miércoles, 18 de marzo de 2015

Los huesos de Cervantes

      Ilustración de @PerracaAbisal                                                         
                                                        


Cuando se cumplen 399 años de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra al ayuntamiento de Madrid le ha entrado muchísima prisa por hallar la localización exacta de la tumba del escritor.

¿Sabíamos hasta ahora donde había sido enterrado Cervantes? Más o menos. Como reza un relieve de la fachada de la Iglesia Conventual de las Trinitarias situada entre la Calle de las Huertas (“Huertas” a secas para madrileños) y la de Lope de Vega fue allí donde fue a parar su cuerpo por “su expreso deseo”.  Lo cierto es que Cervantes no fue enterrado allí en dicho templo si no en la iglesia y el convento que había antes y que su “expreso deseo” bien pudiera ser una exageración ya que, al fallecer, Cervantes no era tan rico como para poder “desear” donde iba a ser enterrado . De hecho, algunos hombres de la época (Lope de Vega) destacan que, muy viejo, andaba de casa en casa de editores y mecenas intentando colocar sus obras para ganarse el pan y se sabe que ingresó en la Cofradía Tercera Franciscana (seglar, pero de peso) por lo mismo que Luis de Góngora tomó los hábitos en su vejez: asegurarse un plato de comida diario.  

Decía un estudioso de Cervantes, allá por los 90, que había casi un Quijote para cada lector y que era posible que fuera una de las pocas obras, tal era su grandeza, capaces de tener casi todas las interpretaciones posibles. El significado de “El Quijote” ha ido cambiando con los siglos. Fue considerada por los contemporáneos como una obra menor de corte cómico sin más grandeza que la de hacer reír al populacho. Así queda registrada en la época y así sabemos de su percepción gracias a toda la producción (una obra de teatro de Lope, de texto perdido actualmente y el romance “El testamento de Don Quijote” de Quevedo entre las notables) que inspiró. Los románticos la leyeron de forma trágica y su percepción mundial la consagró como “universal”. Con los años venideros los estudios y la ampliación del campo del estudio literario ha dado para escudriñar cada palabra del mismo.



La vida de Cervantes también ha sido objeto de estudio y también ha cambiado de significado desde entonces: fue una vida nimia y casi sin importancia de un hombre que comenzó a escribir de forma continuada siendo ya muy mayor y que se sentía frustrado por el éxito de la que consideraba su peor obra (ya le hubiera gustado a él ser más aplaudido por La Galatea) que fue agrandándose hasta el punto de que, ya en la época franquista, no había lameculos oficial que no equiparara “El Quijote” a “Lo Español” y a Cervantes como un  hombre piadoso, defensor de la fe y noble venido a menos por sufrir las enfermedades propias de España: básicamente la envidia. Pueda parecer contradictoria esto de ensalzar a la patria y menospreciarla en la misma línea pero, en realidad, ese es uno de los símbolos de la ideología franquista: señalar que las virtudes no estaban al alcance de cualquiera pues eran propiedad de la dirigencia y que, el resto, el pueblo vivía enfermo de los peores pecados y que, justamente por eso, había que dirigirlos con mano dura.

Para mi fue Cervantes muy español en lo trágico que tiene lo de ser español. También es verdad que fue un macarrilla en la línea de Shakespeare (similar talento para la escritura y el disimulo) y que vivió un poco a salto de mata, que estuvo preso por robar dinero de las recaudaciones de impuestos y que, en su juventud, es muy probable que tuviera que escapar de Madrid y refugiarse en Italia porque había herido gravemente a un tal Antonio Sigura (sic) en un duelo que, en realidad, podría traducirse como “unas puñaladas traperas en un callejón”. Fue muy español Cervantes en “lo chocante” y en “lo contradictorio” que tiene ser español pues acabó siendo enterrado en las propiedades de los Trinitarios.


