Sólo alguien con la boca muy sucia podría utilizar una palabreja como esa que pretende establecer vínculos semánticos entre el feminismo y el nazismo. Pero, la verdad, sólo alguien que tenga un cerebro pequeño, podría utilizarlo alegremente y así permitirnos saber de su estado general moral y de su visión del mundo.
El término "feminazi" ya vale para todo. Por ejemplo:
-Demostrar una profunda frustración sexual: si las mujeres no te quieren no es por tu culpa es por culpa de las feminazis que meten ideas absurdas en las cabecitas de las mujeres para que estas se nieguen a acostarse contigo. La Conspiranoia ha llegado, por tanto, hasta los asuntos de alcoba. No es que usted sea un tío que no se ducha, que se rasca los cojones en público, que es feo, que es imbécil, que es incapaz de mantener una conversación o que, sinceramente, no es sexualmente apetecible ni apareciendo en un burdel con una American Express platino. No. La culpa es del feminismo que, al parecer, extiende un ideario que rechaza de plano las relaciones sexuales con hombres. ¿No son todas las feministas unas lesbianas latentes? Lo son y, por eso, repudian el sexo con hombres. El cuento, por tanto, se extiende hacia una rara y retorcida teoría: las feministas convierten a las mujeres en lesbianas y, como todas son lesbianas, pues no quieren acostarse conmigo que mi madre dice que soy un partidazo.
-Aborto y feminismo: Pues sí, no sólo es que las feministas sean unas estrechas de tomo y lomo. Son tan malas que quieren que todas las mujeres aborten. Desde hace ya unos años se vienen estableciendo puentes semánticos entre las palabras "feminismo", "Aborto" y "nazismo" de un modo sencillo: el feminismo aboga por el aborto que, a su vez, es una práctica de exterminio igual (¡IGUAL!) que la que usaron los nazis. Da igual que ese tipo de ideas sea un barullo absurdo sin pies ni cabeza. Lo importante es que el movimiento feminista sea, rápidamente, reconocido como algo peor que el nazismo hitleriano y su ideario identificado con los campos de concentración.
-Sentimientos de inferioridad: La ultraderecha suele, por razones que se me escapan, demostrar un pánico tremendo hacia las mujeres. Si una mujer consigue un puesto de responsabilidad o ser de esas señoras que han tomado la loca determinación de hacer lo que les da la gana rápidamente se ponen en guardia ante ellas. ¿Por qué? Es algo que se me escapa pero así es. El que usa términos como "feminazi" rápidamente se retrata como un tío con las mias ideas que las de un fan de la Inquisición y, rápidamente, comenzará a decir que las feministas persiguen algo así como la disolución de la esencia masculina utilizando todo tipo de medios a su alcance. No me cabe duda de que, cuando emiten este tipo de comentarios, les luce en el fondo de sus pequeños ojitos las llamas de las hogueras de Torquemada. El sentimiento de inferioridad (que también parece de índole sexual...eso es un comentario casi freudiano) se hace evidente ante señoras con cierto poder ante las cuales el macho pierde el norte. Las ministras del actual gobierno están sirviendo de ejemplo para lo que se le viene encima a cualquier mujer que, en este país, decida destacar. A mi Leire Pajín no me cae bien pero, la verdad, es bastante lamentable el chorreo del que es objeto cada vez que sale de casa. Las mujeres metidas en política sufren doblemente por las meteduras de pata que cometen pero, también, por su aspecto físico o su forma de vestir. En este caso, todas, sufren el sentimiento de inferioridad de algunos bichos.
- Teoría del "mujer-mujer": El término "feminazi" muchas veces se utiliza como una palabra que desliga a las feministas de las mujeres. Una "Feminazi" siempre será un híbrido con lo peor de las mujeres y lo peor de los hombres. Una especie de nueva entidad biológica poderosa que tiene como objetivo intoxicar a las mujeres inviertiendo el orden natural de las cosas.
