martes, 31 de agosto de 2010

Laurent Fignon (1960-2010): el empollón metido a ciclista.


En un episodio de "The Simpsons" Lisa decide investigar cuál es la razón por la cual los abusones de los colegios la toman siempre con los empollones. Todos los que hemos llevado gafas en el colegio y, más o menos, se nos ha dado bien eso de estudiar hemos sufrido el acoso y derribo de algún cabrón (o un grupo de ellos) que nos ha hecho la vida imposible. A veces ni siquiera es necesario ser un empollón, basta con salirse un poquito de la norma.

Siempre que alguien resalta un poco por algo (ropa, gafas, hierros en las piernas, demasiado gordo, demasiado bajito...desgraciadamente, a veces, todo junto) suele encontrarse con una especie de Frente de la Normalidad Infantil (el temible FNI) que, la mayoría de las veces, encuentra el apoyo en un Frente de Normalidad Adulta (el temible FNA) formado por progenitores y AMPAS que justifica una pedrada o una paliza con un "bueno, son cosas de chavales" que es una forma de decir "no tengo culpa de que tu hijo/a sea tan irritantemente diferente...¿Es que se cree mejor que los demás? ¿No puede hacer como todo el mundo?". 

Los sistemas totalitarios, en todos los niveles de represión posibles, alimentan esa necesidad del ser humano no sólo por formar tribu sino por hacer que la tribu sea lo más uniforme posible. Recuerden ese comentario del comandante de la Guardia Civil en "Amanece que no es poco" (José Luis Cuerda) al argentino que no se comporta como los argentinos: "¿Es que usted no puede andar en bicicleta y oler a lomo de ángel como los demás argentinos?". Antes le echa la bronca por haber llevado durante todo el invierno un sombrero "horroroso" que no le gustaba a nadie. El bueno hombre lo sabía porque "lo tenía hablado con todo el pueblo". 

Difícilmente aceptamos la diferencia. Hagamos, claro está, dos grupos: los hay que son diferentes porque no pueden evitarlo y otros que nos rebozan su forma impostada de ser diferentes. Esos últimos son francamente molestos, es cierto, lo tengo hablado con todo el pueblo. Pero ese es otro cantar. 

En los años 80 hubo un ciclista llamado Laurent Fignon. Era un grande en lo suyo. A mi, francamente, me flipaba. Me flipaba que no pareciera un ciclista: tenía el pelete rubio y gafas redondas de montura dorada. Es más, aunque era delgado (no hay muchos fanegas dedicados al ciclismo) no tenía ese cuerpo de los ciclistas, ya me entienden, ese rollo que comparten los ciclistas y los toreros. A mi padre le sacaba de quicio que me cayera bien Fignon. "¿Cómo puedes animar a ese tío?" me decía. Pero a mi me molaba verlo encima de la bicicleta pedaleando como si no pasara nada, como si los demás estuvieran subiendo el Alpe D´Huez y él estuviera en la etapa prologo...pero, de pronto, se le torcía el gesto, apretaba los dientes, se subía encima del manillar de la bici sacando medio cuerpo hacia adelante y daba un hachazo brutal. "Allez, Allez, Monsier Fignon!". 

¿Por qué lo odiaba mi padre? Primero por ser francés y, después, por no parecer un maldito ciclista. Era, claro está, diferente. 

A los franceses les caía mejor Bernard Hinault. Un héroe del pueblo. Un tío con un bronceado de pastor que parecía el vecino amable del bloque, un tío un pelo chabacano, un pelo francesote, alguien que parecía que sabía contar buenos chistes, parecía llano, sencillo, un poco gañán. El tío perfecto para enardecer a las masas de clase media. Uno de los nuestros. Frente a la humildad un tanto impostada de Hinault y al grupo de calladitos, dignos trabajadores de la rueda (Caritoux, Perico Delgado, Ángel Arroyo, Zoetemelk, Fernández, Dietzen, "Condorito" Corredor, Fernández...), hay estaba Fignon con su carita de estudiante universitario y su rollo un poco burguesito. ¿Qué hacía ahí ese tío? 

