Carlos Boyero ha dicho que se salió de la película de Abbas Kiarostami diciendo en su defensa que “la vida es demasiado corta para perderla con tonterías". ¿A quién no le ha pasado? Haced una lista mental de las películas en las que os habéis sentido estafados, es una sensación que comienza por una incomodidad de glúteos tremenda, luego se traslada a la laringe por la que no pueden dejar de salir exabruptos y después una fuerza sobrehumana te lanza hacia la calle en pos de la primera óptica donde puedas comprar un colirio que te quite el picor de los ojos.
Pues resulta que Victor Erice y Jose Luis Guerín se han puesto a la cabeza de 271 almas y todos en comandita han firmado un “manifiesto” de repulsa echándoselo en cara y recordándole actitudes de ese tipo son las que impiden que películas buenas sean malamente distribuídas frente a la porquería que suele verse.
Como a mi me gusta más el cine que la propaganda y respeto más a la gente que escribe o rueda historias (las que sean) que a la gente que escribe discursos o manifiestos me pongo del lado de Boyero que sabe de muchas cosas pero, sobre todo, de cine.
Semejante salida en estampida de este grupo de personas de exquisito gusto con criterio excepcional que justifican las malas artes de Boyero recordándonos que el final de la proyección de la película de Kiarostami fue recibida por unos entusiásticos 10 minutos de contínua ovación del público asistente (o superviviente si le hacemos caso al crítico) entre los que se encontraba el director portugués Manuel de Oliveira nos da una perfecta imagen de quién firma dicho manifiesto, en realida, carta al Director de El País que es donde se ha publicado dicho texto pero que se recoge (junto a las contínuas adhesiones) en su propio.
Desconfío muy mucho de todos esos cineastas que procuran por todos los medios que no se note que lo son, esa especial raza de hombres y mujeres que te dejan claro, nada más conocerlos, que lo suyo con el cine es un accidente y que si eligieron ese bello arte y desecharon otros como el punto de cruz, la música o la escultura para transmitir su refulgente mensaje es, casi, fruto de la casualidad. Un accidente. Al parecer a todos les da mucha vergüencilla reconocer que se dedican a hacer algo tan burdo como simples películas, entretenimientos de feria para un vulgo ignorante, y por eso siempre sus cintas tienen más referencias literarias o pictóricas (nobles artes) que cinematográficas. Me sorprende también la capacidad de cierta parte del mundo del cine para asignarse la patente de corso de la sensibilidad única, de las sensualidades y de lo sublime mientras que, para los demás, dejan lo tosco y lo burdo.
Este arranque de solidaridad de Abbas Kiarostami, saludado como uno de los nuestros, como parte de ese selecto grupo de personas inclinadas a darnos su visión del mundo a través de lentísimas narraciones que no hacen más que remarcar la evidencia de que, en realidad, no se nos está contando nada importante, que se está haciendo de manera defectuosa o que el discurso es tan manido que no puede interesarte, por parte de los 271 cinéfilos patrios no encuentra sin embargo su respuesta entre los colegas españoles de profesión.
De hecho, Erice, en 2002 cuando se estaba estrenando El embrujo de Shangai (2002) dirigida por Fernando Trueba aprovechó el tumulto para dar a conocer las razones por las cuáles había abandonado el proyecto (hubiera supuesto su vuesta al cine después de 19 años), poner a caldo al productor de la cinta y hablar muy malamente del trabajo de Trueba. Por si fuera poco el director vasco anunció la publicación de su propia versión de el guión –que al parecer el productor había rechazado por irrealizable, eran 300 paginacas- entregándole una pistola cargada de mala hostia a la crítica que la descargó contra la cabeza de Trueba al que se acusó, poco más que de cabrón que le quita el trabajo a un compañero. Creo recordar que aparecieron pintadas en algunos cines de Barcelona protestando contra la “insolidaria” actitud del director madrileño.
Desde aquí hago mi propio manifiesto en defensa de Carlos Boyero:
“Carlos Boyero es guay".
Pueden adherirse.
Ah, y de paso os cuento otra historia: Conocí a Carlos Boyero en noviembre de 2001. Me lo presentó un amigo común y terminamos a las mil tomando cervezas en un bar de la zona de Pío XII. Los tres teníamos ganas de beber por diferentes razones. Yo estaba en la preproducción de un corto, mi amigo estaba pasando por una crisis de pareja grande y Carlos se había pasado la tarde entera junto con un amigo suyo que estaba en un hospital muy malamente. La narración que hizo de su historia, de cómo había conocido a esa persona, de como había llegado hasta esa situación y un largo etcétera me emocionó más que muchas películas.
Ah, y ahora otra para que vean ustedes como se comportan algunos de los héroes del cine de autor en España y cuál es la medida real de su ego: Resulta que coinciden en la entrada del plató de Versión Española Almodovar y un cineasta español muy autor él. El caso es que este último le dice a Almodovar (que ya había ganado el Oscar, que ya era la hostia).
