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jueves, 2 de septiembre de 2010

Mala Rodriguez cree que no cree (Conspiranoia alevosa)


Me gustó mucho el primer disco de (La) Mala Rodriguez. "Lujo ibérico" tenía canciones como "Yo marco el minuto", "Tengo un trato", "A jierro" o "Especias y especias" que me encantaron. A partir de "Alevosía" le perdí un poco el ritmo. La explosión de Mala Rodriguez (de pronto parecía encontrármela hasta en la sopa) y la elevación a los altares de cierta parte de la modernidad, encabezada por (El excelso-excesivo) Bigas Luna, me pareció una patochada, como si el personaje se hubiera comido a la cantante. No se. De pronto lo guay no es que Mala Rodriguez rimara bien sino que fuera un bicho raro y marginal que, por raro y marginal, encabezaría una especie de cultura de lo marginal que parecía guay resaltar. ¿No les dio la sensación viendo aquella cosa llamada "Yo soy la Juani" que su director no se había enterado muy bien de que iba el rollo?

Seguramente todo era culpa mía. El caso es que "Alevosía" no era un mal disco. No tenía el rollo del primero y, de pronto, Mala Rodriguez salía en portada como un cañonazo de señora. Un pibón que cantaba. Vale, Industria ven a nosotros. Lo entiendo.

El caso es que una crítica de esas de derribo que se marca Fernando Neira en "El País" donde la ponía a caer de un guindo despertó en mi la curiosidad sobre lo último que había hecho Mala Rodriguez. La cosa es así: si un tío tan bilioso y que se confunde tanto dice que algo es malo hay que saberlo para hacer justamente lo contrario. De hecho creo que "El País" lo mantiene en nómina para que los lectores sepan lo que hay que escuchar que es justamente lo contrario de lo que recomienda Neira....aunque, esperen. Esto no es un texto sobre Neira. Centrémonos en Mala Rodríguez cuyos dos discos posteriores ("Malamarismo" y "Dirty bailarina") son también guays.

Esta mañana he leído en Rockdelux una entrevista con la artista que declaraba lo siguiente:

"(...)Me parece que todos tenemos que creer en algo y la cuestión de la ciencia y la fe siempre han estado dentro de mi, de lo que busco. No sé, leer gente que tiene teorías, que se come la cabeza. Hay muchas cosas que no sabemos. Hacen cosas de las que no nos damos cuenta, como esos bombardeos que hubo en la Luna para ver si tenía agua. Son cosas que están haciendo y la gente aquí ni se da cuenta y eso nos puede afectar tantísimo. Creo que no tiene nada de raro darse cuenta de que somos polvo de estrellas, de que somos juntos una cosa y la ciencia lo sabe, y cada vez más la ciencia sabe que hay algo místico dentro de todo esto. La religión no es más que un "bussiness", es una industria. No va por ahí, va por otro lado, va de otra historia la cosa. Simplemente eso, no se."

Bendito guirigay el que tiene Mala Rodríguez ¿No? ¿De qué va todo esto?

En noviembre del año pasado la NASA anunció que había lanzado la sonda LCROSS contra la superficie lunar para detectar que en la Luna había agua. La sonda era eso, una sonda a través de la cual se sabría si por el material eyectado se encontraría el preciado líquido que permitiría instalar bases lunares autosuficientes.

La noticia corrió de una punta a otra de internet hasta caer en manos de gente que interpretó que la sonda era, en realidad, era una de las muchas misiones encubiertas de la NASA que tenía como objetivo "lanzar una bomba nuclear contra la luna". ¿Para qué? Evidentemente no para buscar agua, que sería estúpido encontrar agua para envenenarla con radiación, sino para hacer desaparecer las presuntas ruinas extraterrestres que Armstrong y Aldrin se encontraron en la superficie lunar.

Examiner.com, una página web norteamericana con ediciones locales en varias ciudades y que no tiene empacho en publicitar a la Iglesia de la Cienciología, llegó a afirmar que el lanzamiento del artefacto (ellos creían que era sólamente una bomba cinética de dos toneladas) tenía como objetivo plantear algún tipo de venganza contra las civilizaciones extraterrestres que aseguran viven bajo la superficie lunar.

Dicha información (erronea) fue difundida por la red a través de los llamados "exopolíticos". Por si ustedes no lo saben la "Exopolítica" es el estudio del efecto de la interacción entre civilizaciones extraterrestres y los gobiernos de la Tierra y como esa secreta colaboración altera la coexistencia en nuestro planeta. Además de esa rama coexiste otra encargada de detectar las diferentes razas de extraterrestres que viven a nuestro alrededor (y ya entre nosotros) y diferentes aspectos de sus organizaciones políticas y sociales.