Lo curioso es que, cuando Hinault se retiró, Fignon acarició la idea de reinar en solitario pero...no. Pese al tradicional chauvinismo francés en su país le siguieron negando el saludo y la "grandeur" y prefirieron adoptar a Greg Lemond, un ciclista norteamericano criado en el ciclismo galo, al que Hinault había designado como su digno sucesor. Una sucesión un tanto accidentada porque, en realidad, se llevaban bastante a matar pero, daba igual. El pueblo había hablado y preferían a un californiano (admiro la capacidad que tienen los franceses para hacer a ciertos personajes suyos y tratarlos como si fueran franceses de toda la vida) que a un francés. ¿No era Lemond un rubiales? ¿Un guaperas? Pues sí y no porque, en realidad, parecía también un tipo agradable y campechano. El novio perfecto para la hija solterona...de hecho era tan de campo que un cuñado suyo le disparó sin querer en una cacería. El tío cazaba. ¿Se necesitaban más pruebas?

En el Tour del 89, Lemond y Fignon se vieron las caras (fue el año en que Perico Delgado salió más de un minuto y medio tarde...de no haber perdido ese tiempo seguramente hubiera ganado él pero...) . Ambos volvían a la élite. Fue un Tour a cara de perro, un viaje por el infierno de Fignon que veía como sus compatriotas preferían escribir el nombre de su adversario en la carretera en lugar del suyo. Pese a todo Fignon llegó primero a la última contrarreloj enfundado en el maillot amarillo y con 50 segundos de ventaja. Lemond se presentó con una bicicleta aerodinámica armada con un manillar que, hasta entonces, sólo se había visto en pruebas de Triathlon. Fignon y su equipo protestaron pero, en una decisión inusitada por parte de la organización de la vuelta a Francia, decidieron darle la razón al norteamericano y permitirle competir con su rara bicicleta. Perdió el Tour por 8 segundos. Cruzó la meta, se tiró de la bicicleta y comenzó a llorar. Jamás sería el mismo.

Ese año, además, Fignon se ganó el odio de los españoles y, en general, el de todos los aficionados cuando en un arrebato de mala hostia escupió al objetivo de una cámara de TVE unas horas antes de la última etapa. Al parecer el hombre estaba cansado del agobio que le supuso todo aquello. 

Desde aquel final se convirtió en un tío arisco, en un malhuele, que despotricó contra el mundo del ciclismo y clamó mil veces contra los organizadores. El ciclista parisino (una razón más para ser odiado en su país...se de capital...nos parecemos bastante a Francia) siguió con su vida, visitando librerías de viejo (al parecer era un lector voraz) y haciendo con que la cosa no iba con él, teniendo enfrentamientos con Indurain, Bugno...

El año pasado publicó su biografía ("Èramos jóvenes e inconscientes") demostrando sus dotes para la literatura y, de paso, que no era un deportista al uso o que, al menos, era un empollón metido a ciclista como sospechaba todo el mundo y reconoció que tenía cancer. Ha muerto hoy a los 50 años. Ha muerto el más veloz de los empollones.

lunes, 30 de agosto de 2010

Soul Kitchen (Fatih Akin, 2009)


De Fatih Akin había visto "Contra la pared" (2004) y "Al otro lado" (2007). Qué quieren que les diga. Las dos películas me gustaron pero, en realidad, temía que el director alemán de origen turco se repitiera más que el ajo en el campo del drama.

Me ha sorprendido que un director aclamado (por tratar temas sociales y el asunto interracial) se haya bajado un instante del carro para rodar una comedia como "Soul kitchen". ¿No era la comedia un género menor? Pues no, sinceramente, no.

