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jueves, 4 de junio de 2009

David Carradine (1936-2009)...rey de los macarras


El cine Navacerrada ponía películas de artes marciales casi todas las semanas porque la juventud de los 80 vivió un idilio con ese tipo de películas y con las de navajeros. De ahí fue de donde mucha gente salía corriendo para apuntarse al gimnasio más cercano donde le enseñaran a matar a un hombre dos veces antes de caer al suelo o a impresionar a las pibitas rompiendo tablas con la cabeza.

Las películas de artes marciales eran un peligro. En general. Porque cuando salías a la calle siempre había alguien dispuesto a poner en práctica todas aquellas volteretas y puñetazos con el primer inocente que saliera del cine. Todavía recuerdo con escalofríos como unos cuantos adolescentes rodearon a un chiquillo, le pusieron una bolsa de palomitas GOL en la cabeza y se dispusieron a quitársela limpiamente de allí con una patada voladora. Creo que les costó tres o cuatro intentos, al parecer, no porque la peli no les hubiera enseñado bien la técnica si no porque el tembleque del chiquillo no permitía que la bolsa de plástico medio vacía se estuviera en su sitio. Los macarras occidentales estaban seducidos por la orientalidad, equivocando el camino del Tao y cogiendo el de la "hostia fina" pero en el camino que es de lo que se trata y todos, con más o menos pericia, querían imitar a sus ídolos de ojos rasgados ya fuera el inmortal Bruce Lee o cualquiera de sus ochocientas copias (Bruce Li, Bruce Le, Lee Bruce...y otros chinorris) o, incluso, el afamado y macarra John Liu del que Minchinela, Vigalondo y Lardín darán cuenta en esta cita que, de estar en Barcelona, no se deberían perder.

No es de extrañar que muchos actores europeos intentaran luego emular a los actores de ojos rasgados como Chuck Norris (en el papel de occidental con cintura de tronco de fuerza sobrehumana y final fatídico), Franco Nero haciendo de ninja en "La justicia del ninja" (1981, Menahem Golam) o ya más tarde Mark Dacascos, Michael "El Guerrero americano" Dudikoff o Jean Claude Van Damme entre otros.

Pero antes de que ellos fueran unas estrellas de videoclub y de que las películas de acción oriental y su inconfundible olor a linimento y puticlub tailandés fueran sustituídas en el corazón de los macarras de todo el mundo por las pelis de acción protagonizadas por culturistas de gesto facial inseguro y actuación dramática robótica (siempre he creído que en toda esta moda mucho tuvo que ver el rollo de las drogas de diseño y el crujiente mercado de los anabolizantes) ya había un tipo que, gracias a la colgadura de Hollywood había tenido los arrestos de interpretar el papel de un monje sao-lín pese a haber nacido en la muy occidental California. Se llamaba David Carradine y le quitó el papel protagonista de la serie televisiva "Kung Fu" a, nada más y nada menos que Bruce Lee.

Bruce jamás le perdonó a Hollywood semejante desprecio, ese y no darle el papel principal en "Green Hornet" para ponerlo a hacer de Kato (ya lo había hecho en Batman), y se vio obligado a emigrar a Hong Kong (siendo norteamericano de nacimiento) para convertirse en toda una estrella y volver a Occidente con las películas de artes marciales bajo el brazo.


David Carradine fue el primer actor occidental en hacer uno de esos papeles que mezclan paparrucha orientalista con hostias como panes de hogaza. Un tipo de la estirpe de los Lee Van Cleef o los Jack Palance, con cara de tipo duro o malo, con cara de dolor de estómago o de tener el alma negra. De ese tipo de actores con tanto caracter que acaban siendo adorados por la serie B porque con una mirada a cámara te ahorran todo un presupuesto de efectos especiales. Imposible no acordarse ahora de que fue el Frankenstein de "La Carrera de la muerte del año 2000" (Roger Corman, 1975) pero que también trabajó en "Boxcar Bertha" (1972, Martin Scorsese) o en la espectacular "Bound of glory" (Hal Ashby, 1976) interpretando al cantautor Woody Guthrie, que no le importó nunca autoparodiarse como hizo en "El Gran Stan" para mayor gloria del cómico Ron Scheneider y, claro está, que Tarantino (otro macarra criado a los pechos de los videoclubes de barrio americanos, no tan diferentes de los nuestros) le dio la golosina de un papel mítico y crepuscular que lo ha devuelto a una generación entera de espectadores.
Dicen que el tipo duro se ha colgado en un hotel en Tailandia y hoy todos los gimnasios del mundo, todos los cines de reestreno, todos los videoclubes de barrio y, claro está, todos los macarras del universo deberían de llevar una escarapela negra en señal de respeto.

