miércoles, 8 de julio de 2009

El Monstruo de Jackson


¿Dónde han enterrado a Michael Jackson en un ataud o en un escalfador de huevos gigante? Es una de las muchas preguntas que me asaltaron viendo los resúmenes de imágenes de el entierro del Rey del Pop. Otra ha sido como es que nadie ha conseguido decir ni media palabra sobre las evidentes coincidencias existentes entre la vida y la muerte del magnate Howard Hughes (cuya vida fue llevada, a medias, al cine por Martin Scorsese en "El aviador") y la de Jacko.


Howard Hughes fue una estrella a comienzos del siglo XX. Un hombre que destacaba en el mundo de los negocios (ya fuera la aeronaútica, ya fuera la extracción petrolífera) y que también hizo carrera en el cine donde ejerció como productor y, sobre todo, como ligón. Una pena que Hughes, bastante mal de la cabeza, fuera poco a poco convirtiéndose en una especie de sombra de lo que fue debido a sus muchos traumas infantiles y acabara sus días encerrado en un hotel de Las Vegas del que se negaba a salir y rodeado por un ejército de fieles mormones que lo mantenían drogado, chiflado y desinformado del mundo exterior. ¿Les suena? Pues nadie ha dicho ni media palabra del asunto.Bueno, no importa, la televisión española nos demuestra que se pueden abaratar muchísimos costes repitiendo topicazos que pueden encontrarse en cualquier web de internet.


Más allá de eso, será porque con la muerte nos ponemos todos de un exquisito tremendo, nadie ha hecho ni un solo paralelismo entre la vida (real) de Michael Jackson y la vida (ficticia) del monstruo de Frankenstein.


El mito creado por Mary Shelley palidece, aunque sólo sea por novelesco, con la alargada figura de Michael Jackson un monstruo creado no por el torturado y romántico Victor Frankenstein si no por un paleto que trabajaba en una siderurgia de Gary (Indiana) que se llama Joseph Jackson y que era no su padre de laboratorio si no su padre biológico.


De hecho los rudimentarios métodos pedagógicos de Jackson (palizas con el cable de un frigorífico, maratonianas sesiones de armonía y baile, comentarios despectivos, conducta inmoral) hicieron en el cuerpo de Jacko el mismo efecto que la electricidad de un rayo sobre el cuerpo del monstruo recosido y restañado por Frankenstein en el lóbrego laboratorio: dar a luz a una criatura que maravillara a la humanidad y que traspasara todas las normas de la naturaleza.


Enhorabuena Joseph Jackson porque gracias a tí hemos disfrutado de una de las estrellas más inquietantes, absurdas y posiblemente geniales (el genio de Michael se ha ido apagando con los años) de todos los tiempos. Deformado por sus propios miedos -al igual que Hughes- Jacko se ha arrastrado por todo el planeta creando una sensación de vértigo, miedo y en algunos casos repugnancia que, sin embargo, te impedía seguir mirando. Recuerdo que en una revista en la que trabajé publicamos unas fotos en las que se le veía acompañado por uno de sus chiquillos comprando fruslerías en una especie de mercadillo de Cannes (Francia). Nada extraño si no fuera porque Michael Jackson vestía unos ceñidos pantalones vaqueros de Banana Republic, unos zapatos de tacón cerrados, un sueter de color verde y una pamela...todo ropa de mujer.


¿No ha sido todo tan extraño, tan confuso, tan difícil, tan incomprensible como para que una carrera musical como la de Michael quede completamente diluída en ese océano de rarezas? Hace mucho tiempo que, como el literario Frankenstein, Jacko estaba completamente solo. No se si las lágrimas que vimos ayer eran más por el amigo perdido o por la mala conciencia de haberle permitido hacer lo que le diera la gana al principio porque era un tipo poderoso con el que nadie quería enemistarse y, posiblemente en la actualidad, porque ya era simplemente un chiflado molesto.


Ayer le dieron el responso al Monstruo de Joseph Jackson, una ceremonia que tenía más de borrón de los peores años que de homenaje en sí...ya es triste que en su entierro se escucharan canciones tan reguleras como "We are the world" o "Health the world" (una versión noventera de la primera) y se olvidaran las grandes aportaciones de The Jackson 5 y del propio Jacko. En realidad daba igual porque ese tipo que bailaba como los ángeles y que cantaba que tiraba de espaldas ya había sido sustituído hace tiempo por la siniestra figura de un monstruo que comenzaba a adoptar la postura de Nosferatu y tenía la voz de Casper. Alguien que no hubiera reconocido ni el mismísimo Bubbles.

2 comentarios:

luis dijo...

Buenos los paralelismos entre Jacko, Hughes y el monstruo de Frankenstein. Efectivamente a este tipo se le había empezado a ir la pinza desde hacía mucho tiempo, supongo que desde su misma niñez. Un saludo.

manu dijo...

Como no puedo decir nada bueno de Jackson (yo no era fan suyo) aunque se haya muerto, creo que más vale que me calle.