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sábado, 4 de septiembre de 2010

Los hombres que usan el término "feminazi"

¿Se han dado cuenta del éxito que tiene la palabra "feminazi"? Se usa mucho. No es un término de esos que se crea por medio de una ocurrencia (maldita, en este caso) y que sale despedido de la boca de un borracho al que su mujer acaba de echar de casa desde la barra de un bar y, al final, acaba extendiéndose por todo el país. Que va. La palabra la inventó Rush Limbaugh que es un periodista norteamericano de ultraderecha. No utilizo a sabiendas el término "neoconservador" o "ultraliberal". No. Limbaugh, como muchos otros en su país y en el nuestro, es simplemente un ultraderechista. Un extremista de tres pares de cojones. Hablemos claro.

La ultraderecha tiene uno de los rasgos más interesantes y apreciados de la política de expansión dentro de los medios de comunicación: la fidelización de un nicho. Sí, queridos amigos, en un panorama fraccionado entre los medios tradicionales e Internet donde hay cada vez más canales de comunicación es bastante interesante saber que si uno abre un portal, una radio o una cadena de televisión podrá contar con un 2 o un 3% de fieles consumidores que, si escuchan lo que quieren, no te abandonarán jamás. Es más, hablarán bien de ti, te defenderán a capa y espada. Ya se habla, desde la cuesta de Génova hasta la Calle Ferraz de ese grupito de personas llamadas "frikis de Intereconomía" como si de una nueva tribu urbana se tratara. El éxito de este nuevo filón se demostró cuando la simpática cadena cedió espacio de su propio plató para abrir una cafetería, un lugar de reunión, para todos sus espectadores. ¿No es una monada? Algo así como la Casa Pound de Roma pero en versión sandwich mixto y café, de merienda...

Feminazi. Qué facilón y que sencillo de recordar ¿verdad? Limbaugh lo comenzó a utilizar para criticar a las dirigentes feministas, para tacharlas de "fanáticas", para decir que estaban "en  contra del hombre y a favor de su aniquilación"...es curioso cuando el propio Limbaugh es un radical rabioso que ha aplaudido el recorte de libertades que suponía el "Patriotic Act" y celebró con hurras y vivas que la administración Bush suspendiera las garantías de los presos del Campamento X sito en la Bahía de Guantánamo.

Como se esperaba el término "feminazi" ha calado bastante hondo y ya es un término de uso común. Da igual que sea bochornoso, indigno y peyorativo porque, términos como estos, que salen de las entrañas mismas del monstruo de lo políticamente correcto: como no podemos decir "machorras", "putas" o "cerdas" (aunque esos términos si valen para García Serrano) para referirnos a las feministas nos sacamos de la manga un término nuevo igualmente execrable pero que contenga la palabra "nazi" que da a entender que todo lo que venga del feminismo.

Sólo alguien con la boca muy sucia podría utilizar una palabreja como esa que pretende establecer vínculos semánticos entre el feminismo y el nazismo. Pero, la verdad, sólo alguien que tenga un cerebro pequeño, podría utilizarlo alegremente y así permitirnos saber de su estado general moral y de su visión del mundo.

El término "feminazi" ya vale para todo. Por ejemplo:

-Demostrar una profunda frustración sexual: si las mujeres no te quieren no es por tu culpa es por culpa de las feminazis que meten ideas absurdas en las cabecitas de las mujeres para que estas se nieguen a acostarse contigo. La Conspiranoia ha llegado, por tanto, hasta los asuntos de alcoba. No es que usted sea un tío que no se ducha, que se rasca los cojones en público, que es feo, que es imbécil, que es incapaz de mantener una conversación o que, sinceramente, no es sexualmente apetecible ni apareciendo en un burdel con una American Express platino. No. La culpa es del feminismo que, al parecer, extiende un ideario que rechaza de plano las relaciones sexuales con hombres. ¿No son todas las feministas unas lesbianas latentes? Lo son y, por eso, repudian el sexo con hombres. El cuento, por tanto, se extiende hacia una rara y retorcida teoría: las feministas convierten a las mujeres en lesbianas y, como todas son lesbianas, pues no quieren acostarse conmigo que mi madre dice que soy un partidazo.