jueves, 19 de marzo de 2009

El sheriff Manson



El lunes vi "Atmósfera cero" (Peter Hyams, 1981) con mi señor padre. Me emocioné mucho porque hacía unos cuantos años que no veía esa película. Es una especie de relectura de "Sólo ante el peligro" (Fred Zinnemann, 1952) pero en el espacio, en el que un sheriff de una explotación minera de Io, una de las lunas de Júpiter, tiene que enfrentarse contra el jefazo corrupto de la misma que se dedica a traficar con una droga que pone a los mineros en eso que se conoce como "Estado mental Pajares". El papel que hace Sean Connery, el de O´Neil el sheriff claro, es uno de los mejores de su carrera y la película, sin duda, una de las mejores de la historia de la Ciencia Ficción aunque, sorprendentemente, en el Imdb.com sólo tiene un 6.4 de valoración. Lo que me parece francamente poco.

Pues el caso es que mi padre, que tiene memoria de pez (excepto para las ofensas arbitrales al Real Madrid), no se acordaba de que habíamos visto juntos esta película. Fue en 1983, en el Cine Carmona, un cine de verano de Madrigalejo (Cáceres) localidad que debería de aparecer en los mapas de los cinéfilos por la sencilla razón de que Almodovar (¡Peeedrooo!) pasó gran parte de su juventud en dicha localidad. El Cine Carmona estrenaba una película diferente todas las noches a 100 pesetas la entrada (con la entrada se incluían todos los picotazos de mosquitos que uno pudiera soportar, mosquitos que vivían en unos arrozales que circundaban el pueblo) y aquel verano fui todas las noches al cine sin faltar nada más que los días de fiesta del pueblo en los que el cine cerraba. Vi Rocky II, La mujer del Teniente francés, El Planeta del Horror, El Misterio del Triángulo de las Bermudas, Buck Rogers, Hi-Riders (me llevé bronca porque salían tetas), Superman II e, incluso, creo recordar que La Colmena cuya proyección fue suspendida porque se puso a llover a mitad de la película. El caso es que recuerdo perfectamente esa noche porque siempre iba solo al cine (algo inusitado en la actualidad porque tenía sólo ocho años) y aquella noche mi padre se empeñó en acompañarme. Dejó a mi madre en casa con mis abuelos y se vino al cine. Antes de sentarnos pasamos por el bar del cine, una barra dentro del patio que jamás apagaba las luces, y compró un par de botellas de coca-cola (de cristal) y una bolsa de palomitas Gol. Fue la primera vez que salimos juntos, los dos solos y me sentí importante y feliz...aunque algo incómodo porque, en realidad, en "Atmósfera cero" salían algunos cuerpos desnudos en posiciones no muy decorosas. Me imagino que aquella noche, por primera vez, también hice esa cosa tonta de "intentar que no se note que en la pantalla está saliendo algo que por mi edad no debería de estar viendo"...y me acuerdo que volvimos los dos a casa montados en el 1430 amarillo que teníamos por aquellos años y también me acuerdo que me dijo "si tu abuela te pregunta que si te he dado coca-cola le dices que no, que dice que luego no duermes". O sea que aquella noche también compartimos un secreto cuando mi abuela dijo "no querrás el vaso de leche porque como te habrás hinchado a coca-cola" yo le dije muy serio que sí, que quería ese vaso de leche. Y me acuerdo que no dormí durante un buen rato porque aquello me pareció el culmen de los planes de hombres: cine de tetas y tiros, palomitas gol, coca-cola y una dósis de mentiras.

El lunes volví a ver "Atmósfera Cero" con mi padre, sentados en el salón de casa y le gustó muchísimo como a mi y le conté lo de aquella noche pese a que sé que es de la gente a la que los recuerdos de otros tiempos le ponen algo nervioso. Sentí esa misma punzada de aquel día, pese a que ambos estamos ya mayores para esas cursiladas. Él, que es el Manson más lacónico, el Sheriff, el tipo duro de esta luna que orbita alrededor de Alá sabe qué planeta, me dijo: "Si quieres que vaya contigo al cine, vamos la semana que viene, pesao". Es su manera de decir "yo también os quiero". Nosotros a él, también

sábado, 14 de marzo de 2009

Piringao el ke lo lea


En mi primer colegio el "muro de la libertad de expresión" fue un rotundo fracaso según el profesorado. Algunos maestros, verdaderamente progres, se les ocurrió que la mejor manera de celebrar el Día de la Constitución era desplegar un enorme trozo de papel de embalar de color marrón en uno de los pasillos y permitir que el alumnado hiciera uso de ese sagrado derecho demostrando que, al fin, los nuevos ciudadanos españoles (los pezqueñines) estábamos al mismo nivel democrático y cívico que el de los europeínes que conocían las dictaduras gracias a los libros de Tintín.