El escritor, junto con su hermano Rodrigo, fue apresado por el pirata Dali “El Cojo” Mamí frente a las costas de Gerona cuando regresaba a España en 1575 y fue confinado en la ciudad de Argel al recaudo del Bey de la ciudad, Azán Bajá. Le encontraron unas cartas de recomendación en su poder y sus captores pensaron que eran unas personas valiosas por lo que pidieron un rescate desorbitado: 500 coronas de oro. En 1577 los trinitarios llegaron hasta Argel para liberarlos pero no había dinero suficiente por lo que Miguel decidió que fuera su hermano el que fuera liberado. Durante todo ese tiempo su madre, Leonor de Cortinas, no dejó de buscar la pasta. De hecho se sabe que levantó unos cuantos falsos testimonios delante de la Corona y algunos notarios para recaudar el dinero y que se fingió viuda para que la cuantía  de la ayuda que por ley se entregaba fuera mayor. También, durante ese tiempo, cayó sobre su madre la sospecha de que el cautiverio se alargaba demasiado y que se estaba gastando el dinero en sí misma.  Tuvo varios reclamos de las cantidades que fue hábilmente posponiendo. Por si fuera poco, y hasta en cuatro ocasiones, Cervantes intentó la fuga y fue apresado y torturado en las cuatro recibiendo fuertes castigos físicos y aislamientos más alargados. Una de las veces, de hecho, fue acusado por otro preso: Juan Blanco de Paz, un dominico, que pasó a la historia por ser un pedazo de bandarra.

En 1580 son dos monjes trinitarios los que liberan a Cervantes entregando 250 coronas de oro a Azán Rajá. Al parecer el dinero sale de Leonor de Cortina y un dinero “restante” de una especie de recaudación express hecha casi a pie de obra por los dos monjes. No hay constancia de que se llegara a cerrar la cifra de 500 coronas o si ese dinero restante fue entregado nunca.



¿Podrían haberse quedado con parte de ese dinero? El autor de “El Lazarillo” sostiene que sí denunciando en el capítulo cuarto de su libro, con cuatro trazos, la manera de manejarse de los Monjes de la Merced, la otra orden encargada de rescatar presos:

 “Hube de buscar el cuarto, y este fue un fraile de la Merced, que las mujercillas que digo me encaminaron, al cual ellas le llamaban pariente: gran enemigo del coro y de comer en el convento, perdido por andar fuera, amicísimo de negocios seglares y visitar, tanto que pienso que rompía el más zapatos que todo el convento. Este me dio los primeros zapatos que rompí en mi vida, mas no me duraron ocho días, ni yo pude con su trote durar más. Y por esto y por otras cosillas que no digo, salí del.”.


Son estos comentarios los que hicieron que el autor de la obra haya querido permanecer en el anonimato hasta nuestros días. Al parecer, el sentir general de la época, era que estos monjes andaban un poco a la suya y que parte de las limosnas recibidas para la labor de salvar presos se convertía en negocios de las propias órdenes o iba a parar al bolsillo de los propios recolectores. Recordemos que, en los años 40, todavía se consideraba a “El Lazarillo” como una obra “anticlerical”.

¿Imaginan ser enterrado en la propiedad de unos tipos que te hicieron la puñeta o sospechas que te hicieron la puñeta? Pueda ser posible que Cervantes no tuviera más remedio que ser enterrado entre los Trinitarios porque no tuviera un real para pagarse un entierro digno.

