martes, 24 de mayo de 2011

Debacle y Restauración




La victoria del PP en Extremadura bien puede tomarse como el claro ejemplo de por qué el PSOE ha fracasado de manera tan ruidosa en los comicios celebrados ayer mismo. Un histórico militante de la formación de Ferraz, hace ya como un par de años, me advertía en una charla amistosa sobre las posibilidades reales de José Antonio Monago de arrebatar la presidencia de este feudo histórico de la socialdemocracia a Guillermo Fernández Vara. 

No tenía nada claro como el sucesor de Ibarra, que había arrasado en su primera participación en unas elecciones sacándole una histórica ventaja de 25 puntos a su adversario Carlos Floriano (un político que pasó de ese fracaso a ocupar un puesto en el gabinete de comunicación de guerrilla estratégica comandado por Pons demostrando que la política española es la única en la que un fracaso puede convertirse en un ascenso dentro del propio partido), iba a desmenuzar esa cantidad enorme de votos en tan solo dos años a lo que me contestó más o menos así: "Monago es un populista que hará una campaña a pie de calle, visitará cada pueblo pequeño, cada rincón desbordando campechanía y buenas maneras. Lo hará ganándose a la gente y rompiendo con la típica imagen de señorito de cortijo alejado de la realidad que ha mantenido el PP en esta comunidad autónoma. Va a sacar al PP a la calle y le va a dar cercanía. Va a jugar al mismo juego que Fernández Vara y que el PSOE han explotado en todos estos años, va a sacar réditos de la misma estrategia, aunque sea un derechista convencido va a bajarse del caballo y va a salir de la finca. Va a plantar cara de verdad". 

Pese a que el análisis me pareció, en ese momento, de lo más catastrofista (hasta hace unas pocas horas parecía imposible un vuelco así en Extremadura) lo cierto es que dio en el clavo. Monago ha jugado esas cartas y le ha salido bien frente a un candidato que, con todas las de ganar, ha pensado desde que se aposentara en Mérida para dirigir los designios del gobierno extremeño que lo mejor era mantener una imagen pública de hombre de izquierdas pero menos al estilo de José Bono o José María Barreda. 

Que un dirigente socialista se exprese públicamente con tibieza sobre asuntos morales o, incluso, se alinee con algunas de las tesis del PP no deja de ser un detalle nimio y sin importancia en un escenario de bonanza económica. Cuando el mar está tranquilo y estás en cubierta disfrutando de un solecito de escándalo a nadie le importa quién maneja el barco, bien puedes tener el timón a recaudo del más tonto de los marineros que, sin duda, pensarás que la calma chicha lo acabará aburriendo y que la embarcación no se moverá peligrosamente más que unos pocos grados a estribor o a babor...se puede jugar a la tibieza cuando las cosas están tibias pero, sin duda, es absurdo intentar mantener esa imagen de socialdemócrata de perfil amabilísimo que se confunde con el de un conservador de perfil amabilísimo cuando arrecia la tormenta económica. En ese caso, a tu electorado, no le estás dando razones para que te mantenga al timón si no, más bien, le estás dando la coartada para que monten un motín a bordo y elijan a otro capitán aunque solo sea por una sencilla razón: ya que los dos son iguales veamos qué cosas puede aportar el nuevo, probemos a ver que tal capitán es y si es capaz de poner en práctica todo aquello que dice. 

Hay, sin duda, una cierta intención del PSOE de cazar a un unicornio, a un ser mítico, llamado "descontentos de la derecha". Ni siquiera la irrupción de esa marca blanca y personalista llamada UPyD que parece la depositaria de esos votos les ha hecho desistir de la posibilidad de aumentar su margen electoral no entre los ciudadanos que se consideran, en mayor o menor grado de izquierdas, si no entre una nebulosa de indecisos votantes que, teóricamente, cada cuatro años se levantan para ir a votar sin saber a quien van a votar. En cierto modo la socialdemocracia más tibia ha sido fuerte dentro del aparato del partido y ha ido insuflando estas tesis baratas sobre la necesidad de no plantarle cara a las reivindicaciones de la Iglesia católica o de abrir la mano un poquito más todavía a banqueros y grandes empresarios. 

