mejor tambén es aplicable para mi y que, por mucho que la cague, siempre tendré un Telemadrid dirigido por un amiguete.

Enfangados en este garbancismo de diseño (el mismo olor a col pocha subiendo por el hueco de la escalera, el mismo plato de pescadilla de ración con su puntito de botulismo que describía Martín Santos en "Tiempo de Silencio" pero servido sobre una estructura de Calatrava o de Foster) el telespectador de Telemadrid sabe que su dinero está estupendamente bien invertido en regalarle un retiro de campanillas a esta tropa que parecen no ya partidarios del PP o de Aznar si no de Miguel Primo de Rivera.

Si os queréis dar un baño de lo que significa el concepto "Telemadrid" sólo hay que asistir a una de las retransmisiones baloncestísticas que Josechu "white russian" Biriukov y Siro "minuto y resultado" López nos regalan cada vez que el Real Madrid tiene la mala suerte de jugar en Europa. Hoy, que hemos cascado contra el Barça y bien cascado, he asistido con gozos renovados a una cascada de mala información (es triste que un ex jugador no sepa decirle a los espectadores si el equipo está jugando en zona o en defensa al hombre...es muy malo que López, que es de la época de Butano en la SER, no sea capaz de seguir un tanteo como Dios manda o no se sepa las reglas de este santísimo deporte), información estúpida (Josechu y Siro nos cuentan en cada retransmisión que en Berlín no se puede cenar nada caliente a partir de las 12 de la noche mientras que en pantalla se están jugando los últimos 30 segundos de posesión del partido), partidismo feroz (los dos locutores son muy madridistas y dicen cosas como "¡Personal, Personal, este árbitro está ciego!" o "vamos dos canastas por abajo") y derrotismo asqueroso.

Sí, si el Madrid gana los jugadores son los "gladiadores" o "una panda de chavales fantásticos" y si pasa como hoy, por ejemplo, se están pidiendo cabezas a troche y moche, se hacen comentarios sangrantes hasta del utillero y se escuchan cosas como "estoy harto de venir a Barcelona para ver como nos mojan la oreja una y otra vez, una y otra vez". De todas maneras en el siguiente partido que el Madrid gane todo volverá a la normalidad y tendremos un equipo que "con entrega y tesón puede llegar a donde quiera". Mucho más asqueroso, algo que se comparte con La Sexta, es que nos empeñemos en ponerle motes bobos a los jugadores como, por ejemplo, Felipe "Gladiator" Reyes. Así somos y así es Telemadrid no creo que haya una televisión que represente lo peor de nosotros mismos y por eso, todos esos profesionales de primer orden, estan ahí para recordárnoslo y, además, llevándoselo muerto. Hace mucho tiempo que dejaron de informar pero es que su labor es otra, es recordarnos que da igual lo bajo que quieras llegar: Siempre hay una televisión a la derecha...como en la vida.

martes, 2 de diciembre de 2008

El legado de Soseki (El gato)


Soseki, el gato de Dragó, se ha muerto. Soseki el gato (Soseki Natsume el escritor lo hizo en 1916) la ha espichado y su dueño, el ínclito, el maravilloso el del liberalismo vertiginoso, lo llora como un verdadero padre desde las páginas de un periódico nacional que, pese a llamarse El Mundo, paradójicamente tiene tiempo de ocuparse y dar espacio a una tragedia doméstica.
La muerte de Soseki nos debe de servir como ejemplo a todos. Primero por haber conocido a una bestia tan noble, tanto que incluso jugaba con sus amigos los pájaros. Soseki era un civilizado gato con la sensibilidad de Stuart Little que incluso olvidaba sus atribuciones gatescas para sentarse a meditar con Fernando y con Naoko, compañera sentimental del escritor, en ese retiro soriano que me imagino como una suerte de ashram castellano regidos por las leyes del tantra en lo horizontal, de la sabiduría literaria en lo vertical y de la pedantería en la totalidad.





