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Después del fracaso de Seona le tocó quedarse entre bambalinas por algún tiempo y tragar saliva y bilis, tales como pérdida de colegas, ingresos, novias requeteoperadas y otras delicias de la fama. Ricky se tuvo que tragar su orgullo y comenzó a trabajar en la secretaría de una universidad y en varias oficinas. A finales de los 80 fue manager de los Suede pero estos, en cuanto vieron el color de las libras, decidieron abandonarlo y Ricky se volvió a comer los mocos.
En los 90 lo intentó en la tele, otro fracaso, y en la radio donde comenzó a remontar el vuelo y conoció a su socio Stephen Merchant que no lo ha abandonado desde entonces. En el 2000 y tras varios sinsabores más Gervais se reivindica como un espectacular cómico de escenario y se convierte en una gran celebridad.
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En realidad Ricky consigue su éxito interpretando a un fracasado de mediana edad, mediocre y resentido que bebe cerveza Carlin en el escenario y no tiene empacho en cargar las tintas contra el ser humano. Su show, un canto a la mala hostia y al desencanto, definitivamente lo catapulta entre una nueva generación de cómicos tan poco agradables visualmente como Johnny Vegas, David Walliams & Matt Lucas (Little Britain), Leigh Francis (Bo´Selecta), Simon Pegg, Nick Frost...cómicos que parecen sacados de la barra de los pubs o de los rincones más oscuros de las residencias universitarias y que, sin embargo, han conseguido darle al término "cool britannia" un toque aceitoso de fish&chips envuelto en revista cochinorra más allá de Trainspotting y las comedias tipo "Love Actually".
Dispuesto a sacarle los colores a la sociedad británica se saca de la manga "The office" (que funda "el humor de lo incómodo", un tipo de humor basado en remarcar cruelmente ciertas inconveniencias sociales) e, incluso, se permite el lujo de publicar "Flanimals" un libro infantil que es todo un éxito. Tras eso Ricky se convierte en una celebridad mundial y estrena "Extras" una serie aún más bruta pero centrada en el mundo del espectáculo y que se convierte en una puñalada trapera a la BBC (los dos jefes de producción propia son dos gays despiadados) que, curiosamente, le permite a Gervais la crítica porque ya es una celebridad.
Gervais que se ha pasado toda la vida intentando ser amaestrado y aceptado por la comunidad artística se coló entre ellos mostrando todos los defectos que alguna vez intentó por todos los medios esconder como que era un bajito rechoncho de sonrisa criminal y corte de pelo a lo nazi que, en primera instancia, la verdad es que sólo provoca rechazo. Que un tipo así se haya metido en un star system como el americano, donde cuesta muchísimo diferenciar al reparto de Gossip Girl o al de Hig School Musical y que está cada vez más estandarizado (cosas de las modas) es algo como para tener en cuenta.
La lectura de la biografía de Gervais y, sobre todo, de la envidiosa reacción de gran parte del amarilleo británico (más despiadado pero más elegante que el nuestro) para con el éxito de este cómico me refuta en mi opinión de que muchas veces es hacer de tus defectos una gran virtud que intentar que te crezcan las virtudes como por arte de magia.
Por cierto que "Ghost Town" les ha quedado un poco demasiado ñoña para lo que puede dar de sí un tipo como Gervais aunque jugando a la contra, no se me ocurre alguien peor para ser el prota de una comedia romántica sobrenatural y mucho menos que acabe encandilando a Tea Leoni, encuentra algunos chistes bastante divertidos. Dicha película me refuta en mi teoría de que el cine fagocita la libertad de los cómicos televisivos y se lleva por delante carreras enteras como ya hizo con tipos tan honestos sobre el escenario como Chris Rock, Eddie Murphy, Dave Chapelle, Bill Murray o Steve Martin. Y si no me creeis comparad: ¿Era mejor el Murphy que hizo "Eddie Murphy´s Raw" o el tontako que ha rodado "Norbit"?
Y ya, como colofón, diré que Pablo Motos podría ser nuestro Ricky Gervais porque no hay nadie que lo haya intentado con tanto empeño, tenga tantas pocas cosas a su favor y haya conseguido elevarse sobre todos los demás algo que siempre admiraré del pequeño Hércules de la comedia...otra cosa es que el resultado me parezca corto y el estilo que ha desarrollado simplemente facilongo. A Motos lo que es de Motos y a Ricky lo que es de Ricky.