El conservadurismo, religioso-político-social, retrata a la mujer como un ser necesario para la vida pero accesorio en todo lo demas. Son lo que llamó Ana Botella las "mujer-mujer". Un término apasionante porque resaltaba que, al igual que nos referimos a la calidad de una chaqueta de cuero diciendo que es de "piel-piel" o a un jarrón de porcelana china como "bueno-bueno", Botella dejaba claro que para ser una mujer completa había que convertirse en algo decorativo pero tan agradable a la vista o al tacto como que, para poder definir su altísima calidad, tuviéramos que repetir el adjetivo dos veces. La "mujer-mujer" es accesoria, es bella, se conserva bien...y tiene un dueño, claro. Alguien que la mantiene y que la cuida. Ella, a cambio, hace un servicio mostrando su belleza y su educación (el material con el que está hecha) y se comporta como un objeto decorativo, es decir, permanece lo más silenciosa posible y, sobre todo, sólo se muestra si su dueño lo cree necesario. Si la "mujer-mujer" envejece, empeora, se muestra excesivamente o comienza a incomodar a su dueño rápidamente alcanza el status de "trasto", de molestia. Es posible que un día, llevados por la chifladura, nos compráramos un piano de cola blanco que era la alegría del salón pero...uff...comienza a desportillarse, a romperse, a dar malas notas y comenzamos a pensar el por qué nos hicimos con aquel "mamotreto" molesto. Es por ello que muchos hombres deciden adquirir otras "mujeres-mujeres". La culpa no es suya, es del objeto que no permanece bien conservado. Un asco. No es que tu hayas cambiado de gustos es que ellas han cambiado de forma...
La "mujer-mujer" además, está de acuerdo con este contrato no escrito de adquisición y pertenencia. Era feliz antes de que las chungas "feminazis" hicieran aparición en escena. Aceptaba ese papel de tontaca sin plantearse, ni una sola vez, si los términos del acuerdo eran los correctos. La "mujer-mujer" es imbécil y, por lo tanto, es mucho más permeable a ser dominada por la presencia de la "feminazi" que, utilizando su chusca y falsa palabrería, consigue meterle ideas locas en la cabeza como que no debe dejarse dominar, como que puede salir a la calle cuando quiera o, peor, puede abandonar al tío con el que se casó si es que entiende que la cosa no le satisface. El "hombre-hombre" se siente amenazado por la "feminazi" que es una "destrozahogares", una solterora amargada, una bruja, que tiene el poder, como los vampiros, de convertir a nuestra sencilla y tranquila esposa en una de ellas.
En definitiva: nada nuevo bajo el sol. El machismo ha conseguido mantenerse francamente activo e imperturbable a través de los siglos y, con otros términos, alude a las mismas formas de control de siempre. Sobre todo este asunto, además evidentemente del status ideológico y moral que muchos hombres quieren mantener en un mundo dominado tradicionalmente por hombres (un status que no quieren perder pero que, además, beneficia a la hora de hablar del sueldo de las mujeres a las empresas y a otras organizaciones de corte moral y religioso), flota claramente la cosa sexual. Sospecho que todo tiene que ver con esos tíos que se encuentran muy bien -demasiado a gusto- con otros tíos y nada más que con otros tíos pese a que dicen que son muy machos, y se pasan toda la reunión hablando de lo malas que son sus compañeras de trabajo; me temo que todo tiene que ver con esos tíos que siempre creen que detrás de un "no" hay un "por supuesto" escondido; me temo que todo tiene que ver con esos tíos que son incapaces de pensar que las tías no se mueren por ellos como dice su mamá; me temo que todo tiene que ver con un sentimiento de homosexualidad mal digerido durante la adolescencia que les obliga a ser "hombres-hombres" para no tener que hablar de lo que tienen en su cabeza; me temo que todo tiene que ver con que las cosas sigan igual y que nada se mueva.
A todos ustedes que no tienen complejos, que viven despreocupadamente ajenos a la guerra de sexos, que saben estar, que saben comportarse, que saben apreciar a las mujeres y a cualquier ser humano que merezca ser apreciado, a todos ustedes que han criado cierta sensibilidad y preocupación por lo que les rodea también les interesa que ese término horrible y esas formas despreciativas desaparezcan. No se queden quietos porque, como dijo aquel, su madre, su hermana, su amiga o una desconocida podrían ser las siguientes en ser objeto de esa podrida máquina de desprecio. Líbrenos Thor de esos "machonazis".
Nota del Insustancial: Nina Simone canta "Ain´t Got no..." una de sus mejores canciones. En esta versión de la canción clásica compuesta por ella misma Simone pone de manifiesto su enorme potencial como cantante y pianista. Más allá de ello el tema resultó ser la reivindicación de una artista que quería rebasar los estrechos márgenes en los que se habían movido las artistas negras hasta aquella fecha dejando atrás la imagen de simples intérpretes de canciones de amor.