jueves, 30 de julio de 2009

El legado de P.T. Barnum


Hace muchos eones, pasando por Ceuta, convencí a mi padre de que me pagara una entrada a una barraca de la feria. La publicidad decía que dentro me encontraría con la mujera barbuda, con el hombre más pequeño del mundo pero, sobre todo, con un fiero "Canibal del Congo" que había sido recientemente capturado durante un safari. A cambio de la entrada vi a una mujer con una barba postiza, a un enano sentado en un decorado agrandado leyendo un libro y fumando una pipa y...a un señor negro de aspecto aburrido vestido con un taparrabos y atado por el cuello con una cadena sentado dentro de una jaula que a nuestro paso levantó sus manos en forma de garras y nos lanzó una dentellada igualmente desabrida que me dejó con la sensación de que me habían estafado por primera vez en mi vida. Al final de ese verano dicho espectáculo vino al lugar donde vivo y un vecino aseguró haber visto al Canibal del Congo sentado fuera de la barraca comiéndose un bocata y leyendo tranquilamente el Marca sentado en un taburete. Me lo creo.

Dichos espectáculos se los debemos al empresario americano P.T. Barnum que fue el primero en especializarse en mostrar seres humanos con minusvalías físicas y mentales a los que se conocía genéricamente como "freaks". Con la excusa de hacer un show científico Barnum expuso a enanos, hombres elefantes, mujeres barbudas, siameses y un largo etcétera de seres humanos que eran presentados como fenómenos extraordinarios capturados en expediciones cientíticas o simplemente de gira artística por Estados Unidos, la mayoría eran en realidad contratados por una despiadada red de "ojeadores" a sueldo del magnate por todo el país, y que contaban imposibles historias sobre la naturaleza de sus pecualiaridades físicas frente a una asombrada y morbosa audiencia.
Con una genuína mezcla de horror, falsedades, miserias y patriotismo desmesurado (que ya Barnum explotó en su primer negocio, un periódico sensacionalista llamado "The Herald of Freedom"), el empresario americano asombró al mundo y reunió un espectáculo ambulante que se complementaba con el Museo ambulante Barnum donde se exponían 500 piezas tan dispares como la calavera de John Wilkes Booth, asesino de Lincoln, el esqueleto de una sirena, una máquina comprada a Nikola Tesla que lanzaba rayos pero que se aseguraba que era capaz de teletransportar a la gente y un largo etcétera de absurdos que el respetable tragaba sin rechistar.
Esta última semana viendo la programación de Telecinco me he dado cuenta de que Vasile debería de homenajear a P.T. Barnum poniéndole una placa en la puerta de uno de los estudios de la cadena para dejar constancia de que es el alumno más aventajado del empresario norteamericano. Sin duda el bochornoso espectáculo que se ofrece en los programas de la cadena no dista mucho de los que tienen como objeto mostrar las minusvalías de un grupo de personas...en este caso la coartada no es la ciencia si no el entretenimiento y, claro está, las taras físicas (tan feas) han sido sustituídas por las taras afectivas o mentales de sus colaboradores estrellas.
Si los ingenuos espectadores del siglo XIX eran incapaces de no sucumbir ante la publicidad engañosa de Barnum y acudían en masa a sus shows a sabiendas de que sentirían rechazo, miedo o repugnancia ante lo que iban a ver pero superados por las ansias de colmar su morbo (un sentimiento mucho más fuerte) la cadena de Fuencarral ha conseguido, sin duda, el mismo efecto en sus espectadores ofreciendo dósis tremendas de ruido, violencia y enfrentamiento que deja un sabor malo en la boca y legañas en los ojos.

Si el Hombre Elefante fue retratado por Lynch como un espíritu humano sensible encerrado en un cuerpo monstruoso y Todd Browning retrató de forma entrañable a los "freaks" de su "Parada de los monstruos" (nada dífícil teniendo en cuenta que Johnny Eck, Medio hombre, era artista profesional, ilusionista, ilustrador y un gran fotógrafo y Angelo Rossitto, Angeleno, era matemático, jugador de ajedrez y tuvo una enorme carrera en Hollywood como actor donde se hizo más famoso interpretando al Maestro que iba en los hombros del gigante Golpeador...) Telecinco no cuenta ni de lejos con ese material humano y prefiere, será porque sabe que no podemos dejar de mirar hacia aquello que nos repugna, mantener a malos bichos en antena, dándole voz a chulos de discoteca, bullys mediáticos,maltratadores en potencia, acusicas, analfabetos crónicos, profesionales del amarillismo demandados, condenados o en proceso de ambas cosas y un largo etcétera de monstruos reales que viven entre nosotros y que, tras su aspecto de horteras lamentables, guardan a un monstruíto de la peor ralea dispuesto a apuñalar a su madre a cambio de unos cuantos pavos.

Nada más añadir que Barnum es el dueño de la frase: "Cada segundo nace un nuevo idiota". No me cabe duda que en estos tiempos hubiera aparcado la idea del circo y se hubiera comprado una cadena de televisión.

Nota del Insustancial: Por cierto, si quieren ustedes ver un Museo de rarezas similar al que mostraba Barnum en sus espectáculos no dejen de visitar el "Museo de Brujería" de Segovia. Canelita fina, lo aseguro. El original, el de Barnum, se encuentra en Newport (Connecticutt).

4 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Cada segundo nacen muchos idiotas, habría que corregir.

Señor Insustancial dijo...

Eso me parece, incluso, una media realmente baja.

Un saludo

jose luis gomez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
jose luis gomez dijo...

Llevas toda la razón del mundo que han sido unos estafadores, y que llevaban a personas enanas o a cuatro negros con apariencia fea y demacrada, y si no los demacraban ellos, para hacer el espectáculo ese irreal, y absolutamente falso. Pero, si en aquellos tiempos este farsante, no hubiera dado trabajo a esos enanos y a ese negro como caníbal, que seguro tenían una familia, pues igual lo había pasado peor. Hoy en día lo vemos como algo inaceptable, porque hoy no se harían esos espectáculos, o si, depende, porque el espectáculo es espectáculo. Quién tenía la culpa de todo eso? los gobiernos de las dictaduras, que eran quienes daban paso a estos cuentos de espectáculos de feria, que hacían olvidar por un momento, la mala situación de los ciudadanos, de dichas dictaduras. Dicho esto, no creo que se acabe ni se haya acabado de ver en las ferias la mujer barbuda o el enano con dos penes, forma parte de la cultura de las ferias, esa invención, o exclusividad de ellos a tener lo inusual, lo nunca visto, y si no es así, que, no lo es, se lo inventarán, pero al menos darán trabajo a esas personas,y que tampoco hacen nada de otro mundo...saludos