Es un efecto bola preocupante porque con estas cosas me da la sensación de que España se hace más estrecha. En los tiempos anteriores de la crisis muchos decidieron gastarse un dinerito en viajar. El destino preferente parecía ser Nueva York porque el dólar estaba por los suelos...de esa diáspora de españoles a la Gran Manzana nos traímos un simpático apelativo: a los turistas de aquí se les daba el apelativo de "Two´fo´ones" ("tufouoans", "dosporunos") por la querencia de comprar cosas e insistir en conseguir que nos dieran dos piezas por el precio de una. Españoles regateando en el corazón del mundo.
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Que penica, la verdad. Muchas tiendas de lujo restringieron las compras de nuestros compatriotas porque se encontraron con que muchos de sus productos acababan en tiendas de Madrid a un precio muy superior y la Cámara de Comercio de la ciudad multa a aquellos que siendo minoristas ejercen de mayoristas.
De los viajeros a NY muy pocos venían comentando las grandezas del MOMA o los paseos por Central Park pero sí nos informaban de que se podían encontrar zapatillas Nike o bolsos de Vuitton a precios muy competitivos.
O sea, que pese a coger un vuelo de seis horas, los españoles en Estados Unidos nos hemos comportado como si estuviéramos en el vecino Portugal que, todavía para muchos, no es el país donde perderse por Lisboa o visitar el Monasterio de Batalha, de mada les sonará Sintra, Portugal hoy y siempre es visto como un enorme mercadillo donde comprar toallas de rizo americano o polos de Lacoste falsos como la madre que los parió.
Andorra también estaría en esa lista de destinos turísticos reconvertidos en centros comerciales como antes lo fueron los radiocassettes de Ceuta y Melilla (allí compró mi padre nuestro flamante tomavistas de Super-8) o las cámaras fotográficas y los pijamas de Canarias. ¿Tiene interés visitar un país extranjero única y exclusivamente para equilibrar su balanza de precios? ¿No es mejor ahorrarse el dinero del viaje y darse un paseo por cualquier zona comercial especializada en gangas como un outlet del extrarradio?
Mi padre tiene una frase estupenda: "Los checos descubrieron el sentido de la palabra "kafkiano" cuando vieron a los españoles paseándose por Praga y quejándose de que no podían encontrar un restaurante donde comerse una paella decente". Lo que me preocupa es que cada vez parecemos más panolis y más paletos, una masa que es fácil de engañar con cualquier cuento. Sólo hay que ver las hipotecas que el personal ha firmado sin enterarse de lo que significaba eso del "interés variable" para darse cuenta. De hecho somos tan panolis que hemos aceptado durante mucho tiempo que éramos el país de la "picaresca" con el mismo orgullo que los alemanes reciben el título de ser "los mejores constructores de coches del mundo". No podemos ser más gañanes, francamente.
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Ahora el grito de guerra nacional es "¡Podemos!" que es el antiguo "¡Santiago y cierra España!" renovado para la gañanería reinante porque es más fácil de pronunciar ya que carece de erres. La gente se emociona con las frases hechas, con los eslóganes más facilones y se identifica a una velocidad de vértigo. Nada demasiado complicado.
Nos hemos convertido en un país con una capacidad de síntesis brutal. Los diarios reducen el espacio de la palabra escrita al nivel que se reduce el número de letras en los mensajes de texto y "te comes mucho la olla" debería de ser lo que sustituya al "Plus ultra" del escudo si es que,al final, no se cambia por "podemos" que es más corto. La síntesis reduce nuestra visión del mundo, nos hace más pequeños, más maleables, más tontos, más ciegos, podemos describir ciudades de 17 millones de habitantes, naciones enteras a establecimientos comerciales. No damos para más.
Si no lees, no ves películas, no te interesa ninguna canción que no puedas meter en tu móvil es mucho mejor que nos invada Francia o Portugal. Mucho mejor, porque se organizan mejor.
La síntesis, esta estrechez asfixiante, nos hace también más brutales. "Yo como pero a ti no te dejo comer" dicen que le decía, normalmente, un chico de Sevilla a su ex a la que ha acabó por asesinar y tirar al Guadalquivir. Él tenía 20 años y ella 17. Con tan solo 20 años ya era un ser humano en vías de fracaso. Su cómplice y él tienen pinta de "canis", cara de contrato temporal, de esclavitud laboral, de mínima preparación. Ahora vivía en una localidad cercana a Sevilla en casa de los padres de su novia de quince años a la que había dejado embarazada. Un fracaso difícilmente mitigable, aceptado, lamentable en una sociedad que se cree moderna, molona, viajada y, hasta hace muy poco tiempo, en primera línea, en la "champion´s league de la economía". ¿Cómo puede un chaval de sólo 20 años expresarse como si fuera un viejo retrógrado? ¿Como puede alguien expresarse como el personaje malvado de un culebrón rosa? ¿Cómo alguien puede permitirse repetir un rol asquerosamente caduco sin que la educación moderna parezca haberle hecho mella?
Reducir nuestro universo quiere decir también reducir a los que nos rodean por miedo a que se escapen. Reducir significa también someter, domar, dominar, vencer, domeñar o sujetar...está claro, me como mucho la olla.