Me obnubila la capacidad con la que Sánchez Dragó, normalmente poco dado a la compasión para con el ser humano que no puede ofrecerle un puestillo o subvencionarle una nueva edición de su libro, llora con dolor infinito la muerte de su mascota. Cuando uno tiene pocas cosas sobre las que preocuparse le afloran esas necesidades inmediatas de convertir una tragedia doméstica en una Tragedia (con mayúscula) publicable. Sólo así puede explicarse que Dragó justifique su texto y lo compare con "Mortal y rosa" (Esfera de los libros). Dicho libro, escrito por Francisco Umbral y publicado en 1975, cuenta en un monólogo interior el dolor del autor por haber perdido a su hijo. Ni que decir tiene que está considerada como la obra cumbre de Umbral aunque yo os recomendaría por cachondorra y tristona "La bestia rosa" (Tusquets) que se alzó con el Premio La sonrisa vertical a principios de los 80.

¿Se puede comparar la muerte de un hijo con la de un gato? Pues parece ser que sí. A mi me recuerda a este chiste:

-¿Qué tal estás, Manolo?
-Fatal, chico, se me ha muerto mi padre.
-¡La hostia, vaya día! ¡A ti se te muere el padre! ¡A mi se me pierde un lápiz!

La muerte de Soseki nos enseña muchas cosas como que, cuando hayamos muerto, nadie osará a hablar de nosotros...mal. Me imagino que el gato en momentos de enajenación transitoria habrá querido recuperar su espíritu de fiera y perder el zen y, como todos los gatos, habrá arañado, mordido o, incluso, agrupado alrededor de la puerta de detrás del Ashram de Fernando y Naoko una pila de pequeños animalejos tales como ranas, sapos, culebrillas de agua o, incluso, algún gorrión despistado que es una cosa muy de gatos de campo; habrá desaparecido sorpresivamente durante la época de celo y vuelto a los tres días como el hijo pródigo y pastillero para ser recibido con un "¿Donde te has metido?". Me imagino a Soseki, mirando al intelectual y a su Yoko Ono con la oreja descolgada y el hocico arañado diciendo "Nah, por ahí, con estos...tú me llevaste a Telemadrid a conocer a Garci y yo ni dije ni miau".

Espero que alguien, aunque no sea mascota de nadie, me escriba algo tan sentido cuando esté muerto y esconda mis pifias, mis desapariciones gatunas, olvida aquellos días en que olvidé en zen de mis obligaciones para darme a la molicie...me siento un poco cercano a Soseki...


En verdad Soseki, cual monje budista fallecido, nos ilumina el verdadero camino pero no del Zen o de la trascendencia del alma (leve en los menos instruída, pesada como una piedra de río en los del curso de budismo avanzado) si no en el aún más inescrutable ruta de ablandarle el corazón a todos esos liberales que parecen, a priori, tan despreocupados por todos los que no pertenezcan a su grey. Todas las reservas para darle pan a los pobres, todas esas manías de cerrar hectáreas de terreno público para el uso y disfrute de unos cuantos en forma de clubes de campo, cotos de caza, toda esa querencia al "ande yo caliente, ríase la gente", a la desaparición del sueldo base o de la educación y la sanidad se evaporarán si...TE DISFRAZAS DE GATO.

La respuesta estaba ahí pero no éramos capaces de verlo. Claro porque es un poco vergonzante ir a pedir una subvención o una vivienda disfrazado de minino pero, me temo, que eso si que ablanda el corazón. De hecho me temo que Esperanza Aguirre no hubiera sido capaz de abandonar a toda la delegación que se quedó olvidada en Bombay si estos hubieran sido sus gatitos o sus perritos. Disfrázate de gato, compórtate cual gato doméstico y a nadie se le ocurrirá dejarte atrás, te darán de comer, te proveerán de los mejores cuidados pero, jamás, se les ocurirrá dejarte en medio del caos, bajo el fuego enemigo a expensas de unos malditos terroristas. No podrían dormir por las noches de puro remordimiento. Muy inglés y muy zen, al parecer, eso de tratar mejor a las propias mascotas que a los semejantes aunque vayan sobre dos patas.


No me extraña porque el gatito te maulla, se remueve obsequioso entre tus pies, te lame con indecorosa felicidad y te acompaña mientras que el vecino, oh, el vecino con su gusto por pensar por su cuenta, hacer lo que le da la gana y, de cuando en cuando, cerrar las puertas de la casa tan fuerte y tan rápido que, normalmente, acaban por apagarnos el incienso en el momento justo en el que estamos más allá de las puertas de la percepción o de "clavarla en blando" (una de las virtudes físicas que Dragó admite tener, penetrar sin estar en erección). Esos humanos cabrones, esos minimos tan maravillosos...

