jueves, 16 de junio de 2011

Revolución, Involución, Movimiento, Proceso...palabras que están en nuestras manos

Necesaria nota del autor: Por el propio texto advierto que este que escribe lo hace para que, del mejor modo, se entiendan sus palabras sin que medie en su intención azuzar ninguna tendencia violenta o posicionarse en las mismas. Las menciones militares no deberán, en ningún caso, de ser tomadas como una postura ideológica a favor de una intervención armada o chifladura semejante y, simplemente, me han parecido necesarias para explicar lo que quiero explicar que creo que queda bastante claro. El que suscribe piensa que los militares y policías donde mejor están es en los cuarteles y comisarías, echando una mano en misiones de paz, haciendo acciones de salvamento y, sobre todo, sirviendo al pueblo soberano. Entiéndase, del mismo modo, que este texto no pretende ser una crítica frontal ni a personas, ni a instituciones, ni a plataformas si no una llamada de atención sobre la necesidad de hacer de todo lo acontecido en estos días una alternativa real que, en mi puta cabeza, pasa por eliminar todo aquello que es accesorio. Si, después de esto, no has entendido nada es mejor que te dediques a otra cosa y no sigas leyendo. Gracias a todos, avisados lectores. 



Por varias razones el proceso democrático alumbrado en Portugal con la conocida como "Revolución de los claveles" me parece mucho más interesante que la Transición democrática española.

El 24 de abril de 1974, a las 22:55 de la noche, suena en la onda de "Emissores Asociados do Lisboa" la canción "E depois de adeus" de Paulo Carvalho. A esa misma hora los mandos medios encargados del traslado de una nueva remesa de tropas a los conflictos bélicos de las colonias de Angola y Mozambique detienen dicho traslado y mantienen a las tropas acuarteladas hasta nueva orden. Un poco más tarde, y a través de Radio Renascença comienza a sonar la popularísima "Grandola, Vila Morena", que es la segunda señal pactada por los  militares que forman el Movemento das Forças Armadas (una organización ilegal de militares que representan a diferentes ideologías de izquierdas) para dirigir a las tropas no hacia su destino de ultramar si no hacia las ciudades más importantes de Portugal que son tomadas en cuestión de minutos sin que nadie sospeche que se está gestando un golpe de estado. Es normal, Portugal vive en ese momento bajo la dictadura de Marcelo Caetano que ha heredado desde 1968 el cargo del que fue depuesto el General António de Oliveira Salazar, y el control de ejército y servicio secreto (la terrorífica PIDE) es algo a lo que se han acostumbrado para su desgracia los ciudadanos del país.

Mientras una columna de tanques e infantería viaja hasta el centro de Lisboa para obligar a Caetano a renunciar al cargo los Capitanes de Abril discuten con los mandos que no se han adherido al golpe de estado y que pertenecen a Marina y Aviación. La posibilidad de que los barcos de guerra zarpen del puerto lisboeta para bombardear desde el Atlántico las posiciones tomadas por los rebeldes que temen, además, un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con la Infantería de Marina que desembocaría en un grave derramamiento de sangre.

Antes de las 14:00 horas del 25 de abril el ejército sublevado ha alcanzado la unión de los tres ejercitos portugueses y, a través del Capitán Salgueiro Maia, Caetano recibe un ultimatum: si a las 16:00 no ha abandonado su puesto tomará el palacio a la fuerza. Sabiendo que la Guardia Republicana y la PIDE es insuficiente para combatir a los sublevados Caetano pide rendirse pero ante un alto mando militar. A las pocas horas acude a su despacho el General Antonio de Spinola curiosamente depuesto por el propio Caetano con el que había mantenido varios enfrentamientos públicos y privados. Esa misma tarde el gobierno en pleno, con su presidente al frente, es puesto de camino a Brasil donde viviría en el exilio hasta su muerte en  1980.

La imagen icónica que nos ha dejado la conocida "Revolución de los claveles" es la de los civiles decorando las bocanas de las armas de los militares con claveles rojos. Una imagen tan potente que asustó al régimen de Franco hasta tal punto que, en un primer instante, se urdiera desde El Pardo la posibilidad de iniciar una operación militar contra Portugal para que, de forma preventiva, las ansias democráticas de los españoles no fueran a desbordarse o que dentro del propio ejército (existía la casi desconocida Unión Militar democrática que era muy parecida al portugués MFA) no se produjeran movimientos contra el régimen.

