martes, 27 de septiembre de 2011

Extraterrestre (Nacho Vigalondo, 2011)



Julio (Julián Villagrán) se despierta resacoso y despistado en la cama de Julia (Michelle Jenner). Ambos se conocieron, se emborracharon y acabaron en la cama. Se inicia entre ellos ese ballet del absurdo y la vergüenza ajena y propia que sirve como ridículo epílogo de cualquier rollo de una noche.  Cuando, por fin, Julia consigue que Julio enderece sus pasos por la casa se dan cuenta de que algo no funciona: la calle está en silencio, los móviles no funcionan, la tele tampoco…Cuando sacan la cabeza por la ventana descubren que un enorme platillo volante gobierna el cielo de Madrid.



Este es el chocante arranque de “Extraterrestre” la segunda película de Nacho Vigalondo, una matrioshka cinematográfica que encierra una película de género fantástico, una de catástrofes y una comedia romántica con lo que parecen influencias de “El ángel exterminador”, “El último hombre vivo”,  “Independence day”. De hecho, yendo un poco más lejos no pude no acordarme de “La hora incógnita” (1963, Mariano Ozores) una película muy pequeña que trataba sobre lo que le ocurre a los únicos habitantes de un pueblo de La Mancha que no han sido evacuados de la zona sobre la que va a caer una bomba atómica que se les ha desgobernado a los norteamericanos.

“Extraterrestre” parece una película sin pretensiones de principio a fin. Quizás la recorre la evidencia de que, en un país como el nuestro, es complicado atacar el género fantástico sin las capacidades presupuestarias del cine norteamericano (o el de cualquier industria mejor avituallada económicamente) o porque aquí no nos creeríamos que se pudiera producir una invasión alienígena…imagínense.


La invasión o la visita de los hombrecillos verdes sirve a Vigalondo para poner el acento en otras cuestiones que suelen quedarse fuera de las películas de género donde se suelen narrar historias de heroicidad o maldad extremas. Ahí están “La Carretera” o “La niebla” donde se discute largo y tendido sobre estos temas de si el hombre es un lobo para el hombre o si dejaría de serlo en caso de extrema necesidad o hasta donde somos capaces para sobrevivir para demostrarlo. Vigalondo prefiere enhebrar preguntas más sencillas pero que tienen respuestas todavía no contestadas: ¿Hay cabida para la estupidez humana dentro de los escenarios más catastrofistas? ¿No sería normal que a alguien se le fuera la olla? ¿Seguirían teniendo importancia hechos tan banales como el de guardar las formas o el de comportarse como un verdadero mezquino? En definitiva, ¿el hecho de que una situación de emergencia vaya cobrando visos de normalidad no haría que acabáramos por dejar de plantearnos qué ocurre para volver poco a poco a centrarnos en nuestras vidas?

Si el cine de género cuenta siempre con el truco del climax o, mejor, del encadenado de un climax tras otro para hacer que el espectador se pase dando botes durante la proyección lo que, irremediablemente, lleva muchas veces a que la pirueta ya te parezca atroz a la tercera o a la cuarta vez que la has visto, Vigalondo juega, justamente, con lo contrario: te deja sumergirte en  la realidad de los personajes que, viendo que la amenaza no se hace real, acaban por preocuparse de otras cosas.


Si en el aspecto técnico y narrativo “Extraterrestre” funciona a la perfección no estaría mal acordarse del trabajo que hacen los actores protagonistas: Julián Villagrán borda el enésimo papel que borda (es complicado encontrar algo donde este actorazo no esté bien) dando a su personaje el punto exacto de tío normal superado por los acontecimientos y que va sobreviviendo a golpe de nada (algo muy propio de estos tiempos) y Michelle Jenner tiene la misión de ser la única chica de la película y bordar una interpretación que se aleja bastante de los preceptos de la heroína cinematográfica. A su lado Carlos Areces demuestra sus dotes para la comedia metiéndose en la piel de un molestísimo vecino obsesionado y “pagafantas” (un “pagafantas” del mal, por cierto) y Raúl Cimas sorprende por su calidad interpretativa. No deja de ser notable que Cimas sea capaz de interpretar un papel de tipo normal (dentro de un orden, entiendan como “normal” lo que sería normal en un panorama de invasión extraterrestre) regalándonos alguno de los mejores momentos de la película.

El casting de la peli lo cierra Miguel Noguera que hace un pequeñísimo papel que termina por hacernos evidente que, incluso en las peores catástrofes, hay momentos para ser un verdadero idiota, para “apostar muy fuerte” (como diría él) por convertirse en una estrella mediática aunque ahí fuera nos estemos jugando el planeta.

A día de hoy no tengo ni idea de cuando podrán disfrutar de “Extraterrestre”. Solo espero que sea pronto y que acudan a los cines a comprobar que Vigalondo está en forma, que todavía hay razones para pagar una entradita de cine, que todavía hay historias que contar o, por lo menos, que hay puntos de vista diferentes a los que dar un empujón desde la grada y, sobre todo, para disfrutar in situ de una película brillante, divertida y talentosa.  

Por si acaso estén atentos y no se la pierdan, sería una pena.