En estos primeros días del año son en los que suelen fracasar todos los planes dos semanas antes para llevar a cabo en el siguiente curso. La culpa es de la Fiesta de Nochevieja, la de después de las uvas, que nos coloca de nuevo en nuestro lugar: Lo de no beber o beber menos se lo lleva por delante la barra libre, lo de no hacer el tontaina se lo lleva por delante la conga que iniciamos en plena calle, lo de aprender idiomas se torna una misión imposible y estúpida tras haber intentado sin éxito comunicarle al gorila de la puerta de diversos locales que teníamos que entrar porque nos estaban esperando dentro y, finalmente, lo único que vamos a cumplir es eso de comer más fruta, exactamente doce uvas que, año sí, año también amenazan con llevarnos con el creador después de varios intentos frustrados de nuestros familiares por hacernos la maniobra Heimlich esa.
Yo este año lo he pasado en el infierno. Quiero decir que todo estaba bien hasta que alguien arrancó una bandera de España de la recepción del hotel y la introdujo en el salón de baile llevándola como si se tratara de un tuno o un hincha de la selección (¿Este año la llamamos la Roja o la seguiremos llamando la Furia como lo hemos hecho de toda la vida de Thor?) provocando un efecto dominó que llevó a muchos de los fiesteros a irrumpir en "Vivaspañas" desaforados y dolorosos, Tarareos del himno nacional (Lelo-lelo-lolelolelolelo...) y finalmente acabar en una vorágine de brazos levantados y chuscas interpretaciones del "Cara al sol" a sotto voce.
La muchachada, más o menos insultada, no tanto por la presencia de la bandera nacional como por la demostración de que con un par de anisetes en el cuerpo cualquier idiota se convierte en nuestro país en un soldado dispuesto a defender Perejil hasta la última gota de sangre tuvo que salir de allí escopetada con la copita a medio tomar por diversas razones que van desde "Hostias, a lo mejor nos dan dos leches al ver nuestra falta de ardor patrio" a la de "me largo no vaya a ser que se crean que hemos venido con ellos".
¿Lo ven? Un par de malas elecciones al combinar dos bebidas espirituosas y todo nuestro disfraz de rancios demócratas y defensores y garantes de las libertades se va al garete porque, no se confundan, la ciudad es pequeña y todos sabemos que muchos bracitos levantados son los mismos que, en las fiestas de guardar, son los que depositan un voto pepero en la urna. Parafraseando a nuestra Reina Sofía, a la que Alá guarde muchos años, "que los llamen lo que sea pero si levantan el brazo y cantan el himno de la Falange, que no los llamen demócratas".
Y es que, aunque pasemos de año, los malos hábitos no suelen quedarse atrás y seguimos repitiendo los mismos errores. Incluso aumentando un día nuestra estupidez si el año es bisiesto.
Por lo demás espero mucho de este año: espero dejarme una barba como la del cantante de Eels y aprender a tocar la guitarra, sacarme el carnet de moto/coche/camión y, claro está, llevar una vida más sana. Ustedes sigan bien, disfruten, pasen la postresaca con paciencia tibetana y sean buenos hasta el día cinco por la noche porque el seis los Reyes Magos les sorprenderán trayéndoles el último libro de Pérez Reverte si son niños y el último de la Etxeberría si son niñas...y entonces será cuando pueden tener una justificación para ser malos, más que malos.
3 comentarios:
¿No hay otros autores? Me niego a leer al Reverte
Pues pa'tocarte las narices te deseo en este 2010 (joé, suena a cf) salud, dinero y amor.
A ver quién mejora este órdago.
yo no voy a hacer propositos, así igual hago algo...
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