El fenómeno OVNI, por lo tanto, ha evolucionado de la simple búsqueda de elementos particularmente brillantes en el cielo que pudieran ser naves extraterrestres, a la formación de grupos de bienvenida que organizaban avistamientos y encuentros con seres de otros planetas hasta esta elegante exopolítica que, al parecer, se encarga del sesudo estudio de las civilizaciones extraterrestres de otros planetas y los acuerdos entre estas y los gobiernos de la Tierra que, de ser verdad, estarían implicados en cientos de miles de casos de violación por sonda anal (¿Cuantas sondas necesitan meter en los culos de los humanos para entender nuestro organismo esos zotes interestelares?) , eliminación y sustracción de ganado (rebaños tostados por los rayos gamma de pistolas y cohetes, robo descarado de cabras y ovejas para quién sabe que tipo de prospecciones) y un sinfín de secuestros de personas y otras cabronadas por el estilo como la instalación de un gobierno de reptilianos o, dicho de otro modo, seres de otro planeta muy parecidos a los de "V" (la serie antigua) cuya cabeza (in)visible sería la de la Reina Isabel II (no me pregunten por qué).

El lío mental de Mala Rodríguez es entendible y compartido. En realidad el escepticismo es un palo porque la gente siente que es mejor creer en cosas guays (mundos paralelos, conspiraciones, laboratorios secretos, civilizaciones lejanas, energías, piedritas curativas...¡O incluso sondas anales extraterrestres!) que en la cruda realidad. Si la NASA va a tirar una bomba sobre la Luna tenemos el argumento de una película, si la NASA va a tirar una sonda (no anal) sobre la Luna para buscar agua estamos ante un artículo de MUY INTERESANTE.  Fail.

En realidad el problema es que la falsedad, las medias verdades, las mentiras etc. tienen en la red una gran cualidad: tienen la misma forma que las reales, están redactadas igualmente bien. El conspiranóico utiliza las mismas armas de edición, maneja el mismo vocabulario y se expresa con el mismo lenguaje (aparentemente) que la comunidad científica. Es decir, utiliza las mismas armas mediáticas. Diferenciar entre realidad y ficción es siempre complicado.

En el párrafo de Mala Rodríguez hay, incluso, una falacia persistente: la ciencia sabe que hay elementos místicos. No es cierto pero, en realidad, la extensión de las teorías creacionistas, el negacionismo darwiniano e, incluso, la maquinaria publicitaria de las religiones mayoritarias y minoritarias se encarga de decir que, en realidad, hay una gran parte de la comunidad científica que no niega la evidencia de que Dios, o fuerzas superiores, o energías cósmicas o cosas parecidas e inexplicables (la mística, claro) y que la incluye como una de las posibles explicaciones de la Termodinámica o la Teoría de Cuerdas. No es así, ni mucho menos.

El Diseño inteligente (que niega la Evolución de las Especies) comenzó a difundirse a través de un libro, Darwin on trial, firmado por un abogado Philip E. Johnson. Un abogado no es un científico pero, sin embargo, con el tiempo el simple razonamiento de que "todo es demasiado perfecto como para que no haya sido pensado y diseñado por la mano de un ser superior" ha acabado postulándose con la forma de una teoría científica alternativa al estudio de la Evolución y propulsada por los sectores más reaccionarios religiosos de Estados unidos para que se estudie en las escuelas.

Evidentemente mucha gente piensa como Mala Rodriguez, que la religión es un "bussiness". Lo es y, por eso, muchas religiones organizadas han preferido diluirse en un compacto frente de noticias pseudocientíficas, extendiendo raras percepciones, ampliando su control hacia ciertos foros con aspecto laico y camuflándose bajo un entramado que parece una cosa pero, en realidad, es otra completamente diferente. Ahora para hacer creer a la gente que la religión sigue siendo necesaria y útil no hace falta construir una catedral o una mezquita como símbolo externo del poder. Sólamente es necesario informar de que detrás de la tradicional y sana creencia religiosa hay toda una serie de razones "científicas" para seguir creyendo. Se trata de decirnos que los símbolos externos (rezos, procesiones, ramadanes, velos etc.) son cosas quizás algo antiguas pero que, detrás de cada libro sagrado, no hay solo la obcecación de creer por creer, la obligación de creer, la necesidad de creer hay un buen puñado de intelectuales, científicos, filósofos, psicólogos, médicos y gente con carrera en general trabajando por hacerte comprender lo incomprensible (que somos alma y somos materia, que un Dios puede ser tres a la vez, que si te inmolas te vas al cielo a disfrutar de 200 doncellas, que tu espíritu se cuela en otro cuerpo cuando falleces, que se puede hacer ver a los ciegos y andar a los paralíticos, que el vino se transustancia en la sangre del hijo de un carpintero palestino, que tus seres queridos muertos viven en otro plano de realidad a tutiplén...) por medio de un puñado de buenas razones que pueden ser medidas en un laboratorio.

