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Soy más de Chester Himes que de Chesterton. Llegó antes a mi vida. Cualquiera en su sano juicio diría que comparar a ambos escritores es como comparar a Gandhi con Rommel (en tanto en cuanto uno era un atractivo hindú que con el pío de ser símbolo del nacionalismo se las compuso para ir por ahí con un pantalonazo comodísimo mientras que al otro no te lo puedes imaginar con algo que no sean unas botas prusianas) pero es lo que hay.
Pepe Azcona dice que mi problema es que pienso que la vida es como un montón de cerezas, que tiro de una y creo que las demás van por detrás y, a lo mejor, tiene razón pero no dejo de pensar que por aquí y por allá todo anda absurdamente unido a lo siguiente. Yo hasta Chester Himes llegué por una canción de Gabinete Caligari titulada "Haciendo el bobo" que está en el LP "Cuatro rosas". Una de las partes de la canción decía:
"Que os den pomada/dije el rey al as de pic/ese no es el coche que me hace feliz/lo quiero dorado como Chester Himes/los criados bobos son así".
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De hecho creo que hasta que no leí todos los libros y escuché todos los discos de aquella habitación (a veces sacrificándome a recibir una ensalada de collejas ya que J. me tenía, más o menos prohibido, tocar sus cosas) no comencé a buscar cosas por mi mismo.
El caso es que unos pocos años después de encontrarme con ese disco de Gabinete, sigue siendo uno de mis preferidos en español, me encontré con un montón de libros de saldo en uno de esas montoneras que Galerías Preciados montaba de cuando en cuando con sus cosas sobrantes. Libros de Bruguera mal encuadernados y peor traducidos donde, albricias, encontré toda una colección de novelas de Chester Himes que compré al irrisorio precio de 25 pesetas (¿0´15 €?) y que todavía conservo como oro en paño: Por amor a Imabelle, El gran sueño dorado, Todos muertos, Corre, hombre, corre; Empieza el calor, Cotton va a Harlem y Un ciego con una pistola. con 175 pesetas (¿Un poco más de 1€) pude hacerme con la colección completa de las novelas protagonizadas por los detectives Ataud Ed y Sepulturero Jones. Todavía no he sido capaz de comseguir la única que me falta que es "The Crazy Kill" que, en España, sólo fue traducida al catalán y se encuentra desgraciadamente descatalogada. No he podido, o no me he interesado, por leer nada más que esta saga pero me parece simplemente impresionante.
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El caso es que me hice fan de Chester Himes, un escritor raro, negro y bastante gaylord que comenzó a escribir cuando se encontraba enchironado por un robo...que había cometido, por cierto. Por si fueran poco las rarezas al poco me enteré de que Himes había residido en Moraira (Alicante) de 1969 a 1984 donde falleció.
El caso es que Himes me valió para tener la primera discusión literaria con J. porque le dije que era el mejor escritor de novela negra que había leído en mi vida...es más, estoy seguro de que le dije que era uno de los mejores escritores en lengua inglesa de la historia. J. que andaba por aquella época embarcado en Chandler, Hammet y Highsmith, me lanzó literalmente a la cabeza "El Sueño eterno" y me dijo: "Aprende". Y una mierda, pensé para mi, aprende tú.
"Cosecha roja", "el cuchillo", "La llave de cristal", "El Halcón Maltés", "El talento de Mr. Ripley" y todos los libros que leí aquel verano (incluso todavía mareado por el librazo) pese a parecerme buenos -incluso estando en la lista "La Rosa de Alejandría" y "Los mares del Sur" de la saga de Pepe Carvalho de Vázquez Montalván- consiguieron quitarme de la cabeza que Himes era, única y exclusivamente, un descubrimiento mío y que, por lo tanto, tenía un valor incalculable.
Las aventuras de los dos detectives de Harlem, ambos negros y muy chungos, se basan sobre todo en ser festivales violentos y sanguinarios donde el peligros más absurdo (un ciego conduciendo un coche, un travesti puesto de cocaína blandiendo un cuchillo de cocina) aparece en cada esquina haciendo avanzar la velocidad de la acción hasta límites que no han sido tocados por otros escritores del género. De hecho después de leer a James Ellroy y su cuatrilogía de Los Angeles (La Dalia negra, Jazz Blanco, El gran desierto y L.A.Confidential) el ritmo, los recorridos de personajes, los cortes de los capítulos y la forma en la que hace desarrollar la acción me recordaron a una especie de Himes mucho más reflexivo o, posiblemente, más puesto de inhalador y pegamento.
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Gracias a Himes descubrí también a otros escritores como Ross McDonald, Horace McCoy (El escritor de "danzad, danzad malditos"), John Ball (En el calor de la noche" o James Hadley Chase ("Con las mujeres nunca se sabe") y el placer que desde entonces me produce la novela negra, esa novela que los burgueses han pintado de un color para poder definirla según Breton, me ha abierto los ojos ante el griego Pietros Markaros -uno de mis escritores preferidos-.
Desde ahí, y dando el salto descubrí toda una cultura musical inabarcable que va desde el Jazz hasta el funky y, como no, a toda una serie de películas que tienen el feo pero atractivo nombre de Blaxplotation.
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Le debo tanto a Himes, y a J. y seguramente a Galerias Preciados, que la próxima vez que esté por el Levante espero que alguien se apiade de mi y me acerque hasta Moraira para dejarle unas florecillas en el monumento que hay en el pueblo. Creo que se lo debo...le dejaría unas a Galerías Preciados pero es que ya no existe y es que, la verdad, sólo lo bueno permanece...y os dejo con una cancioncilla de otro ilustre...