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Anoche fui a ver "Los abrazos rotos". Un drama que intenta ir al rtimo de una comedia y que, según su director, es en realidad un thriller. Un "thriller" porque hay un asesinato y un secreto muy bien guardado por una de las protagonistas como en "Volver" que, pese a ello, nunca fue catalogada por Almodovar como una película de ese género.
"Los abrazos rotos" de todas maneras es mucho más que eso. En realidad es el homenaje que el actual Pedro Almodovar le hace al viejo Pedro Almodovar. Si resulta de ritmo cansino, torpe y, a veces incluso, exasperante no es por otra cosa que por la necesidad del Almodovar actual de engrandecer su figura y de que quepan todos los elementos estéticos y narrativos de los que le dotó ese olvidado viejo Almodovar que, curiosamente y con el paso de los años, nos resulta cada vez más actual y con los tiempos que el director que se destapó con "Todo sobre mi madre" y que comenzó una espiral ascendente en éxitos y desdencente en cuanto a interés.
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En la nueva película del nuevo Almodovar (el que creció tras la oscarizada película) se encuentran homenajes de lo más variado: hay un crimen, violencia verbal y física a porrillo, pasiones desmedidas, hijos secretos, secretos inconfesables que se confiesan al final para justificarle al espectador sus dos o dos horas y media de estancia en la sala pero, sobre todo, están Chus Lampreave y Rossy de Palma, los tacones de Marisa Paredes, el traje rojo de Carmen Maura, las estocadas del matador Nacho Martínez, el Cinearte de "¿Qué he hecho yo para merecer esto?", mariquitas graciosas, mariquitas supermalas y en una encrucijada moral e, incluso, un escritor atormentado que usa un pseudónimo (Harry Caine, pronunciado nos recuerda a "Hurricaine", que es "Huracán en inglés) como el que utilizaba el antiguo Pedro Almodovar (Patty Diphusa) y que escribe en la máquina de escribir eléctrica que se gastaba Eusebio Poncela; también un largo etcétera de referencias, lugares comunes y viajes a los que el viejo Almodovar nos acostumbró durante tanto tiempo y dos chistes privados o no tan privados: Blanca Portillo interpreta a Judith García, directora de producción y mano derecha de Harry...un personaje nada alejado de Esther García, directora de producción de El Deseo y mano derecha de Almodovar que, en esta película, se marca un papelito como la gobernante de la casa del malvado de turno y que comparte plano con Valentín Almodovar, hermano del viejo y del nuevo Pedro, que en un cameo aparece ataviado con el pantalón de faena y la camisa de cuadros y abierta en el pecho que el padre del productor y el director utilizaba cuando trabajaba como guarda de canales y atendiendo el poste de gasolina de un pueblo llamado Madrigalejo (Cáceres). También hay un personaje llamado Ray X que recuerda mucho estéticamente, al Ray Loriga, que colaboró con Pedro Almodovar en "Carne trémula" y, ahora que caigo, hay una chica con una pierna mal, cosa que ha utilizado con delectación el director manchego en alguna de sus películas.
En esta película el Nuevo Almodovar logrará ser recordado, sobre todo, por su capacidad estética lo que le diferencia del otro que se labró una carrera a costa de traer los dramas rurales a los lugares más salvajes de la ciudad y si el primero era feísta, alegremente agresivo con lo establecido y trufaba sus películas de referencias a la cultura popular más rancia este se conforma con firmar un trabajo estilizado y, a veces, francamente emotivo (las manos de Lluis Homar intentando leer el grano de una imagen en vídeo como si estuviera frente a una página escrita en braille, Penélope Cruz desdoblándose en una escena) y, claro está, no olvidar un casi impecable trabajo de los actores principales. Es verdad, Lluis Homar, José Luis Gómez, Ángela Molina y Penélope Cruz podrían recibir un guión en blanco y construir un gran papel.
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Sorprende también que el Nuevo Almodovar conceda al viejo Almodovar el beneficio de la duda y lo reivindique, muy poco solapadamente, introduciendo una escena cómica que homenajea descaradamente a "Mujeres al borde de..." y en la que Carmen Machi hace de Chica Almodovar y recibe la respuesta cómica perfecta de Penélope Cruz. Es cierto que el Nuevo Almodovar es un poco zorro y, aprovecha esta escena colocada al final, para hacer bueno eso de que "un buen final arregla una mala película". Añadiría que, además, te hace albergar alguna esperanza de que lo próximo del Nuevo Almodovar sea más parecido a lo del viejo Almodovar.
Con semejante digresión diré que a mi la película, por friki cinéfago, me gustó por la sencilla razón de que me la pasé descifrando planos entendido al minutos seis o siete que todos los personajes me caían mal, que no pillaba la trama y que aquello no me llevaba a ningún sitio pero que, mi señora hermana (una muchacha vivaz, que está con los tiempos y que se declara púramente almodovariana en cuerpo y en espíritu) disfrutó del film y que flipó con todas las historias de amor. Yo saqué la conclusión de que este nuevo Almodovar ya no habla con los espectadores y que prefiere hablarse así mismo, eso o que, como Leonor Watling en "Hable con ella" es incapaz de articular palabra por estar, momentáneamente paralizado. Conclusión: haced lo que os de la gana y luego comentamos.