Dragó nos ha mostrado el camino de Soseki, ese que dice que cuanto más conoces a tu gato, menos entiendes a los humanos...yo por mi parte también he visto la luz, cuando más leo a Dragó, mejor entiendo a los liberales y a sus mascotas.
Hoy no se nos va a olvidar ponerle un par de velas a San Antón, patrón de todos los animales, y otras dos más a San Judas Tadeo, patrón de los imposibles, por si en una de estas a alguno de estos se les ocurre invertir menos en Lehman Brothers y más en cordura. Hoy, este blog se tiñe de luto y viaja desbocado y sin frenos en el tren desbocado y sin frenos de la pedantería.

Nota del Insustancial: También nos unimos al dolor de la familia de la señora que se ha muerto manipulando una cama plegable que acababa de comprar. Luctuosa noticia de la que nos hemos enterado gracias al programa de tarde de Antena 3 y sobre la que nadie escribirá más que algunos desacertados chistes de rápida factura y execrable gusto que no podríamos reproducir. Estoy seguro de que, en estos mismos momentos, está acariciando a Soseki allí en el cielo.

Nota de la Pequeña Manson, hermana del Señor Insustancial: "Hay que abrir dos líneas de investigación en lo de Esperanza Aguirre y en lo de Soseki...por si acaso ha sido la ETA".

martes, 11 de noviembre de 2008

El rugido del ligre


Hay cosas raras: ¿Por qué la gente cree que es vejatorio que un tipo sin brazos y sin piernas exhiba sus habilidades en una carpa de circo como hacía Prince Randian en Freaks (Todd Browning, 1931) y, sin embargo, eso mismo sea un ejemplo de superación si lo hace en un estadio olímpico?

Es curioso: Consideramos algo extraordinario, por poco común, el físico de una ucraniana de 16 años cuyas medidas harían llorar de emoción a Praxíteles y le permitimos vivir del mismo enseñándole a mostrar palmito, a no caerse mientras camina mirando al frente por una pasarela, a poner caras inexpresivas o de monguer deseosa en las portadas de las revistas de medio mundo y pagamos ese esfuerzo introduciéndola en el mundo de la cocaína, los proxenetas internacionales o los novios químicamente inestables. Sin embargo, si tenemos otro físico extraordinario pero raro, como ser una mujer barbuda, el 50% de un siamés, midget o Peter “El esqueleto humano” Robinson y queremos exhibir cómo nos ha tratado la naturaleza en una barraca de feria hay alguien que tiene algo que objetar desde la moralidad.

Normalmente te dirán que lo malo está en el ojo del espectador morboso que acude a estos eventos a ver un espectáculo de exhibición impúdica…me refería a lo segundo, lo del circo, y no a lo primero, lo de la pasarela…bueno, me lío. El caso es que nos parece muy bien que si tienes unos pectorales perfectos o un culo made in Ipanema se te permita ganarte la legumbre con su exhibición pero que si lo tuyo (como lo mío, básicamente) raya en lo que cualquier predicador en su sano juicio tacharía de “abominación” preferimos que no lo hagan y que se dediquen a montar bolis, hacer marquetería o tengan una plaza en un consistorio. Sigo sin entender la diferencia.

Desde hace años, por tanto, los freaks no pueden trabajar en los circos y por eso se buscaron alternativas como la exhibición de animales raros como serpientes, tarántulas, mamíferos curiosos pero, la verdad, el aumento del tráfico ilegal de especies protegidas y peligrosas ya había convertido la habitación de muchos macarras titulares en pequeños ecosistemas del “horror vacui” donde ratones de Madagascar, iguanas, camaleones, monos, pitones albinas y un largo etcétera competían por llegar primero al enchufe o a la ventana para acabar con su existencia.


