miércoles, 16 de abril de 2008

España es cosa de hombres.

A David Gistau le ha parecido bien bautizar a la ministra de Defensa Carmen Chacón como "la del bombo". Una pena porque el periodista/columnista de El Mundo es un tipo afable en la distancia corta, un buen conversador al que uno jamás atribuiría semejante adjetivación barata. Yo le hecho la culpa a que su columna está cerquísima de la de Losantos y las aguas negras de una están infectándole el léxico a la otra.

A este último, que es un tipo superocurrente y desacomplejado, le ha hecho gracia bautizar a la Ministra de Igualdad, Bibiana Aído, como "La Flamenca". El delito, al parecer, es que la andaluza había dirigido la Agencia para el desarrollo del flamenco. Aunque es facilón no está de mal recordar que eso de ponerle motes al adversario era muy del gusto del General Queipo de Llano que, en sus arengas radiofónicas, destacaba por su innata capacidad para dirigirse a Manuel Azaña como "El Verrugas", a Lister como "el rojo criminal" y etc. etc. lo digo por si tal y eso...pero sin rencor, claro.


Antonio Burgos, que derrocha esa gracia sevillana única que huele a gomina y manzanilla y que tan graciosa resulta a los miembros de cualquier caseta de la Feria que se precie, ha seguido con la broma y en un esfuerzo semántico sin igual ha querido bautizarla como "la flamenquita". Nos imaginamos que a él las flamenquitas no le gustan porque le va más el rollo Julio Romero de Torres pero, a quién no.


Luego está Ferrari , de La Razón, al que le pareció bien comentar que "se ha pasado del recluta con niño a la Ministra con niño"...


Pero la cosa no queda ahí porque dos referentes de la zona nacional como Francisco Camps, que poco a poco va afilando los dientes en las piedras del camino hacia la sucesión, y el siempre entretenido Alejo Vidal Quadras (el candidato a la Generalitat antes conocido como Aleix Vidal Quadras durante los difusos tiempos de la búsqueda del Centro natural) han coincidido en comentar a diversos medios de la reacción que a las nuevas ministras "les mola ir de ecopacifistas y cargadas con la guitarra" o que "si lo único reseñable de estas ministras es que son mujeres mal vamos".




A todos estos señores les ha parecido gracioso decir que el Consejo de ministros de la recién estrenada IX legislatura es una "reunión de modistillas". Eso ahora, porque, cuando se cumplan los teóricos 100 días de tregua que se le brindan a cualquier Ejecutivo ya se habrán convertido en unas salomés dispuestas a cortarle la cabeza al San Juan Bautista (neoliberal) de turno. Si no al tiempo...



En el fondo esta celtibérica demostración de machismo (rudo, seco y con olor a tabaco, sobaco y culo, si me permiten la asquerosa expresión) se reproduce con virulencia cada vez que una mujer es nombrada en cualquier cargo. Berlusconi, que para el PP es lo más de lo más, no tiene ese problema. Ya saben, después de echarle la regañina a ZP -que me pregunto yo que quién coño es Don Silvio para echarle la bronquita a nadie- añadió que en Italia atrevimientos como esos eran imposibles ya que en el país de los espaguetis no hay tantas mujeres preparadas para esos cargos de relevancia. Parecía que dejó caer que en España tampoco y sólo le faltó añadir que a las italianas, que no son unas cualquieras, las tienen a todas fregando, cocinando y haciendo las labores propias de su sexo. Eso lo dice un tío, un tío que se permite echar broncas, que ha nombrado a Umberto Bossi como hombre fuerte de su ejecutiva. Para los más despistados digamos que Bossi, aunque tiene nombre de diseñador de ropa de aventura, es en realidad la cara del neofascismo más despiadado: ese que se esconde detrás de ropa casual, viste melenita de guasón y esconde sus ojines detrás de unas gafas de elegante montura made in Italy. Un pájaro de cuenta, vaya.


A mi, el asunto, me ha traído a la memoria una anécdota protagonizada por mi señora madre.

Estábamos en uno de esos fenomenales atascos montados por Spectra en Madrid para sacar al ciudadano medio de quicio cuando, de pronto, se nos tercia una furgoneta con seis o siete señores dentro que decidieron hacerse hueco por huevos. Mi madre, que digamos cariñosamente se convertía en una especie de Hidra asalvajada cuando se ponía al volante, regaló los oídos de los furgoneteros con una sonora pitada que fue recibida con cinismo y jolgorio. Ya a la altura de los simpáticos ocupantes del otro automóvil, y ya recreados en la suerte, el elegante copiloto bajó la ventanilla y nos regaló con este delicioso y original discurso:

-"!Hijaputa, zorra, más que puta, jódete! ¡Tendrías que estar fregando y no conduciendo, guarra! ¡Y tú, mierda, calzonazos! ¡Dile a esa que se meta el pito en el coño que seguro que la gusta!"

Muchas risas, más jolgorio y yo, herido igualmente por los insultos y el laismo aguantando el tirón y, cuando estoy a punto de salir del vehículo, dispuesto a recibir cuatrocientos puñetazos mi madre me trinca de la mano y me dice:

-"Tu tranquilo, cállate que te matan".

Y se echó a reir. Y yo me eché a reir agradecido de que mi madre prefiriera aguantar el tirón que verme morir en el tumulto. Y ellos, ya a calzón quitado, diciendo:

-"¡Cerda, Gorrrrda, fea, malfollada! ¡Que sois todas iguales, puta! ¡Pobre tu marido!".

Y entonces la buena mujer, baja la ventanilla y dice:

- "¿Eso de las mujeres lo dices porque a tí te ha parido una vaca, verdad, guapo?".

Y se hizo el silencio, claro.

Para que ahora se hiciera también el necesario silencio este estúpido, irracional, grosero y absurdo ataque de topicazos debería de ser contestado por todas las mujeres que a izquierda y derecha son. Es posible que más de uno cayera en la cuenta de que no ha sido parido por una vaca.

No hay comentarios: