lunes, 17 de mayo de 2010

La tele te odia...y todos los demás también...



Hay una razón de peso para que Cuatro y La Sexta programen horrores como "Mujeres ricas" o "Casadas con Hollywood": venganza. Una venganza servida en plato frío, una venganza pensada y calculada pausadamente porque, la verdad, cuando emitían cosas de calidad todo el mundo les dio la espalda y, por ello, es normal que ahora se venguen de todos nosotros con ciega ira y castiguen a su potencial audiencia con dos programas deleznables repletos de gente dispuesta a mostrarnos como se gastan en una sola mañana el dinero que ustedes tendrán que pagar en hipoteca en los próximos 25 años.

Es posible, sólo posible, que Cuatro y La Sexta hayan sido infectadas por el conocido "Síndrome Garzón". Es esa enfermedad que, de pronto, atacó al famoso juez y lo convenció de que España era un país democrático, europeo, sostenido sobre instituciones sólidas que aceptaría con normalidad que, desde la judicatura, se pusieran los medios necesarios para abrirle un  proceso al Franquismo y cerrar así un proceso histórico jamás cerrado por la vía natural y sólamente cerrado en falso por esa tirita infantiloide llamada "Transición". 

A lo mejor Cuatro y La Sexta se despertaron un día y pensaron que, a lo mejor, esto de la crisis era una gilipollez, un espejismo, y que España es un país rico y próspero donde los hombres juegan a amasar fortunas especulando en ese nuevo Shangri-lá llamado "Los mercados" mientras las mujeres pasean el palmito por gimnasios, tiendas de alta costura etc. 

Si se ha demostrado que Garzón era un pobre iluso que se ha quedado solo y ha sido arrollado por la institución a la que un día le dio brillo, esplendor y cierta pátina refulgente de modernidad es normal que ambas cadenas, que van de rojillas, modernas y de implicadas en la realidad se estrellen de nuevo en este intento por hacer de la exposición indecente de la riqueza el mismo negocio que han hecho con la exposición indecente de la pobreza en formatos como "Callejeros". 

No me cabe duda de que la trampa está, como siempre, en la mala digestión de los conceptos. Desde que era un renacuajo en esto de los medios de comunicación he estado escuchando una palabra clave, uno de esos mantras vacíos de significado: "Aspiracionalidad". Al parecer la gente quiere ver cosas a las que aspira y por eso los tíos compran revistas de coche o con tías en portada (mucho antes de que la ola de conservadurismo reinante se hiciera con los corazones y las mentes de los tradicionales anunciantes de las revistas masculinas y comenzara a lanzar el bulo de que "la desnudez sólo interesa a un lector de gama baja"...es decir, de pocos recursos, pobretón y poco consumidor) y las chicas prefieren comprar revistas con chicas a las que les gustaría parecerse vestidas con la ropa que les gustaría poder permitirse.

¿Es verdad? Es posible, pero sólo en parte porque lo que olvidan Cuatro y La Sexta es que "lo aspiracional" también tiene que parecer asequible, cercano y, sobre todo, tener una imagen simpática. Sin duda Nescafé, parte del grupo Nestle, perseguida por los grupos ecologistas por la forma en la que gestiona sus recursos, se ha intentado limpiar dicha imagen negativa poniendo al frente de su campaña de la maquinola Nespresso a dos tíos que caen bien: George Clooney y John Malkovich. Ambos emiten unas señales completamente diferentes a la de la marca suiza: están comprometidos socialmente, son intelectuales, impecables, demócratas (en el sentido norteamericano del término). Cuatro y La Sexta nos presentan a ricachos y ricachas incómodos de ver, indolentes, sin fondo, que parecen idiotas sin oficio ni beneficio...algo malo en un país de raigambre católica y educado en el catolicismo, doctrina religiosa que, frente al protestantismo, viene a contarnos que el que se enriquece lo hace porque no ha tenido escrúpulos. Es posible que más de un programador y más de dos tengan que volver a la escuela a aprender lo que significa, en realidad, el término "aspiracional".

Estamos pues ante un problema de visión de la realidad porque, no se me olvida, que a lo mejor Cuatro y La Sexta están enfermos del "Síndrome Camps". Mi político preferido de todos los tiempos, por encima de aquellos sátrapas que ocuparon la Casa Blanca en el siglo XIX, el gobernador de Luisiana Jimmi Davies (cantante de country de profesión y compositor de la deliciosa "You are my sunshine" pero, sobre todo, un tipo populista y escalofriante) y todos los macarras que se inventaron el turnismo político en España (ese que se aplaude tanto en Intereconomía...gensanta...) opinaba el otro día que los 45 millones de españoles estaban convencidos de que, en realidad, era completamente inocente y que nadie en su sano juicio se creería de verdad que un político podía venderse por tres trajes...cuyo valor, por cierto, ascendía a 4.000 pavos por traje. 

¿Cómo se genera una cosmovisión como esa? Pues del mismo modo que en aquel viejo chiste en el que el Papa acudía a un país africano y, sorprendido por la extrema delgadez de los niños, preguntaba por la razón exacta de la misma ¿Enfermedad? ¿constitución genética débil? ¿mala conciencia? Un Obispo se le acercaba y le decía: "Es que no comen". El Papa se bajaba de su coche y agarrando a uno de los chiquillos por los carrillos le recomendaba con paternalismo y campechanía: "¡hay que comer, niño, hay que comer!". Pues con Camps pasa un poco lo mismo. Me pregunto qué será lo que Camps ve por la ventana, que informes maneja, qué información recibe, qué le cuentan sus colaboradores, sus allegados, sus familiares sobre la situación real en la que se encuentra su comunidad pero, sobre todo, me pregunto qué es lo que piensa Camps que es el servicio público, cuáles son los límites que nunca puede traspasar un cargo electo pero, también, qué narices le cuentan sus abogados sobre lo que es y lo que no es delito y la situación real en la que se encontraría de no ser juzgado, directamente, por un juez que es un amigo íntimo. 

Miren la alegría con la que Rita "GodzRita" Barberá pide "la filiación" (un término que no se escuchaba desde que se desmovilizó a las tan añoradas SS) a los ciudadanos que opinan públicamente que Camps es un delincuente...¿Qué pasa por la cabeza de la alcaldesa de Valencia para hacer algo así? ¿No será que de verdad cree que entre las atribuciones de su cargo está la de pedir el DNI a quien se le antoje?

Observen la alegría con la que Gallardón aniquila el presupuesto de festejos de Madrid en enmoquetar la Gran Vía en plan Christo en un acto ridículo, absurdo...¿Que tiene en la cabeza el alcalde de la capital para hacer semejante cosa?

A lo mejor Cuatro y La Sexta no están demasiado informadas sobre nuestra realidad, la que viven sus propios trabajadores, la que sufren los que han sido víctimas de los durísimos recortes de personal de ambas empresas de comunicación y me pregunto qué influjo reciben desde fuera para pensar que este era el mejor momento para producir formatos tan francamente lamentables como estos. 

Que quede claro: el desconocimiento de una ley no es eximente de un delito del mismo modo que el desconocimiento de la realidad no es eximente para crear una atrocidad. 

Repasadas la venganza, el desconocimiento de la realidad y la ignorancia de la misma ya sólo me queda una razón: el odio. 

Decía mi amigo Fran que la clase política tiene implícito en su ADN el odio hacia los votantes y que sólamente de ese modo se puede explicar que las decisiones que toman tienen más que ver con jodernos que con alegrarnos la vida. Es decir, ese odio, vendría dictado por la sensación más que real de que su cargo y, por lo tanto, lo que son está pendiente de un hilo muy fino que es el del pueblo caprichoso que siempre es identificado como analfabeto o demasiado pueril como para permitirle más de dos o tres oportunidades cada cuatro años de expresarse, una expresión que encima suele ser adiestrada por medidas campañas publicitarias, mentiras, lecturas falsas de la realidad, un manejo primitivo de los impulsos de la masa...una decisión que, en esto el PP tuvo que hacer un curso acelerado tras el 11-M, nunca puede ser contaminada por la realidad social que vive el votante porque, a lo mejor, de serlo es muy posible que este cambie de voto o de opinión, que no marque nuestro nombre en la papeleta, el votante realista que está bien informado o que, de pronto es consciente del truco, se enfada, se mosquea y te vota al contrario en plan castigo, así como enfurruñado, con mala hostia porque si nos molesta descubrir el truco del mago mucho más nos jode ver como este o el otro manejas los hilos de una situación para su propio interés. 

Es por ello que el diálogo entre político y ciudadano siempre se establezca en unos términos ridículos donde el político utiliza frases estúpidas como "eso es muy complicado para explicarlo en dos palabras" cuando se le interpela directamente sobre una cuestión concreta dando por hecho que es usted un gilipollas sin formación o un maleducado al que no le importa abordar a un político para hacerle una pregunta incómoda cuando está, por ejemplo, a punto de inaugurar 100 metros de autopista que volverá a inaugurar dentro de dos meses y este diálogo se suele cerrar con alguna frase aún más absurda como "pida usted hora el día que quiera, le recibo y le cuento personalmente y en mi despacho lo que quiera saber". Ejem, ejem...inténtenlo y, cuidado, porque si alguna vez le recibe lo hará con un fotógrafo y una cámara de televisión y acabará siendo un convidado mudo de una noticia del tipo "El excelentísimo procer de la patria, Ministro de la Verdad, la Integridad y Vicepresidente de la Asociación por la Recuperación de las buenas costumbres recibe a los ciudadanos para contestar sus preguntas". Verá que cara de gilipollas pone en la foto...

Pues, al parecer, la tele comienza a actuar igual, con odio, revolviéndose contra la audiencia y contestando a preguntas concretas como "¿Es posible hacerlo peor y emitir más mierda?" con acciones criminales como emitir programas de baja estofa que sólo persiguen vengarse de que usted tenga una línea ADSL y pueda disfrutar de todas sus series preferidas haciendo un click. No, no es culpa suya, como siempre es culpa tuya, de ustedes. Se intuye que nos odian porque, en realidad, creen que ustedes verán esos programas movidos por los peores instintos: la envidia de ver a gente más rica que ustedes pegándose la gran vida; la pulsión masoquista de descubrir que hay gente para la que la palabra hipoteca no tiene ningún sentido; la necesidad de criticar, de encabronarse con los demás, de poder llegar al día siguiente a la oficina o al lugar donde ustedes trabajen y despacharse diciendo eso de "qué asco lo que vi anoche" y cosas así. 

Yo no tengo escapatoria y, por mor de mi trabajo, tengo que ensuciarme los ojos viendo porquerías de este calibre pero ustedes son libres, son príncipes y princesas de su bloque, emperadores de su casa, dictadores de su tiempo libre, ejerzan su derecho al libre albedrío en su ocio y no les den cuartelillo. Pequen del peor pecado del español: el desprecio. Devuelvan esta andanada de mal gusto con el grito del protagonista de Network (1976, Sidney Lumet): "¡Estamos hasta las narices y no vamos a aguantar más!".     

Háganlo por ustedes, manténganse limpios, no se encabronen más de lo necesario.

7 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Me aburre la tele!!!

Anónimo dijo...

Pues, la verdad, no sé con que quedarme porque hace unos meses nos bombardearon con las penurias de LasBarranquillas o de Las 3.000 Viviendas y ahora es con la suciedad moral de Marbella y La Moraleja.

eduardoritos dijo...

Yo, personalmente, si quiero ver mierda de cualquiera de estos dos tipos sé a qué barrio de mi ciudad ir.
Y puesto que no lo hago por mí mismo, menos con persona interpuesta.

QUE LES DEN.

Ignacio J. Rivas dijo...

Completamente cierto cada punto y coma de tu post! Y la moqueta azul.....en honor al triunfo falangista debió de ser....o era por Movistar?

álex martí dijo...

Racistas, os metéis con Camps y Rita porque son negros.

Señor Insustancial dijo...

Hola a todos,

Supersalvajuan,
Bendito tú que puedes escapar...corre, corre...

Patri-cia,
Pues yo tampoco la verdad no se que es peor.

eduardoritos,
Es posible que lo mejor sea el espectáculo en directo.


Ignacio J. Rivas,
No tengo ni idea de por qué hay que enmoquetar la Gr...ay, espera que creo que sí: la cosa se trata de no hacer nada con ningún tipo de significado para que así no le moleste a nadie.

Álex,
Es cierto, siempre he tenido envidia del color anaranjado-aceituno que se gastan los políticos valencianos...de eso y de su clase, su elegancia y su buen hacer democrático.

álex martí dijo...

Y de sus peazo trajes, espero.