miércoles, 9 de marzo de 2011

A Spanish movie (una movida muy española)


Hay un juez en Vilanova i la Geltrú que ha imputado a Angel Sala, director de Festival de Sitges, un delito de “exhibición de pornografía infantil”. Al parecer este juez no ha entendido la diferencia entre una película (que es una obra de ficción) y un documental equiparando, por ejemplo, “La Guerra de las Galaxias” con “El puente sobre el Río Kwai”. 

Es decir, en un galaxia no muy, muy, muy lejana podríamos decir que hay gente que ostenta un cargo sin saber diferenciar lo que es real de lo que es ficticio. Cosa, que sinceramente, no debe de ser tomada a guasa o sí. Los denunciantes, una asociación llamada Confederación Católica de Padres y alumnos (CONCAPA) y la FAPMI (Asociación para la prevención del maltrato infantil) parece que tampoco porque no la habrán visto y, sobre todo, porque rebuscando en sus páginas no encuentro ni una sola mención a famosos casos de pederastia y a alguna institución que sí debería de ser preventivamente mirada con lupa por la cantidad de casos de pedofilia (casos reales) en los que se ve envuelta. De hecho no se enteran ya que en la carta que esta segunda asociación remitió a diversos estamentos se refirió a la película como "A servian film". Aquí.

Es una pena que, a estas alturas, una mala crónica firmada por una mala periodista y publicada por un mal periódico llamado “El Mundo” haya dado con el director del Festival de Sitges en un juzgado (con la simpar ayuda de una Concha García Campoy que, sin coscarse de la misa la media, corrió a "denunciar públicamente" que la película se hubiera proyectado pidiendo que este hecho jamás se volviera a repetir desde su programa). Desde hace mucho tiempo, creo ya que demasiado, el panorama cultural español sufre de cuando en cuando un latigazo de estupidez en forma de denuncia que nos deja estupefactos.

Ahora, que con tanta alegría se encienden hogueras por la prohibición de fumar en los bares o por la reducción de la velocidad a 110 km/h es, cuanto menos chocante, que desde algunos sectores de la mal llamada ciudadanía que se pronuncia como si fuéramos todos nosotros se impulsen medidas desde los juzgados que nos prohíben ver esta o aquella película. Hoy es “A serbian Film” y “SAW nosecuantos” y pasado mañana pues ya encontrarán al juez que, de manera obtusa y retorcida, sea el encargado de juzgar si estamos maduros para leer, escuchar o ver lo que creamos conveniente.

La ligereza con la que se protege la proliferación de asociaciones mojigatas, la alegría con la que se promociona el analfabetismo y la idiocia y el tonel de subvenciones públicas, ayudas y simpatías que reciben estos cuatro pelagatos de dudosa moral y peor entendimiento me hacen pensar en la cantidad de tiempo que tengo que gastar todos los días en medir mis palabras para que este o aquel anormal no eleve los brazos al cielo y se ponga hecho un Torquemada porque el mundo no se ajusta a lo que su cabecita concibe que es el mundo.

Pienso en estos mamarrachos como en esos monos a los que obligan a participar en esos experimentos donde hay que meter una figura geométrica dentro de un molde de las mismas características. Incluso el mono, cuando ha hecho dos intentos es capaz de desistir de meter la pieza de madera en forma de estrella dentro del cuadrado porque ya comprende que no cabe, que no encaja. Sin embargo, estos memos de vía estrecha se empeñan en hacer coincidir su pieza geométrica (su moralina) en un molde donde no encaja (la realidad) y al no haber narices de que cuadre se sirven de cualquier martillo que tienen a mano hasta que la cosa cuadra según sus propios intereses.

Estoy cansado de discursos que no caben en los moldes y estoy cansado de la capacidad infinita y de la energía que algunos gastan en que se ajusten. Me da asco esta falta de sentido común, esta incapacidad para releer nuestras costumbres, me da asco que se venda como personalidad o defensa de esto y lo otro lo que simplemente es un intento de meternos por los ojos algo que, a la vista está, no cuadra por ningún lado, por más que se apriete, por más que lo intenten.