En cierto modo el PSOE parece haber llegado a la conclusión de que contaba con una serie de votantes fieles que, en un momento, se sentirían amenazados por la irrupción del PP y correrían a echar su voto a la urna como salvavidas ante una nueva derechización de España mientras han alimentado la derechización dentro de sus filas sin entender que, a lo mejor, debería de haber movilizado con más brío, decisión y gestos de izquierdas al electorado de la misma ideología. 

Repito: ante candidatos que ofrecen lo mismo y en una situación de crisis tan grave lo normal es que el elector se decida por una cara nueva cansado ya de que, los que parece que no van a arreglar nada, puedan incluso empeorar aún más la situación. 

Sin duda esta última legislatura del PSOE no ha sido fácil. La economía ha entrado en estado de catástrofe, se enfrenta a un panorama mediático sonrojante donde casi todos los medios se le han puesto en contra y no ha sabido comunicar bien ninguno de los éxitos que consiguió en estos ocho años. Ni siquiera los más básicos. El PSOE se ha mostrado como un partido francamente débil en aspectos importantes y no ha jugado ni una carta de forma inteligente desde hace ya demasiado tiempo ni siquiera dentro del propio partido. Actualmente, y mucho más con esta derrota, ha aparecido como una formación en crisis incapaz de gestionar con verdadera sangre fría la aparición del movimiento 15M y la acampada de Sol y de distanciarse del peligroso discurso de "disolución de las manifestaciones" que ha mantenido claramente el PP.

Si algo nos han mostrado estos días de ruido es que, por alguna razón que a nadie puede escapársele, lo cierto es que estamos enfrentados a una clase política que es incapaz de entender que la realidad afecta al discurrir de la política, que trabaja para nosotros y que siempre reacciona mal y con gesto de estupefacción, indolencia o absurdo ante la más mínima protesta de la ciudadanía y, aún peor, cuando esta toma ya un carácter informativo importante.

Para el PSOE no hay excusas puesto que ha fracasado en la única tarea a la que se encomienda en todas las elecciones a las que se ha presentado desde que abandonara el barco Felipe González: remover al electorado. No es que el electorado de izquierdas (socialdemócratas) se vaya al campo, es que simplemente prefiere no votar cuando se trata de seguirle a un juego a un gobierno que parece no estar al tanto de la situación y que ha perdido el fuelle del ideario neoprogresista que se había marcado en la agenda.

Para el PP, mientras tanto, la fórmula de la campaña de la negatividad le ha venido al pelo no ya por la situación del país, si no por el apoyo incondicional de los medios cercanos a Génova que se han movido, como siempre, rápido y saliendo a cada ataque para evitar el desgaste del propio partido lanzando, en plan ciclista, a toda la plana mayor de gregarios y aguadores que tiene en cartera y que ya se olisquean que, casi con toda seguridad, pueden acomodarse en un puestecillo de ser Mariano Rajoy el próximo presidente del Gobierno. Desde los tiempos de Aznar el PP se ha bebido, literalmente, todos los manuales de los grandes organizadores de campaña norteamericanos y ejerce con alegría ( y peligrosa inconsciencia en muchos sentidos) de pirómano encenciendo fuegos donde no los hay y azuzando los que ya están encendidos. La premisa es clara: desmovilizar al electorado y no hay nada que desmoralice y desmovilice más al personal que ese claro mensaje de que, en realidad, ir a votar o no da igual porque todos los partidos políticos son completamente iguales. Si el partido republicano norteamericano sabe que su electorado es fiel y que acude a votar contra viento y marea al PP no le ha faltado tiempo para entender esta misma raiz del voto conservador. Por lo tanto, solo tiene la labor de procurar que el menor número de votantes de izquierdas (socialdemócratas o en la estela de IU) se acerquen a las urnas el día de las elecciones. Si quieren ustedes empaparse bien de este tipo de teorías les recomiendo fervientemente que lean "¡Arriba Simba! Siete días en la campaña de un anticandidato" incluído en "Hablemos de langostas" (Mondadori) de Robert Foster Wallace en el que el fallecido escritor americano cuenta su experiencia en la campaña por la candidatura de McCain en el año 2000 y como intentó, de forma fallida, jugar al mismo juego que su adversario George W. Bush.

