miércoles, 31 de marzo de 2010

El juguete de moda es una pulsera que, al parecer, es la rehostia en verso. Sirve para casi todo: mantiene el equilibrio, sirve para adelgazar, te llena de energía. En realidad es una cosa de plastiquete parecida a los relojes de palo de las pastelerías que tenían la esfera llena de bolitas de anís multicolores pero, en lugar de golosinas, alberga una especie de pegatina holograma (como las que antes venían en algunas colecciones de phoskitos y después en los billetes y en las cintas de VHS) que es la que permite el flujo de todas las cosas buenas.

Yo espero que dentro de poco se venda algo que convenza a la gente de que no se puede ser más gilipollas y que, en algún momento, hay que parar.

Hace algunos años una de mis abuelas se empeñó en que tenía que comprarme unas plantillas adelgazantes. Eran, al parecer, unas cosas de plastico con bolas magnéticas insertadas dentro que, eso, pues que permitían que adelgazaras casi sin darte cuenta. Como no estaba dispuesto a gastarme más dinero en unas plantillas que en una pata de cordero la mujer me las compró. Abrí la caja y leí detenidamente las instrucciones:

1. Coloque las plantillas dentro de sus zapatillas de deporte favoritas.
2. Haga una dieta acorde con las propiedades magnéticas de las plantillas que acaba de adquirir, es decir, ligera en grasas.
3. Beba dos litros de agua al día para beneficiar el flujo de la energía magnética por su cuerpo.
4. Camine todos los días, al menos, cuatro kilómetros con las plantillas puestas.
5. DENTRO DE MUY POCO NOTARÁ LOS BENEFICIOS.

Claro, si comienzas a llevar una vida sana

lunes, 29 de marzo de 2010

Red Foxx (uno de los mejores cómicos afroamericanos de la historia) y Malcolm X fueron amigos en la juventud. Amigos y compinches. Ambos compartían su dependencia de las drogas, su amor por los clubes de jazz, las francachelas con chicas blancas y rubias dispuestas a saltarse todas las reglas sociales de su época (corrían el final de los 40 y el comienzo de los 50). Además ambos compartían algo más: eran pelirrojos.  A finales de los 50 ambos se volvieron a encontrar: Foxx era un cómico en ciernes que se estaba haciendo famoso por actuar en los entreactos de los músicos de Jazz y redondeaba la nómina en espectáculos de variedades de poco gusto -fue en uno de ellos donde se encontró con Richard Pryor- mientras que el otro se había reconvertido en un predicador de la Iglesia de la Nación del Islam donde promulgaba la grandeza de la institución y las cualidades como profeta de Alijah Muhammad.

En ese encuentro fugaz Red le dijo a Malcolm: "Conmigo no tienes que disimular ¿Cuanto dinero te estas sacando con este nuevo timo tuyo de que te has hecho musulmán? ¿Te tiras a muchas blancas?". X, francamente contrariado, le pidió que abandonara sus malos hábitos y que se uniera a la cruzada que, por aquel entonces, predicaba la vuelta de todos los negros a África (algo apoyado y aplaudido de forma entusiasta por el Partido Nazi americano y el Ku Klux Klan) a lo que Foxx contestó algo así como que "no se le había perdido nada en África". Espantados el uno del otro se separaron para no volverse a ver jamás.

Ninguno de los dos fue un modelo dentro de su profesión: Malcolm X fue un símbolo radical que acusaba al Movimiento de derechos civiles de ser demasiado blando o de estar, directamente, manejado por la oligarquía blanca y que tuvo la estupenda ocurrencia (lo digo sin ironia) de tildar el asesinato de Kennedy como una consecuencia lógica de "poner al zorro a cuidar de las gallinas". El empuje de su discurso directo consiguió, de un modo bastante efectivo, catalizar la desesperación y dar un nuevo sentido y un definitivo empuje a la causa de Luther King que fue vista con muchos mejores ojos desde la aparición de la alargada figura de X que, sin tapujos, promulgaba el sartriano  "by any means necessary" (por todos los medios necesarios) frente al "I have a dream..." (he tenido un sueño) del segundo.