Si la evolución nos trajo hasta aquí está claro que vivimos en un periodo de regresión que va a marchas forzadas. Alguien ha decidido devolvernos a los tiempos del Código Hays a golpe de denuncia. Me pregunto cuantos de nosotros, en esta situación, no se pensarán dos veces lo de morderse la lengua aunque solo sea por evitarse el chorro de subnormalidades, gilipolleces, insultos, paridas varias y lo que es peor denuncias que no ya la realización si no la exhibición de una obra puede acarrearle. Nos dicen que el universo se expande pero, en realidad, se hace más pequeño. En una cosa tenía razón McLuhan, vamos hacia la conversión en una aldea global de esas, pero no en una aldea cualquiera, vamos a convertirnos en un pueblacho de mierda donde siguen mandando las fuerzas (más muertas que) vivas de siempre.

Yo hoy siento más asco que pena y más ganas de vomitar que otra cosa.

Por cierto, vi “A Serbian Film” en su momento y me pareció que no estaba nada mal.  

Nota del Insustancial: Un abrazo a Ángel Sala. 
Nota del Insustancial 2: la película se encuentra en Internet y puede, claro está, ser descargada por menores que no podrían haberla visto en su pase oficial en Sitges....¿no es paradójico?

4 comentarios:

eduardoritos dijo...

Es lo que tiene el opus, que son pocos, pero aburridos,y con dinero para pagar abogados.

6th Man dijo...

Que ésta gentuza nacionalcatolicista haga estas cosas me parece hasta normal, pero que una tía como la Campoy haga alegatos contra la película, la cual dudo que haya visto, demuestra que al final lo que manda no es ni el criterio, ni la inteligencia, sino el monedero.
Una anécdota;Me invitaron a ver el estreno de "El capitán Alatriste" y en uno de los momentos en los que estaba despierto vi como una madre, con aspecto de conservadora tanto de las buenas costumbres como de su patrimonio de rancio abolengo,tapó los ojos a su hijo de unos 8 años cuando Viggo Mortensen se acostaba con Ariadna Gil. Me quedé estupefacto pues si yo no quisiera que mi hijo viera "indecencias" como esa me informaría bien y no lo llevaría a ver esas guarradas. Lo que más gracia me hizo fue que cuando salían matanzas, desmembramientos y tipos empalados no hizo lo mismo, permitiendo que el crío disfrutara con la orgía de sangre. Deduzco que preferirá que el chaval de mayor sepa fustigar bien a las clases inferiores pero que no meta su cosita en la cosita de cualquier mujerzuela. Lo que decía usted el otro día, España es otra cosa.

Alex Onôv dijo...

Entiendo que una persona se tape los ojos a sí misma cuando ve una escena que le remueve. Es lo que me gusta ver en el cine, gente que lo pasa mal. Pero cuando te los tapa otro, y encima en el nombre de los valores y la ética, el que se revuelve soy yo.

Fer dijo...

Estimado Sr. Insustancial:

Hacía mucho que no practicaba el blogging y que por lo tanto no le aburría con un comentario mío peeeero las circunstancias me han devuelto a este mundo. Y creame, siento mucho que sea en estas circunstancias. Juraría que fué en su blog donde aprendí que lo políticamente incorrecto es una sutil forma de fascismo y hoy ese comentario viene al pelo.

Vistos los tiempos que nos comtemplan, deberíamos pedir la cruxifición pública del autor de la canción "chicas de colegio" (qué tendrán) o como mínimo ponerle mientras una venda en los ojos y tapones en los oidos a un sostres que he visto por ahí.

En fin, muy triste todo, pero contra el vicio de ver está la virtud de no mirar y la capacidad de informarse, que eso sí que lo tenemos fácil hoy día.

Un abrazo y anímate, que aunque hagan mucho ruido son poca gente y se les ve a la legua.