-Aborto y feminismo: Pues sí, no sólo es que las feministas sean unas estrechas de tomo y lomo. Son tan malas que quieren que todas las mujeres aborten. Desde hace ya unos años se vienen estableciendo puentes semánticos entre las palabras "feminismo", "Aborto" y "nazismo" de un modo sencillo: el feminismo aboga por el aborto que, a su vez, es una práctica de exterminio igual (¡IGUAL!) que la que usaron los nazis. Da igual que ese tipo de ideas sea un barullo absurdo sin pies ni cabeza. Lo importante es que el movimiento feminista sea, rápidamente, reconocido como algo peor que el nazismo hitleriano y su ideario identificado con los campos de concentración.

-Sentimientos de inferioridad: La ultraderecha suele, por razones que se me escapan, demostrar un pánico tremendo hacia las mujeres. Si una mujer consigue un puesto de responsabilidad o ser de esas señoras que han tomado la loca determinación de hacer lo que les da la gana rápidamente se ponen en guardia ante ellas. ¿Por qué? Es algo que se me escapa pero así es. El que usa términos como "feminazi" rápidamente se retrata como un tío con las mias ideas que las de un fan de la Inquisición y, rápidamente, comenzará a decir que las feministas persiguen algo así como la disolución de la esencia masculina utilizando todo tipo de medios a su alcance. No me cabe duda de que, cuando emiten este tipo de comentarios, les luce en el fondo de sus pequeños ojitos las llamas de las hogueras de Torquemada. El sentimiento de inferioridad (que también parece de índole sexual...eso es un comentario casi freudiano) se hace evidente ante señoras con cierto poder ante las cuales el macho pierde el norte. Las ministras del actual gobierno están sirviendo de ejemplo para lo que se le viene encima a cualquier mujer que, en este país, decida destacar. A mi Leire Pajín no me cae bien pero, la verdad, es bastante lamentable el chorreo del que es objeto cada vez que sale de casa. Las mujeres metidas en política sufren doblemente por las meteduras de pata que cometen pero, también, por su aspecto físico o su forma de vestir. En este caso, todas, sufren el sentimiento de inferioridad de algunos bichos.

- Teoría del "mujer-mujer": El término "feminazi" muchas veces se utiliza como una palabra que desliga a las feministas de las mujeres. Una "Feminazi" siempre será un híbrido con lo peor de las mujeres y lo peor de los hombres. Una especie de nueva entidad biológica poderosa que tiene como objetivo intoxicar a las mujeres inviertiendo el orden natural de las cosas.

El conservadurismo, religioso-político-social, retrata a la mujer como un ser necesario para la vida pero accesorio en todo lo demas. Son lo que llamó Ana Botella las "mujer-mujer". Un término apasionante porque resaltaba que, al igual que nos referimos a la calidad de una chaqueta de cuero diciendo que es de "piel-piel" o a un jarrón de porcelana china como "bueno-bueno", Botella dejaba claro que para ser una mujer completa había que convertirse en algo decorativo pero tan agradable a la vista o al tacto  como que, para poder definir su altísima calidad, tuviéramos que repetir el adjetivo dos veces. La "mujer-mujer" es accesoria, es bella, se conserva bien...y tiene un dueño, claro. Alguien que la mantiene y que la cuida. Ella, a cambio, hace un servicio mostrando su belleza y su educación (el material con el que está hecha) y se comporta como un objeto decorativo, es decir, permanece lo más silenciosa posible y, sobre todo, sólo se muestra si su dueño lo cree necesario. Si la "mujer-mujer" envejece, empeora, se muestra excesivamente o comienza a incomodar a su dueño rápidamente alcanza el status de "trasto", de molestia. Es posible que un día, llevados por la chifladura, nos compráramos un piano de cola blanco que era la alegría del salón pero...uff...comienza a desportillarse, a romperse, a dar malas notas y comenzamos a pensar el por qué nos hicimos con aquel "mamotreto" molesto. Es por ello que muchos hombres deciden adquirir otras "mujeres-mujeres". La culpa no es suya, es del objeto que no permanece bien conservado. Un asco. No es que tu hayas cambiado de gustos es que ellas han cambiado de forma...

