El juguete de moda es una pulsera que, al parecer, es la rehostia en verso. Sirve para casi todo: mantiene el equilibrio, sirve para adelgazar, te llena de energía. En realidad es una cosa de plastiquete parecida a los relojes de palo de las pastelerías que tenían la esfera llena de bolitas de anís multicolores pero, en lugar de golosinas, alberga una especie de pegatina holograma (como las que antes venían en algunas colecciones de phoskitos y después en los billetes y en las cintas de VHS) que es la que permite el flujo de todas las cosas buenas.
Yo espero que dentro de poco se venda algo que convenza a la gente de que no se puede ser más gilipollas y que, en algún momento, hay que parar.
Hace algunos años una de mis abuelas se empeñó en que tenía que comprarme unas plantillas adelgazantes. Eran, al parecer, unas cosas de plastico con bolas magnéticas insertadas dentro que, eso, pues que permitían que adelgazaras casi sin darte cuenta. Como no estaba dispuesto a gastarme más dinero en unas plantillas que en una pata de cordero la mujer me las compró. Abrí la caja y leí detenidamente las instrucciones:
1. Coloque las plantillas dentro de sus zapatillas de deporte favoritas.
2. Haga una dieta acorde con las propiedades magnéticas de las plantillas que acaba de adquirir, es decir, ligera en grasas.
3. Beba dos litros de agua al día para beneficiar el flujo de la energía magnética por su cuerpo.
4. Camine todos los días, al menos, cuatro kilómetros con las plantillas puestas.
5. DENTRO DE MUY POCO NOTARÁ LOS BENEFICIOS.
Claro, si comienzas a llevar una vida sana
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