lunes, 12 de julio de 2010

Fútbol sin caspa



Hoy más que nunca me acuerdo de "Fiebre en las gradas" (Anagrama). Es una especie de ensayo, muy divertido, del escritor Nick Hornby en el que desentraña las razones que lo han llevado a convertirse en un incondicional del Arsenal.

Hornby, con un humor muy fino, cuenta que lo único que no ha cambiado en su vida desde niño es su pasión por dicho equipo londinense que, pese a haberlo decepcionado tantas veces, sigue impreso en su ADN. Da igual que el Arsenal (un Arsenal anterior a la conquista del título frente al Liverpool en 1989 y que nada tiene que ver con el actual que dirige el francés Arsene Wenger) fuera un club "ascensor" que subía y bajaba de categoría, que fichaba a jugadores estrambóticos, que se manejaba por arreones de negligencia técnica, que era modesto, errático...en definitiva, un desastre que, sin embargo, arrastraba a una masa -en la que se incluye el escritor inglés- que vivía con la misma penuria y chifladura los vaivenes del club sin dejar de prestarle su aliento. A Hornby todo eso le da igual porque, de algún modo absurdo, está unido a los colores del Arsenal para siempre. 

Los ingleses, no sólo Hornby, han sido los más interesados en soncacarle al fútbol ese misterio de la adhesión ciega porque su fútbol está marcado por dos tragedias sangrientas: la final de la Copa de Europa celebrada en el Heysel Stadium en 1985 en la que los hinchas del Liverpool cargaron contra la zona del campo donde se encontraban los aficionados de la Juve (39 muertos, 600 heridos) y la "tragedia de Hillsborough" en la que una avalancha parecida (pero provocada por el pánico y una deficiente organización) acabó con la vida de 96 hinchas del Liverpool -equipo que debía enfrentarse esa tarde al Nottingham Forest-. 

Una película como "I.D." (Philip Davis, 1995) retrata de manera cruda el ambiente del hooliganismo dentro de la afición de un club pobre de la segunda división inglesa haciendo aún más interesante la pregunta de por qué nadie perdería la cabeza por un equipo tan penoso, tan alejado de la gloria deportiva que es la que, se entiende, es la que atrae a las masas de aficionados y, por tanto, a la locura desatada por unos colores.

Si la cosa no tiene que ver con ganar o con perder o, en muchos casos, con el sitio que ocupas en la escala económica o social el asunto hay que buscarlo, como dice Hornby, en una especie de trasunto romántico que enlaza algunos buenos recuerdos de la infancia con el club de nuestros amores.

Ese trasunto romántico es el más interesante. El más humano. El otro, el del lado oscuro de tener un Presidente de la federación que se empeña en decir "fubol" en lugar de fútbol, el de una prensa deportiva lamentable que parece elegida entre los clientes de un disco pub de barrio para cuarentones o el de un grupo de políticos paletos dispuestos a sacar beneficio de cualquier triunfo que le es completamente ajeno, es el que da miedo.

El británico Brian Clough fue, a mi entender, el primer entrenador de la historia en pasarse el lado oscuro por el forro. Tras retirarse por una lesión comenzó a entrenar en 1965 a Hartlepools United un equipo que jugaba de forma lamentable hasta que llegó él con sus métodos de entrenamiento y sus nuevas tácticas. Allí comenzaría una constante de toda su carrera: no hacer caso a la directiva y enfrentarse a ella. 

Tras dos años fichó por el Derby County al que subió a primera y dio su primer título de liga. Tras una desastrosa relación con la directiva Clough abandonó el club para irse a la tercera división donde, pese a fracasar estrepitosamente en el banquillo del modesto Brighton&Hove Albion fue fichado por el Leeds United hasta entonces fichado por Don Revie, un entrenador clásico que aborrecía los métodos de Clough, que había aceptado el puesto de seleccionador nacional. Su paso por el Leeds, cuya plantilla lo recibió con la escopeta cargada, fue igualmente desastroso que su paso por la tercera y Clough hizo las maletas para dirigir al Nottingham Forest. 

El Forest, un equipo de segunda, reverdeció en manos de Clough que en sólo tres años lo devolvió a la primera división. Esa temporada del regreso, la 77-78, estaría marcada por una gesta: Liga y Copa. En los años sucesivos Clough levantaría dos veces la Copa de Europa, una vez la Intercontinental y dos copas inglesas más. Dejó el fútbol en 1993 por diversos escándalos, zurró a unos aficionados, derivados de sus problemas con el alcohol. 

La biografía de Clough está recogida en el estupendo libro "Damned United" (David Peace) del que se hizo una estupenda adaptación cinematográfica con el mismo título dirigida por Tom Hooper y protagonizada por Michael Sheen, por cierto, una de las pocas películas sobre fútbol que reflejan bien el  fútbol.   

Es por historias como estas por las que a mi me gusta el fútbol (un poco) por tíos como Guardiola, Sánchez Flores, Pellegrini, Del Bosque o, en otro tiempo, Valdano (el entrenador no ese hermano gemelo malo que dice que es secretario técnico). Tíos que le quitan la caspa y la bilis a este deporte. Porque cuando le quitamos a este deporte la caspa y la bilis y aparcamos todos los malos rollos somos capaces, incluso, de ganar un Campeonato del Mundo cosa, hasta ahora, reservada a selecciones como la de baloncesto, la de fútbol sala que hace tiempo que se quitaron toda la mierda de encima y se dedicaron simplemente a hacerlo bien.
   
Nota del Insustancial: Si se reconoce a Brian Clough como uno de los primeros entrenadores modernos estaría bien que reconociéramos a Iñaki Fernández, cantante de Glutamato Ye-yé, el ser el primer moderno que sin cortarse un pelo reconoció ser un futbolero de pro cuando en este país el personal que se quería dar un toque intelectual decía aborrecer eso del balompié. Por si fuera poco lo hizo componiendo una letra surrealista, muy en el tono de su grupo, que utilizaba como base musical "El novio de la muerte", himno de la Legión, para dar ánimos al Atlético de Madrid (el Atleti venía también al pelo para el tema tratado). El tema está recogido en el disco en directo "Esto fue todo" (Twins, 1987) que recogía el concierto de despedida de la banda que, gracias a Alá, ha vuelto tímidamente a los escenarios.

3 comentarios:

61 y 49 dijo...

Gran recomendación Señor Insustancial. Todo lo que concierne a la vida de Brian Clough y lo que hizo el Nottingham Forest me parece fascinante.

Sobre el libro de Nick Hornby sólo decir que lo he leído y releído y me lo sigo pasando estupendamente con sus historias sobre el Arsenal y qué hacer si tu novia se desmaya durante un partido importante, ¿acompañarla? ¿seguir viendo el partido?

Abrazo.

eduardoritos dijo...

Leí fiebre en las gradas y me encantó (lo compré como libro playero, solo por ser del autor de Alta Fidelidad).

Y ayer tuve el video de "Damned United" en las manos... y lo desheché.
Otro día lo cojo fijo (sí, soy el que todavía va al videoclub).

Señor Insustancial dijo...

Hola a todos,

61 y 49,
De nada. Clough fue un genio incomprendido hasta que sus métodos llevaron al Forest a la Copa de Europa pero, sin embargo, el futbol inglés se ha pasado años estancado en lo mismo.

Si se tienen dudas sobre una relación lo mejor es que el destino te ponga en esa tesitura.

Eduardoritos,
Pues tiene que verla que está muy bien.

Un abrazo a ambos y gracias.