En realidad sólo hay un freak circense que resiste el paso de los años sin que nadie haya hecho nada por prohibir su proliferación y/o exhibición: el ligre. Sí, el mítico animal que se anuncia de cuando en cuando en enormes carteles que parecen hechos por un esquizofrénico daltónico y que dicen que es mezcla de tigre y leona ya que lo contrario daría otro animal híbrido llamado Tigón. Otro infierno de la globalización: coges a un felino asiático y a uno africano y los encierras a ver que sale, a ver quién se zumba a quién y en qué condiciones…acabo de caer en la cuenta en que estas cosas ya se pueden hacer por medio de la inseminación artificial…estoy muy anticuado.
Bueno, el caso es que el ligre (y el tigón) es uno de esos bichos míticos, mitad mentira, mitad verdad, todo espectáculo. Como Michael Jackson que es el ligre humano más conocido pero no el único.
Ayer tuve esa sensación viendo a Rosa Díez en el programa de Sánchez Dragó. Daños colaterales del insomnio: sumergirte en el estado inducido de incoherencia que te procura la programación de Telemadrid.
Rosa quiere, sobre todo, ser un ligre. Estar a bien con izquierda y con derecha, reinar en el futuro ganando el centro y diciendo todas esas cosas que quieres escuchar como, por ejemplo, que hay que hacer una política sin ideología. Son esos tochos de sebo y carne cruda sin sabor y sin olor de los que se alimentan los ligres como la Díez. El sabor le gusta a la diputada de UPyD pero sólo en su libro de recetas que no he tenido el placer.

Ayer Dragó y la misma Díez se enzarzaron en una lamida de culo de esas que uno piensa que sólo puede encontrar en las películas de Rocco Siffredi, un rimming televisado en el que compitieron primero por descubrir quién admiraba más a quién (Ganó la Díez que admira mucho a Dragó porque Dragó sólo se admira a sí mismo) y luego en una gilipollada estupenda que fue a ver quién se declaraba más “liberal”. Pero no liberal de esos “neocons” o de esos “liberales americanos” ¡NO! Ellos son liberales al estilo de las Cortes de Cádiz. El guirigay fue evidente, claro. Hay que retrotraerse a 1812 para encontrar las raíces de la tradición política de la ligresa y del escritor que, por otro lado, también es muy ligre, muy ligre (¡Ding!) incluso de pensar que es lo más del cabás.

En realidad ambos son dos floreros porque como no son ni tigres ni leones sólo destacan por llamar mucho la atención. El ligre, como todos los híbridos, es estéril. No heredará la tierra, ni la jaula y, por lo tanto, no tiene que preocuparse de nadie nada más que de él por lo que puede permitirse el lujo de hacer con que hace política sin hacerla o hacer que está haciendo literatura sin dedicarse de manera real. El ligre vive el momento a tope a sabiendas de que nada quedará de ellos en el futuro.


En la entretenida “Hijo de los hombres” (novela de P.D. James y película de Alfonso Cuarón) se plantea un mundo caótico en el que el ser humano ha dejado de ser fértil y camina hacia su absoluta desaparición. Un mundo dominado por ligres sería un poco así, incapacitado para generar nada nuevo, para ser fértil en el terreno de la procreación de otros semejantes o en el del terreno de las ideas caminaría irremisiblemente hacia su destrucción absoluta…
Es por eso que es importante que siga habiendo tigres, leones, ucranianas de pechos perfectos, Adonis andantes, freaks, mujeres barbudas y también ideas, pensamientos, canciones, películas, libros y cosas así que aseguran la supervivencia de la especie, su biodiversidad. El resto es sólo el rugido pasajero de un animal concebido simple y llanamente para ser exhibido en un espectáculo banal y el dueño del circo pueda comer calentito todos los días.

martes, 9 de septiembre de 2008

Rebuznos de futuro


Definitivamente Emma García (Tele 5) y Patricia Gaztañaga (Antena 3) se han convertido en las presentadoras con un curriculum más regulero de sus respectivas cadenas. La primera presenta Hombres, mujeres y viceversa, una especie de mercado de carne donde la gente va a buscar novio/novia, mostrarnos su retorcido sentido de la moda y su psicodélica noción de la palabra romanticismo y la segunda está bregando con No es programa para viejos. ¿Qué? Vale, lo has adivinado, es una gilipollez ya desde el título...¿Podrías confiar en un programa que se llama así? Bueno, digamos que sus creadores saben tanto de la juventud como de cine de los Coen. Espero que les caíga una enorme demanda.



Si uno atiende a los contendientes e invitados de ambos programas quiere, inmediatamente, que eso del suicidio asistido sea una realidad cuanto antes y, predigo, que las solicitudes de dicho tratamiento paliativo extremo se multiplicarán tras un visionado de cualquiera de ambos programas. Bien sean combinados, bien por separado.
En realidad son cosas así las que te enfrentan a cómo es, en general, el personal. El jueves pasado hablando con dos blogueros de pro (Clavijo y Galán, sí, hay otra vida más allá del ciberespacio) llegaban a la conclusión de que, en realidad, muchos de nosotros vivimos completamente alejados de la realidad. Tenían razón. Ni veo las series que le gustan a la gente, ni leo las cosas que le gustan a la gente ni, claro está, escucho las cosas que le gustan a la gente, es decir, no soy público objetivo para ninguna de las cadenas, publicaciones o radios de este país y, por tanto, no tengo más remedio que embozármela y colarme mis bien formadas opiniones por el recto.