Divertida y muy poco pretenciosa la película cuenta la historia de un cocinero greco-alemán que busca quien se encargue de su restaurante mientras él se larga a vivir una temporada con su novia (más alemana que la cerveza) a Shangai donde ella ha conseguido un puesto como corresponsal. En la búsqueda conocerá a un cocinero de un restaurante de tres estrellas Michelín cansado de su trabajo, a un despiadado viejo amigo del instituto que se ha convertido en un agente inmobiliario y la sorpresa de que su hermano, un delincuente de poca monta, ha salido de la cárcel y quiere que le firme un contrato de trabajo falso para que pueda beneficiarse del tercer grado. Entre medias un dolor de espalda y algunas otras cosas más.

"Soul Kitchen" demuestra dos cosas: que la comedia romántica es como el arroz blanco lo que permite mezclarla con cualquier cosa y que sepa bien y que estamos frente a la película de un director que ha decidido explorar la capacidad de denuncia de la comedia.

Me imagino que habrá quedado satisfecho: la película se lee en dos niveles y el que quiere chistes los encuentra, el que quiere historias de amor las encuentra y el que quiere alimento para el alma también.

Sin perder la sonrisa, a veces la carcajada, Akin se encarga de reírse de la clase alta alemana y sus vicios, de denunciar la terrible especulación inmobiliaria, de explorar los resortes de las relaciones familiares y de retratar la sociedad de su país desde el prisma de eso que se llama su "multiculturalidad".
Resalta no sólo el guión (tan bien construído, tan bien hilado, con todas las tramas y las resoluciones en su sitio...¡Aprende Nolan, que eres un cabrón!) sino la interpretación de todos los actores que están, como es una marca de Akim, de lujo. Me ha llamado la atención el protagonista Adam Bousdoukos, una de las protas femeninas Anna Berdeke (a esta actriz no la había visto en mi vida aunque creo que salía en un thriller de médicos titulado "Anatomia", también alemán), el actor turco Birol Üdel (fantástico en su papel de cocinero tarado) y, claro está, Moritz Bleitbreu uno de mis actores alemanes preferidos (visible en "Munich", "La lista de Schindler", "El experimento", "Llamando a las puertas del cielo", "Speed Racer", "Corre, Lola, Corre" etc) y que siempre me da la sensación de que está bien en cualquier cosa que haga.

Por si fuera poco el reparto cuenta con la presencia de Udo Kier, ese señor inquietante que siempre hace de tío inquietante, haciendo de señor alemán inquietante. Papel que, claro está, borda.

Película fina, fantásticamente bien rodada, película para ver, disfrutar y echarse un rato agradable con las andazas de estos personajes.

Si Winterbottom es capaz de darnos cada vez una película diferente no está de más que directores como Akin sigan su ejemplo y prefieran no encasillarse, concretamente, en un tipo de historia, en una forma narrativa y en una temática uniforme. Se agradece.

Nota cultural: El gran grupo para triunfadores Rajoy Division ha sacado un nuevo disco titulado "Baile, arte y ocio" donde indagan en el campo de techno, el pop, el rock y esa cosa llamada Valencia ofreciéndonos su disco más conceptual (aunque sólo sea porque todas las canciones tienen siglas por títulos). Se puede escuchar aquí. Se recomienda escucharlo en algún chiringuito  elegante de El  Saler donde pongan patatas bravas, vestido para la ocasión y con sonrisa de no haber recibido una comisión en la vida.   

domingo, 29 de agosto de 2010

Refresco veraniego.


El ordenador medio estropeado (de cuando en cuando a la pantalla le sale un mensaje de ajuste de color azul molestísimo y el teclado hace lo que le sale de las narices como esconderme de cuando en cuenndo los acentos o cambiarme la configuración) ha sido la excusa perfecta para estar lejos del blog desde que he vuelto a pisar la capital del reino.