La "mujer-mujer" además, está de acuerdo con este contrato no escrito de adquisición y pertenencia. Era feliz antes de que las chungas "feminazis" hicieran aparición en escena. Aceptaba ese papel de tontaca sin plantearse, ni una sola vez, si los términos del acuerdo eran los correctos. La "mujer-mujer" es imbécil y, por lo tanto, es mucho más permeable a ser dominada por la presencia de la "feminazi" que, utilizando su chusca y falsa palabrería, consigue meterle ideas locas en la cabeza como que no debe dejarse dominar, como que puede salir a la calle cuando quiera o, peor, puede abandonar al tío con el que se casó si es que entiende que la cosa no le satisface. El "hombre-hombre" se siente amenazado por la "feminazi" que es una "destrozahogares", una solterora amargada, una bruja, que tiene el poder, como los vampiros, de convertir a nuestra sencilla y tranquila esposa en una de ellas.

En definitiva: nada nuevo bajo el sol. El machismo ha conseguido mantenerse francamente activo e imperturbable a través de los siglos y, con otros términos, alude a las mismas formas de control de siempre. Sobre todo este asunto, además evidentemente del status ideológico y moral que muchos hombres quieren mantener en un  mundo dominado tradicionalmente por hombres (un status que no quieren perder pero que, además, beneficia a la hora de hablar del sueldo de las mujeres a las empresas y a otras organizaciones de corte moral y religioso), flota claramente la cosa sexual. Sospecho que todo tiene que ver con esos tíos que se encuentran muy bien -demasiado a gusto- con otros tíos y nada más que con otros tíos pese a que dicen que son muy machos, y se pasan toda la reunión hablando de lo malas que son sus compañeras de trabajo; me temo que todo tiene que ver con esos tíos que siempre creen que detrás de un "no" hay un "por supuesto" escondido; me temo que todo tiene que ver con esos tíos que son incapaces de pensar que las tías no se mueren por ellos como dice su mamá; me temo que todo tiene que ver con un sentimiento de homosexualidad mal digerido durante la adolescencia que les obliga a ser "hombres-hombres" para no tener que hablar de lo que tienen en su cabeza; me temo que todo tiene que ver con que las cosas sigan igual y que nada se mueva.

A todos ustedes que no tienen complejos, que viven despreocupadamente ajenos a la guerra de sexos, que saben estar, que saben comportarse, que saben apreciar a las mujeres y a cualquier ser humano que merezca ser apreciado, a todos ustedes que han criado cierta sensibilidad y preocupación por lo que les rodea también les interesa que ese término horrible y esas formas despreciativas desaparezcan. No se queden quietos porque, como dijo aquel, su madre, su hermana, su amiga o una desconocida podrían ser las siguientes en ser objeto de esa podrida máquina de desprecio. Líbrenos Thor de esos "machonazis".

Nota del Insustancial: Nina Simone canta "Ain´t Got no..." una de sus mejores canciones. En esta versión de la canción clásica compuesta por ella misma Simone pone de manifiesto su enorme potencial como cantante y pianista. Más allá de ello el tema resultó ser la reivindicación de una artista que quería rebasar los estrechos márgenes en los que se habían movido las artistas negras hasta aquella fecha dejando atrás la imagen de simples intérpretes de canciones de amor.  

miércoles, 16 de abril de 2008

España es cosa de hombres.

A David Gistau le ha parecido bien bautizar a la ministra de Defensa Carmen Chacón como "la del bombo". Una pena porque el periodista/columnista de El Mundo es un tipo afable en la distancia corta, un buen conversador al que uno jamás atribuiría semejante adjetivación barata. Yo le hecho la culpa a que su columna está cerquísima de la de Losantos y las aguas negras de una están infectándole el léxico a la otra.

A este último, que es un tipo superocurrente y desacomplejado, le ha hecho gracia bautizar a la Ministra de Igualdad, Bibiana Aído, como "La Flamenca". El delito, al parecer, es que la andaluza había dirigido la Agencia para el desarrollo del flamenco. Aunque es facilón no está de mal recordar que eso de ponerle motes al adversario era muy del gusto del General Queipo de Llano que, en sus arengas radiofónicas, destacaba por su innata capacidad para dirigirse a Manuel Azaña como "El Verrugas", a Lister como "el rojo criminal" y etc. etc. lo digo por si tal y eso...pero sin rencor, claro.


Antonio Burgos, que derrocha esa gracia sevillana única que huele a gomina y manzanilla y que tan graciosa resulta a los miembros de cualquier caseta de la Feria que se precie, ha seguido con la broma y en un esfuerzo semántico sin igual ha querido bautizarla como "la flamenquita". Nos imaginamos que a él las flamenquitas no le gustan porque le va más el rollo Julio Romero de Torres pero, a quién no.


Luego está Ferrari , de La Razón, al que le pareció bien comentar que "se ha pasado del recluta con niño a la Ministra con niño"...