Hay que decir que Cervantes nunca lo tuvo bonito con los poderes políticos. Primero porque, como saben, se apropió de un dinero que no era suyo cuando era recaudador de impuestos (pagó con una pena de cárcel por el asunto) y, después, porque su obra fue más del gusto popular que del gusto nobiliario que preferían cosas que entendían como más elevadas. “El Quijote” fue una obra concebida para gustar al Rey Felipe III que era más tarambana y más juerguista que su padre, Felipe II. Sabemos que su obra gustó pero que no se vivía de las ventas porque no había mucha gente que supiera leer. Se vivía de los mecenas que, como ya digo, se mostraban bastante esquivos y preferían a gente como Quevedo que sí les había pillado el puntito a ese humor de reírse de los desgraciados, o los que han caído en desgracia, y darle betún a los que tienen la sartén por el mango. No es que nadie quisiera comprar la obra de Cervantes, es que se entendía como insignificante para invertir en su autor bien porque era ya muy mayor (que lo era cuando retomó su carrera literaria) bien porque resultaba un tanto incomprensible para sus contemporáneos.



399 años creo que a Cervantes le hubiera sorprendido mucho que andemos con debates sobre el lugar donde ha sido enterrado y, sobre todo, que aquellos que se lo pusieron tan difícil  y que lo comprendieron tan mal se peleen por ponerse la medalla del hallazgo de sus restos mortales. Mucho peor le hubiera sentado que, en realidad, todo huela a maniobra turística a kilómetros y a la necesidad de unos dirigentes del ayuntamiento que necesitan reavivar una zona concreta de la ciudad para poner un museo, vender algunas entradas y baratijas y, claro está, revalorizar el precio del suelo que es en lo único que parece que los españoles de ahora sabemos ver beneficio.  Es mucho más español esto de expoliar la memoria de un convecino que “El Quijote” o Cervantes en sí.

Fuera de toda discusión queda enseñar a Cervantes mejor y que aumente el número de personas que se atreven con un tocho como es “El Quijote” o que se animen a leer alguna de sus obras menores (las que él consideró mayores). Este no es un debate cultural, ni siquiera una reparación histórica de un incidente grave ( En España perdemos a los artistas, no tenemos forma de saber donde están Cervantes, Velázquez o Jorge Manrique entre otros) si no una de esas maniobras para sacar pasta que tanto sonrojo provocan. Ver a la alcaldesa de Madrid sosteniendo un informe de una excavación arqueológica se hace aún más patente que no sabría explicar quién es Cervantes, que no ha leído ni una sola línea de su obra y que no sabe muy bien las razones de este despliegue excepto, claro está, la promesa de que en Londres se recaudan unos 400 millones de euros con la explotación de la figura de William Shakespeare.

Posiblemente la interpretación de la obra cervantina cambie con cada lector, con cada época pero, lo cierto, es que podemos estar seguros de que hay una constante vital en su trayectoria: nunca ha sido muy bien tratado por el poder y siempre será un incomprendido. 

martes, 10 de marzo de 2015

Los nuevos bárbaros


Ilustración: @PerracaAbisal 

El 5 de octubre de 2014 el diario británico The Independent dijo “basta”. La declaración de principios estaba en su inusual portada: sobre un fondo completamente negro se podía leer este texto: “El sábado un hombre decente y solidario fue asesinado a sangre fría, nuestros pensamientos están con su familia. Fue asesinado frente a una cámara con el único propósito de que sirviera como propaganda. Estas son las noticias, no la propaganda”.

El hecho, claro está, se refería al asesinato de Alan Henning que, nueve meses antes, había sido secuestrado por ISIS. Henning, taxista de Manchester, había viajado hasta Siria para conducir una ambulancia y ayudar, desinteresadamente, a las víctimas de la guerra que se desarrolla en dicho país de Oriente Medio.

Fue la tercera víctima occidental del grupo terrorista (los norteamericanos James Foley y Steven Sotlof lo antecedieron)  y, en esta ocasión, obraron con la misma puesta en escena que ya es lo suficientemente horrible y tristemente icónica como para describirla.

Desde entonces la cifra ha crecido con el ajusticiamiento del periodista japonés Kenji Goto y el piloto jordano Moath al-Kasashbe (en este caso ISIS-EI ofreció un intercambio de prisioneros) pero el número muertos entre la población civil de la zona , esos que no salen en los vídeos propagandísticos o se les ha dado menos cobertura mediática, es incalculable. 

