miércoles, 24 de febrero de 2010

Aznar y Cobra


Nota del Insustancial: La foto pertenece a la Agencia Reuters.

En el otoño de 1992 mi padre se cruzó, por pura casualidad, con José María Aznar en el hall del Museo Thyssen. Mi padre, se quedó mirándolo de arriba a abajo del mismo modo que, años antes, se había cruzado con Antonio Ozores en los pasillos del Corte Inglés. Con una mezcla de "coño, yo a ese tío lo conozco de algo". El caso es que, como mi padre dudó, alguien del séquito de Aznar se acercó alegremente a él confundiendo la mirada de duda con la de admiración o embebimiento (mi padre sólo ha mirado así, que yo recuerde, al futbolista Raúl). Cuando el señor aquel tan dicharachero se puso a su altura le pregunto con muchísima amabilidad: "¿Quiere hacerse una foto con el Señor Aznar?". Mi padre salió de aquel trance -seguramente cayendo en la cuenta de que, de verdad de la buena, se había encontrado con su archienemigo número 2 (el número 1 bascula entre el presidente del Barça de turno y Franco) y soltó un clarísimo "no tendría inconveniente en hacerme una foto con ese señor si primero me explica cómo puede dormir por las noches después de lo que le hizo a Demetrio Madrid". 

El simpático señor se giró rápidamente, cuchicheó algo con el futuro Presidente y sus acompañantes y se largaron del hall. Mi padre, que es un poco así de esta manera, dice que vio como Aznar "lo fulminaba con la mirada". Mi padre ha revivido esa anécdota después de ver a Aznar hacerle una peineta a un grupo de estudiantes que le estaban liando la típica pitada por la que cualquier político de este país tiene que pasar tarde o temprano. Y no me vengan ahora con que Aznar abandonó la política porque da conferencias como político y, cuidadín, es presidente de FAES...ese think tank venido a menos después de que se impusiera en el PP la política de "Sorayas y Cospedales" que esperan de más éxito que la de los "Zidanes y Pavones". 

Aquel día del 92 bien pudo haberle hecho Aznar a mi señor padre una peineta o, incluso un corte de mangas en plan Jaimito. Nadie se hubiera dado por aludido, nadie se hubiera dado por enterado. Al parecer ese Aznar no era de hacer gestos feos  pero este Aznar de pelazo y bufanda modelo "Jaula de las Locas" si lo es. Vaya, unos cuantos años en política y acabas pensando que puedes hacer cualquier gesto por estar por encima del bien y del mal.

Es decir: Aznar es justificado cuando hace el gestito y John Cobra es crucificado por los eurofaisanes (¿O era eurofanes?) por osar entrar en el templo de las galas musicales para cantarle un rap a su Carol, que es como una Yoko Ono iberoamericana que asiste pacientemente a las actuaciones/performances de su pareja. Está claro que, en este país, para ser un faltón y que te rían la gracia hay que haber tenido, por lo menos, un cargo de concejal. De ahí para arriba.

El Rey, que sabe cómo se gana el sueldo y quien se lo paga, tiene mucha más mano derecha que Aznar y que John Cobra y por eso asiste impertérrito a los abucheos. Bien sabe el monarca que los únicos gritos  que de verdad incomodan son los que sirven como banda sonora de tu camino hacia la guillotina o el destierro. Estos no son más que un poco de ruído que se acallarán la próxima vez que haga una cucamona que, para eso, tiene bastante más gracia que Aznar y que John Cobra por mucho que el primer se apunte a la moda del humor inteligente (he aquí el oxímoron) del Grupo Risa y el segundo protagonice vídeos en los que se parte botellas en la cabeza. En realidad, y pensándolo bien, el rasgo más definitorio de Aznar y Cobra es que ambos son mejores como protagonistas de los chistes que como contadores de los mismos. Eso es así.

Ambos también parecen conocer al dedillo esa nueva tendencia de los mercados de la información en la que, cada vez con más fuerza, se habla de que los emisores de mensajes más radicales o aquellos que toman la palabra alzando más la voz son los que ocupan un mayor número de titulares, atomizan mejor a sus correligionarios y consiguen provocar que el emisor contrario muestre rechazo a contestar en los mismos términos y emita los suyos con un nivel de sonido más bajo dejando claro así que si no grita es porque tiene menos razón o no tiene los suficientes argumentos para sostener su postura ya que es incapaz de expresarse de manera airada. Al silencio o al intento por mantener una conversación medianamente normal se le llama cobardía o falta de argumentos. Malos tiempos para la lírica...sólo hay que escuchar a John Cobra. Malos tiempos para la política...sólo hay que mirar la foto de Aznar. Malos tiempos en general, tan fríos que parece que este invierno no vaya a terminar nunca.

2 comentarios:

pepis dijo...

que gran anécdota la de tu padre!

yo me sentiría muy orgullosa de recibir una de las miradas asesinas de melanas de aznar.

tu padre es un privilegiado!!! jajajaja.

Lajarín dijo...

Aznar y cobra, hahahahaha

podías haber escrito el título y dejar el post en blanco, qué grande eres jodío, jajajajajaja

un abrazo