Pero la cosa no queda ahí porque dos referentes de la zona nacional como Francisco Camps, que poco a poco va afilando los dientes en las piedras del camino hacia la sucesión, y el siempre entretenido Alejo Vidal Quadras (el candidato a la Generalitat antes conocido como Aleix Vidal Quadras durante los difusos tiempos de la búsqueda del Centro natural) han coincidido en comentar a diversos medios de la reacción que a las nuevas ministras "les mola ir de ecopacifistas y cargadas con la guitarra" o que "si lo único reseñable de estas ministras es que son mujeres mal vamos".




A todos estos señores les ha parecido gracioso decir que el Consejo de ministros de la recién estrenada IX legislatura es una "reunión de modistillas". Eso ahora, porque, cuando se cumplan los teóricos 100 días de tregua que se le brindan a cualquier Ejecutivo ya se habrán convertido en unas salomés dispuestas a cortarle la cabeza al San Juan Bautista (neoliberal) de turno. Si no al tiempo...



En el fondo esta celtibérica demostración de machismo (rudo, seco y con olor a tabaco, sobaco y culo, si me permiten la asquerosa expresión) se reproduce con virulencia cada vez que una mujer es nombrada en cualquier cargo. Berlusconi, que para el PP es lo más de lo más, no tiene ese problema. Ya saben, después de echarle la regañina a ZP -que me pregunto yo que quién coño es Don Silvio para echarle la bronquita a nadie- añadió que en Italia atrevimientos como esos eran imposibles ya que en el país de los espaguetis no hay tantas mujeres preparadas para esos cargos de relevancia. Parecía que dejó caer que en España tampoco y sólo le faltó añadir que a las italianas, que no son unas cualquieras, las tienen a todas fregando, cocinando y haciendo las labores propias de su sexo. Eso lo dice un tío, un tío que se permite echar broncas, que ha nombrado a Umberto Bossi como hombre fuerte de su ejecutiva. Para los más despistados digamos que Bossi, aunque tiene nombre de diseñador de ropa de aventura, es en realidad la cara del neofascismo más despiadado: ese que se esconde detrás de ropa casual, viste melenita de guasón y esconde sus ojines detrás de unas gafas de elegante montura made in Italy. Un pájaro de cuenta, vaya.


A mi, el asunto, me ha traído a la memoria una anécdota protagonizada por mi señora madre.

Estábamos en uno de esos fenomenales atascos montados por Spectra en Madrid para sacar al ciudadano medio de quicio cuando, de pronto, se nos tercia una furgoneta con seis o siete señores dentro que decidieron hacerse hueco por huevos. Mi madre, que digamos cariñosamente se convertía en una especie de Hidra asalvajada cuando se ponía al volante, regaló los oídos de los furgoneteros con una sonora pitada que fue recibida con cinismo y jolgorio. Ya a la altura de los simpáticos ocupantes del otro automóvil, y ya recreados en la suerte, el elegante copiloto bajó la ventanilla y nos regaló con este delicioso y original discurso:

-"!Hijaputa, zorra, más que puta, jódete! ¡Tendrías que estar fregando y no conduciendo, guarra! ¡Y tú, mierda, calzonazos! ¡Dile a esa que se meta el pito en el coño que seguro que la gusta!"

Muchas risas, más jolgorio y yo, herido igualmente por los insultos y el laismo aguantando el tirón y, cuando estoy a punto de salir del vehículo, dispuesto a recibir cuatrocientos puñetazos mi madre me trinca de la mano y me dice:

-"Tu tranquilo, cállate que te matan".

Y se echó a reir. Y yo me eché a reir agradecido de que mi madre prefiriera aguantar el tirón que verme morir en el tumulto. Y ellos, ya a calzón quitado, diciendo:

-"¡Cerda, Gorrrrda, fea, malfollada! ¡Que sois todas iguales, puta! ¡Pobre tu marido!".

Y entonces la buena mujer, baja la ventanilla y dice:

- "¿Eso de las mujeres lo dices porque a tí te ha parido una vaca, verdad, guapo?".

Y se hizo el silencio, claro.

Para que ahora se hiciera también el necesario silencio este estúpido, irracional, grosero y absurdo ataque de topicazos debería de ser contestado por todas las mujeres que a izquierda y derecha son. Es posible que más de uno cayera en la cuenta de que no ha sido parido por una vaca.