Post fracción

Este mes ha pasado tortuósamente rápido. Han pasado cantidad de cosas pero no he podido hablar bien de ninguna de ellas. Al loro:

Francisco Nixon ha sacado un EP que se llama "Gloria y la belleza sureña" que es un disco fantástico. Estuve en el concierto de presentación de Madrid y terminé en un karaoke marcándome un "duet" con el propio Fran. Una cosa de Elvis.

Carlos Clavijo ha sacado el libro "El hijo de la vid" que todavía me estoy leyendo y que es una novela entre Conrad y Baroja que prefiere utilizar la historia de nuestro país a principios del siglo XX como trasfondo y no como justificación para el avance de la narración. No se dejen engañar, no es una de esas alambicadas novelas históricas al uso llenas de intriga, romance y personajes estereotipados...nada de eso, es intensa, entretenida, está bien estructurada y habla de personas que intentan hacer cosas algo sorprendentemente novedoso en nuestro país.

Cesar Strawberry lleva días moviendo su novela "Nunca quise ser como tú" por el territorio nacional. Una segunda novela fantástica que habla de la década de los 90, seguramente de cómo éramos en los 90 y en lo que nos hemos convertido ahora. Cesar y yo nos conocimos a finales de esa década y, que quieren que les diga, pero a mi me emociona. Es humorística, directa, es un puñetazo en la boca del estómago.

Les recomiendo el disco y los dos libros para su solaz y entretenimiento. Todo es francamente recomendable de arriba a abajo.

Digo que han pasado muchas cosas pero, en realidad, creo que las cosas les pasan a otros y yo me quedo en la barrera mirando el espectáculo o participando poco en los mismos. Los hay que miran y los hay que hacen.

Bueno, yo tampoco he estado deshaciéndome en la molicie: estoy con mi clientes y mi programa en la cadena Animax. Bueno, en realidad no es mío, yo solo escribo y voy a las grabaciones a molestar y ha decir cosas a los presentadores como "ponte aquí", "di esto así" o "intenta decir esto de forma más graciosa". Es una cosa que me gusta porque no merece más esfuerzo que el tener una idea y seguir con ella hasta el final, hasta sus últimas consecuencias. La tele y estas cosas tienen mucho de esculpir el aire, de que lo que tienes en la cabeza salga fuera de la mejor forma posible y después esperar que la cosa guste a los que tiene que gustar. Por si acaso no se lo pierdan: se llama "in the qube" y lo ponen los domingos a las 23.00 horas en Animax (Imagenio, Canal Satélite Digital). Nos está quedando muy bien. Yo siempre me conformo con que las cosas parezcan más o menos dignas pero, la verdad, es que cuando hay un buen equipo detrás y unos buenos presentadores delante es bastante fácil eso de "esculpir en el aire".

Hace años pensaba que este trabajo era como trabajar con muñecos que hacían "bla, bla, bla". Creo que alguna gente todavía me recuerda una anécdota cuando, estando yo más joven y lozano, dije en un curso de dirección de actores que pensaba como Hitchcok que "los actores eran ganado". Hubo risotadas nerviosas y el profesor, Mariano Barroso, me miró como diciendo "este tío es gilipollas". Era cierto. Años después, con un poco más de experiencia creo que también tiene que ver con hacer que las personas se sientan a gusto, que se crean lo que dicen y que se genere una especie de confianza mutua. Es más complicado esto que simplemente ordenar pero, en todo caso, ordenar siempre se me ha dado horrible. Si hubiera querido ordenar me hubiera hecho guardia o concejal. No sirvo para ninguna de las cosas anteriores.

Tengo suerte de que, la profesión que he elegido, no se me de muy mal del todo...si hubiera sido biólogo estoy seguro de que ya hubiera extendido la viruela por medio mundo dejándome la puerta del laboratorio abierta. En ese sentido creo que tienen ustedes más suerte que yo mismo. Es más, me podría haber dado por ser controlador aéreo o Presidente del gobierno y entonces si que lo hubieran tenido bastante más jodido.

