martes, 14 de julio de 2009

Cadena de responsabilidades


Un productor muy majo de un programa en el que trabajé se empeñó en entrevistar a un alpinista que tenía cartel de gafe. Había aniquilado a dos expediciones al Everest en años anteriores y, de hecho, esa mala fama le había acarreado una retirada rápida y por la puerta de atrás además de la estampida de sus patrocinadores. Lo cierto es que el día que estuvo en el plató, nada más entrar, se apagaron dos monitores y se fundió la lámpara de una cámara. El tipo, muy gracioso me dijo: "Dicen que soy gafe ¿Lo sabías, no?". Y presto se fue a maquillaje donde la profesional le estaba esperando con unos ajos guardados estratégicamente y las brochas en forma de cruz.

Desde la mañana se mascaba la tragedia porque la producción se había empeñado, sin mirar las fechas del calendario, que la entrevista estaba puesta el mismo día que la Final de la Champions que jugaron el Real Madrid y el Valencia en París y el equipo técnico se pasó todo el día mirando el reloj y echando cálculos de cuál sería la mejor manera de terminar aquello en quince o veinte minutos. Así hubiera sido en condiciones normales pero: A) Se acababa de producir una avería técnica que el sistema stajanovista del estudio podía alargar, al menos, una hora. B) El realizador se estrenaba ese día y parecía torpe, tan torpe como un simpático macaco recién salido de la selva al que un chiflado pone a manejar los mandos de una grúa industrial, de hecho parecía que jamás había visto una sala de realización que está llena de botoncitos, de monitores, de palanquitas y, esa, específicamente, de gente bastante cabreada. Días después se descubrió que el pretendido realizador había falsificado un poco su curriculum y su experiencia laboral allende los mares de tal modo que el CV de Coppola no hubiera resistido la comparación.


La visita del alpinista se alargó hasta más allá del segundo tiempo y el equipo, a duras penas, pudo ver un poco de la segunda parte del partido y uno sólo de los goles que el Real Madrid marcó aquél día. Ni que decir tiene que las consecuencias se pagaron, exactamente, con siete días de caras largas y una pequeña huelga de celo. Como una puta plaga.


Pasados los días escuché a un corrito de gente bastante inoperante comentar que "el gafe" había jodido una jornada completa echándole la culpa de toda la cadena de pequeñas desgracias e inconveniencias que ocurrieron ese día llegando a la conclusión de que el ex alpinista olía a azufre y tristeza, que había escacharrado el taxi de vuelta a su casa (cosa incomprobable) y otras muchas cosejas más como que, sorpresivamente, a una de las miembras del equipo se le hubiera caído una encimera de la cocina en los días posteriores. De hecho se cogió tanto canguelo que, para cerrar la maldición, aquella entrevista no se emitió jamás. Lo que, para mayor desgracia, dejó los esfuerzos de todo el mundo en simplemente nada: un cabreo con el que había que bregar.


La presencia de aquel hombre ya era leyenda y causa de todos los males pese a que: A) la cita se había concretado en un día inconveniente por un grupo de incompetentes incapaces de mirar un calendario y darse cuenta de que un trabajo a deshoras (la jornada terminaba a las 21:00 horas) en ciertas fechas arrastra consigo unas consecuencia muy cabronas. B) El realizador no era realizador pero había sido contratado para semejante empresa. C) Los monitores se habían desconectado por un problema con un cuadro de luces que ya estaba muy machacado y las lámparas de cámara se funde periódicamente por no haberse descubierto todavía el material que permanezca inalterable durante toda la eternidad. Y lo que es más importante y que dejo para el final y marco como punto D) ¡Los gafes no existen!


Que digan que hay por ahí un cantante que atrae hacia los grupos a los que ha producido un sinfín de desgracias como la pérdida del patrimonio, la chaveta o, incluso, un brazo en un accidente de tráfico o que los brujos del África Occidental confeccionen trocitos de lienzo que cobran a precios de escándalo para desatar sobre la persona que los recibe una cantidad ingente de desgracias (como la pérdida "in situ" del pene) no es un ejemplo demasiado claro sobre esta cuestión.


Tampoco me imagino que el ex alpinista fuera en realidad un gafe pero sí era bastante idiota pues declaraba sin empacho haber visto al Yeti paseando por el Tibet sin ningún empacho lo que, a mi entender, es uno de esos comentarios que inhabilita automáticamente a alguien para un puesto de responsabilidad y, mucho más, cuando se trata de poner a un grupo de gente en la cima más alta del mundo. Difícilmente subiría a un tiovivo manejado por alguien así...al K2 ni harto de peyote y LSD.


El sistema de creencias es una excusa estupenda para esconder las desgracias del día a día: si hay un terremoto, por ejemplo, en Italia siempre se podrá acudir antes a la imprevisibilidad de los designios divinos ¡Tan caprichosos! para justificar un numero de muertes digno de un país del tercer mundo que a la mala construcción de unos edificios construídos por unas empresas que los cobraron como si fueran a "prueba de movimientos sísmicos". ¿Ves? Sabiendo que es Dios el que monta las zapatiestas es mucho más fácil librarse de un juicio por negligencia..
Pero los sistemas de creencias no son solo religiosos. Ahora, lo último, es pedirnos fe en el sistema capitalista. Toma ya. Ya no vale sólo con creer en seres omnipresentes y omnipotentes si no que se nos exige que creamos en que este sistema es lo más parecido a la perfección que vamos a encontrar y que no hay nada mejor. Bien lo sabemos en Madrid donde se nos piden contínuos ejercicios de fe en un sistema neoliberal que, aparentemente, mejora mucho nuestra vida, acelera los procesos burocráticos, implementa el servicio sanitario y educativo...tu ves todos los días que el número de médicos y personal se reduce, que los sitios parecen menos limpios, más embotados de pacientes, que las urgencias se colapsan pero, no, si tienes fe el sistema es mucho mejor ahora que hace unos años cuando era completamente público.

Un día van y se te mueren unos pacientes de la misma familia y, bueno, te quedas sin excusas aparentemente y mirando al cielo ya hay más de uno que quiere echarle la culpa de todo este dislate al mismo Dios porque tanta mala suerte es imposible. Por desgracia no es así, sólo hay que seguir un poco el curso de los acontecimientos y darse cuenta de que no hay que convocar a un medium para saber qué cojones está pasando con todo esto...

3 comentarios:

manu dijo...

Siempre resulta tranquilizador encontrar y culpar a alguien por todos nuestros males.

Ayer decían que Madrid y Valencia eran las CC.AA. que menos dinero gastan en sanidad. Claro, solo construyen hospitales privados o concertados.

Y yo que creía que solo Montilla era el que malgastaba dinero público...

delirium dijo...

Hay errores individuales difíciles de asimilar pero no creo que eso sea motivo para cargar contra toda la sanidad.

El mismísmo Dios, si es que pasa por aquí, seguro que tiene la culpa de todo al final, por pasar tan poco.

Retomando tu blog Mr Insustancial, había olvidado lo bien que te llevas con las palabras.

Señor Insustancial dijo...

Hola a tutti,

Manu,
Pues eso va a ser, pero bueno, lo triste es que todo quedará en nada...

Delirium,
Es cierto que este es un error particular pero, en realidad, es un reflejo del mal estado en el que se encuentra nuestra sanidad pública. O a mi me lo parece...no se puede permitir que una chica nueva esté sola atendiendo a toda una planta de neonatos y cosas así...
gracias por tus palabras de ánimo.