Será por eso que el espectáculo de una gente tronada ligoteando en un programa de tercera o la visión de un grupo de cien adolescentes atendiendo a las explicaciones de lo que es el "petting" dadas por Tamara, una ex de Paquirrín (¡Fuerza y Honor!) me aterra. Sí porque pienso que toda esa buena gente es la que tiene que pagarme la pensión en el futuro y, la verdad, no los veo yo muy preparados. Es decir, que aprenden a leer o voy a tener que seguir trabajando hasta los 80 más o menos...


Por cierto, que a Tamara y a los presentes les hubiera venido muy bien ver el documental heavy petting (1989, Obie Benz & Joshua Waletzky) un divertidísimo documental donde gente como William S. Borroughs, Allen Gingsberg, David Byrne y un largo etcétera explican sus primeros escarceos sexuales sin penetración...aunque también es verdad que los anteriores nombres les sonarán menos que el de Tamara "la ex de Paquirrín"...no a vosotros claro, quiero decir a los que estaban anoche en ese programa.



Allá por el Pleistoceno le eché una bronca a un redactor por no saber quién era Ben Fong Torres. Quería darle a aquella publicación cierto rollo de la Rolling Stone original, ya sabes, ese rollo canalla, intelectualoide y gamberro a la vez y Torres es uno de los periodistas punteros de los años 70 y su biografía de Gram Parsons una pequeña joyita de la literatura rockera. La bronca comenzó justo en el momento en que se tomó a cachondeo la sugerencia de leerse algo del tipo, de buscar algo sobre él, de interesarse. Creo que todavía se me recuerda por todo aquello, más que nada porque tampoco sabía quién era Dirty Sánchez, el performe que sustituyó en la MTV la emisión de Jackass...¿Le costaba tanto ver la MTV? Por cierto que Torres sale como personaje de Casi Famosos (2000, Cameron Crowe)...¿Tanto nos cuesta estar un poquito atentos? ¡Coño que esa película la ponen cada tres meses! He de decir que estaba hablando con un tipo que tiene un pedazo de título universitario y no con una stripper.

Desde aquí lo digo, era yo el que me equivocaba, se puede ir por este mundo sin saber nada de nadie, siendo un completo ignorante ¿A quién coño le importa?

La absurda acumulación de cultura (discos, libros, fechas...) os convertirá en unos pulidos jugadores de Trivial pero, la verdad, todos esos que dicen que la mayoría de lo que estudiamos no tiene valor práctico tienen razón.

Ya lo dijo Defcon dos cuando advertía del advenimiento de una nueva dictadura del culogordismo. Ya está aquí, ya estamos invadidos y, desgraciadamente, no hay nada que hacer y, si no, echadle un vistazo a los programas de Emma y Patricia (por cierto, ya un poco talludita para estas lides) y luego me contáis. Es posible que os unáis a mi en mis planes por convertir El Prado en una gran Macrodiscoteca.

Por cierto que, mientras que se emitía ese programa en Antena 3, Telemadrid programaba a Dragó y su ombligo tertulia donde Montero Glez, Garci y David Gistau le dedicaron algunos comentarios a Hemingway comentando jocosos la frase "la literatura es más arquitectura que decoración de interiores" y dejándonos bastante claro que a cierta facción de nuestros escritores les sigue poniendo el mitad intelectual/mitad aventurero que siempre interpretó Don Ernesto...y eso, buff, eso tampoco, porque escuchar sandeces sobre un mediocre también le dan a uno ganas de acabar de una puñetera vez con la cultura o que Anton Chigurh monte una buena escabechina de asnos e intelectuales. Yo mismo tiraré la primera moneda.


martes, 26 de agosto de 2008

Los tiempos de la mierda de pavo


No se que ocurre con los que no tenéis Telemadrid. ¿A qué dedicáis vuestro tiempo libre? Os estáis perdiendo algo grande. Cosas importantes como el programa Las noches blancas (Madrugadas de los lunes, indispensable) de Fernando Sánchez Dragó.