Les recomiendo, por cierto, el artículo que en el Pais de hoy domingo publica Rafael Sánchez Ferlosio. Desde que conozco el escritor siempre lo he visto acompañado de una pequeña libreta en la que va apuntando cosas (MissKiddo y Cesar Strawberry tienen la misma pulsión). Don Rafael apunta sensaciones y pensamientos a vuela pluma sobre los temas más diversos que, si no me equivoco, organizaba luego alfabéticamente. El artículo es un buen ejemplo de esos pensamientos, una original ordenación de cosas sueltas que, sin embargo, unidas tienen bastante sentido y reúnen una mirada sobre la actualidad incisiva y graciosa. Es una pena que no escriba más, que no se prodigue más. Hay que perdonárselo porque a mi me pasa igual pero con mucho menos talento: la vida te zarandea contínuamente sin permitirte centrarte del todo en las cosas que tienen más importancia. He perdido algunas cosas en estos meses por no estar atento a lo que pasaba a mi alrededor. A veces, esa especie de despiste vital, te permite también obviar algunas cosas malas.

La actividad por tanto ha sido febril. Los bandazos se han repetido con intensidad y sin ton ni son porque, como todo el mundo sabe, paradójicamente la ficción tiene que estar justificada pero la realidad no. La realidad se permite el lujo de pasar de lo cómico a lo dramático en muy pocos segundos, sin que te de tiempo a reaccionar. En el centro del Universo hay una máquina tragaperras gigante que es la fuerza que hace moverse a todo el cosmos, las ruedas se mueven por el azar y la casualidad: unas veces para bien y otras para mierda, otras para ni bien ni mierda sino todo lo contrario. No le echen la culpa a nadie, son las puñeteras ruedas de la máquina las que deciden que se escupa o no un premio: da igual que lo hagan bien o lo hagan mal. Recuerden: la realidad no necesita una justificación para ser verosimil. Lo es y punto. En todo caso siempre está bien portarse bien aunque sólo sea por ver una sonrisa en la cara del prójimo (incluso aunque no se la merezca el muy cabrón).

Palahniuk decía hace pocos días en una entrevista (acaba de sacar una novelaka titulada "snuff" que adquiriré esta semana) que Internet ha permitido el acceso de la gente a miles de realidades paralelas. Es verdad, la gente puede crearse su propio estatus, personalidad, historia pero, sobre todo, puede vivir dentro de un background que se acomode a su visión de la vida y que se ajuste perfectamente a ella: si quieres creer en los extraterrestres puedes encontrar personas que preparan advenimientos de naves venidas de otro planeta y quedarte tan a gusto. Da igual que la realidad diga lo contrario, es más, da lo mismo si es cada día más improbable la patraña OVNI. Puedes encontrarlo y encontrar justificación para tu medio de vida y la forma en la que ves las cosas. De ahí cualquier creencia, absurdez o modus vivendi está justificado. Se impone una cierta tendencia al anti-intelectualismo para asentarnos en terrenos más cómodos que tienen que ver con nuestras propias sensaciones, nuestras pulsiones. Antes pensábamos que estábamos solos ante ellas pero, ahora, tenemos un sitio donde compartirlas. Una puerta se abre al suicidio colectivo, dicen los agoreros, pero también a vivir más cómodo, más a gustito, a no tenernos que quitar las zapatillas. El futuro es de Max Headroom, un futuro vectorial y fraccionado hasta la micra. Como esta entrada. Dicen que la nueva tele se parecerá bastante a "chatroulette". Gente que mira a otra gente. Si se aburre pasa a otra persona. Y así ad nauseam.

La máquina se vuelve a accionar y todos esperamos el jackpot, el clon, clon, clon de monedas, todos hacen cosas, todos hacemos cosas...este es un mundo interesante, lleno de cosas interesantes. Espero no perdérmelo. Buenas noches a todos. Y perdonen el desliz.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Cosas del mundo interior.

