lunes, 10 de enero de 2011

"No controles" y las cosas que nos gustaría hacer.


Hace muchos años Nacho Vigalondo decía que había muchos cortos "de hablar". Los "cortos de hablar" eran todos ellos en los que, de un modo más evidente, la narración avanzaba con el diálogo de los personajes. Una especie de comedia dicharachera, por decirlo de algún modo, que normalmente trataba de relaciones de pareja o, más bien, incidía con bastante masoquismo en una pregunta clara:¿Soy torpe y por eso estoy solo o estoy solo porque soy un torpe?

No diré, de todos aquellos años, cuáles eran los afamados guionistas que se dedicaban a este tipo de comedias ,más o menos quejumbrosas sobre la condición humana y más allá de eso la condición femenina (en tanto en cuanto todos éramos hombres), pero si que si te juntabas con uno de ellos afloraban en la conversación los mismos gustos, las mismas influencias, la misma sensación de no gustar a las chicas y, finalmente, una serie de anécdotas de fracasos sentimentales comunes que por ser tan coincidentes a veces te procuraban escalofríos.

Lo que más me ha gustado de "No controles" es, sobre todo, que me da la sensación de que sigue esa línea de pensamientos atormentados sobre el amor o, más allá de eso, la incapacidad para retener a nuestro lado al objeto de nuestros desvelos con una mezcla de torpeza sentimental, falta de atractivo y falta de seguridad en uno mismo que son las que no te convierten, ni de lejos, en eso que se llama Macho o Hembra Alfa. También en una cosa mucho más interesante: el miedo a la soledad. A encontrarte con que, de pronto, te has quedado como el solterón o la solterona a la que, indefectiblemente, van a acabar por apalancar en el primer cotolengo para ancianos un grupo de sobrinos malditos que solo quieren tu exigua herencia.

La peli de Cobeaga está, por discurso, más cerca de las películas de John Hughes que, generacionalmente, hemos tenido que mamar los que estamos ya más cerca de los cuarenta que de los treinta y, por tanto, le ha salido más amarga pero con ese punto un poco orgullosito del feo de la clase: es posible que ellos y ellas sean más guapos pero yo, de largo, soy mucho más interesante y puedo reírme de mí mismo.

Es ahí donde me falla un poco la peli de Cobeaga: Unax Ugalde es demasiado guapo. Nadie en su sano juicio, o con dos ojos en la frente (que hablen aquí señoras y gays) pensaría que Ugalde ha tenido problemas (en toda su vida) para lo que se conoce vulgarmente como "triunfar". Quizás,en esa dirección, te hubieras creído más a un Alejandro Tejería -un actorazo, no se como nadie se ha dado cuenta- o a incluso un Gorka Otxoa que en "Pagafantas" si parecía uno de los nuestros.

Por lo demás Alexandra Jiménez borda su papel y clava el trabajo menos agradecido de la cinta que es eso de ser la chica normal y, claro está,Julián López carga con el peso del chifladismo y, seguramente lo que es más importante, hacer una especie de división generacional dentro de nuestra propia generación: los que se parten el raca con Forocoches y creen que los cómicos, los buenos, hacen chistes y llevan tonos "cachondos" en el móvil y los que se han tragado eso de que hay otras formas de ver las cosas.

Por otro lado, lo que tiene de escalofriante el papel de Julián López (ese chungo Juancarlitros) es que expone, más o menos, a ese amiguito pesado que todo el mundo ha tenido que aguantar alguna vez, esa amistad vergonzante que solía venir por vía parental (el hijo de los mejores amigos de los papás, el hijo tonto del vecino) que no se si es algo que sigue existiendo en las relaciones actuales del personal. Es más, habla de ese momento de tu vida en el que no calculas muy bien la importancia de tu entrada en la vida de los demás y no sabes calcular tampoco el papel exacto que cumplimos en la vida de los otros.

Secun de la Rosa está también  muy bien (aunque Secun parece que seguro que cumpliría en papeles más dramáticos) y Miguel Ángel Muñoz se sale un poco de la estela de sus trabajos televisivos para bordar un papel de tonteras guaperas que, irremediablemente, me ha recordado a Peter Gallagher en "Mr Deeds" (Steve Brill, 2002) y levemente, pero con menos mala leche y más torpeza, a Matt Dillon en "Algo pasa con Mary" (Bob&Peter Farrelly, 1998).

En lo que es el conjunto armamentístico (o sea, el guión) "No controles" funciona de principio a fin aunque, curiosamente, me sorprende -y es pura apreciación- que se le haya metido la tijera para acomodarla a una duración más corta. Plagada de buenos gags y de buenos diálogos "No controles" sufre todas las coletillas propias de la comedia en nuestro país: es acusada de leve, tonta y sin mucho fundamento. Por suerte, y aunque somos pocos, creo que reir no es un ejercicio de estupidez ý hacer reir es un complicado trabajo que habría que agradecer mucho más de lo que se hace normalmente.

En definitiva "No controles" es una de esas películas que todos los que han dirigido alguna vez uno de esos cortos de "hablar", de esos de mostrar las carencias afectivas o las carencias propias para alcanzar el objetivo romántico (ya saben, ese ideal de "felices para siempre") han querido escribir alguna vez y, lo que es más importante, desde una perspectiva netamente generacional. Entiendo que, por su sensibilidad, esta película sea perfecta para ese montón  de treintañeros que somos los de la generación del "boom" de los 70 y un poco amarga para las hordas posteriores embebidas por la forma de entender las relaciones que tienen "Crepúsculo" o "3MSC" donde el amor siempre triunfa, donde los sentimientos siempre afloran y que no dejan duda desde el minuto 1 que todo va a terminar francamente bien y la platea quedará perfectamente contenta y agradecida por ver historias tan bonitas de gente tan irresistiblemente guapa...los que no hemos sido bombardeados por ese ideal tan publicitario y tan agradecido sabemos que, aunque se consiga, el proceso escuece un poco y merece mucho la pena contarlo.

3 comentarios:

Sistebbins dijo...

Todavía no la he visto, pero me daba la misma sensación con de Unax Ugalde,que no hace falta ser chica o gay para ver que esta buenísimo!!

+100 a lo de que reir no es un ejercicio de estupidez y que habría que agradecer mas a los que nos hacen reir!!

Un saludo.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo. Hacer reír no es tontería. esta película lo es.

Señor Insustancial dijo...

Hola a ambos,

Sistebbins,
pues muchas gracias por el +100...sí,es posible que,objetivamente, Unax Ugalde sea guapo como para no tener que ser gay o mujer para apreciarlo.

Anónimo,
¿La película te ha parecido una tontería porque te ha hecho reir?

Un saludo y gracias.