Pese a que el golpe de estado fue pacífico se registraron cuatro muertos en diversos enfrentamientos con miembros de la PIDE, la policía secreta del régimen, y el ejército tuvo que sofocar varios intentos de linchamiento contra ciudadanos que habían trabajado como informantes a diversos niveles de dicho cuerpo policial.

El golpe militar se tradujo en lo que es conocido como Proceso Revolucionario En Curso (PREC), un proceso político y social que tenía como objetivo la regeneración de las instituciones portuguesas y la creación de garantías para un estado democrático al estilo europeo. Se puso en libertad a Mario Soares y a Alvaro Cunhal, detenidos por el régimen salazarista, y se inició la entrega de las colonias portuguesas en diferentes lugares de África para evitar un derramamiento de sangre mayor (el servicio militar obligatorio hacía que casi el 95% de los efectivos militares tuvieran que servir en lo que ahora son países como Guinea-Bissau, Angola o Mozambique). Además de eso el camino a la democracia estuvo empedrado por cinco gobiernos provisionales, el anuncio de que Portugal había decidido abrazar el socialismo, una tensión que auguraba una guerra civil larga y cruenta azuzada por dos golpes de Estado. La situación se normalizó con otro golpe militar "blando" dado el 25 de noviembre de 1975 que fue apoyado por los partidos más significativos y que acabaron con la instauración de una nueva constitución en 1976 y la celebración de elecciones.

Por desconocimiento, infantilismo, estupidez o maldad (coja cada uno lo que le toque) se viene instalando en el discurso cada vez más desdibujado y naïf de todo lo acaecido tras la concentración del 15 de Mayo en Madrid una cierta reafirmación en la idea de que se está viviendo en nuestro país una REVOLUCIÓN. Desgraciadamente para nosotros el campo semántico de una palabra tan atractiva (tanto que forma parte de un alto porcentaje de campañas publicitarias y diversas creaciones artísticas de toda índole y signo) está plagado de términos no tan atractivos como "enfrentamiento", "violencia", "derrocamiento"...en su esencia una REVOLUCIÓN es un cambio drástico y traumático de lo conocido que da paso a otro estado de las cosas. Si puede ser, y por mantener el significado de la propia palabra, de la manera más rápida posible. Tras las revoluciones se abren, como en el caso de Portugal, procesos de discusión donde se analiza a la propia revolución y, claro está, lo que está ha generado. Es decir, muchísimo trabajo, pero sobre todo la convicción de que poco o nada de lo que conocíamos como la sociedad en la que vivimos va a quedar en pie. La REVOLUCIÓN es un cambio profundo que, por su naturaleza, no puede contar con la adhesión de todo el mundo. Es más, muchos de los que no se adhieren a ella, suelen pasar de gobernantes a presos políticos o viceversa como fue el caso de Mario Soares en el vecino Portugal.

La REVOLUCIÓN por drástica, profunda y traumática necesita, como ya digo, de que un nucleo duro de una sociedad diga "basta" y salga a la calle a protestar pero no solo a protestar; también a enfrentarse abiertamente con lo que se conoce como orden establecido que, de algún modo y aunque solo sea por no perder su posición dominante, responderá con todas las armas disponibles a su alcance. Lo que es un poco torpe pensar es que los que mandan vayan a entregar el poder a un grupo de personas por una especie de epifanía, por una especie de alumbramiento, de despertar espiritual que, en plan milagro, les haga caer la venda de los ojos para reconocerse en toda su torpeza o maldad (o ambas). No. No lo hacen.

Fíjense ustedes en ese casi depuesto dictador portugués Marcelo Caetano que ya, con todo perdido, con los fusiles apuntándole a la cabeza tuvo todavía arrestos y desvergüenza de negarse a entregar el poder a un simple capitán para solicitar que fuera un General el que viniera a coger su forzada renuncia o, como él mismo afirmo, para que "el poder no caiga en las calles". Es decir, ni acorralado, ni vencido por las circunstancias, ni rodeado por un grupo de militares y civiles quiso Caetano caer en ese gesto vil de entregarle directamente la vara de mando a unos cuantos desarrapados y quiso hacerlo frente a un general. Qué gesto más chulesco para alguien que, en ese momento, bien podría haber sido fusilado al estilo de Ceaucescu si es que la calma de nuestros vecinos no se viera derrotada ni en los casos en los que tiene una ametralladora en la mano.