Antes del 11-S hubiera sido imposible que un medio de comunicación de cualquier parte del mundo hubiera difundido (incluso de forma parcial, evitando las imágenes de la decapitación) un material de este tipo. Pero la huella dejada por el atentado terrorista hizo que naciera una cierta morbosidad revanchista que permitió que ya en 2002 el vídeo del asesinato de Danny Pearl, periodista secuestrado por un grupo de Al Qaeda en Karachi un mes antes, se difundiera a los medios y, desgraciadamente, encontrara difusión por medio de Internet.

Varios han  sido los grupos que han usado este medio de forma insistente desde entonces. La red, poco controlable y con una capacidad viral de la que carecen los medios convencionales encumbró en 2005 a Juba, un francotirador de la insurgencia iraquí, en cuyos vídeos se le podía ver volando cabezas de marine con un rifle Dragunov. Los cuatro vídeos se mantuvieron durante mucho tiempo en youtube (apareciendo y desapareciendo entre discusiones sobre su veracidad) mezclados también con otros que colgaban otros grupos islamistas y, claro está, algunos soldados occidentales (especialmente norteamericanos) que convirtieron a la II Guerra del Golfo en uno de los conflictos más documentados de la historia. Según parece Juba fue una víctima del francotirador norteamericano Chris Kyle. 



Pero, ¿y antes? Habría que retrotraerse a la Guerra Fría, y al conflicto de Afganistán, para encontrar una difusión tan rica de una imagen romántica y (presuntamente) heroica de los yihadistas. Entonces los llamábamos muyahidines y eran nuestros aliados. Revisen entre su lista de éxitos de videoclub ochenteros y encontrarán un buen número de títulos que tenían a los guerrilleros afganos, que por esos tiempos solo se dedicaban a intentar rechazar a los comunistas, y encontrarán Rambo III (Peter Mcdonald, 1988) donde “Sly”  combatía a brazo partido con la insurgencia, La Joya del Nilo (Lewis Teague, 1985) donde el actor Avner Eisenberg (fíjense en ese apellido) interpretaba a un simpático activista muy parecido a Bin Laden -entonces la imagen del aliado más fiel y étnico-, Espías como nosotros (John  Landis, 1985), Ishtar” (Elaine May, 1987) o Águila de Acero II (Sidney J. Furie, 1988). No son las únicas y hay diversas muestras (cine de serie B, estrenos directamente a vídeo etc.) de que había necesidad de hacer una propaganda positiva del asunto debido al momento histórico. La cosa, para Occidente, perdió definitivamente la gracia con el estreno de la película pakistaní International Guerrillas (Jan Mohammad, 1990), un film propagandístico de ficción en el que tres hermanos pakistaníes se conjuran para asesinar a Salman Rushdie -sobre el que todavía pende una condena por la publicación de la novela Los versos satánicos.


En la actualidad ISIS ha decidido absorber todo ese “glamour” de las producciones hollywoodienses, teniendo en cuenta el número de musulmanes occidentales que hay en sus filas es posible que influidos por los mismos títulos que ustedes o yo, para ser usados como la mejor propaganda posible en un escenario informativo donde la difusión de cualquier material es mucho más sencilla que en tiempos pretéritos.

Para comprender este tipo de propaganda es necesario, sobre todo, entender que es un tipo de comunicación que ha cogido a Occidente con el pie cambiado. En primer lugar en materia política. No se recordaba en el siglo XX una acción terrorista que no estuviera dirigida a la negociación final y que no observara el diálogo en su manual de acción. El terrorismo, que es la forma más extrema de hacer política, como lo conocíamos en este siglo se había basado en la acción violenta que tenía como fin último el asentamiento de un marco de diálogo donde ambas partes del conflicto se vieran abocadas a sentarse y dialogar. Acción Directa (Francia), ETA (España), IRA (Irlanda del Norte), Fracción del Ejército Rojo (Alemania), Brigadas Rojas (Italia) etc. habían sido organizaciones de corte nacionalista y/o presuntamente marxistas que habían actuado en un escenario en el que fueron piezas de un tablero geopolítico donde actuaban como actores y donde sus acciones eran vistas dentro de una escala de valores y simpatías que ahora ya han desaparecido y donde encontraron apoyo popular y gubernamental (incluso, a veces, de alguna de las dos potencias en liza que las vieron como elementos desestabilizadores que podían usar a su favor). 



