jueves, 1 de julio de 2010

"King of Kong"



He visto King of Kong (2007, Seth Gordon) un documental que me ha pasado mi colega el actor portugués Zé Bernardino y la he gozado. Va de la historia de Steve Wiebe un profesor de ciencias de Redmond (Washington) que intenta batir el record mundial de Donkey Kong, el video juego.

En el momento en el que se rodaba el documental ese record estaba en manos de Billy Mitchell conocido como "El mejor jugador de videojuegos de la historia" ya que había sido la primera persona en hacer una partida perfecta en Pac-Man, ostentaba el record de Centipede, Burguertime y Donkey Kong Jr.

Gracias a ello Billy Mitchell pudo abandonar el noreste de los EE. UU e irse a vivir a Hollywood...bueno, no al Hollywood de las película sino a una urbanización del mismo nombre cercana a Miami (Florida) donde se ha hecho con un capitalazo gracias al negocio de salsas picantes que dirige. Mitchell, una persona con un ego desmadrado dice de sí mismo en el documental que hablar de su persona genera la misma controversia que hablar del aborto, se pasó varias décadas viviendo de las rentas de sus logros frente a las máquinas de los bares pero, cosas de la vida, en si camino se cruzó Steve Weibe.

Steve es una de esas personas que intentó triunfar en casi todo: de adolescente fue un prometedor jugador de beisbol retirado antes de alcanzar los campeonatos regionales por una lesión, después lo intentó con la música y pese a que aprendió a tocar la batería y el piano de una forma magistral y su grupo comenzó a destacar en la siempre exigente escena de Seattle (ciudad cercana a Redmond) no pudo superar una especie de pánico escénico que lo apartó de las escenarios también de forma prematura. Acto seguido se trabajó en la empresa aeronaútica McDonnell Douglas donde tampoco consiguió destacar y acabó siendo profesor de Álgebra.

A estas alturas ya habrán descubierto que Steve es una persona con un desorden obsesivo compulsivo del que su mujer, una santa, define de esta manera: "A veces es desesperante que Steve descubra algo nuevo...entonces sólo se interesa por eso y no quiere hacer nada más. Hasta que encuentra otra cosa".

La historia del perdedor frente al ganador se representa en un universo paralelo de frikis que dan grima (nada que ver con los entrañables bichos de The Big Bang Theory) que pululan por Salones Recreativos infectos y pasados de moda. Tan pasados de moda que Mitchell, un tipo que se viste como Chuck Norris y tiene el pelo del cantante de Modern Talking, es simplemente el modelo a seguir, el tío guay, el macho alfa, el puto amo. Tramposo, bajonero, egomaniaco y manipulador hasta el tuétano es el perfecto malvado de esta cinta donde el presunto héroe tampoco es que sea un dechado de virtudes y la cosa funciona no como en Rocky sino más bien como en The Office donde el listón más alto lo ponen el que hace más el mamarracho. 

Con mucho pulso y mucha intriga se desarrolla este documental que alcanza algunas cotas míticas durante su metraje y que consiguió despertar la conciencia de otros tantos frikis que al saber de la historia de los records en este campo y sin estar dotados nada más que para ponerse delante de una pantalla de ordenador han atacado los records de Weibe y Mitchell (y otros igualmente míticos) alegrando una parcela oculta y sinsentido de la competición y, de un tiempo a esta parte, ni Mitchell conserva algunos de sus records lo que le ha obligado a volver a competir para recuperar el trono, ni las salas de recreativos estuvieron tan llenas de adultos no a la búsqueda de un roce ilegal sino de domar al Gorila más famoso que jamás combatió contra un fontanero italiano.  

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