A la semana de estar instalado en uno de los pasillos de la segunda planta aquello se parecía más a la puerta del baño de una estación de autobuses que a lo que se pretendía. Un gigante "XXXXXX nos gustan tus tetas" -en cierto modo aquello era una verdad como un templo porque aquella muchacha era famosa por haber desafiado a las leyes temporales de la pubertad- dio paso a algunos dibujos poco acertados de pollas enormes y luego a toda una retahíla de acusaciones poco vagas como "El de XXXXXXXX es maricón", "La XXXXX se dejó sobar el culo en el viaje de fin de curso", denuncias contra el profesorado ("XXXXXX vas de guay pero eres un mierda"), amenazas como "Soy el novio de XXXXXXX y si sigues hablando de las tetas de mi novia te parto la cara" y descalificaciones como "La Señorita XXXXXX es tonta" que todo el mundo sabía, sin haberse pasado jamás por una clase de grafología, que pertenecía a algún tipo de grupo terrorista-intelectual organizado de 3º A o 3º B.
Sin inmigrantes a los que culpar del atropello, en realidad la única chica negra que se acercó por ese colegio lo abandonó a la media hora de entrar por la puerta de la clase cuando escuchó las carcajadas de un grupo de futuros compañeros y sólo teníamos noticias de un padre argentino y de una madre norteamericana, los alumnos fuimos reunidos en el comedor del centro para recibir la peta proporcional y para contarnos que parte del claustro había puesto sus esperanzas en que dicho "muro de la libertad de expresión" hubiera sido mandado a Bruselas para gozo y disfrute de los parlamentarios europeos pero que, ahora, visto el nivel literario del asunto iba a ser destruído. Después de aguantar semejante chorreo se nos instó a diferenciar entre "Libertad" y "Libertinaje", en valorar la "libertad de expresión" como algo sagrado que, en cualquier momento, se nos podía arrebatar por los mismos que nos lo habían regalado y una retahíla de tópicos de parecido pelaje y de conceptos abstractos que, creo, sólo el grupo organizado de 3ºA y 3ºB llegó a entender en su totalidad porque, la verdad, es que pese a ser todos un poco niños se nos contó que "aquello lo entendía hasta un niño". Paradoja.


El caso es que ya sea por mi precocidad lectora, acababa de recibir una enorme bronca por parte del director del centro que era ex guardia civil y tenía un oscuro pasado como director de un centro de menores de Auxilio Social sito en la provincia de Tarragona que me había pillado leyendo "Rebelión en la granja", o por que el asunto efectivamente lo entendía incluso un niño saqué dos conclusiones:


A) Pese a que te digan que puedes decir o escribir lo que te de la gana siempre hay consecuencias.


B) Hay gente que no siente la necesidad de sacar lo mejor de sí mismo cuando se encuentra ante un papel en blanco y prefiere utilizarlo para escribir obviedades como que las tetas de una compañera de clase son gigantescas.


C) El poder siempre se arroga la posibilidad de quitarte un derecho debido al mal uso que de él suele hacer una minoría que, mientras tanto, seguirá poniendo chorradas donde le de la gana.


Me acordé de esta anécdota el jueves cuando, regresando a casa, me encontré en el Metro a David Trueba y acabamos hablando del blog que Jonás, su sobrino, tiene en la edición digital de El Mundo y que se llama "el viento sopla donde quiere". Más que del blog hablamos de las cosas que la gente suele dejar escritas en los foros y en los blogs por el simple placer de montar un poco el pollo, sentirse importante o volver a sentir esa sensación cercana al orgasmo que sentía cuando llenaba las puertas del los baños de su centro escolar con todo tipo de gilipolleces. En realidad estos nuevos "muros de la libertad de expresión" me recuerdan mucho al primero que pusieron en marcha aquellos profesores progres de mi primer colegio. También hablamos fugazmente de la capacidad que ha tenido cierta línea de pensamiento en copar la blogosfera y el mundo forero, que lo conozco menos, en invadir con su peste cualquier lugar donde lo que se procure sea discutir sobre cualquier tema y, sobre todo, en esa obligatoriedad de activar todo tipo de sistemas de seguridad necesarios para no encontrarte con que algo que has montado con unos cuantos colegas acabe siendo un aburridísimo monólogo de algunas personitas que sólo tienen la necesidad de reseñar lo evidente o de capitalizar el discurso.


El anonimato o semianonimato del asunto excita a una tribu de dilectos ciudadanos a convertirse como verdaderos hooligans en cuanto la autoridad competente mira para otro lado, gente que camina por esta vida, desgraciadamente, sin sentirse lo suficientemente libre como para decir lo que quiera por miedo "al que dirán" y es por eso por lo que estos pichichortos cerebrales se expresan con ese discurso de pistola en mano más allá de estas fronteras. Raro asunto. La mayoría de las veces es una pena reconocer que, en realidad, hay un porcentaje excesivamente alto de personas que de verdad no tienen nada que decir y que, por miedo a callar, dicen lo primero que se les pasa por la cabeza como si estuvieran concursando en el euromillón de Telecinco.