¿Es lo que existe a día de hoy en nuestro país una REVOLUCIÓN? No lo es, en tanto en cuanto el metro sigue funcionando, las tiendas abriendo a su hora y la gente acudiendo a su trabajo (o a la oficina del INEM más cercana...para nuestra desgracia).

Entiendo una REVOLUCIÓN como un proceso que se traga todo lo que ocurre a su alrededor y no como algo que se pega a la chepa de lo ya existente.

La necedad de que existe la posibilidad de crear REVOLUCIONes pacíficas es un mito. Como ya escribí por ahí arriba ni siquiera una revolución tan calmada como la portuguesa pudo evitar que en menos de 24 horas murieran 4 personas y, claro está, tampoco evitar los brotes de violencia posteriores al 25 de abril.

Lo que me convence de las aspiraciones más que burguesas de todo este asunto, me refiero siempre al discurso general, es la necesidad de convencer a la gente de que estamos interesados en un cambio pero en un cambio pequeño, casi imperceptible, en una especie de reajuste de las condiciones que traerá una sociedad calcada a la actual pero solamente un poco mejor. Es esa necesidad mínima lo que, en cierto modo, me inquieta y lo que me hace augurar que, a cambio de muy poco, y si hubiera cabeza dentro de nuestra clase política tocando algunos pocos botones todo esto se desactivaría por completo. ¿Han escuchado a Esperanza Aguirre hablar a favor de las listas abiertas? Es normal, como decía mi amigo Fran hoy mismo, "Inglaterra, que es un país muy conservador, tiene listas abiertas y tampoco parece la gran cosa". Tiene razón, la idea, otra vez "buenista", de que las listas abiertas permiten a los parlamentarios votar "en conciencia" desoyendo a las secretarías generales de sus partidos es, simplemente, una falacia. En Estados Unidos ese voto libre y en conciencia que se esperaba se ha convertido en un mercadeo de lobbys y, en Inglaterra, la presencia de grupos de presión y de jefes de grupo parlamentarios que se dedican a retorcerle el pescuezo a los parlamentarios díscolos o que disienten de la voz del Partido suelen dar unos buenos resultados. Solo así se explicaría la casi unanimidad del Partido Laborista en el envío de tropas a Iraq. Por poner un ejemplo claro. ¿Alguien piensa que aquellos diputados votaron "en conciencia" o que llevaban la voz de su distrito al Parlamento o, quizás, lo hicieron presionados por un compañero de partido que les recordó que, a lo mejor, sus votantes recibirían menos dinero en obras públicas si no hacía lo que le indicaban.

Quizás sería el momento de hablar de otras cosas pero de no nombrar la palabra REVOLUCIÓN más de la cuenta si es que, de verdad, se intenta sumar a más y más gente en la lista de reivindicaciones interminables que, por cuestiones absurdas como esas asambleas donde la minoría puede vetar cualquier cosa y que son bastante sensibles a la presencia de reventadores profesionales (por ejemplo gente de los propios partidos) o chiflados de toda índole (no me quiero ni imaginar lo que un tío de ciertas asociaciones de amantes de los OVNIS y las conspiraciones puede liar), no han llegado a ninguna parte.

Mientras el proceso se eterniza en una batalla encarnizada por la NADA más absoluta camina el asunto ya hacia los páramos de lo completamente ignoto y desconocido, es más, a costa de no querer ser reivindicado ni pintado de ningún color más de un espabilado está corriendo a hacer caja de la manera más descarada como puede leerse en este atropellado artículo del siempre atropellado Quico Alsedo. Aquí

Yo me quedo con este final que nos regala Enrique Dans:  


"España firmó una transición modélica hace 35 años y la gente dejó aparcadas sus diferencias. Ahora que la sociedad ya no es unidireccional, podemos llegar a un nuevo consenso, una segunda transición. Debemos fijarnos en aquella"