No lejos de Europa, la OLP -máximo representante del activismo palestino- ya había acogido en su seno a Al Fatah que había comenzado a operar de forma internacional en el secuestro del equipo olímpico israelí en las Olimpiadas de Munich 72 y que, si bien en ese momento fue condenada internacionalmente, encontró un buen filón de simpatías tras la errática política antiterrorista israelí que desembocó en la invasión del Libano a comienzos de los años 80 y en las matanzas de los campos de refugiados de Sabra y Chatila. 




De forma escalonada los grupos terroristas tradicionales, de carácter político y solamente político, han ido desapareciendo bien por la desafección popular, por la colaboración de los diferentes gobiernos implicados y también, como no, de la acción del llamado terrorismo de Estado que jugó su papel de forma escalofriante (la acción del GAL en el País Vasco y País Vasco francés, la conexión de Brigadas Rojas con algunos elementos del gobierno italiano, el misterioso suicidio escalonado y colectivo de los miembros de la Fracción del Ejército Rojo alemán etc.) y que, pese a ser criticado y descubierto, ha cobrado fuerza tras el atentado de las Torres Gemelas instaurándose como un “corrector” de las garantías constitucionales en diversos países.



La propaganda terrorista fue una parte indispensable de la “política de comunicación” de estos grupos. De hecho cada acto terrorista se considera, en gran parte, un ejercicio propagandístico. El rostro extraviado de los secuestrados (Aldo Moro posando delante de una pancarta de Brigadas Rojas) se convirtieron en algunas de las peores pesadillas de Occidente, las ruedas de prensa en territorio “neutral” donde los terroristas aparecían encapuchados y uniformados (IRA, ETA etc.) anunciando las directrices de la organización y que atacarían  “objetivos selectivos” (implicados en el conflicto) como forma de dar una imagen política y lejanamente humanitaria se superponían siempre al discurso del “diálogo” de las partes y, como no, a las brutales imágenes de los propios atentados.



Es innegable  la atracción mediática que tuvo la imagen de la Baader-Meinhof, así era conocida la Fracción del Ejército Rojo por el apellido de sus dos fundadores Andreas Baader y Ulrike Meinhof, y el impacto que tuvo en la juventud de su época en un nivel estilístico (pelo largo, chupas de cuero...) y, más allá de eso, es también innegable que esa imagen “sexy” fue compartida por grupos más marginales como el del norteamericano Ejército Simbiótico de Liberación que unía a su logo (una esquemática cobra de siete cabezas) y a su discurso loquísimo que parecía extraído de un mal viaje de ácido toda una parafernalia de boinas y rifles de asalto AK-47 que culminó con la unión al mismo de Patty Hearts, nieta del magnate William Randolph Hearst, que tras ser secuestrada por el grupo y sufrir un Síndrome de Estocolmo sin precedentes se convirtió en activista del mismo y, como no, en su imagen en todo el mundo.




ISIS-EI, y todo el islamismo radical, ha retomado esa actividad con unas diferencias notables: la primera es que no pretende negociar y que no ofrece un marco político diferente al actual. Nos enfrentamos pues a una forma de terrorismo que no tiene fines políticos de ningún tipo y que, por tanto, nos aboca a una lucha sin treguas, sin pactos y sin un final donde alguien se pueda sentar con alguien a discutir sobre las condiciones de un posible armisticio. Para nuestra desgracia, para la de todo el planeta, nos enfrentamos a una amenaza que no se borrará por la acción política de la que el islamismo radical no es muy adicta desde los tiempos del Ayatoláh Jomeini y su revolución islámica.