Hay cosas que me hacen una gracia infinita pero que, en el fondo, me dan una pena infinita también. Es lo que Alex de la Iglesia definió hace años como "ascopena" y que Joaquín Reyes incorporó al vocabulario "chanante" como "dar cosica". No es bochorno, no es violencia, no es vergüenza ajena del todo porque, en todo caso, cuando uno siente "ascopena" o "cosica" se siente, por narices, algo de compasión.

A mi me pasa cuando la gente es enormemente interesada. Estando hace algunas fechas ya junto a un amigo muy querido en un local nocturno se nos acercaron unas muchachas con la sanísima intención de vacilarnos. Dirigía el cotarro del "ja-já" una mujer/modelo/actriz interesada en entretenerse un poco despedazando a dos pobres diablos, tal es nuestro aliño moral, que no se estaban metiendo con nadie (bien fuera por cansancio, bien fuera porque el alcohol, que es caprichoso, unas veces amodorra y otras te convierte en un hooligan).

Paralizados por la Diosa y su cohorte celestial que se aparecían ante nosotros con medidas y escotes ultraterrenos, gráciles movimientos que dejaban adivinar centímetros de piel desnuda tras los que se adivinaba un alto presupuesto en cremas y tratamientos o, peor, una privilegiada herencia genética nos dejamos zarandear y entre risas y presentaciones quedamos de nuevo frente a ellas, observados como la mujer barbuda y el hombre elefante, como los freaks de la Barnum, como los fetos deformes que descansan en las baldas de los laboratorios de las facultades de biología. Cuando me pasan esas cosas me da la sensación de que vivo dentro de una barraca de feria y que fuera hay un tío con un canotier y un bastón diciendo: "Pasen y vean, pasen y vean".

El diálogo posterior, sin embargo, dio un giro a los acontecimientos:

-"¿Y a qué se dedican estos chicos tan guapos?".

Nos disparó al corazón la Hembra-Alfa fenotipo "mujer/modelo/actriz" provocando un murmullo malintencionado entre su corte de amigachas . Cuando me dicen algo así se que estoy frente a una persona que tiene mal la vista o que tiene un gusto deplorable. A veces, ambas cosas. 










jueves, 18 de marzo de 2010

Todo el fenómeno OVNI se puede resumir en esta frase: "I WANT TO BELIEVE". O sea, "QUIERO CREER". Una expresión más de deseo que de realidad pero ahí queda.


miércoles, 3 de marzo de 2010

15 películas que hacen que se te quiten las ganas de ir al cine.

Me he acordado de unas cuantas películas malas y me ha parecido bien compartirlas con ustedes. Se abre la veda para que incorporen en los comentarios su propia lista. Hagan juego. Seguro que hay más, incluso algunas de esta lista les parecen obras magnas...allá ustedes. Aquí lo dejo.

Me llaman Radio (Michael Tollin, 2003): Posiblemente no haya visto una película más bajonera en mi vida. Sale Cuba Gooding haciendo de tonto de un pueblo de América, con unos dientes falsos que echan para atrás. La cosa tiene que dar ternura pero, me temo, que si el verdadero "Radio" tuviera unos buenos abogados estos ya habrían clavado en la cruz de la justicia a los responsables de una de las películas más bochornosas de los últimos años. 

Nadie conoce a nadie (Mateo Gil, 1999): Las andanzas de Eduardo Noriega por una Sevilla en plena Semana Santa que un chiflado, Jordi Mollá, ha convertido en un juego de rol tan increíble como el hecho de que esta película fuera tan taquillera en su momento. Un horror estruendoso que, al menos, tenía la decencia de contar con Natalia Verbeke en su reparto. Menos mal. Lo único reseñable es que, un año después de su estreno, se produjo una especie de ataque de paranoía/pánico en plena Semana Santa sevillana que los ciudadanos de aquella ciudad achacaron a algunos locos jugadores de rol que habían decidido emular la película. 