Es decir, que un "agitador" (así dice Alsedo que es Dans) no se le ocurre una mejor fórmula para reconducir la situación actual abriendo una "segunda transición" que sea tan "modélica" como la primera. ¿Puede hablarse de una Transición modélica? Quiero decir, en términos que no hagan que un politólogo se le parta la caja de reírse. Solo puedo decir que Enrique Dans, un hombre bastante alejado de la imagen de revolucionario pero que, sin duda, ha sabido capitalizar parte del éxito de esta protesta-movimiento para iniciar una carrera política dentro de un conocido partido político (UPyD), opta por una solución tan sencilla como una nueva Transición. Ajá. Touché. Ya están las cartas encima de la mesa. ¿Se puede hablar de regeneración cuando alguien quiere devolvernos a la segunda mitad de los 70? ¿Eran las condiciones en las que se produjo esa Transición las mismas que las actuales? ¿Por qué alguien que quiere cambiar las cosas y que se ha convertido en un abierto crítico de la clase política querría, con la que está cayendo, hacer tantas señales de quererse embarcar en la misma? ¿No tienen ustedes la sensación de que Enrique Dans es una persona que le está haciendo señales desesperadas a un taxi en una calle para que pare y pueda montarse?

Dejemos a Dans que está muy entretenido montándose su nuevo y flamante chiringuito, su propio asalto a los Palacios de Invierno, miren como toma carrerilla mientras en nuestras cabezas suena la banda sonora de "Carros de Fuego". Yo digo alto y claro: No nos representan y este aún menos.

Entiendo que, entre todas las voces, y por pura agonía lo que se postula como una REVOLUCIÓN comienza a convertirse pues en un proceso absurdo en el que se reivindica, como en "El Gatopardo" que "si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". Raro.

Eso por un lado. En el otro lado de la cuerda existe el convencimiento de que esto es una batalla entre el BIEN y el MAL. Es por eso que adherido a las reivindicaciones propias haya crecido la rémora del lenguaje espiritual-religioso-newage tan molesto que se centra en eso que se ha dado en llamar como "despertar conciencias". Corren por las calles los paralelismos entre "Matrix" y lo que está ocurriendo. La ultraderecha americana conspiranoica ya ha utilizado esos mismos términos tan atractivos de las conciencias dormidas para hablar de sus maguferías y, como por arte de magia, estas aparecen en los discursos sobre el 15M de una manera tácita y sin que a nadie se le mueva una pestaña al escuchar semejantes barbaridades. Por no ponerme pesado con la dialéctica diré que eso de "despertar conciencias" es de una profunda vaguería intelectual aunque solo sea porque emite el deseo de que la gente, toda a la vez y a la misma hora, abra los ojos y caiga en la cuenta de que las cosas tienen que ser más buenas y más justas. Es decir, se acude al deseo de que ocurra una especie de milagro, una epifanía civil colectiva en la que la gente, sin necesidad de leer o informarse, dirima de manera perfecta sobre lo justo o injusto. ¡TACHAN! ¡TODOS SALVADOS! ¡TODOS BUENOS! Como decía Neo: ¡YA SE KUNG-FU!


Pues no. Creo que es por eso por lo que en las asambleas se ha instaurado la necesidad de que todas las reivindicaciones sean tomadas en cuenta sólamente si se vota de forma unánime, si todo el mundo está de acuerdo. Pues no. No todo el mundo puede estar de acuerdo y eso es sano.

Caigamos en la forma en la que el Subcomandante Marcos (por poner un ejemplo cercano) contaba sobre la manera en la que los Zapatistas aterrizaron en Chiapas. Marcos aludía a una forma responsable e irresponsable de hacer las cosas. La irresponsable era, cláramente, más fácil. Solo tenía que aunar el dolor de aquellas personas y armarlas hasta los dientes sin explicarles nada más. La responsable, la que el zapatismo eligió, fue la de la formación política.