Por otro lado, es verdad, que entregarle el derecho de libertad de expresión al pueblo llano trae consigo la incomodidad de escuchar algunas cosas que no te apetece...pero es que el pueblo llano es así, dales un teclado, una tea o un rotulador de punta gorda y se dedicaran a crear el caos o a sacarte los colores.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Corre, idiota, corre





No hay nada mejor en este mundo que desayunar un par de botellas de Protos y una selección de bollería importada, en Barbate a las 11 de la mañana después de un extenuante viaje de más de 14 horas que te ha llevado de Madrid a Puerto Lápice, para tener que volver a Madrid a cenar y recoger a un rezagado y enfilar de camino a Barbate donde te espera tu casera provisional con un montón de preguntas y las llaves del apartamento.


En honor a aquella mujer bautizamos aquél lugar como Hotel Rosario. El año pasado fuimos un poco menos cariñosos y decidimos que el lugar donde nos había tocado dormir era Abu Graib. Las camas de Abu Ghraib estaban repletas de los peluches más siniestros que se pueden ver en cualquier feria. Destacaba sobre toda aquella fealdad la de un mono despelujado y bizco que fue retratado en todas las posturas obscenas posibles, incluso, con una bolsa en la cabeza. Con alguien teníamos que pagar que los vecinos de abajo frieran sardinas a todas horas y escucharan a Andy&Lucas a toda hostia.


El Hotel Rosario era, en comparación, un paraíso equipado con una azotea de 100 metros cuadrados que nos ofrecía una inmejorable vista del impresionante skyline barbateño (atardeceres en rojo cervecita en mano) y un chill-out mañanero donde comentar la jugada antes de ir a dormir. Fue el último verano que anduve zascandileando con los sospechosos habituales. Fue un verano de huídas: Brasil-Madrid-Coria-Madrid-Barbate-Zahara-Chiclana-Madrid-Barcelona-Castelldefells-Madrid-Coria-Rosalejo-Mérida-Valencia-Barcelona-Madrid-Londres…


Cuando uno sólo atiende al capricho de una brújula desnortada huye, no viaja. Cuando no encuentras acomodo en ningún sitio y dos segundos antes de entrar por la puerta de casa quieres salir corriendo otra vez es que te has convertido en un fugado y no en un turista. Me lo dijo Jordi en la etapa catalana de mi viaje: “Vas buscando algo pero ni tú lo sabes”.

En el hotel Rosario fui feliz. Ahora siento haberme dado cuenta de no haberme dado cuenta del hecho de que todo aquello estaba tocando a su fin, sin duda hubiera intentado ponerle a la cosa de la despedida un poco más de énfasis, las peores despedidas son las que no crees que lo vayan a ser que te quedan así, como despreocupadas. Yo estaba huyendo en dirección contraria al grueso de la tropa que, discretamente, estaba levantando campamento para combatir en otros frentes abiertos mucho más realistas. Es posible que yo sólo tuviera una brújula rota y con eso me bastara pero las mochilas de los demás estaban cargadas de responsabilidades. No me di cuenta de que aquella fue la última bolsa de ropa, la última caja de cedés, el ultimo viaje a la costa, los últimos mojitos de chiringuito,las últimas intentonas por hacernos pasar por perroflautas en El Aborigen, las últimas noches en La Gata y La Luna, los chistes sobre Guarromán, las tardes de paso por Sevilla, las últimas raciones de atún encebollado, las últimas conversaciones sobre fútbol argentino, sobre pelis, sobre libros, sobre ligues.


No me di cuenta de que desconectaba o me ausentaba de las conversaciones que tuvieran algo que ver con el futuro, que abría otra botella de Protos (una caja entera que cayó) o me presentaba voluntario para acercarme a la nevera a por cerveza en cuanto alguien sugería un tema que tuviera que solucionarse en septiembre.



Seguí viajando todo ese verano, sólo y sin itinerario fijo. Vaciando maletas y rellenando ausencias, dejando tras de mí la estela de polvo de un Correcaminos paranóico que cree estar siendo perseguido eternamente por el Coyote, seguramente inexistente. Llegaba a los sitios y me sentía como Barton Fink, arrastrando un raro equipaje que me negaba a abandonar o a abrir por miedo a que tuviera demasiadas respuestas o demasiadas preguntas o qur fuera algo que simplemente no iba a poder resistir. Viví más de un mes de paso, alojándome en casa de otros buenos amigos a los que abandonaba al poco para irme a cualquier hotel donde podía meterme en esas sábanas cómodas que no huelen a nada, que no tienen recuerdos, donde dejas la habitación por la mañana y a tu regreso todo está intacto, impoluto y la vida puede volver a comenzar sin acordarte de qué narices hiciste la noche anterior. Donde nadie se interesaba por lo que arrastraba conmigo.


