sábado, 1 de agosto de 2009

Dean Parrish

Esta es la historia de un jovencito de ascendencia italiana llamado Philip Anastasia nacido en Brooklyn que en la década de los 5o rompía el corazón de sus compañeras jovenzuelas con su aspecto de pequeño Paul Anka y su rollo de teddy aseadito al estilo Buddy Holly.
Philip tuvo un grupo en NY antes de dar el salto definitivo a una carrera en solitario que arrancaría brillantemente cuando la Warner, que andaría buscando un ídolo juvenil al que exprimir en las listas de discos, se fijó en él, le anglificó el nombre y le puso delante de las narices un contrato tan jugoso como draconiano. Desde 1964 a 1967 Philip, ya Dean (no hay que investigar demasiado para saber el quiz de su nombre artístico, fue convenientemente esclavizado por su compañía de discos que, muy pronto, se olvidó de él. De hecho, se olvidaron tanto que no llegó a grabar jamás (y hasta fecha de hoy) un disco largo de esos de 10 canciones y foto suya en portada. Pese a todo graba "Skate", Brick, broken bottles and sticks", "Determination" y, sobre todo, una pequeña joya llamada "I´m on my way"...

Todas sus canciones se graban a prisa y corriendo y salen a la venta exclusivamente en single lo que acaba de aburrir a Dean que, sin embargo, se granjea fama de buen tipo, muy profesional y, sobre todo, gran cantante y guitarra (guitarra que la compañía no le deja sacar al escenario). En 1967 y después de haberse decepcionado y decepcionar a la disquera, que cree que es demasiado adulto y desgarrado para el sello, sobrevive como músico de estudio grabando para el sello Motown y para todo aquél que tenga unos dólares que pagarle. El dinero lo quiere básicamente para recuperar su nombre y pagarse una carrera como actor que es igualmente decepcionate.

A partir de entonces se dirige única y exclusivamente a la cosa alimenticia y graba en estudio para gente como Jimmi Hendrix, Santana o un jovenzuelo Bob Marley aunque lo intentaría de nuevo en la banda Steeplechase, tan olvidada por el gran público como adorada por exquisitos melómanos de todo el mundo.

Musicalmente entra en los 70 siendo un obrero del asunto y haciéndose una buena reputación como cantante de casinos, bodas y comuniones de postín...lo que no sabe Philip es que en Europa el soul tiene un espectacular repunte junto a la movida mod y se reivindica un sonido llamado Northern Soul. Alguien, nadie sabe como, comienza a pinchar sus temas y "I´m on my way" se convierte, convenientemente reeditada, en un éxito mayor de minorías alcanzado el puesto 38 de las listas británicas allá por 1975. Vende alrededor de un millón y medio de singles pero nadie informa a Philip (Dean en Europa todavía) de que es una pequeña celebridad.

No es hasta 2001 (cuando ya ha vendido casi el doble de singles) cuando Philip Anastasia es recibido en olor de multitudes (menores, claro) en Inglaterra donde actúa con gran éxito y es reivindicado públicamente por Paul Weller o Ocean Colour Scene que hace una versión de su "Right, Left and centre". Desde entonces siempre guarda algunas fechas para dejarse caer por nuestro continente actuando en Inglaterra, Holanda y España donde llega, por primera vez en 2007 sólo y sin banda propia. Son The Teenagers, una banda granadina de soul, la que se encarga de la parte musical desde aquél concierto en La Boite (Madrid) en la que sólo pudieron ensayar un poco antes.

Hasta entonces jamás había oído hablar de Dean Parrish o de Philip Anastasia (aunque sí lo había visto interpretar a un cantante de bodas de postín en un episodio de The Sopranos sin reparar en él, claro) pero además de hacer todas las fotos que aparecen en este post me puse a la cola para que me firmara el poster del concierto. Le dije que había ganado un fan y me dijo: "Lo importante es que te lo hayas pasado bien y que nos hayamos conocido ¿Eres el tipo que me ha estado haciendo fotos durante todo el concierto? ¿Podrías enviármelas por email?". Tan afable, tan majete y tan profesional que cuando un avispado fan se acercó con cinco singles en vinilo para que se los firmara le dijo: "Sólo puedo firmarte uno sin dedicatoria porque no quiero que mi música ande por ahí dando tumbos por Ebay y que alguien se forre al día siguiente de mi muerte...¿No te parece, colega?". Sin perder la sonrisa, sacando todo el neoyorquino italoamericano que llevaba dentro, me imagino que también era la frase de alguien que había sido explotado y tragado por el sistema.



Por la noche volvimos a coincidir con él, pantalón, camisa y chaqueta vaquera con gorra. Se había quitado el smoking negro elegante que llevaba por la tarde (el concierto comenzó a las 20:00 y no duró más de 50 minutos). Los fans, que son así, montaron el típico juicio sobre si una estrella debía de vestir como un mortal...yo me acerqué a saludarle y me abrazó diciéndome que era su fan número 1. Nos tomamos una cerveza y le pregunté que cómo se tomaba su carrera, que si se sentía mal por no haber llegado arriba del todo. Filosóficamente pegándole un trago a la botella dijo: "He llegado mucho más lejos que cualquiera que conozco, he tocado con gente grande, tomé malas decisiones y luego algunas muy buenas...no es lo que había planeado pero, bueno, viajo por todo el mundo, hago lo que me gusta, conozco gente fantástica que me invita, me saluda, me halaga, me pide autógrafos.


No está nada mal...¿Te ha gustado el concierto?". "Para haber ensayado dos horas ha estado fabuloso parecía que llevabas tocando con ellos toda la vida" dije. "Son músicos fabulosos y yo he interpretado cientos de veces estas canciones...así es muy fácil". Luego sonrió, me agarró del hombro y con su estupendo acento dijo: "¿Entonces ha estado bien?". Moví la cabeza afirmativamente y le pegué otro trago a la cerveza, seguramente porque tenía dudas de si me había gustado más él concierto o la lección que acababa de recibir.


2 comentarios:

eduardoritos dijo...

Al final, estos son los artistas valiosos.

Señor Insustancial dijo...

Dean es simplemente un artistazo...