Fuera de otra valoración, y como ya contaba por ahí arriba, la irrupción de partidos que no van de partidos (Ciudadanos, UPyD) ha beneficiado al PP en tanto en cuanto movilizan a sectores de votantes que, o son indecisos, o son una especie de votantes que ansían una especie de partido al estilo del UCD de Suarez, una formación teóricamente apolítica y equidistante de izquierda y derecha, una especie de "voto útil" para mantener una pretendida "paz social". Pese a los rosas, los actores, la palabrería y los claros toreos ideológicos al progresismo y al conservadurismo, pese a esa apariencia de partido nuevo y recién amueblado reside en estas formaciones, posiblemente, lo peorcito de eso que se llama "Espíritu de la Transición"; aunque solo sea por esa incapacidad de asumir que en política no existe ni lo "apolítico", ni lo "centrado", ni mucho menos la falta de ideología. Aunque solo sea porque la ideología es una suma de ideas sobre la conformación del Estado o del orden de las cosas. ¿Se imaginan que alguien llega a presidente/a del gobierno/a y no sabe si declarar el estado socialista o el estado del neoliberalismo? ¿Y si decide una cosa un año y, al año siguiente, decide otra?

Si el bipartidismo creciente en estos últimos años ha sido algo así como un cáncer (el bipartidismo solo es posible en otras formas de gobierno, en otras democracias, donde la disciplina de partido no es tan ferrea como en nuestro país...aunque haberla, la hay, no se crean que la gente es gilipollas, échenle un vistazo a "El lado Oeste de la Casa Blanca" o a la serie "Castillo de naipes" y sabrán de lo que hablo) la irrupción de una tercera fuerza como UPyD o con esas mismas señas de identidad pretendidamente "apolíticas" es ya, de hecho, lo que se podría entender como la aparición de una nueva "marca blanca" política...y nada más. Un accesorio que vendrá bien hasta que uno de los partidos mayoritarios absorba a esos votantes de nuevo ya sea por pura frustración o por una de esas alianzas políticas españolas en las que el partido grande se declara "Casa común de la izquierda" (para absorber al ala más conservadora del PCE) o en "Gran Partido conservador nacional (para absorber con la misma alegría a democristianos o a la extrema derecha).

En este orden de cosas las aspiraciones de IU de convertirse en la tercera fuerza política nacional han sido sustituidas por la recaptura del voto perdido (que en las anteriores elecciones cayó en el saco del PSOE) y el afianzamiento en la nimiedad y en la triste sospecha de que, en nuestro país, ante la duda no se vota más a la izquierda ni aunque estemos viendo entrar al ejército rojo (reconstituido) por la Puerta de Alcalá. Si en el periodo de la Transición la derecha se encargó, con mucho mimo, de desactivar al PCE de la manera más burda beneficiando a las formaciones nacionalistas burguesas (PNV y CiU) con una ley electoral que venía de Bélgica (la famosa Ley D´Hont) pese a saber que, a lo mejor, le crecían los enanos con el nacionalismo menos amable (Herri Batasuna)...ya pueden ustedes imaginarse el miedo que estos señores le tenían a Santiago Carrillo...fue el PSOE el encargado de imprimir a fuego un argumento que, peligrosamente, se le ha vuelto en contra de cuando en cuando: "La izquierda está trasnochada porque no entiende las razones de Estado, no entienden que hay que estar en la OTAN, no entienden la economía de mercado, no entiende quienes son nuestros aliados naturales y, claro está, no entiende que hay que estar en Europa". Desde aquel famoso Congreso de Suresnes en el que González tomó el poder de la organización y viró del marxismo a la socialdemocracia para convertirse, olisqueando el viento de cambio, en una fuerza real de gobernabilidad lo cierto es que se ha dedicado primero a darle zarpazos a los viejos dirigentes del PCE (que se habían desangrado literalmente durante el Franquismo) y, más tarde, a intentar atraer a todos los Secretarios Generales de dicho partido o de la coalición postrera (IU) hacia sus aguas con la promesa de convertirlos en la voz de la izquierda dentro de la propia izquierda regalándoles ese puesto tan raro de Pepito Grillo. Ni que decir tiene que, por la extraña conformación ideológica del PCE, no ha sido difícil para nadie (ni siquiera para el PP en tiempos de Julio Anguita) hallar la forma de hacer volar, desde dentro, a la dirección del partido.