Entiendo que, para convencer a la gente de algo, se necesita INFORMAR a la gente de las cosas. INFORMAR a la gente bien sobre las cosas. Ser un pesado y explicarles todo el rollo económico en el que se metieron en su momento, explicarles los porqués de la situación actual y, más que eso, enseñarles que muchos de los males heredados por nuestras instituciones tienen que ver con que fueron, directamente y por mucho punto idílico que le ponga Mr. Dans, directamente construidas sobre las bases podridas del Franquismo. Heredamos una policía y un ejército que dio un golpe de Estado (y varias intentonas) y, claro está, nuestros primeros dirigentes (UCD) venían directamente de los cuadros intermedios del antiguo régimen.   No es un proceso rápido, no es un proceso agradable, es un proceso que requiere trabajo, esfuerzo y, sobre todo, paciencia. No es el caso. Sí vale, lo dijo Jim Morrison "We want the world and we want it now" pero, la verdad, no se tomó La Bastilla porque toda Francia cayera en la cuenta de que el rey era malo y nada más.

Es decir, a lo que voy, los cambios profundos requieren una implicación real y profunda. Requieren esfuerzo, trabajo y, claro está, que a la gente se le informe claramente de las consecuencias que pueden tener sus acciones. Si le pedimos a nuestros políticos que se bajen del caballo, que se acerquen a la gente, que no tomen sus decisiones a la gornú, es necesario que, la gente que sueña con estos cambios, que se implica directamente en un proceso de esta índole no se le cuente la milonga de que todo es cuestión de desear las cosas muy fuertes, de que se produzca el milagro de la revelación democrática y, sobre todo, de que todo esto conlleva, o podría conllevar, sangre, sudor y lágrimas. Es decir: que el poder se defenderá y se podrán producir hechos mucho más graves y cruentos que los que hemos visto en Barcelona, Madrid o Valencia.

Sigo pensando que es una completa y absurda inanidad lanzar a la gente a demostraciones de pacifismo azuzadas por consignas sobre moral y espiritualidad y no añadir un "pero por si acaso, llévate un casco y un pañuelo para la boca para defenderte de gases lacrimógenos y porras y, por si acaso, ten en cuenta que es posible que te detengan aunque no estés haciendo nada y pases unas cuantas horas o un par de días detenido en una comisaría". No se trata de "no asustar" si no de regalar la misma honestidad informativa que exigimos a los gobernantes. Es posible que la fuerza moral esté en la calle pero, amigos y amigas, las porras y las defensas de plástico, los botes de humo y las bocachas que lanzan pelotas de caucho las llevan otros y esos no juegan en nuestro equipo.

Repasando el eje de la algarada callejera llegamos, claro está, a la inserción icónica de "V de Vendetta", esa adaptación cinematográfica del cómic de Alan Moore, que tan mal entendida está siendo. Lo es por una sencilla razón: V y Evey luchan solitos contra el sistema dictatorial dirigido por Adam Sutler. Mientras tanto, los ciudadanos se mantienen encerrados en sus casas mirando el espectáculo, disfrutando del nuevo héroe que les está poniendo la salvación en bandeja sin que tengan que intervenir mucho excepto cuando la batalla parece ya completamente ganada y, por fin, el mutante tras la máscara va a volar el Parlamento Inglés. La romántica imagen de que la REVOLUCIÓN o, si quieren, el cambio puede hacerse de forma tranquila está latente en la producción de Hollywood en la que solo vemos morir a una niña con gafas. Ya ven. Todo el entramado político y militar de una dictadura se tambalea con la simple aparición de un tío vestido de opereta que solo quiere salvar el alma de la pobre Evey que se niega a tomar partido en todo el asunto hasta que las cosas se ponen realmente feas. ¿Se han dado cuenta que todos los fans del film pasan de puntillas por el hecho de que Evey es tratada bastante mal para perder sus miedos y se centran en los atentados de V? ¿No será intencionado el hecho de olvidarnos del dolor para centrarnos en la imagen que, al fondo, representa el triunfo de todo lo que creemos justo y, encima, sin mover un dedo?

Creo, de verdad, que es necesario informarse más antes de aludir a dos películas ("Matrix" y "V de Vendetta") como todo argumentario. Y hablo, claro está, de la generalidad del asunto y, en ningún caso, de lo que entiendo son reivindicaciones completamente justas, claras y cargadas de buenas razones solo que estas, que son las que yo creo necesarias, se han visto completamente rodeadas de un cúmulo de rémoras dialécticas que en nada benefician al fin último del asunto.