Matrix (Hermanos Wachosky, 1999): Ver a Keanu Reeves decir "ya se kung fu" era lo único bueno de esta película con ínfulas filosóficas (un poco de budismo por aquí, un poco de nihilismo por allá mezclado con gente dándose hostias en dos planos de realidad diferentes) que resultaron un exitazo mundial. Las dos siguientes partes, con aparición del Coronel Sanders inventor del KFC como guest star, eran tal despiporre que todavía busco a alguien que me las explique sin que me de (nos de) una embolia. La cosa partía de una premisa falsa: si eres, por ejemplo, Bertín Osborne o alguien de éxito y hacienda parecidas nunca tomarías la pastilla de "despertar" porque, en realidad, lo que te espera al otro lado es un sitio un poco coñazo, básicamente, la pelea eterna con unos robots con malas pulgas. 

La Teniente O´Neill  (Ridley Scott, 1997): Salía Demi Moore con el pelo rapado intentando convertirse en la primera mujer que hacía las pruebas para entrar en los temibles NAVY SEALS que son como los legionarios, la Tuna y los escuadrones de la muerte de los señores de la droga pero con licencia para matar. La cosa partía de la misma premisa falsa que la saga de "La familia Klump" inaugurada por Eddie Murphy: si en las comedietas de Murphy el asunto iba de decirle a la gente que los gordos también eran muy buenas personas pero se pasaba el 90% del metraje haciendo chistes sobre gordos con especial saña en "La Teniente O´Neill" la cosa era demostrar que el valor de una mujer era comparable al de un hombre lo que no era óbice para que ella, en el camino, perdiera la identidad y el oremus gritándole a Viggo Mortensen eso de "Sargento, cómame la polla". Así, en plan travesti. 

Thelma & Louise (Ridley Scott, 1991): Todavía recuerdo el día en el que, saliendo del cine con unas compañeras de facultad después de ver la película, se me ocurrió decir que era una mierda seca, llena de trampas baratas y de estereotipos lamentables cuando un alud de mujeres (compañeras incluídas) se me vino encima en plena puerta del cine al grito de "¡Aquí hay un machista asqueroso, venguemos a esas dos heroínas del feminismo!". 

La Pasión de Cristo (Mel Gibson, 2003): Me entran dolores de estómago cada vez que me acuerdo de la cantidad de compasivos católicos (amigos todos) que me invitaron a "conocer la verdadera naturaleza de la fe cristiana" a través de este cuadro románico perjeñado en el siglo XX para, definitivamente, quitarme cualquier simpatía por las religiones en general. Una cosa floja, floja, una adaptación gore que debería de haber sido quemada en la plaza de San Pedro pero que, con la excusa de atrapar nuevas almas (aunque fuera entre rendidos sadomasoquistas), fue alabada hasta la nausea. Horror, siento. Horror.

El Príncipe de las mareas (Barbra Streisand, 1991): Una de las películas que más alquilé en mi etapa de trabajador de videoclub. Un infierno, Barbra Streisand delante y detrás de la cámara mostrándonos un trauma tras otro que, sin embargo, parecía no molestar a las clientas del establecimiento que decían "es una película preciosa". Jamás lo entendí, es más, no entiendo a Barbra como concepto.

Phenomenom (Jon Turteltaub, 1996): En realidad muchas de las películas de Travolta son enormememente bajoneras pero esta historia de un tonto del pueblo de América que recibe un rayo del espacio y, con él, unos poderes paranormales que lo convierten en un tío inteligente me parece especialmente cochambrosa. La moraleja es la siguiente: si eres muy listo eres infeliz y encima de pensar te sale un tumor en la cabeza del tamaño de una calabaza y te mueres. La cosa, dicen, estaba hecha para que la gente conociera de cerca las grandezas de la Cienciología pero, la verdad, la cosa no quedaba clara.

La habitación de Fermat (Luis Piedrahita & Rodrigo Sopeña, 2007): Nunca entendí porqué un tío que hace comedia se mete, en su primera película, en una especie de thriller de carácter matemático...la cosa quedaba desabrida, extraña y flojuna en general. Un bostezo tras otro y carcajadas a costa de la interpretación de algunos de los actores. No entendí nada. Es posible que la culpa sea mía.