Como ya saben, y mientras todas esas cosas se sucedían, estallaba en el centro de Madrid un movimiento ciudadano llamado Democracia Real Ya que tuvo el éxito de capitalizar el mosqueo generalizado ante la crisis económica y los problemas que ha creado. El mosqueo general, ni que decir tiene, que al ser general tiene tantas peculiaridades y que lejos de ser homogéneo u ortodoxo es más un grito general que reúne a muchos gritos. En ese saco del descontento están las familias de clase media que jugaron a ser inversores y especuladores en el terreno inmobiliario desconociendo el truco del asunto y que han hinchado el mercado encontrándose con una situación económica de la que han sido partícipes de forma directa, los que están convencidos en gran medida de que esta situación es absurda y que hay que redirigir y reorganizar el estado (sistema de elección, control de los políticos, control del poder judicial, aumentar la capacidad de decisión del ciudadano en los órganos administrativos etc.) y también esa masa colorista y difusa de militantes de una pretendida extrema izquierda que igual te hablan de animalismo militante que te dan cuatro soluciones para que el tofu sepa a estofado de carne. No me cabe duda que, si he de incluirme en uno de esos grupos, opto por los del medio porque, en realidad, son los que llevan consigo el espíritu de esta protesta ciudadana.

Entiendo, dolorosamente, a los que han despertado a las maldades del capitalismo cuando estas maldades se han cebado sobre ellos pero, del mismo modo, entiendo que todos tenemos que aceptar que hemos participado en mayor o menor medida de ese absurdo intento de enriquecimiento ilícito, que muchos han disfrutado de la quimera del neoliberalismo, que mientras que ha habido créditos y dinero se han olvidado cosas básicas como, por ejemplo, entender que la política no va por un lado y la economía por otro y, más allá de eso, que hay que mojarse en cualquier circunstancia y ejercer de modo responsable como individuos (e individuas). Es una parte de esa masas descontenta, esa clase media difusa que se ha trasladado a vivir a las afueras de las grandes ciudades la que ha vivido pastueñamente las lindezas del subidón del ladrillo desconectando poco a poco de la realidad e instalandose en la comodidad del silencio y del "aquí todo el mundo se ha hecho rico". Me pregunto cuáles eran las opiniones de muchos de ellos cuando la gente se movilizó para tener una vivienda digna o cuando algunos intentaron advertirnos de lo que se nos iba a caer encima con tanto fondo de alto riesgo y tanto jugar con el precio de la vivienda familiar.

En cierto modo, somos responsables de no haber sido responsables. Somos responsables de habernos dejado engatusar por contradictorios mensajes como "la vivienda nunca pierde su valor" o "hay que invertir...puedes pedir un crédito" mientras que hemos perdido nuestra capacidad para sacar las uñas en momentos determinantes.

Evidentemente tampoco quisiera participar de un grupo de ciudadanos que, por pura lejanía, prefieren hablar y hablar sobre lo mal que está todo y no hacer nada al respecto. No entiendo como, con la que está cayendo, alguien tiene el santo cuajo de proponer (lo he escuchado) absurdeces como una regulación sobre el consumo de carne o, peor, la necesidad de que la gente no se vacune (¡Polio ven a mí!) entorpeciendo lo que es una llamada a la acción para establecer otro tipo de juego democrático más cercano a las necesidades de un país cuyos habitantes ha decidido que ya está bien de que lo pastoreen o lo traten como a un menor de edad balbuceante. En el fondo de la cuestión, creo que están las razones por las que el bando republicano perdió la contienda civil: unos querían vencer y otros hacer la revolución mientras vencían. Mientras tanto el enemigo puede sentarse a tomar un café en lo alto de una loma y ver como dos facciones teóricamente amigas se despedazan o se pierden en discusiones absurdas.