A veces me he sentado aquí delante de la pantalla y me he dado cuenta de que no tenía cigarrillos o me he despistado leyendo el periódico un momento o me ha llamado alguien...el caso es que no he podido escribir nada de nada. También porque, desde un tiempo a esta parte, ando poco sobrado de ideas interesantes. Les ofrezco, por tanto, una lista absurda de las cosas de las que debería de haber hablado, un resumen de verano de esos fresquitos que tanto agradecen los periódicos. Vamos allá:

- Edu Galán me regaló "El poder del Perro". Es una novela estupenda, una novela total. Don Winslow narra la batalla entre un agente de la DEA y una familia de traficantes mexicanos para, de paso, contarnos porqué la guerra contra la droga es un caso completamente perdido. Desde los tiempos de Ellroy nadie se había atrevido a tanto dentro del género policiaco. En serio. Vale mucho la pena.

- J. me regaló, también por mi cumpleaños, "El diccionario del diablo". Una recopilación de textos del periodista norteamericano Ambrose Bierce papá de la sátira en su país y un tío muy interesante. J. siempre me regala libros raros por mi cumpleaños, libros que yo no compraría por iniciativa propia. Es de agradecer. En cuanto lo termine se lo pasaré a Nixon que seguro que agradece estas cosas decimonónicas.

- Fui a ver esa patraña de "Origen" y desde entonces no hago más que buscar el email de Chris Nolan para pedirle que me devuelva el dinero de la entrada. Es una de las peores películas que he visto en mi vida. Demuestra que "Perdidos" hará mucho daño a la narrativa cinematográfica en general y que veremos más bastardos de este tipo. Diálogos gilipollescos que no llevan a ninguna parte, escenas de acción largas como días sin pan y, en general, una sensación mala de que estaba frente a una película que querían que marcara una época o algo. Un desperdicio. Definitivamente no se puede estirar la idea de un corto y alargarla hasta más allá de las dos horas. La prueba: Origen consiguió que me quedara dormido en el cine. Era la primera vez que me pasaba. Me quedé traspuesto como 20 minutos y, cuando desperté, resultó que la historia estaba en el mismo punto donde la habían dejado. Que horror, señor, qué horror.

- De mi visita a Barbate saqué tres grandes conclusiones: el oro que buscan los de Odissey Explorer y el Gobierno español y que, presuntamente, está enterrado en la bahía de Cádiz en realidad hace tiempo que fue sacado de allí por los canis de la ciudad para hacerse anillos con sello tipo escudo vikingo, cadenazas y colgantes con la forma de la cabeza de Camarón de la Isla. Por otro lado estaría bien que Telecinco se pensara el hacer "Las joyas de la Corona, destino Barbate" porque, si se trata de desasnar canis, allí hay mucho trabajo. La última de todas: no por mucho comer atún de almadraba te conviertes en aquaman.

- En Portugal comprobé que el turismo español viaja con la camiseta de la selección nacional. Algunos lo hacen en plan "¿Qué pasa?" pero como los portugueses los felicitan se achantan y siguen su camino cantando el "yo soy español, español, español". Una forma como otra cualquiera de que no se te olvide la nacionalidad aunque estés en el extranjero, no vaya a ser que te des un golpe y se te ocurra despertarte pensando que eres francés o croata.

- Por cierto, la gente no quita la bandera nacional del balcón pese a que con los rayos del sol muchas comienzan a decolorarse y, las compradas en los chinos, a parecerse a la arco iris que identifica a la Gayer Nation. Tengo una teoría al respecto de que las banderas sigan colgadas de los balcones: la gente tiene miedo de que, si las quitan, los vecinos sospechen de que esperamos la inminente visita de Carod Rovira o desafecto parecido.

- Le rezo todos los días a los dioses de la música para que fulminen al cabrón que ha destrozado "Tu vuo fare americano" de Renato Carosone y la ha convertido en "pa-para-mericano". Cabrones sin corazón...

- El otro bajón estival ha sido el "waka waka", esa cosa apestosa que suena en todas partes y hace que la gente suba los bracitos e inicie una especie de coreografía dadaísta. Es horrible. Sólo digo una cosa: los portugueses cantan "7 nation army" de White Stripes para animar a su selección. No hay color.

- Me queda otro bajón musical: la canción de Bisbal para el Mundial. Si alguien entiende de que va que me lo cuente. Lo único que escucho es a ese tío aullando como si le estuvieran arrancando los padrastros del dedo gordo.