Una noche me encontré con una absoluta desconocida que me dijo que también estaba huyendo. Nos intercambiamos las cámaras digitales para ver nuestros itinerarios y sentí la necesidad imperiosa de volver a casa. Hice la maleta de nuevo y regresé sin decir nada. Descubrí que las casas y las vidas de las que los ocupan no son como las de los hoteles y sus inquilinos, que todo estaba tan descuidado como cuando lo dejé. Simplemente me puse a limpiar y a deshacer, por fin, el equipaje.

El Hotel Rosario es el Hotel California por el que pulularán siempre los fantasmas de mi pandilla entonando a media voz la dichosa canción de Ruibal y los atunes, de aquellos con los que una vez compartí choza y lanza, de la tribu, de los hermanos, de la Secta, de la tripulación de la Cocreta, de los primeros en llegar y los últimos en irse, de los Marines del Bar, de la Cofradía de La Vaquilla, de los chorros y los tangueros, de la lírica que espanta a las mujeres, de las discusiones River-Boca y del eterno dilema de saber qué coño lleva la gente dentro de su maleta.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Sobrevalorados


Tiempos de cálculo. Las noticias se han llenado de tantos por ciento, de gente sin interés hablando de tipos de interés. Un galimatías. Un jabberwocky gigantesto. LOL sonando a toda hostia mientras me ducho… “Dios x Dios es cuatro/mundo loco de insensatos”...Balmes cabrón no puedo estar más de acuerdo. Desde hace más o menos una semana he cortado los lazos con el zapeo ese infernal por todos los telediarios de la mañana pero es inevitable no escuchar la necrológica de hoy:

Michael Crichton se ha muerto a los 66 y recuerdo nítidamente el verano en que cayó en mis manos La Amenaza de Andrómeda. Una carta de Ruth me servía de marcapáginas, de señal. Mientras yo me cocía bajo el sol, al lado de la piscina municipal del pueblo, desierta por las mañanas, ella se largaba a vivir a La Coruña y me sentía tan mal…como apaleado. Sólo quería quedarme debajo del agua. "Con la edad te darás cuenta de que sólo eres un gilipollas más y que esto le pasa a todo el mundo todo el tiempo" me dijo J. como consejo preventivo contra la tristeza. Tenía razón y poco tacto. Con el tiempo adoptas la postura del boxeador que, después de perder un combate, se dedica a prepararse con las facultades ausentes, dolorido, quizás más sonado pero, en realidad, sabiendo que más tarde o más temprano tendrá que subirse al ring de nuevo o meterse en un convento. Amor y puñetazos...bueno, no como estáis pensando, ya sabéis a lo que me refiero, en plan metafórico, no con gente acabando en El diario de Patricia...bueno, eso.


Fui 10 años hijo único, 8 nieto único. Los Reyes Magos paraban puntualmente en mi casa con un camello para mi solo cargado de madelmanes, juegos de mesa, juguetes de la marca RICO, libros, cuadernos,películas de Cinexin. Descubrir que no existían no fue ningún trauma, mi pregunta fue: “¿Pero seguiréis siendo así de generosos?”. Lo eran, no tenía competencia. Además fui 5 años cojito y daba mucha penita a la gente que tenía a mi alrededor. Digamos que la palabra “renuncia” no estaba en mi vocabulario y que la palabra “NO” era casi desconocida.

Ruth me escribió que “nunca se puede tener lo que uno quiere” y me enfurruñé por segunda vez en mi vida porque, la verdad, no estaba muy acostumbrado a esa frase. Ruth Fabián…¿Dónde coño estarás ahora? Leí aquella carta durante días. Sentado en la habitación de J. poniendo los mismos discos, descubriendo a Pentangle e introduciéndome en la cultura de los verdaderos perroflautas (Grateful Dead, Steppenwolf, Dylan, Joni Mitchell, aquella otra cantautora que tenía un disco titulado I hate the capitalist System…).


La amenaza de Andrómeda, la lucha de unos científicos por saber qué era eso que había venido en un meteorito y que había matado a un pueblo entero excepto a un anciano y a un recién nacido. La carta era mi meteorito que transportaba consigo el virus de la tristeza. Fui un tipo precoz y era un adolescente tardío, la tristeza me había alcanzado por primera vez con 17. Llevaba tupé y corbatines de texano ranchero lo que daba una dimensión cómica a todo el asunto. El tupé y la pose de vaquero funciona cuando eres James Dean, no cuando llevas gafas e intentas dejarte patillas. En cierto modo ese equivocado atuendo estaba diciendo que ni siquiera yo me tomaba demasiado en serio...