No quisiera dejar a nadie con la sensación de que el movimiento ciudadano me parece mal, simplemente creo que es ridículo mezclar churras con merinas y que es erroneo lanzar cuatro mil mensajes diferentes para no llegar a ninguna conclusión. Simplemente me molesta que se diluya una protesta más que razonable en medio de un circo de brindis al Sol.    

Por otro lado creo que es erronea esa idea de que "esto no es de nadie". No, ni mucho menos. Protestas como las de Sol (y las de toda España) son de todos porque si no las reclamamos como propias, finalmente, acabarán por apropiárselas otros que nada tienen que ver con el asunto o que querrán arrastrar el ascua a su sardina haciéndose portavoces de lo que comenzarán a llamar "el espíritu real de la democracia real" o cualquier idiotez que se les ocurra. Tendríamos que ser conscientes de que, visto lo visto, un político puede ser un inmoral y seguir detentando cargos públicos y que nuestra única fuerza es echar el voto en la urna para cambiar las cosas.

Me sorprende, por tanto, que el asunto de la corrupción no haya pasado factura al partido ganador bien sea porque el electorado medio de su formación va a votarles aunque presenten a un mono yonqui y borracho, bien porque judicial y mediáticamente han jugado la carta de la maraña y el engaño de forma hábil hasta el punto de que asuntos como el espionaje en Madrid han quedado completamente olvidados o el hecho, inefable, de que la ciudadanía española tiene la conciencia de que el político estafador realmente no los estafa a ellos si no que estafa solamente a aquellos que les quieren sacar algo a cambio de un dinerito. Ante casos como el de Valencia, por decirlo muy claramente, este servidor de ustedes tiene la sensación de que, en realidad, se encuentra no en una democracia irreal si no en una democracia tan inmadura que es incapaz de entender que aquel que maneja el dinero público lo tratará con los mismos pocos miramientos con los que trata un asuntillo de recalificación de terrenos.

Más allá de eso nos encontramos con una ciudadanía que se encuentra muy pez en lo que a la política del Estado se refiere y que no tiene muy clara la misión de este. Desconociendo el caso de otras comunidades autónomas me sorprende que, pese a la política de privatizaciones y al disparado gasto público la distancia del PP con el PSOE no haga más que crecer. ¿Nadie entiende que cuando hay agujeros en los presupuestos se debe a que los que los gestionan lo hacen mal? ¿Nadie ha entendido las consecuencias de que nos hagan pagar por un sistema sanitario que ya sustentamos con nuestros impuestos? ¿Esos tuneles? ¿Esas obras para unas olimpiadas que jamás se van a celebrar?

Hoy más que nunca se hace palpable la necesidad de que entendamos como va el sistema, que nos preocupemos de como van las cosas, de que pidamos explicaciones a los que nos gobiernan porque podemos hacerlo, porque son funcionarios públicos y nada más que eso que tienen que responder ante nosotros pase lo que pase. ¿Como se sentirían si les invitaran a jugarse su propio dinero ante una mesa de Black Jack sin saber como son las reglas básicas del Black Jack? ¿No les parecería estúpido que fuera el croupier el que les contara como va todo mientras se va quedando con sus fichas? ¿No tendría la tentación de que, aunque ustedes fueran ganando, decirles que van perdiendo por aumentar los beneficios del casino?

Podemos hablar de estas elecciones en términos muy claros y asegurar que el PSOE ha sido castigado por la situación económica actual y por su falta de decisión en los momentos claves demostrando una especie de absurda inconsistencia que les ha impedido actuar sobre nada o cediendo terreno ante el poder económicos. Esa ha sido la clave, que no han sabido hacer nada bien, que se han perdido apareciendo como lo que no eran, que no han sabido encontrar su identidad mientras que, en el otro lado, solo han tenido que azuzar todo el asunto para que la cosa le beneficiara. Miren a Mariano Rajoy, no ha tenido ni que decir nada en campaña...nada de nada...daba igual porque el PSOE caminaba tranquilamente hacia el precipicio.