Y eso es lo que nos hace "polvo de estrellas", divinidades sobre dos patitas, seres mejores que son mitad humanos pero que tienen su pizquita de dioses. La religión, la de antes, esa era para catetos que iban detrás de una imagen de una virgen cantando "venid con flores a María" lo de antes era rezar cinco veces al día mirando hacia la Meca...ahora puedes pasar por encima de eso y seguir creyendo. Da igual en que cesta de qué sitio de concentración espiritual eches los céntimos, da igual a quien eleves tus plegarias...

Lo importantes es que sigas creyendo en algo. Lo importante es que sigas creyendo que no crees. Creo que ahí es donde está el bussiness.

martes, 25 de noviembre de 2008

¡Vade Retro, ateo!


Después de morirse caben dos hipótesis:

1. Desaparecer (que parece lo más comodo).

2. Transustanciarse (sólo pronunciarlo da pereza) en otra forma de vida espiritual o, como apuntan los budistas, ocupar otro cuerpo de superior, inferior o igual valor que el que ocupamos en la actualidad.

Aunque todo apunta que lo primero es lo más probable siempre es posible que, en un giro teológico inesperado, me encuentre frente a una deidad hacedora de todo el Universo conocido que me pida cuentas por haber sido tan idiota de que, habiendo recibido las señales necesarias en forma de zarzas ardientes, rayos, centellas, testimonios de pastorcitos, inexplicables entradas en trance, repentinas revelaciones en forma de charlas en arameo y/o estas extrañas subidas de temperatura que me dan de vez en cuando y me invitan a amar a mi prójimo (si es femenino, mucho más), no me haya coscado de que existía y que tendría que vivir con su código.






Si la deidad que me espera es Alá u Odín ya nos podemos dar por jodidos porque ni he hecho la Yihad, ni me he repasado dos o tres aldeas a sangre y fuego. La verdad es que no tengo ni idea de cuál es el castigo eterno de los pecadores en dichas religiones me imagino que, en el primero, estar atento a que los ríos de miel no se ensucien o currar de segurata en la puerta del haren de las vírgenes esas, como castratti, claro. En el caso de la religión vikinga supongo que me tocará vestirme de bávara y repartir cerveza soportando requiebros chuscos, pellizcos en la ingle y otras morisquetas de los señores con cuernos.


Si me tocara hablar con Dios, bueno, con el nuestro lo primero sería identificar si es el que preconizan los protestantes (y dentro de los mismos saber si es el de los adventistas, los testigos de jehová, los baptistas...), el que dicen los católicos o del que hablan los judíos lo tendría claro:

-"Lo siento, tío ¿Yo que sabía?".

Y a esperar a misericordia. Si no me va a tocar cocerme en la misma olla de Richard Dawkins y de Bill Maher (al menos espero vivir más que esos dos vejestorios) que, mira, si hay descanso pues siempre seráb buena compañía aunque les guardaré rencor por haberme llevado a una vida de completa y absoluta ignorancia. Por cierto. De todas maneras me temo que muchos de los próceres de las diferentes religiones (rabinos que llaman a la exterminación de los árabes, curas que abusan sexualmente de chiquillos, mulahs que llaman a la exterminación de todo Cristo) también van a tener que responder ante sus diferentes deidades y tendrán que justificar como mensajes a priori tan puros han sido interpretados tan mal.

Hay un chiste muy viejo que cuenta como un tipo llega al cielo y allí no hay ni pirri. Al preguntar por la falta de animación un San Pedro algo hastiado le dice: "Joder, para cuatro que vienen no vamos a comprar un radiocassette". Pues eso, que el infierno tiene que estar más petado que Marina D´Or en sus golden years y el cielo -por la absoluta imposibilidad de seguir coherentemente ninguno de los códigos éticos que se proponen en los libros sagrados que invitan igual a sacrificar cabras que a, un poco más tarde, aniquilar a los faraones o ser virgen- pues tiene que estar un poco vacío.