Si no queremos que todo esto se venga a pique, si no queremos que todo esto no sirva para nada, sentémonos por una única vez a organizarnos bien, a dirigir nuestros esfuerzos a actuaciones concretas, a entender nuestro entorno y la sociedad de la información en la que vivimos, a utilizar términos adecuadamente, a buscar interlocutores válidos y, en definitiva, a jugar la necesaria baza de ganarle al poder en su propio terreno.

No quisiera largarme sin decir que es erróneo pensar que vivimos en un estado NO DEMOCRÁTICO. La prueba de ello es que, en estos días, muchos cargos elegidos directamente en las urnas están tomando posesión como ya saben ustedes y que, salvo en sonrojantes ocasiones, el tongo electoral se encuentra bajo mínimos. Líbremente muchos ciudadanos han expresado su opinión en las urnas (de manera equivocada o no, eso solo lo podremos saber cuando se haya consumido la legislatura) y han elevado a sus políticos preferidos para que gobiernes Comunidades Autónomas y ayuntamientos. Esto es así. Vivimos en una democracia donde el sistema de elección funciona bien, otra cosa es que sustente instituciones o cargos que no nos gustan o que pensamos que hay que cambiar con toda lógica aunque solo sea porque lo que hemos heredado ni siquiera lo elegimos nosotros. La idea, como ya digo, es que de aquí a la celebración de unas elecciones generales seamos capaces de articularnos en algo que pueda cambiar las cosas de manera REAL. Olvídemonos de lo accesorio, depuremos el discurso, limpiemos de broza el camino, apartemos todo lo viejo, todo lo que no vale y recordemos que estamos preparados para tomar la rienda. Eso es lo importante. Nadie ha dicho, o eso creo, que se PUEDE GOBERNAR SIN MORAL PERO NUNCA JAMÁS SIN VOTOS. Si ustedes, si yo, si nosotros, no ejercemos nuestro derecho a votar, no nos implicamos, no nos movemos en una dirección clara, si no nos expresamos contundentemente sobre las cosas que nos afectan directamente el grito de "no nos representan" se traduce en una única verdad: quieras o no te representan de facto, quieras o no tienen la sartén por el mango, tanto si les votas como si no van a gobernar porque habrá otros que los votarán. Es muy sencillo de entender: LA DEMOCRACIA ES REAL SI SON REALES LAS ALTERNATIVAS. ESTÁ EN NUESTRA MANO. PERO CONLLEVA UN VERDADERO ESFUERZO Y NO TODO EL MUNDO ESTARÁ DE ACUERDO.

Por retomar el comienzo de este artículo me gustaría resaltar las palabras del Capitán Salgueiro Maia, héroe de la "Revolución de los claveles", palabras dirigidas a la tropa de la Escuela Práctica de Caballería de Santarem de donde salió la columna de tanques que tomó Lisboa:


"Señores míos, como todos saben, hay diversas modalidades de Estado. Los estados sociales, los corporativos y el estado al que hemos llegado. Así, en esta noche solemne, vamos a acabar con el estado al que hemos llegado. De forma que, quien quiera venir conmigo, vamos para Lisboa y acabemos con esto. Quien sea voluntario, que salga y forme. Quien no quiera salir, se queda aquí".

Está en nuestra mano. 

10 comentarios:

Azul Sanchez dijo...

Saludos!
Que gusto da leer a alguien que dice bien las cosas, que las expresa con claridad, que no cae en el autocomplaciente y oido desde el primer día "estamos haciendo historia" o recuerdo perfectamente la foto de una chica paseando el cartel "por fin nuestras voces serán oídas" (¿por fin?)....buff que me lio...todos de acuerdo en todo? te apoyo: es una idea monstruosa...bueno: un abrazo!
P.S. escribe más a menudo porfa

Anónimo dijo...

TL;DR

Sistebbins dijo...

Parafraseando al autor: Lo que daría por un proceso revolucionario sin cursulerias.

Un placer leerte, como siempre.

eduardoritos dijo...

Hace una semana me miraban como a un loco por decir que si no hay sangre, no hay revolución.

Que no es que yo quiera, es que es lo que es.

Señor Insustancial dijo...

Azul,
Muchas gracias.

Lo intentaré.