Hablaba ayer con alguien de todo esto. En los 30 te empeñas mucho en hacer inventario moral y las conversaciones están llenas de preguntas cada vez más concisas, retóricas o llenas de reproche ¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité? ¿Dónde viste las Olimpiadas de Seul? ¿Por qué lo nuestro nunca llegó a nada? ¿Por qué siempre parecías tan triste? ¿Por qué no me hiciste caso?

Después de 20 años sin vernos alguien muy querido me disparó al pecho diciéndome con cierto sentimiento de culpa que si había hecho algo en el pasado que podía haberme dañado, que pudiera haberme hecho sentirme mal me pedía perdón. Durante todo ese tiempo había pensado que no nos habíamos visto porque no quería verla, porque le guardaba rencor y tenía miedo que, durante todo ese tiempo, hubiera sido acosado por una especie de trauma. La verdad es que no, simplemente no quise molestarla y, por otro lado, soy tan despistado muchas veces que se me pasan los años sin saber.


Los americanos inventaron la claúsula moral esa del “don´t ask, don´t tell” para evitar preguntas excesivamente personales (¿Es usted gayer? ¿Le gustan los tríos? ¿Le pone el latex alemán?) en las entrevistas de trabajo y en las pruebas de acceso a cargos públicos o al ejército. ¿Qué has hecho durante estos últimos 20 años? Está dentro de esa categoría. El olvido y el perdón son la capa de pintura necesaria antes de comprar los muebles de IKEA que redecoren tu vida. Estoy con los americanos, una vez más, si no hubieran inventado eso de lo políticamente correcto, estaría más.

En un capítulo de South Park los protas calculaban el tiempo exacto que se tardaría en poder hacer un chiste sobre el SIDA y que a todo el mundo la pareciera divertido…alguien debería de echar un cálculo del tiempo que se tarda en que las cosas que uno ha hecho en otro tiempo pueden ser un tema de conversación que no acabe a palos o con uno de los implicados en el cómodo y acogedor sofá de la consulta de un loquero.



Los recuerdos están sobrevalorados como el Tang, la serie "V" o los helados Drácula de Frigo. Felices símbolos externos de mi generación que han sustituido a los más dolorosos o a los más feos como las rodilleras o las chaquetas de chándal azul marino. Yo recuerdo más el remolque de madera que me hizo mi abuelo Zacarías que el tractor de plástico y pedales que servía para arrastrarlo. Ayer cumplió 87 años. Y todavía siente escalofríos cuando recuerda su infancia o la mía…

Soy definitivamente feista, lo feo suele acabar en el sótano o en el vertedero pese a revelarnos con mucha más nitidez el pasado pero, la verdad, tampoco hace falta hacer mucha sangre. Simplemente no entiendo por qué no nos deshacemos de los malos rollos con la misma capacidad con que, alegremente y a la primera de cambio, pasaportamos nuestra colección completa de cintas de vídeo en cuanto sale un nuevo sistema de visionado. Sólo hay que llegar a la misma conclusión: necesitamos espacio y el futuro parece mejor…mucho mejor, de eso no puede caber duda…lo importante está en no guardar durante demasiado tiempo demasiadas cosas y andar por ahí un poquito más ligero de trastos y cachivaches.

Y, sobre todo, no echar demasiadas cuentas o saldarlas a tiempo…que eso también ayuda.

Nota del Insustancial: Todas las declaraciones de paz o de fin de las hostilidades, que no es lo mismo, deberían de acompañarse de esta canción de Tarik y la Fábrica de colores titulada "Vuelta a los colores". Por mi parte está todo perdonado.









domingo, 17 de agosto de 2008

Buenas noticias desde el Planeta Cerdá


Ya se puede adquirir LA TRILOGÍA DE LA MUERTE de Nacho Cerdá o, lo que es lo mismo, los tres primeros cortos del director de Los abandonados. ¡Corre y compralos! Hay muy buenas razones para ello, la más importante es que Nacho es uno de los mejores directores de cine que ha pisado este país y, ya como última razón, es que se me ve en el making of de Genesis haciendo el canelo (o eso creo porque todavía no lo he visto).

Es una vergüenza que este trabajo remasterizado se haya vendido antes en USA o Francia que en nuestro país pero...nunca es tarde si la dicha es buena. Como todavía no tengo autorización por parte del director para contar los 1.001 avatares de la producción contaré al menos que la mano que manejaba ese proyector...


...era ¡la mía!. Lo que se proyecta es una especie de película familiar (rodada unos días antes del rodaje por la mano de Xavi Jimenez y los hermanos Carreras) en la parte exterior del plató. Se ve la cara de Trae Houlihan, una actriz norteamericana que salió también en Second name, el primer largo de Paco Plaza.