- La película tuya que más me gusta es "Qué he hecho yo para merecer esto".
-Ah, pues gracias.
-Pero seguro que montada mejor, sería la hostia.
Almodovar flipado e incómodo le dice:
-Pues me lo pensaré para una reedición en DVD...
A lo que el cineasta contesta:
-No, que digo que la he remontado en mi casa y que te vengas a verla que con mi trabajo voy ha mejorado la hostia.
4 comentarios:
Hay que ver la cola que está trayendo este asunto... si hasta tiene su blog y todo. Por cierto, ¿qué pintará el plomo de Carlos Reygadas en esta historia? El tema de Erice y Trueba que mencionas también tuvo su miga, y yo no me olvidaría de la intervención del señor productor, ese que lleva casi años intenando colocar Manolete (caga y vete). Entiendo que a muchos eruditos y sesudos les moleste la actitud (a veces pose) de Boyero, pero manifiestos como éste son más peligrosos de lo que parece. También podrían hacerlo directores como Santiago Segura, Álvaro Sáenz de Heredia, Antonio del Real o Ricardito Bofill. Si no quieres que se critique tu película, haz como Torrente 3: no la proyectes para la prensa. Lo peor es que en estas cosas subyace un profundo desprecio a la inteligencia del espectador. Todos sabemos de qué pie cojea cada cual, son muchos años leyendo a Boyero y también muchas películas plomizas, tanto iraníes como españolas que quieren ser iraníes. Nos conocemos de sobra, así que no juguemos a ser revolucionarios de salón. ¡MENOS PAPELITOS Y MÁS CELULOIDE, LECHES! QUE MUCHOS DE LOS FIRMANTES CURRAN MENOS QUE UN HELADERO EN ALASKA.
Saludos cordiales.
Yo hubiera esperado un apoyo así de sincero para Santiago Lorenzo, por ejemplo, entre otros.
A mi me da en la nariz que todo este asunto tiene que ver con un director paralizado por su propio éxito (Erice) que lleva años enredando que si vuelvo, que si no, que ya no y que parece incapacitado para hacer una película por miedo a no estar tan brillante como antaño y prefiere decir "Es que si yo quisiera os cagábais las patas abajo pero es que no quiero".
Simplemente a Erice lo que no le apetece es bajar la media de estrellitas que sus películas tienen en el IMDB y, por eso, no se arriesga a hacer nada nuevo no vaya a rodar un bodrio y pase a la historia como uno más. No se puede ser más cobarde.
Estoy hasta las narices de los tópicos esos del cine artesano y realista cuando ninguno de los firmantes o los que todavía tendrán que pronunciarse han hecho en su vida ni una cosa ni la otra.
Tampoco entiendo muy bien ese rollo de "nos jodes la distribución"...¿Y que te importa a ti la distribución si piensas que los compañeros de profesión son unos vendidos, los productores unos gilipollas, los distribuidores unos sátrapas y el público una corrobla de analfabetos? La mayoría de ellos prefieren que sus trabajos se exhiban en museos que les parecen unos sitios más adecuados para sus trabajos que los cines convencionales que, en definitiva, no son más que barracas de feria con aire acondicionado.
Además de las que apuntais, otra cosa que les distingue es que "a priori", antes de haber rodado una toma, siempre están por encima: su arte es intocable, sus obras son definitivas, sus objetivos son desconocidos en la historia del cine...
Pero la más importante es que no tienen sentido del humor; de ahí que no puedan soportar ni la más mínima ridiculización de su trabajo. Juegan siempre con términos como "Poético", "Definitivo", "Evocador"... que siempre trascienden a la película. Todo lo contrario que el humor, que intenta lo contrario, desmitificar la realidad.
El rollito este de "nos jodes la distribución" me hace partirme el culo: tienen un público estable que verá sus películas sí o sí y que hoy más que nunca tiene acceso a ellas. Jamás en la historia del cine ha existido una distribución tan masiva: parece como si en los setenta en los pueblos de Ejpaña se estrenasen las pelis de Cassavettes o John Waters o el primer Lynch.
Así, claro, a los que hablamos de "Last days" como "Un peñazo al cuadrado"; o de "Viaje a Darjeeing" como "una sucesión de anécdotas"; o de "Caótica Ana" como "un metraje de frases pseudopsicoanalíticas repelentes", nos caen hostias al cuadrado. Tranquilos, hombre, que no es para tanto. Reirse más, payos.
Obviamente, no soy amigo de Carlos Boyero (hemos coincidido muy de pasada en "EL MUNDO") pero me adhiero al manifiesto "Carlos Boyero es guay". Sobre todo, por el nombre molón que pienso utilizar para hacer chapitas "cool".
Edu Galán ("La Nueva España")
Habría que plantearse por qué todos estos pretendidos genios del cine no son capaces de hacer una comedia...
Y, mirándolo bien Edu, también analizar ese cierto talibanismo entre las filas de los auteurs...
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