Para recordarnos esto ISIS-EI ha tirado de una tradición brutal: la de las ejecuciones públicas. El informe de Amnistía Internacional del año pasado recogía que solo 22 países recogían la Pena de Muerte en sus códigos penales. Una lista de países donde están Japón y Estados Unidos, Corea del Norte, China, Yemén y un (todavía) demasiado largo etcétera. De los 23 países advertía de que solo 4 de los mismos habían llevado a cabo ejecuciones públicas: Irán, Corea del Norte (aunque es posible que no, nunca se sabe con Corea del Norte), Somalia y Arabia Saudí. Incluso China ha abandonado esa práctica para ponerse a buenas con la comunidad internacional. ISIS solo se representa así mismo -no es un estado- pero sí representa una deriva terrorista en la forma de hacer las cosas: en Agosto de este año milicianos de Hamás fusilaron públicamente a 18 personas en la franja de Gaza acusados de colaborar con Israel. El acto tuvo las consecuencias mediáticas esperadas para sus autores y de él se hicieron eco agencias internacionales como Reuters.




¿Era necesario mostrar las imágenes? No lo es, evidentemente, pero ISIS-EI está aprovechando muy bien el desbarajuste ético que existe en el periodismo actual y la necesidad de no perder comba con respecto a las redes sociales y los medios digitales de los medios tradicionales.

Mientras tanto siguen apoyando sus acciones en una puesta en escena que cuenta con todos los ingredientes necesarios para alcanzar sus fines: unos símbolos de fuerza atrayentes (el color negro de los uniformes, los AK-47, las acciones brutales que estremecen al enemigo y lo sumen en una especie de estado de shock contínuo) con acciones en redes sociales que mezclan lo naif y lo tradicional (cadenas interminables de memes donde se retratan gatos, animal apreciado por los musulmanes, con guerrilleros y armas) y la viralización de todo tipo de contenidos que, esta vez, se alejan bastante de la imagen de un Bin Laden solemne y amenazador frente a una cámara y se acercan más al videoclip y a los spots de las Fuerzas Armadas para atraer a nuevos soldados. La lista de producciones es interminable y hay una clara tendencia a retratar al movimiento como algo joven, enérgico y despiadado (seguramente por querer parecer joven y fuerte...algo que icónicamente coloca a las campañas de ISIS en la línea “dura” de la publicidad de bebidas energéticas o ropa) y cuya estética está teniendo eso que se llama “mala-buena publicidad”: el productoes terrible pero se vende muy bien. Una estética cercana al videojuego en primera persona (Call of Duty) y una producción que, machaconamente, se nos recuerda como refinada y altamente atrayente.



Si el terrorismo tiene como objetivo generar una situación de pánico ISIS-EI lo está consiguiendo de manera acelerada y alcanzando cotas que otros, ni siquiera Al Qaeda, consiguieron generar de forma tan continuada en el tiempo. Este nuevo terrorismo ha dado con la clave: ya no es necesario operar a base de golpes espectaculares (el antes referido incidente de las olimpiadas de Munich o los atentados de NY, Bali, Madrid, Londres...) para hacer propaganda o crear bajas en suelo extranjero. Seguramente ISIS no pueda llevar aunar las piezas necesarias para uno de estos grandes atentados que sí llevó a cabo Al Qaeda pero ha comprendido a la perfección que el secuestro de un solo hombre, de un hombre completamente inocente y su posterior decapitación delante de una cámara de vídeo cuyo contenido puede luego convertir en viral gracias a los nuevos medios es un arma mucho más poderosa y transmite todo lo que se quiere transmitir sin poner en riesgo a más participantes de los necesarios, ni gastar grandes cantidades de dinero. Se actúa de forma local para llegar a un público local (otro de los mantras de la industria actual) sin perder el control de tus propias actividades dentro de tu territorio y, lo que es peor, se enseña a otros a actuar de forma rápida, individual y sin muchos medios lo que acrecenta la sensación de indefensión del enemigo, le plantea dudas sobre su fortaleza y hace más difícil la respuesta de defensa. Un solo vídeo en internet llega a su objetivo de forma concisa y clara: transmite un mensaje y sirve para acumular adeptos a la causa. ISIS-EI ha comprendido que, si bien, su causa no es transversal sí lo es la necesidad de que su mensaje lo sea, de que llegue a todas partes. No hace falta que escuches el ruido de la granada a dos calles de la tuya porque ellos te traen el terror en HD, solo tienes que subir el volumen de tus altavoces.





