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-"¿Acaso estás diciendo que el 11-S no lo cambió todo, eh? ¿Eso es lo que estás afirmando Brian, que no lo cambió todo?".
-"Pero por Dios Peter, si tu no te enteraste de nada hasta cuatro semanas después...".
Peter Griffin y Brian en Padre de Familia.
Cuando veo las imágenes que ofrecen los medios internacionales sobre el asunto de Gaza, un descampado a tres o cuatro kilómetros de donde estallan las bombas, me doy cuenta de lo importante que es tener unos medios de comunicación libres. ¿No? En realidad no hay forma de enterarse de mucho de lo que está ocurriendo allí dentro porque nadie va a decir nada excepto lo que tétricamente ya venimos sospechando. Me he acordado de Felix Grande y su "Nanas de la metralla": "Camino y fumo/Por mi largo pasillo camino y fumo/¿Voy a llenar la casa de miedo y humo?". Sólo nos queda esperar. ¿No es curioso que ZP se haya inclinado por condenar el ataque a Palestina y todo el mundo haya callado? Joder, para una vez que este tipo demuestra el esperado "talante"...por lo demás todo sigue igual, nada, sólo este vacío, este silencio complice. Como si esos niños no fueran nuestros, como si no sintiéramos este dolor como nuestro...¿No os invade esa asquerosa sensación?
No hay forma de saber que opina Obama sobre el asuntillo de la franja de Gaza. El huevo no se abrirá hasta el día 22 o el 23 cuando el presidente electo esté asentado convenientemente en la Casa Blanca. Mientras tanto nos va a tocar esperar. A todos. De hecho Bush ni siquiera ha permitido a los Obama establecerse en la casa de invitados de la propia residencia, una norma de cortesía rota por los actuales inquilinos que, nos imaginamos, no quieren compartir jardín trasero con una familia de negrospero, claro está, también una forma como otra cualquiera de retrasar lo más posible la respuesta diplomática del único país que, a estas alturas, puede hacer algo por detener la masacre, que a esas alturas del mes habrá alcanzado la cifra de los 1000 civiles muertos si es que antes a nadie se le ocurre mediar convenientemente en este asunto.
Cuando quiero leer algo coherente sobre el conflicto y el sentir de los palestinos me leo unas cuantas historietas del comic "Memorias de un derrotista" (Joe Sacco, Planeta DeAgostini) donde un palestino reconoce no sentirse ni árabe ni occidental si no más bien una pieza de un ajedrez siniestro.
No hay que olvidar el absoluto silencio de los países árabes sobre este asunto (un silencio vergonzoso) que dice mucho más que la connivencia de la administración Bush -empeñada en seguir utilizando la dialéctica que utilizaría un alcalde de Gotham City- o las barbaridades del actual presidente de la UE, Vaclav Klaus, reconocido por tener las típicas miras estrechas de los políticos neoliberales en materia de política internacional.
Los dirigentes palestinos e israelíes han sido unos maestros en eso de retorcernos el brazo, un arte peculiar que se basa, sobre todo, en haber aprovechado inconscientemente diferentes momentos de la historia para machacar al contrario y colocarlo en la posición más incómoda posible de tal modo que fuera imposible la negociación. Palestina, mal asesorada por el mundo árabe (que se ha deshecho de ella por la sencilla razón de que en el fondo no la reconoce entre sus iguales...es largo de explicar pero es así) decidió retorcerle el brazo a Israel cuando se sintió fuerte y ahora son sus contrarios donde, de forma completamente ciega, han decidido establecer el peor de los escenarios posibles.
¿Conflicto religioso? Pues no, en realidad. Más bien un conflicto trabado e irresuelto durante el siglo XX que no va a solucionarse de manera militar. Quien a estas alturas piense que todo este se debe a mantener el poder sobre la ciudad de Jerusalen, en realidad, está más que equivocado. Palestina, o más bien la política mantenida por Arafat durante los años en los que estuvo en el poder, se basaban en mantener lo más alejados posibles a los guerrilleros y dirigentes musulmanes y en dotar al futuro estado palestino de las garantías de un país occidental. Sólo la caída de la URSS, garante del mercado de armas en la zona, permitió la llegada del petrodolar saudí y el establecimiento de los fanáticos religiosos que sustituyeron a la cúpula de viejos dirigentes. En el otro lado el tiempo y el alejamiento del sionismo primigenio, de los dirigentes que sufrieron directamente el Holocausto nazi -que nombrado por personajes como Sharon u Olmert resulta poco apropiado como excusa- ha provocado la llegada de esta panda de halcones militarizados cuyo único interés parece ser el mantenimiento de los asentamientos y el de una vaguísima ideología nacionalista impropia de un estado que se concibió para darle al mundo la oportunidad de confiar en que la legalidad internacional sería el arma ideal para mediar en cualquier conflicto.
Mientras tanto seguimos todos con el brazo retorcido, en silencio, esperando la llegada del nuevo Rey Obama que, como Salomón en el templo, tendrá que coger al chiquillo por el pie y ofrecerle a las dos mamás si dividirlo de un espadazo. Como está la cosa no dudo en que las dos dirán desgañitándose: "¡Corta, corta!". Mientras tanto sólo puedo pensar en los inocentes, en los peones de este sádico ajedrez, emparedados entre dos visiones del mundo en el que no hay espacio para el vecino.