La mayoría de vosotros no conoceréis a Sánchez Dragó porque es un tipo al que no le gusta la polémica y cuya independencia y compromiso ideológico lo ha convertido en un outsider, en un proscrito del sistema pero es genial porque es el único director de un programa cultural que consigue que odies a los libros y a los que los escriben con la misma fuerza. No se lo pierdan porque es maravilloso: en el programa de ayer reconoció que odiaba los blogs, que internet le parecía una porquería y que todo lo que se publicaba le parecía literatura de cuarta...¿Entonces como es que tiene un blog en El Mundo y una página web con su nombre? Pues es un misterio, como eso que dice de que eyacula hacia adentro, un misterio tántrico....pues no. Él mismo se retrató en este corte audiovisual previo a una entrevista con otra dama de la disidencia: Ana Botella. He aquí un intelectual poniendo los puntos sobre las íes y dándonos a todos una lección de independencia.








Al igual que los amish viven todavía como en el Siglo XIX (principios, me imagino...principios del XIX me temo) don Fernando la única tecnología que acepta es la que construyó su atril de madera -de inmensa calidad, por cierto- y por eso nadie le avisó de que estas cosas también se graban aunque no se esté en emisión. Gracias a ello se pudo recoger este interesante testimonio. Incapaz de recoger aquí todas las perlas del ideario de este intelectual orgánico lo mejor es echarle un vistazo a esta página desafecta y que seas tú el que juzgues.

Pero no hablemos sólo de Don Fernando que ya sabemos todos lo mucho que odia Don Fernando que se hable de él.




Ahí está Maria Teresa Campos a la que Telecinco le ha dado la dirección de La mirada crítica. No se vosotros pero yo estoy deseando que comience para enterarme de una vez de lo que ocurre en el mundo desde la perspectiva de esta gran dama del periodismo. La cadena de Fuencarral recupera a Maria Teresa para darnos la información directamente al pico, como lo hacen las aves con sus polluelos...pío, pío, pío...ella la traga, la machaca, la traga, la regurgita y tu te la zampas bajo su ala. Así te la puedes zampar como los pavos...glu, glu, glú...sin masticar, sin hacer esfuerzos. Vamos a ser unos telespectadores muy felices y muy asustados a la vez. En todo caso la Campos no es la culpable de esta situación, es nada más que una víctima de las circunstancias, de que los espectadores sean cada vez más tontos, más inútiles, menos interesados en digerir por ellos mismos. Yo sólo quiero saber si Terelu, si Fidel Albiac, si Josemi, si sus colaboradores de toda la vida, esas marujas de coña que sacaba en sus programas estarán ahí, batiéndose el cobre, preguntándole al ministro de turno qué pasa con el precio de la barra de pan. Nada más.

Ayer en casa no pudimos poner la tele en todo el día, mi hermana se marchaba anoche a Lanzarote, en avión, y a cada segundo nos recordaban lo malos que eran los aviones. Preferimos ahorrarnos todos esos relatos terribles sobre "aterrizajes de emergencia" y gente herida al cortarse con los afilados vasos donde te dan el zumo de naranja. Además Lanzarote está al lado del mar...¿Ya sabéis que la gente se ahoga muchísimo? Nos ha dado por ahí.



Yo creo que este año han pasado cosas tan malas porque no hay canción del verano y alguien nos está castigando. ¿Qué se estará bailando este año en las verbenas? ¿A los Pistols? Creo que no.



Para quitarme tantos malos rollos me he enganchado a Georges Perec, a un libro que se llama La vida: instrucciones de uso, me lo regaló Miss Kiddo el día de mi cumple. Es un poco como la vida, que te la tienes que comer a trozos pequeños para que no te acabe comiendo a ti. De hecho no se si terminarlo porque ayer, Dragó, dijo en su programa que él no había sido capaz de leerse nada del francés, que le parecía un tostón, que era como leer una guía de teléfonos. Y ahí si que he tenido que disentir, totalmente, más que nada porque me parece que Perec escribía solo y no en compañía de otros. O sea, que a lo mejor Perec si es un escritor y Dragó otra cosa, o sea que a lo mejor estos tiempos blandos como mierdas de pavo no sean los más aptos para un libro como ese....no se si me pilláis. No soy yo, señor Juez, es esta sensación contínua de que todo se va a la mierda, todo el rato...