Anoche vi un interesante documental de la serie 30 días dirigida por Morgan Spurlock (el tío de "Super Size me" y "Where in the world is Osama Bin Laden?"). La serie de documentales, de menos de una hora, juega a introducir a una persona dentro de un terreno completamente hostil -granjero homófobo en un barrio gay, el propio Spurlock en una cárcel, un workholic en una familia new age- y que conozca de primera mano como es la vida de sus pretendidos personajes antagónicos. El asunto trataba de la convivencia de una atea dentro de una familia de creyentes, muy creyentes, adscritos a una de esas iglesias norteamericanas tan raras que se llaman " no confesionales" (New Church de Ted Haggard fue de las más famosas hasta que al bueno de Ted, conocido asesor espiritual de George Bush, se le descubrió el flagrante relación homosexual con un chapero que, en principio, se negó a tener relaciones sexuales con él -un asunto de precios- y luego sí a cambio de una jugosa cantidad de metanfetamina que el buen pastor le suministró) y que derivan entre el protestantismo puritano, la política neoconservadora y el creacionismo. Los sorprendentes resultados de la peli (aquí) destapa un dato interesante: el ateísmo provoca un extraño vacío existencial en los creyentes, una duda que va más allá de lo razonable. Curioso.

Saco el tema porque me ha sorprendido muchísimo la reacción de Rouco Varela (mi capacidad de sorpresa es siempre grande incluso para personajes como este) donde nos invita a vivir nuestro ateísmo de puertas para adentro y circunscribirlo al ámbito de lo privado. Curioso, curioso, curioso. En plan San Manuel Bueno Martir, el gran Rouco, nos ordena que no andemos por ahí tocándole las narices con nuestras miserias intelectuales y que, en caso de no creer, callemos. Es decir, no protestemos por los crucifijos en las escuelas, por el pertinaz e indisoluble compadreo entre Iglesia católica y Estado y hagamos como Bono, o sea, que llevemos en una mano el capital y en otra la Biblia a ser posible y que si no lo es simplemente callemos.


No diré que soy de los que se quejan de los crucifijos, es más, me dan bastante igual. No me agrede ver símbolos religiosos. Soy de esa generación de españoles que todavía tuvo que bregar con profesores que te hablaban muy bien de Franco y no pude elegir entre ética y religión hasta quinto de E.G.B. por lo que tengo los ojos más que acostumbrados a todas estas cosas.

Otra cosa es que me parezca que Rouco Varela, por representación, y la Iglesia Católica por extensión deberían de aplicarse el cuento -obrar según lo que predican- y llevar todo este asunto de la religión al ámbito de lo privado. Cuando digo esto no quiero, evidentemente, que los cristianos vuelvan a las catacumbas pero, en realidad, me gustaría que los símbolos externos de mi país fueran lo menos religiosos posibles. Y digo de todos los símbolos religiosos: ni cruces, ni medias lunas (medias noches sí, de esas con jamón serrano de los cócteles elegantes que te cuesta mucho alcanzar porque la gente es bastante puerca y gorrona y van a los sitios que paree que no han comido en la vida...pero eso es otra historia), ni estupas a Buda, ni estrellas de David. Cero, nada.



Cuando yo tenía como diez años todavía iba todos los domingos a misa e, incluso, me lo curraba como monaguillo de cuando en cuando. Un servicio por cierto sin el traje ese que me hacía bastante ilusión, o sea, que he sido monaguillo de paisano. De hecho es que ni siquiera era en una iglesia porque, en mi barrio, un lugar un poco raro no había templo con lo que el servicio religioso único (el de los domingos) se hacía en el ¡Bar! del barrio también único. Una cosa rara ya les contaré algún día. Pues un día se me ocurrió preguntarle al cura, juro que con toda inocencia, que cómo era posible que Dios y Jesucristo fueran la misma persona y que se hubiera mandado así mismo a la Tierra para ser despedazado por aquellos salvajes que ocupaban Judea que, por ende, eran criaturitas creadas por él.