El material era demasiado limpio, o sea que parecía demasiado nuevo y Nacho y un servidor estuvieron rayándolo durante una hora para que pareciera viejo. Luego ocurrió uno de esos pequeños milagros: primero que fuera capaz de colocar la película en el proyector en un tiempo record y, segundo, que colocado a toda hostia y a la remanguillé resultara que la cara de Trae pegaba perfectamente con la cara de la estatua. En la instantánea no se nota porque la imagen se movía luego de izquierda a derecha. Fue fantástico.

Nacho fue el primer director que me dio un puesto en un rodaje y siempre le estaré muy agradecido por enseñarme lo duro y sublime que es el curro de hacer una película. Por cierto, que siempre me acuerdo del asunto porque en mi vida laboral aparece el nombre de su productora y los días cotizados...que viejo soy.
Me ha sorprendido encontrarme también con esta otra escena...

Forma parte de un sueño del protagonista y se rodó unas semanas después del fin del rodaje en una nave cercana que nos había servido como taller de FX de la gente de Amador Rehak y su extinta RHK. ¿Ven el humo que sale del Renault 5 aplastado? Pues lo hizo Amador colocando un par de latas viejas de película detrás de las ruedas con paja humeante dentro. Se le ocurrió allí mismo porque le parecía que le daba un aspecto más fantasmagórico al asunto. Xavi llevó la cámara al hombro y el sonido y la imagen se trataron en plan Lynch. Fue la primera escena de esa noche y luego nos trasladamos al plató principal a rodar detalles a contrareloj porque sólo había un día y todo se tenía que terminar de rodar antes de que saliera el sol ya que las ventanas no estaban tapadas.

Si se quieren enterar de más cosas lo mejor es que se pillen el DVD que incluye The Awakening, Aftermath y Genesis. A la espera quedamos del estreno de Ataudes de luz, el documental sobre la vida del malogrado director Sergio del Monte. Una de esas historias que pone los pelos de punta y que lleva en el alero algo así como 10 años.

viernes, 15 de febrero de 2008

Los Vegetales: Greatest Hits


Los Vegetales fue el proyecto paralelo de Los Nikis (al igual que Negros S.A.) y el germen de bandas como Intronautas, Los Acusicas... Ramonianos, Iggypopianos, adoradores del sonido surf más insustancial e imprescindibles en cualquier discoteca o cassecoteca de los más modernos ochenteros sus letras son homenajes poco velados al cómic (Estela Plateada) o al cine (Tiburón XIII). La banda, pese a su enorme producción, sólo consiguió un discreto éxito de ventas con la canción Mi novia es una zombie que luego fue versionada por Alaska+Dinarama en una versión acidjausera titulada Mi novio es un zombie y que supuso el poco elegante paso de Alaska y Canut (Berlanga se fue por su lado) a la exploración de sonidos chochis que, sorprendentemente, los siguen manteniendo en la onda gracias a su fiel público gay que los ha adoptado como portavoces musicales preferidos.

Pese al paso de los años siguen sonando igual, inamovible, es decir, o yo me he quedado donde estaba o ese sonido es mítico. Quiero pensar que es eso último. Subterfuge tuvo a bien sacar un recopilatorio, Canciones desde la tumba, con casi todo el material de los cinco años que Los Vegetales se mantuvieron sobre las tablas y, curiosamente, está remasterizado como si fuera uno de esos antiguos vinilos de DRO.

Que lagrimones me están cayendo ahora mismo, por Dios, que alguien vuelva a abrir el Y´asta.

jueves, 14 de febrero de 2008

Pregúnteme porqué no me gusta San Valentín

Nota Insustancial: Para el mejor entendimiento de este post, deberían ustedes de intentar leerlo con la entonación de la voz del narrador en Cuéntame, Carlos Hipólito. Si pueden poner la canción de la serie antes de comenzar la lectura se meterán antes en vereda, vale también la de Aquellos Maravillosos años.

Wendy y su amigo Pagafantas

A mi San Valentín no me gusta desde que tengo 12 años. Mi profesora de inglés se empeñó en organizar una sesión de Valentine´s Day en el colegio en plan anglosajón, ya saben, haciendo postalicas cutres de corazones para dárselas a las chicas que te gustaran y recibiendo las propias de las que "se gustaran" de tí. Además en plan obligatorio.

El asunto es en USA y en Inglaterra una de esas poco sutiles ceremonias de humillación pública que tanto gustan en los centros escolares de aquellos pagos y que aquí recordarán ustedes por aquél mítico episodio de Los Simpsons en el que Lisa regalaba a Ralph una postal en la que ponía eso de "Eres chu-chu, chuli" con trenecito y todo.