Mientras tanto, unos cuantos arribistas van minando el espíritu de las protestas dividiéndose entre los que querían que #nolesvotes se convirtiera en un trampolín de UPyD y en el gérmen de las protestas para ver si sacan réditos del asunto y mañana les dan un telefonazo vendiendo humo y unas cifras que son completamente absurdas e inconsistentes por razones tan obvias que no vale la pena ni discutir aplaudiéndose así mismos por unas victorias que ni han peleado, ni han conseguido. ¿Ven? Si nadie reclama #nolesvotes al final vienen unos y se lo quedan discurseando sobre absurdeces. ¿De verdad alguien cree que toda esa abstención se debe a ellos? ¿Que le han limado votos al PP? ¿Que han derrotado al PSOE? Es el problema que tienen los que se dedican al marketing y a capar sus páginas tan libres y tan bien informadas...que al pasarse a la política se piensan que todo el mundo es idiota. En realidad, dicho asunto hubiera sido un éxito si se hubiera producido un voto masivo a partidos minoritarios...

Fíjense que bien le ha ido a BILDU que, sin necesidad de tanta alharaca, se ha convertido en una nueva fuerza consistente en Euskadi y Navarra. Esos si que han sabido capitalizar el voto del descontento, si que han sabido moverse para recuperar a sus votantes y unir a ellos un claro voto de castigo. Detrás de todo ello, deben de agradecerle a la campaña del PP contra dicha formación que los haya hecho tan simpáticos ante unos grupos demográficos de votantes que, normalmente, no se levantan a votar. Si de #nolesvotes hubiera salido una fuerza mayor, una opción real que no fuera declarar que la tercera fuerza más votada ha sido el voto en blanco y la primera la abstención, si alguno de esos voceros cancamuseros fuera capaz de andar y comer chicle a la vez posiblemente entendería que lo coherente hubiera sido impulsar el voto, sacar a la gente a la calle y hacer que la gente optara por soluciones y no por un continuismo de color rosa...porque el continuismo da igual de qué color se pinte.

Hablaba la noche de las elecciones con mi amigo Alex. Es extremeño como yo (de ahí que sepamos tanto de dicha comunidad autónoma) y es una de las personas más coherentes que conozco a la hora de hablar de política pese a que me molesta que sea tan tibio con ciertas cosas. Su conclusión no podía ser mejor: "es bueno que venga la derecha, que la izquierda se apee del burro y que trabaje en otro campo diferente, es bueno que el español de a pie pruebe un poco de las soluciones que va a proponer el PP y que este enseñe sus cartas de aquí a que lleguen las elecciones generales. A partir de ahí, si previsiblemente gana, podremos ver si tienen la llave de la máquina que hace el dinero, si son capaces de rebajar el paro y si dejan de criticar para ponerse a trabajar de una puñetera vez. El juego es este y así está marcado. Mientras se cambia los que tienen que ponerse las pilas que se las pongan y los fulanos como nosotros podremos seguir pidiendo soluciones y exigiendo que las cosas mejoren que es lo que nos toca...si no es así, lo mejor es que la gente los eche y vengan otros que lo hagan mejor si pueden y, si no, pues nos vamos todos a cagar a la vía y santas pascuas...¿no te parece? Es sano que la gente pruebe de su propia medicina aunque esta sea de copago. Es emocionante saber que la caja de las soluciones del PP se va a abrir, es como uno de esos sobres sorpresa que nunca sabes que tienen dentro...me huelo lo que me huelo pero, lo cierto, es que lo del PSOE era ya insostenible y que la gente aquí, ni de coña, va a votar más a la izquierda de forma masiva. No estamos tan preparados".

A mi me parece un cierre de lo más emocionante. Un saludo y gracias.  

6 comentarios:

Lajarín dijo...