Por si fuera poco, y siguiendo el ejemplo de los talibán afganos que volaron los budas de Bamiyán, ISIS-EI ha decidido eliminar el patrimonio histórico de su zona de influencia destruyendo museos y piezas recuperadas en excavaciones arqueológicas. Las ciudades de Mosul, Nimrod o diferentes enclaves como el Crac de los Caballeros (un castillo de la época de Las Cruzadas) o las ruinas de Hatra -entre otras- han sufrido una destrucción que nos ha privado de un tesoro cultural de valor incalculable. Estas pírricas hazañas bélicas, ya saben ustedes que una estatua no se puede defender, han sido debidamente grabadas y distribuidas por los canales habituales recordándonos el cariz de extremismo religioso del grupo que interpreta que el Corán prohíbe expresamente las representaciones artísticas de animales o personas y, evidentemente, preconiza el aconismo. Un tema complicado este pues, aunque existe la creencia occidental de que los musulmanes son iconifóbicos, lo cierto es que podemos hallar representaciones artísticas e, incluso, coranes ilustrados. Llevando un poco más allá este mismo razonamiento y esta discusión sobre el arte iconoclasta -que pensábamos agotada en Occidente desde los tiempos de Bizancio- deberíamos plantearnos si toda la propaganda del ISIS-EI no se contradice en sí mismo pues, lo que se reproduce, es la imagen de personas. 

En todo caso ISIS-EI maneja a la perfección las variables de la creencia y la necesidad política para manejar la situación a su antojo y seguirse describiendo así misma como el ejército de la nueva Yihad pues este nuevo golpe mediático les ha venido bien cuando los medios occidentales comenzaban a mostrarse reacios a mostrar sus vídeos de ejecuciones y comienzan a resaltar no tanto la "asombrosa", que no lo es tanto, calidad de sus producciones como la barbarie de los mismos. Mucho más suave, y emitible, aunque el fondo sea terrorífico es mostrar a unos cuantos hombres destruyendo unas estatuas antiguas en un museo lejano que enseñar ejecuciones públicas. El terror, sin embargo, es doble ya sea por la tradición histórica que nos lleva, inmediatamente, a establecer paralelismos entre lo que aprendimos en la escuela de los bárbaros destruyendo Roma y lo que vemos actualmente en la televisión y, claro está, que estas imágenes sirven para recordarnos de nuevo que este enfrentamiento ideológico y religioso ha derivado en el asesinato de caricaturistas y cineastas occidentales y nos retrotrae al muy reciente atentado contra la revista francesa Charlie Hebdo.  