Amistad (Steven Spielberg, 1997): En serio ¿de qué iba Spielberg haciendo esta película? ¿Se puede hacer peor? ¿Se puede olvidar el talento transitoriamente? ¿Había necesidad de firmar esta película? ¿Para qué? ¿Para contarles a los conciudadanos yanquis que el asunto de la esclavitud no era sólo cosa de ellos sino de todos los demás también? ¿Había que sacar a Matthew McConaghey?

Contact (Robert Zemeckis, 1997): Jodie Foster es una científica que malgasta el dinero del erario público en buscar señales extraterrestres. Digo malgasta porque, en realidad, lo que busca es una señal de que, de algún modo absurdo, si es posible que haya vida extraterrestre es posible que ella crea algún día en que el alma de su padre ha subido al cielo y, por lo tanto, pueda creer en Dios sin que se rían de ella en la comunidad científica. También sale Matthew McConaghey haciendo de cura, un tío super intenso que cree que si hay que ir al encuentro de entidades de otra dimensión lo mejor es que nuestro mensajero sea alguien que crea en Dios....sí, por eso la historia de los misioneros está llena de pasajes de amor y concordia, no te jode. Pues nada, una historia de aliens y chiflados religiosos que nos hizo olvidar que su director había hecho Forrest Gump tres años antes.

Varsity Blues (Brian Robbins, 1999): Durante toda la década de los 80 gente como John Hughes se dedicó a reconfortar a los frikis de medio mundo diciendo que, pese a que lo habían pasado mal en el insti, lo cierto es que ellos atesoraban las mejores y más tiernas historias, conservaban las mejores amistades y habían sido protagonistas de los grandes discursos generacionales...todo ese sueño acabó con esta película que engrandecía el papel de deportistas y cheerleaders colocándolos en el lugar que la Enciclopedia del Bullying les había reservado por derecho propio: el de molar hasta el infinito y más allá. Sí, resulta que esos mostrencos insensibles, esas descerebradas que daban culto a la estética eran, en realidad, los protagonistas, los que mejores fiestas montaban. Los guays volvieron a ser guays y a los del club de ajedrez que les den mucho por el culo.

La conjura de El Escorial (Antonio del Real, 2008): Esto, bueno, venga, es verdad que casi toda la filmografía de Antonio del Real  (Sobre todo esa cosa llamada "Y decirte una tontería por ejemplo que te quiero") deberían de estar en una lista de películas que te quitan las ganas de vivir pero este despilfarro de dinero -público, que la película tuvo una jugosa compensación de la Comunidad de Madrid- y el ridículo tan espantoso de rodar una película como esta que tiene todo para triunfar y, sin embargo, se dio la enorme hostia tiene un enorme delito por ser una obra al sonrojo y a la estulticia del tamaño del palacio construído por Juan de Herrera. 

Sangre de Mayo (Jose Luis Garci, 2008):   Esto, bueno, venga, es verdad que casi toda la filmografía de Jose Luis Garci (Sobre todo esa cosa llamada "Canción de cuna") deberían de estar en una lista de películas que te quitan las ganas de vivir pero este despilfarro de dinero -público, que la película tuvo una jugosa compensación de la Comunidad de Madrid- y el ridículo tan espantoso de rodar una película como esta que tiene todo para triunfar y, sin embargo, se dio la enorme hostia tiene un enorme delito por ser una obra al sonrojo y a la estulticia del tamaño de La Puerta del Sol. Un amigo mío diría que, en realidad, estaríamos ante la obra de un Garci menor...pero es que ese si que es un cabrón con pintas.  


Toys (Barry Levinson, 1992): No hay película en el planeta que me cree una desazón mayor que esta tontuna. Una cosa que va de una fábrica de juguetes y de Robin Williams y Joan Cusack haciendo cosas raras y un primo suyo que convierte la fábrica malrollera en una fábrica de material bélico. Lo más parecido a un mal viaje de ácido del de drogarse y del que te provoca úlceras en el estómago.