miércoles, 12 de octubre de 2011

La muerte de los creadores



En solo ocho días hemos perdido a un poeta y a un escritor. Félix Romeo y Salvador Iborra. A Félix se lo ha llevado la muerte en un infarto de miocardio y a Salvador lo ha arramplado en la punta de una navaja. 

Si a día de hoy es perfectamente posible calcular las pérdidas de la Bolsa de cualquier parte del mundo con milimétrica y apocalíptica exactitud no vamos a ser capaces de calcular con la misma exhaustividad el hueco exacto que ha dejado la desaparición de ambos escritores. Podemos calcularlo en términos simplemente personales (la muerte de Félix Romeo me ha dejado completamente aturdido porque lo conocí un poco y tenemos muchos amigos comunes) pero eso siempre será algo relativo. 

La muerte conlleva siempre un número importante de tragedias pequeñas: la desaparición de una persona, como decía Eastwood en "Sin perdón", es que desaparezca no su pasado si no su futuro. No habrá más artículos de Romeo, ni más poemas de Iborra. Alguien rebuscará entre sus papeles, en su ordenador, entre sus libros pequeños rastros de obras inacabadas pero siempre con la certeza de que estos felices descubrimientos serán finitos y, por otro lado, nos permitirán atisbar eso, ese hueco, dibujar un poco la estructura del vacío que dejan pero poco más. Por encima de eso, claro está, se encuentra el reguero de vidas afectadas por la pérdida de alguien querido y, en el caso de estos dos hombres de letras, de lectores que sin conocerlos de nada habrán disfrutado de su trabajo. 

En medio de estos dos fallecimientos se produjo el del empresario norteamericano Steve Jobs. Jobs ha subido a los altares y pasará a la historia (daño colateral de este histérico mundo de información histérica) como un visionario de poderes infalibles que nos dotó de algunos de los mejores aparatos tecnológicos que hemos podido disfrutar y, claro está, de los Estudios Pixar. No seré yo el que le quite méritos a las actividades de Jobs al que le agradezco el desarrollo de la marca Apple y de haber puesto el dinero para que se creara un personaje como Buzz Lightyear (la creatividad en este caso corría a cargo de otro visionario llamado John Lassetter) pero si me ha sorprendido que la muerte del magnate -o del visionario, o del prócer, o del genio o de lo que ustedes quieran- haya provocado una enorme cantidad de información acerca del dinero que le iba a costar a la economía mundial el hecho de que Jobs (que por otro lado ya estuvo fuera de Apple un tiempo) haya fallecido y, sobre todo, a un montón de exactas predicciones sobre el futuro de la marca que creara (en compañía de otros). 

En general me ha sorprendido la voz de alarma: ¿Nos quedaremos sin un nuevo Ipod? ¿Qué pasará con el nuevo Iphone? ¿Se resentirá la calidad del futuro Ipad? ¿Serán tan buenos los futuros portátiles de Mac?

Es la primera vez que leo a un grupo de consumidores tan apegados a una marca y tan conocedores de la filosofía de la misma, es decir, que han estudiado la personalidad de Jobs y han atisbado sus planes de futuro, que lo consideraban una especie de benefactor (pese al  precio de sus productos) y que temen que otros, unos advenedizos como Gates, se hagan ahora con el control de la compañía de la manzana y su legado. Un legado que, curiosamente, no tiene solo que ver con aparatos para escuchar música, diseñar, escribir o montar películas si no con algo más, con un rollo muy ciencia-ficción que tiene que ver con una tecnología humana aunque solo sea porque es de colores agradables y no parece un cochino mamotreto y, por ende, queda bien en cualquier parte sea el salón, sea la mesa de trabajo. También hay que decir en favor de Jobs y su compañía que consiguen hacer aparatos que funcionan la mar de bien lo que, la verdad, es de agradecer. 

En ocho días nos hemos quedado sin tres creadores: un escritor, un poeta y un empresario. Ya saben, nunca sabremos muy bien que nos hubiera deparado el futuro de los tres porque se han ido antes de tiempo dejándonos esa sensación de que, en realidad, cuando alguien desaparece nada vuelve a la normalidad ni siquiera pasado el tiempo. Siempre queda eso, el agujero ese tan cabrón, el arañazo y la cicatriz, el surco, la certeza de que nada demasiado bueno dura demasiado tiempo.  

martes, 11 de octubre de 2011

Colaborando para Filmbunker


Vuelvo a colaborar con los señores de la página de las películas raras. Los de Filmbunker, esa gentuza de almas hechas de celuloide...

Esta vez le ha tocado a la rareza belga titulada "SM Rechter" (Erik Lamens, 2009) una película basada en un hecho real que, contrariamente a lo que pudiera incluir el campo semántico de esa expresión, no creo que pueda pasarse a las 16.00 horas en ninguna cadena nacional. 

Si quieren ustedes indagar sobre dicha película y sobre los límites del deseo o los dobles sentidos que suele incluir cualquier frase romántica les recomiendo que se pasen por el enlace y luego vean la película o viceversa. 

Pueden encontrar el texto aquí

lunes, 10 de octubre de 2011

"Mamá es boba" en La 2





Hola lectoras, lectores, modernos y modernas de pueblo, residentes en la gran Babilonia, funcionarios, parados y personitas que, en general, han llegado por casualidad o no a este blog: 

Hoy Lunes a las 00:15 la 2 de TVE (la de todos...eso dicen) emitirá "Mamá es Boba" película dirigida por el insigne Santiago Lorenzo y, como ya saben, una de las películas de cabecera de este blog tan mal diseñado. 

Como siempre les estoy hablando de la misma, es imposible comprarla, y la copia que anda por la red es de menor calidad que la emisión que hará mañana la 2 les invito a ustedes a dejar sus quehaceres (sean los que sean, no nos engañemos, un lunes por la noche no se van a ir a una bacanal), dejen de ver porno, repasar a los clásicos, deconstruir una patata cocida o ver una serie americana (que seguramente repondrán en un par de meses) para darse el gustazo de ver una de las mejores películas del cine español (y mundial) de todos los tiempos (estos tan revueltos y los pretéritos) y vean con sus propios ojos lo que es un milagro: que alguien se digne a programar algo espectacularmente bueno. 

No se aseguran grandes efectos especiales, no se aseguran grandes tomas en 3D, no se aseguran cuatro o cinco giros que tengan que ver con un comando yihadista que ha colocado 14 bombas atadas a colegiales solo un rato para disfrutar de una película que, como la Mahou, nunca pierde las cinco estrellas.

Del mismo modo les invito a recomendar esta película entre amigos y familiares por las vías telefónicas, orales y reuniones de tupper-sex que crean convenientes, tirar de las redes sociales o recomendarla por twitter incluyendo el hashtag #mamaesboba en su cuenta de twitter. 

Un lujo.

PD: Por si quisieran ustedes saber otras muchas opiniones laudatorias les dejo aquí una cosa que escribí para la gente de filmbunker sobre la misma película.