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lunes, 24 de agosto de 2009

El mundo es un lugar menos hermoso si te acuerdas de George Orwell

Dando una vuelta por aquí y por allá me he encontrado con el blog "los dos minutos de odio" y gracias a esa buena gente me he encontrado con este hermoso vídeo producido por la buena gente de la plataforma Hazte Oir...


Dios existe y hay gente que es testigo. Cuantas más veces pones el vídeo más te convences de que allí arriba en las alturas hay un ser superior hacedor de Cielo y Tierra que te observa mientras haces cosas feas como tocarte la cosita o montas un chiringuito financiero...y llora y sufre porque aunque él sea omnipotente y gigantesco y tú solo seas una cagadica de mosca pegada a un trozo de roca flotante él te ama....

Pero entonces te acuerdas del cabrón de George Orwell y de uno de sus libros "Rebelión en la Granja". Recuerdas el punto exacto en el que los cerdos tomaron el poder de la Granja Manor para darle libertad a todos los animales y uno de ellos, Snowball, escribió unas leyes básicas para el funcionamiento de la granja, leyes sencillas y universales que incluso cualquier idiota podría aprender:


1.Todo lo que camine en dos piernas es un enemigo.
2.Todo lo que camine sobre cuatro patas o tenga alas es amigo.
3.Los animales no deben usar ropa.
4.Ningún animal debe dormir en una cama.
5.Ningún animal beberá alcohol.
6.Ningún animal matará a otro animal.
7. Todos los animales son iguales.

Y luego te acuerdas de que Snowball fue demasiado débil y que otro cerdo, Napoleón, se hizo con el poder y las leyes comenzaron a cambiar y que ya los animales sí podían dormir en camas si estas no tenían sábanas, podían beber alcohol pero no en exceso o podían matar a otro animal si tenían motivos suficientes. Después Napoleón alteró la última regla por un sucinto:

Todos los animales son iguales...pero unos son más iguales que otros.

Y a sabiendas de que el atropello ya era máximo y la mentira cada vez menos sotenible reunió a todo el rebaño de ovejas de la Granja Manor para que recitaran todos los días las nuevas leyes e, incluso, cuando los cerdos ya se parecían completamente a los humanos y comenzaron a andar distinguidamente a dos patas en lugar de a cuatro mandaron a esa mismas ovejas a decir eso de "¡Dos patas mejor que cuatro!".

Hay días en los que te gustaría no haber leído jamás a Orwell.