- Sigo con intensidad el circo de la cadena enemiga. Telecinco no deja de ponerme los pelos como escarpias. El otro día entrevistaron a una señora que dice tener una especie de agencia de acompañantes (creo que el proxenetismo es un delito...o lo era) y ayer por la noche salía una especie de Chucky llamado Lara Álvarez sentada entre los contertulios con un boli en una mano y unos folios en otra. Me informa mi padre que los méritos de esta menda son haber sido asistenta de Carmina Ordóñez durante un mes. Es un mal bicho y está completamente tronada.

- Telecinco estrenó un programa con una medium que era un espectáculo de feria de segunda. Hace algunos años un mago me contó que había dejado de hacer ese truco porque estaba sobadísimo, ese que se trata de convencer a la gente de que está en contacto con los espíritus. Mi primera reflexión: ¿Por qué los espíritus siempre se ponen al teléfono? ¿Es que no tienen otras cosas que hacer? ¿La eternidad consiste en sentarte a esperar la llamada de una pitonisa Lola con acento inglés? ¿Eso es todo lo que puede ofrecernos la transustanciación del alma? ¿El esfuerzo de no pecar se recompensa con ser contínuamente importunado por personas que nos quieren preguntar cosas? El rollo francamente lamentable. De todas maneras  a Telecinco le da igual porque la semana pasada estuvieron acusando a una señora de hacer vudú y magia negra...Me relamo de pensar en lo bien que nos lo vamos a pasar con los telediarios de Piqueras. ¡Oh, yeah!

- Pelis que me han gustado muchísimo: Canino, "Te quiero, Philip Morris", "Directo a la fama", el último documental de Michael Moore, Toy Story 3, Shrek 3D, El Fantástico Mr. Fox, El escritor, El Festín de Babette, Performance, The Crazies...y alguna que se me escapa seguro. me he dedicado a ver cosas que no había visto en su momento. Básicamente.

- Ah, una cosa: Por favor, que cambién las puñeteras gafas de 3D que son un suplicio para los gafotas.

- Apartado series: la última de True Blood, Me llamo Earl, Los Informáticos, Futurama y el descubrimiento de Firefly, Bored to death, Colgados en Filadelfia... tristeza por la cancelación de Better Off Ted y sorpresa ante lo poco que me ha llamado la atención "El prisionero" pese a ser muy fans de la original.


Y en esto, más o menos, ha consistido mi verano. Siento la baja calidad de las experiencias. ¿Y ustedes, que tal?

Nota del Insustancial: "Volando voy" es una de mis canciones preferidas de Camarón de la Isla y, por cuestiones que no vienen al caso, una de las canciones que más me recuerda a los sospechosos habituales.

lunes, 9 de agosto de 2010

Olvidando el paso hacia la tumba


He cumplido 36 años. Mas cerca de los 40 que de los 30. Como decía Larry David en "Si la cosa funciona" (Woody Allen, 2009): "No entiendo por qué la gente celebra el Fin de Año ¿Qué celebran? ¿Que están un paso más cerca de la tumba?".

Tranquilos todos, no se larguen. No voy a comenzar una retahila sobre lo malo que es envejecer porque es un tema con el que, me imagino, estaran todos lo suficientemente familiarizados. La frase me hace gracia porque la escribe Allen, la recita David y, en general, es completamente cierta.

Muchas veces los ciclos no se calculan por años. Lo sabemos bien los que trabajamos en mi campo que vivimos con el asunto de las temporadas que empiezan cuando uno no se lo espera y terminan, más o menos, cuando uno todavía se está acordando de que no ha ahorrado ni un sólo céntimo en vista de la renovación del programa donde trabaja. Je. Este mundo es muy cruel si uno tiene vicios como comer o dormir bajo un techo y, no digamos, si quiere permitirse el capricho de viajar por ahí con un bonometro como si fuera un pachá.

Pero tranquilos, tampoco voy a hablar de la crisis ni nada de eso porque, también, estarán todos bastante familiarizados.