Anónimo,
Klaatu Varaarada Nictu?

Sistebbins,
Gracias

Eduardoritos,
Es simplemente no caer en el juego de retorcer las palabras más todavía.

Un saludo a todos y gracias.

Anónimo dijo...

Buenas!
Me ha gustado mucho tu post.Me ha hecho pensar y eso siempre es bueno.
Sintetizando un poco:
Vienes a decir que tenemos el pleno derecho al voto, es decir la opcion de elegir a la persona que nos gobierne, por tanto como vivimos en una democracia y podemos votar libremente, a callar.Es eso?No,de aqui nacio la revolucion.Y es un termino que se puede emplear para este movimiento.Y perfectamente puede ser pacifico.Desde el pacifismo tambien se pueden realiazar grandes cambios, a pesar de que los gobernantes se atrincheren donde quieran y no cedan.Somos mas y siempre seremos mas.Que conste que tambien pienso que es mucho mas efectivo cortar cabezas.Y sobre los simbolos que se utilicen para hacer la revolucion (Matrix o Vendetta), no veo ningun inconveniente en que Matrix no lo entienda ni su puta madre, o que en Vendetta la revolucion la haga un tipo solitario con mascara.Tienen una funcion, y esa funcion es sentirse identificado con la revolucion.Y la cumplen en masa.
Saludos!

Señor Insustancial dijo...

Hola Anónimo,

Lo que digo es, básicamente, que ejercer el derecho a votar te permite expresar tu opinión y que, no hacerlo, incluye un pago sencillo: que otros decidan por ti.

Dudo mucho, por puro significado, que una revolución conlleva una serie de rasgos y de riesgos que nadie quiere asumir y que, por lo tanto, se demuestra que el intento no es el de cambiar del todo las cosas si no, simplemente, desplazarlas un poco aceptando, por tanto, que el sistema funciona y que simplemente está un poco desajustado. Una revolución es un cambio mucho más profundo.

Me sorprende que todo se haya reducido a una especie de simplismo en el que damos por hecho que esto ha sido un enfrentamiento entre la clase política y "nosotros". Ese "nosotros", claro está, no incluye que aceptemos que somos una "clase" lo que aligeraría bastante las cosas teniendo en cuenta que el poder de la gente ha residido en reconocerse como clase.

Por desgracia, el problema, es que el pacifismo integramente reconocido nunca ha movido mucho las cosas. Ni por activa, ni por pasiva. Si leíste el asunto de Portugal ya te digo que los señores que tomaron el poder eran todos militares y que, en el Magreb, todas las cosas se han aligerado en cuanto el ejército ha tomado partido lo que hace que las cosas disten mucho de ser pacifistas que, no es lo mismo, a que sean pacíficas.

El hecho de que dos películas se conviertan en símbolos me preocupa desde este punto de vista: son productos financiados por grandes productoras y distribuidoras norteamericanas que no creo estén, para nada, interesadas en revolucionar nada más que sus ventas.

Un saludo y gracias por la reflexión.

Eduardo dijo...

Joder, excepcional el blog y con un asunto que me es muy cercano, como Portugal y su complicada revolución. No me había fijado nunca en twitter que hacías un blog.
Sí, soy seguidor tuyo en twitter y bloguero también. Veterano, aunque no profundo. No te diré quien soy, pero puedes intentar adivinarlo

Alberto J. Costas dijo...

Bien redactado, claro, explícito, realmente digno de leer de principio a fin. Concuerdo con lo que nos quieres decir, pero resulta muy utópico llevarlo a cabo, hay mucha gente que para quejarse están de los primeros, pero para posicionarse, al final de la cola, si es que llegan a hacer cola.
Realmente sería maravillosa una democracia real en la que todo el mundo opinase, mediante voto, una democracia en la que mi voto, fuese el que fuese valiese tanto como el de otro, fuese el que fuese también.
No conoccía tu blog, ahora si, lo seguiré encantado.

Anónimo dijo...

Interesantísimo y útil. Porque cada día nos calentamos más y más con las noticias y es fácil desorientarse con tanta emoción.
Se me ha quedado una sensación parecida a cuando acabas de ordenar la casa y te tiras en el sofá cansada y tranquila.

Hasta se me ha hecho corto!

Estrellita.