El problema es que la sangría de votos afecta sólo al PSOE. Yo, iluso, creía que IU arrebataría al PSOE y UPyD al PP, pero na de na. Todos comen del PSOE y el PP crece. En este caso la gente no vota ideológicamente, más bien vota por salir de esta asfixiante situación de paro. Lo que me temo es que las soluciones del PP van a beneficiar a los de siempre. Pero para eso esta el currante, para besar la mano del que le da de comer... Hay que agarrarse los machos, como decía Hugo Sánchez...

Anónimo dijo...

Me flipas.
Yo llevo unos meses queriendo volverme del PP pero no puedo;o volverme del PSOE para no enterarme de nada pero tampoco.
Y aquí estoy, jodida.

Alex Onôv dijo...

Yo no me quiero hacer del PP pero entiendo perfectamente el último párrafo en el que citas a tu amigo Alex. A diferencia de lo que parece ser la preferencia de Lajarín, yo creo que el voto ideológico es puro veneno y tengo fe en el voto pragmático. Me gusta pensar que la alternancia puede llegar a sacar a algunas personas a las que quiero mucho de una situación sangrante de desempleo y falta de futuro. Las ideologías, por mi parte, están bien en el cubo de la basura-- por el momento al menos. Entiendo que el PP hizo cosas malísimas en su legislatura Aznaroide, pero si ponemos las gafas optimistas, veremos que sanearon las cuentas de la seguridad social y jamás se liberó la regulación del sistema financiero. Hubo privatizaciones que hicieron daño, pero... lo comido por lo servido. Con el PSOE ha pasado igual, con el agravante de la prostitución ideológica que han perpetrado; otro motivo para no creer nunca en los 'ideales' que representa esta casta social que nos ha de gestionar las habas. Gran artículo, sereno y parcial. Enhorabuena.

Lajarín dijo...

Yo creo que lo mejor, Alex Onôv, sería un congreso lo más plural posible, con microrrepresentaciones de los partidos que tuvieran que entenderse por c... El bipartidismo que sustentamos es batante ficticio, puesto que ambos están rendidos a eso que se llama el mercado, porque hay que jugar en primera división del capitalismo cueste lo que cueste. A nosotros, los de a pie,claro está... Ojalá la llegada de Rajoy solucione el paro, lo deseo de corazón. Pero no creo mucho en los mesias...

Señor Insustancial dijo...

Hola a todos,

Lajarín,
Yo pensé que IU ganaría más terreno pero, finalmente, ha ocurrido lo mismo que en los comicios Aznar-Almunia.

Patri-Cia
¿Y por qué querrías volverte del PSOE o del PP cuando estamos los perdedores de siempre?

Alex Onov,
Lo siento pero discrepo profundamente. No me puedo creer que nadie vote pensando en que ahora nos viene mejor una economía ultraliberal y cuatro años después abrace el marxismo.

Una cosa es no creer en los partidos y otra, muy diferente, no creer en que hay una forma de hacer las cosas más válida que otra.

No creo en las derivas y desconfío de los políticos que se levantan por las mañanas y miran las encuestas para saber que hay que hacer.

¿El artículo es "parcial"? Pues vaya favor que me haces... :)

Lajarín,
El problema es que nadie ha controlado a los políticos para que no se conviertan en una clase mientras que nosotros hemos optado por no serlo. Error. La representatividad de esta democracia lleva años en suspenso y es algo que sabíamos y que viene de atrás. Ahora hay que cambiarlo.

Un saludo a todos y que sepáis que me hace muy feliz que os paséis por aquí de cuando en cuando.

Alex Onôv dijo...

Coño, menos mal que he releído esto... Quería decir IMparcial, por supuesto : ) De todos modos me parecen exagerados los ejemplos que pones, nadie pasa del marxismo al ultraliberalismo, así como tú lo cuentas, porque esos radicalismos son propios de hooligans y yo hablo de gente con un ideario algo más moderado. Pero esas "derivas", como tú las llamas, son la alternancia democrática y son más útiles de lo que crees. Un saludo!