Otras ceremonias de este tipo son las entregas de premios con nominados de cuerpo presente que dejan al ganador con la cara del gato que se comió al canario y al perdedor con cara de vaca mirando pasar el tren. ¿No sería mejor hacer una cenita e ir dando los premios con el rollo sabido de antemano y ahorrarnos todas esas caras de "bueno, no pasa nada, aguantaré estos diez segundos más y luego me iré a mi casa, cargaré la escopeta y me dedicaré a disparar contra la porcelana china porque no le quiero ver la cara a ninguno de estos hijos de puta en mi vida"?


Bueno, pero a lo que iba, que no recibí ninguna postal. De nadie. Juro que no recibí ninguna valentine de aquellas y me enfurruñé pese a que era previsible que pasara. Además ya era el típico empollón que comienza a vestirse de malote para que los demás le hagan caso ¿Saben? Sí, reconozco que yo fui de esos que me despedí del sexto de EGB vistiendo una ropa que me había comprado mi abuela o una tía mía (que son las dos personas a la que la madre de cualquier empollón sabe que tiene que encomendar el estilismo de su hijo gafotas) y reaparecí en otro colegio, en séptimo de EGB vistiendo como un Elvis enano -perdón, androcoplásico- de esos que alquila la gente para las despedidas de soltero. ¡Yeah, baby, yeah!


Adivinen:¿A cuál de estos dos de rockers se parecía el Señor Insustancial de teen?


La otras versiones del nerd macarrizado son: el que se hace jevi (con ventaja porque puede reutilizar los pantalones de chandal en su nuevo vestuario) que suele ser jugador de rol y escuchar con delectación música celta y el que se hace gótico que suele ser un nerdo cenizo al que la madre inmediatamente lleva al psicólogo porque ha descubierto que se maquilla más que ella. El primero se mete en Izquierda Unida y estudia una carrera de letras como Historia y el segundo comienza a guardar pequeños cadáveres de bichitos primero, luego le da por el rollo satánico y el suicidio pero, un día, se levanta por la mañana descubriendo: a) que es gay o b)que ya está bien de hacer el gilipollas y se pone a estudiar empresariales para luego casarse con una chica que conoció en Suicidegirls.com y que ha seguido el mismo camino. Que risa. Que ascopena.


Unos no sabían si hacer pellas o suicidarse, los otros estaban por el Metal y el Sagrado Air Guitar!!!!!!



Me acuerdo que las celebraciones de aquél San Valentín se complemetaron con una fiesta en la que los chicos y las chicas hicieron una fiesta e incluso compraron dos paquetes de tabaco (uno de Fortuna para nosotros, uno de Nobel para ellas) para echarnos unos cigas. ¿Quién se pasó toda la noche pegado a los vinilos poniendo discos de Hombres G, Modestia Aparte y Miguel Bosé? Sí, lo han adivinado, el mismo insustancial. Es curioso que antes los más pringados fueran los que ponían la música en las fiestas y ahora sean los más guays los que siempre andan cerca de los platos...¿no? Pero, bueno, me lío, que no me gusta San Valentín y ya.

Además mis regalos son horribles. No se que regalar y nunca he sabido envolver. O, sea, regalo algo terrible en la bolsa de donde lo he comprado con la frase de "Si no te gusta, tengo aquí el ticket". Yo me he especializado en regalar música que la gente nunca va a escuchar o libros que jamás van a leer. Si van ustedes a una celebración de cumple y ven un CD o un volumen que no concuerda con el anfitrión es posible que esté también invitado al evento. Búsquenme.


Le das a un catequista el photo shop y te hace cosas como estas...

A mi no me gusta San Valentín pero no porque sea una fiesta inventada por los grandes almacenes, las perfumerías o las floristerías -me río yo de esas dignísimas posturas en contra del consumismo cuando las VISAS están todavía que echan humo por cosas tan estúpidas como la Navidad- si no porque me parece de mal gusto. Es decir, es como ser gordo en África, una muestra de ostentación. ¿Se han fijado en esas parejas, acarameladas sentadas en los cafetines, mirándose con ojos tiernos, ella con unas rosas rojas en su regazo acariciándole la mano al muchacho? ¿Y ellos recibiendo esa colonia pour homme con carita de no haber roto nunca un plato y todo es pelillos a la mar y gorrioncitos y hoy te quiero más que ayer pero muchísimo menos que mañana? ¿Que mensaje quieren transmitir? ¿Chincha rabiña que tengo piba que me caliente los pies y tu te jodes que a saber con quién cenarás esta noche? ¿Que son chu-chu-chulis?


Pues eso, que no pude celebrar San Valentín con quien me hubiera gustado.


Y aquí se despacha sobre el tema Mauro Entrialgo:


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