Lo que quiero decir es que, hasta la fecha, he tenido una vida llena de cosas. Como si uno de esos viejos con Síndrome de Diógenes se tratara he ido acumulando todas las experiencias posibles a un ritmo criminalmente alto. Se puede decir que, aunque he tenido tropiezos y sinsabores, me lo he pasado bien y espero pasármelo mejor. Que la Ópera no se acaba hasta que canta la gorda o hasta que el techo del teatro se cae sobre tu cabeza por culpa de la mala coordinación entre el concejal de Obras Públicas y un constructor mangante.

No tengo ni idea de qué me deparará el futuro porque, como ustedes saben, profeso la religión de la MTS o, lo que es lo mismo, Máquina Tragaperras Sideral. A mi entender, la fuerza que mueve el Universo, es una tragaperras gigante, un slot machine inmenso que hace mover las ruedecitas con las cerezas y las herraduras y toda esa mierda de manera aleatoria. Unas veces te toca el premio y otras veces no te toca. Da igual lo que hagas porque la fuerza de la improvisación, la chapuza o lo que sea son mucho más poderosas que las de las cosas bien hechas. Ser bueno o malo, o regular o espantosamente idiota no tiene nada que ver con lo que la MTS te tiene preparado, sólo tienes que levantarte por la mañana y accionar la palanca...nada más.

En todo caso, y como hacía Dennis Hopper en Reborn (Bigas Luna, 1981) inicio aquí un mea culpa y digo que si alguna vez les fallé fue porque yo también soy gilipollas: Lo siento. En todo caso, si se sienten ustedes muy vengativos con mi persona, les recordaré que estoy equipado con una especie de programa interno que produce que todo el mal causado se me sea devuelto automáticamente, en cuestión de horas. Creánme si es que todavía pueden.

Pero no me voy a poner a patalear delante de las velitas de la tarta. Me voy a poner el gorrete de cartón en forma de sombrero pirata y a poner mi canción preferida. Este es un día para celebrar, ya saben, para olvidarse de que estamos un poco más cerca de la tumba. Un día para hacer buenos propósitos, nuevos planes, tomarse unas (varias) cervezas. ¿No? De eso se trata, de reírse, de acabar con esta sensación de estar bien pero a un paso de estar mal. De mirar hacia adelante, me imagino, sin olvidar el paso atrás.

Disfruten, que yo lo voy a hacer.

martes, 3 de agosto de 2010

La caza de la ballena



Todos los años salimos a la búsqueda de la mítica ballena. Nos pertrechamos con todo lo necesario pero, sobre todo, con ilusión que es eso que nos mantiene vivos. Mientras el Capitán esté ilusionado lo demás no es ni mucho menos importante. Lo importante es seguir intentando pescar, cargar el barco, los atardeceres pegados a la borda...Si encontráramos a la dichosa ballena creo, que al final, nos daría pena pescarla y la volveríamos a tirar al mar para que nos esperara en la Caleta. Imagino que todos tenemos miedo de que si la pescamos un día deje de tener sentido el volverse a organizar y volver a quedar en el mismo fin de semana de todos los años para volver a escuchar los mismos chistes y realojarnos en el no menos importante Hotel Rosario con su vista espectacular del skyline barbateño.

¿Quien querría volver a Barbate si las ballenas se extinguieran? ¿Si dejara de tener sentido la aventura de perseguirla? ¿De que se te escape un año tras otro?

Entre atunes, ballenas, orcas y bellotas paso estos días con la tripulación (este año más mermada de lo que acostumbra o reenganchado a la misma) en vista de la previsible y necesaria vuelta a la costa marrón donde me espera otra caza menos agradable pero una compañía igualmente buena.

Se me acaba la batería del portátil que me prestan y se me han quedado muchas cosas en el tintero de la máquina esta...ahora me voy a volver a meter en esa piscina con ese pato amarillo, no es una pesca de altura, pero es mi pesca. Pónganse una cervecita bien fría, prometo hacer lo mismo.