Tras el collejón me dijo que todo era una cuestión de fe y que era mejor que no preguntara nada, que me concentrara en creer. Se lo comenté a mi padre que, al fin de semana siguiente, se acercó para decirle al buen señor que no se le ocurriera volver a darme una colleja en su puñetera vida (porque estaba estudiando y porque se reservaba el derecho presente, pasado y futuro de zurrarme cuanto quisiera...el hombre se lo ha reservado tanto que nunca me ha tocado un pelo...así he salido, claro) y al explicarle el hombre los hechos le dijo:



-"Mire, el chaval...es que el chaval... se lía con sus cosas y está todo el día a por uvas. A nosotros nos gustaría que fuera un delincuente juvenil o idiota. Lo primero nos permitiría quitárnoslo de encima de cuando en cuando y que durmiera en el reformatorio que, quiera o no, pues nos daría a mi señora y a mi un poco de libertad y lo segundo nos regalaría unas cuantas subvenciones ministeriales...pero, fíjese que le ha dado por pensar y decir idioteces. En la medida de lo posible, si tiene preguntas que hacerle se las hará porque está muy consentido por su madre y era cojito de pequeño y usted, en la medida de lo posible lo mejor que puede hacer es contestarlas porque se pone bastante intenso. A nosotros nos tiene la cabeza como un bombo y mire, aquí estamos".



-"Yo no tengo la culpa de que su hijo haga esas preguntas y no me voy a poner a explicarle cosas tan complicadas a un niño. Lo que tendría que hacer es no dejar que lea tanto que el niño es un repipi".



...Vale...mi padre no le dijo eso al cura (me apetecía guionizar un poco, que el tema es aridísimo), le dijo que no me zurrara y que en mi casa se contestaban todas las preguntas, que pese a que no le hacía gracia que fuera a misa pues que esperaba que al menos no volviera con la cabeza como un bote. Ni que decir tiene que la respuesta del cura si se acoge bastante a la realidad. Ni que decir tiene que mi padre me prohibió ir a misa con ese cura pero se ofreció para que fuera a la iglesia que quisiera. Eso hice, hasta que me di cuenta de que, en realidad, nunca iba a hallar ninguna respuesta y me desconecté por completo.

La Iglesia católica en España tendría que iniciar un proceso de reflexión bastante grande y replantearse por qué pierde fieles y no echarle la culpa al proselitismo ateo, a Zapatero, al relativismo filosófico o a que haya unos padres en Valladolid que quieren que sus hijos no reciban educación pública debajo de una cruz. Eso es un síntoma. En la inclasificlable Molocai (1959, Luis de Lucía) contiene una interesante escena: el protagonista, un padre misionero del Sagrado Corazón, reparte escopetas y escapularios a los autóctonos para defenderse del ataque japonés. ¿Es esa la imagen que quiere mantener la Iglesia de sí misma? Pues parece que sí, no me cuesta mucho imaginarme al Alto Mando Católico repartiendo pistolas para defender la parcelita de poder.


En definitiva yo no hago proselitismo porque no me apetece, no lo creo necesario, no explico por qué no creo porque entiendo que no hay motivos para subrayar lo evidente, porque entiendo que la razón (la científica, no el periódico) está conmigo pero no me callo si me preguntan del mismo modo que Rouco es muy señor (¡Oh, Señor!) de decir lo que le venga en gana. Si las religiones pierden clientes será porque su papel en la historia reciente española no ha sido el más honroso, porque han paseado a un dictador debajo de un palio, porque han participado en terribles atrocidades, porque divulgan un mensaje que necesita de un terreno poco abrupto para que llegue a todas partes y que ya, actualmente, no entra a golpe de colleja. Seguramente también porque mantienen un entramado informativo llamado COPE que no obra con la prédica central del cristianismo, quizás el problema sea que el mensaje que llega es de total intransigencia que muy poco tiene que ver con el amor fraterno. Que no me digan que yo empujo, acoso, derribo o pongo chinas en los zapatos de la gente que va a misa porque no lo hago. No agredo si no que, contínuamente, soy obligado a explicarme, a postrarme o a mantener un educado silencio ante las creencias de los demás. Esto último lo hago cada vez con menos gusto, pero lo hago aunque sólo sea por ahorrarme problemas, amargas discusiones o dañar a personas cercanas.


Si la Iglesia quiere que me calle ante las procesiones, que transija con los gastos que nos ocasiona un culto en particular al menos les pediría que tuvieran el mismo respeto o que, al menos, me concedan el beneficio de la duda. Yo ya tengo un plan si me encuentro con Dios:le voy a pedir perdón y luego explicaciones ¿Donde estabas tú cuando toda esta gente se estaba muriendo de hambre? ¿No pudiste fulminar al creador de OT? ¿No te parece que ya hemos sufrido un infierno en vida para ponernos ahora tiquismiquis?