Sin un mensaje político que transmitir, sin más intención que la de extender el odio y la idea de aniquilación global, ISIS-EI transmite un mensaje brutal para una audiencia embrutecida, ya que no pueden llegar al terreno de las ideas, pues esa no es la intención, ya que no hay un complicado mensaje que transmitir se opta por llegar al espectador (partidario o no) desde el morbo. Poca gente ha aprovechado tan bien la deriva de mal gusto y de falta de sentido común de los actuales medios para alcanzar sus objetivos. La única opción para defenderse de los mismos estaba en la portada de The Independent. Ya que no se nos protege contra este tipo de agresiones, o más bien, no demandamos nuestro derecho a podernos proteger lo normal es que seamos nosotros los que optemos por cerrar los ojos ante la barbarie. No a cerrar los ojos frente a los conflictos (Siria, Irak, Oriente Medio y Próximo y cualquier otro conflicto) que sí tienen una base real, un germen de injusticia, un historial de crimen y violencia, pero sí a optar por no convertirnos en sujetos pasivos de la violencia, a no convertirnos en víctimas directas de esta nueva forma de criar terror, a esta llamada de los nuevos bárbaros a nuestra puerta. 


BOLA EXTRA: 

HISTORIA DE ISIS

 ISIS nace en 2003 como un activo grupo insurgente frente a la invasión estadounidense de Iraq. Su fundador fue Abu Musad Al-Zarqaui que se autodenominó representante de Al Qaeda en la zona. Se funda con otro nombre: Organización de la Base de la Yihad en el País de los Dos Ríos.  Desde entonces también ha sido conocida como Consejo de la Sura de los Muyahidines, Estado Islámico de Iraq y el Levante y, actualmente, como Estado Islámico.

La organización lleva a cabo diversos ataques suicidas contra tropas norteamericanas. Paralelamente a su lucha contra los norteamericanos el grupo, que es suní, declara la guerra también a los chiítas.

 El objetivo que Zarqaui transmite a Al Zawahiri, uno de los líderes de Al Qaeda es el de fundar un califato y llevar la guerra a otros países de la zona forzando la entrada de Israel en el conflicto. Corría el año 2004. En 2005 ISIS-EI actúa en Egipto matando a 88 personas en un atentado. 

Al-Zarqaui fallece en un bombardeo en Baquba en 2006 y la organización toma como lider a Abu Abdullah Al-Rashid Al Baghdadi que, sin embargo, y aunque dice operar de manera independiente está tutelado por un dirigente de Al Qaeda, Al Masri. Ambos declaran de forma unilateral el Estado Islámico de Iraq.

En 2007 ISIS lleva a cabo una serie de sangrientos atentados contra tropas norteamericanas pero, también, contra chiítas, cristianos y población civil en general. Estos golpes, cada vez más sangrientos, hacen que la organización pierda apoyo popular. La dirección de Al Qaeda solicita a Al Baghdadi que remita en su actividad.
 
En 2008, y debido a su falta de apoyo entre los iraquíes, el ejercito del país y el norteamericano inician una ofensiva contra ISIS  en Diyala, uno de sus feudos, y forzando su retirada hacia Mosul. La larga ofensiva culmina en 2010 con el asesinato de Al-Masri, dirigente de Al Qaeda en Iraq y del propio Abu Abdullah Al-Rashid Al Baghdadi.

En 2010 y aprovechando el conflicto de Siria, ISIS apoya a los grupos que se habían levantado contra el Presidente del país, Bashar el Assad,  y junto a grupúsculos de diferentes procedencias formaliza un intento de controlar parte del país y usarla como base de operaciones. En su zona de influencia ISIS aplica la Sharia y comienza acciones violentas contra la población civil y no solo contra el ejército sirio. Al Qaeda rompe relaciones con ISIS en un comunicado desmarcándose de sus actividades.

Abu Bakar Al Baghdadi dirige la organización desde 2011. Había entrado a formar parte de la misma en 2010.

Entre finales de 2013 y comienzos de 2014 el ISIS toma el control de las fronteras iraquíes con Jordania y Siria y declara el Estado Islámico de Faluya.

 A comienzos de 2014 el portavoz del ISIS, ya denominado como Estado Islámico a secas, renueva el compromiso con la creación de un califato que esperan se extienda por todo el mundo islámico y proclama a Abu Bakar Al Baghdadi como “Califa de todos los musulmanes” convirtiendo a su líder no solo en un líder político si no, también, religioso.