lunes, 1 de noviembre de 2010

Una historia en bicicleta (Ron McLarty)



En su faceta de actor sólo recuerdo haber visto a Ron McLarty una vez en pantalla. Hacía un pequeño papel en "Mensajero del futuro", esa película en la que Kevin Costner se empeñaba en reconstruir los pedazos de Estados Unidos tras una especie de episodio apocalíptico en la que los malos eran unos tipos vestidos de naranja capitaneados por un chiflado ex vendedor de fotocopiadoras que había hecho de un estúpido libro de autoayuda una especie de piedra fundacional para su reinado del mal.

La cosa vista así, incluso sale Tom Petty, tenía su gracia. No se, pero ni este título ni Waterworld me parecieron tan horrendas en el fondo...como decía Jim Carrey en "Un loco a domicilio": "Yo la vi y no me pareció que estuviera tan mal".

El caso es que Ron McLarty hacía un papel en "Mensajero del futuro", cosa que descubrí nada más ver su cara en la solapa de "Una historia en bicicleta" en la que se resumía su discreta filmografía y su exigua carrera como escritor.

Según ese mismo texto "Una historia en bicicleta" fue, en principio, publicada en formato audiolibro y la grabación cayó en manos de Stephen King que, al poco tiempo, la incluyó en un artículo donde indicaba que era una de las mejores novelas americanas y que, sin embargo, no podía leerse. El audiolibro no parece tener demasiado predicamento en nuestro país pero en los USA, un servidor de ustedes, se quedó maravillado ante una edición de "La sombra del viento" de Carlos Ruiz Zafón narrada por el autor barcelonés en un inglés de lo más yanqui...quede dicho que me quedé impresionado más que nada porque sigo sin hallar una explicación para el éxito de este autor.

El caso es que King, paisano de McLarty (ambos son del estado de Maine), dio a conocer esta novela tan clásica en su desarrollo y planteamiento como curiosa en su contenido. 

Smithy Ideson es un señor de 43 años que, básicamente, se ha convertido en una especie de desastre con patas. Alcohólico y fumador a duras penas mantiene un trabajo penoso como supervisor de una planta de juguetes (dato curioso: Peter Griffin, protagonista de Padre de Familia tiene un trabajo igual en las primeras temporadas de la serie) y tiene una existencia solitaria marcada por la desaparición de su hermana mayor Bethany. Bethany, aquejada de una extraña enfermedad mental, ha marcado la existencia de Smithy y la de sus padres convirtiéndola en un calvario. 

El último día de las vacaciones de verano los padres de Smithy tienen un accidente de coche en el que fallecen y, de pronto, se queda completamente solo. El día posterior al funeral, cuando está revisando unos papeles, descubre una carta del Ayuntamiento de Los Ángeles donde informaban a sus padres del hallazgo del cadáver de Bethany. Impulsado por un absurdo empuje Smithy decide montar en una vieja bicicleta que su padre le regaló en la infancia y salir a la carretera para cubrir el recorrido que hay entre Maine y Los Ángeles para recoger el cadáver de su hermana que descansa en una funeraria de Venice Beach. 

"Una historia en bicicleta" se convierte entonces en el recorrido vital del protagonista a través de su vida pero también en una especie de liberación personal que lo llevan a convertirse en una persona diferente a medida que avanza en su absurda empresa. 

Smithy, un antihéroe en todos los sentidos, tendrá tiempo en el viaje de dejar atrás su vida anterior en todos los sentidos y de reconciliarse con la única mujer que le ha hecho caso en toda su vida, su vecina Norma una diseñadora en silla de ruedas.

Por "Una historia en bicicleta" desfilan influencias tan raras como Steinbeck, Kerouack, Roth, Twain, Kennedy Toole y, seguramente, la fascinación por el naturalismo americano sombrío (eso que se llama "New American Gothic") que Stephen King retrató en "El cuerpo", aquel relato corto que se convirtió en la película "Cuenta conmigo" y que luego tuvo su continuación en algunas novelas del mismo autor. 

"Una historia en bicicleta" es, por así decirlo, la caricatura de los grandes viajes beatnik y también una especie de mirada cómica hacia esas narraciones sobre "triunfadores hechos así mismos". En este caso el viaje libera al protagonista de su alcoholismo, de su dejadez, de su obesidad (comienza pesando 143 kilos o algo así) pero también de todos sus fantasmas (su hermana, tan presente), de sus errores, de sus inseguridades (con las mujeres) y de su tristeza para llevarlo a alcanzar no una enorme y gigantesca meta sino, simplemente, en una persona normal y libre de prejuicios. 

Amarga y dulce, triste y cómica, la hazaña de Smithy Ide se nos revela como el relato antitético necesario para entender la historia americana de la postguerra pero, más allá, de ser una historia que pretende cargar al lector con las culpas de todo el recorrido insiste en mirar hacia adentro y en incidir en un retrato piadoso bastante alejado de la necesidad de tomar revancha sin perder nada de su ojo crítico.

Frente a la actual moda de la novela que se empeña de la deformación de los hechos históricos y que tiene como escenario alguna perdida civilización y como protagonistas a algunos personajes empachosamente característicos; frente a esa ridícula moda de la "caspa y espada", frente a la ñoñísima y maniquea búsqueda de códigos, griales, espadas mágicas y Dios sabe cuantos fetiches absurdos más y frente a todas esas narraciones que no buscan otra cosa más que trasladarles a todos ustedes la idea de que todo lo bueno, todo lo fantástico, todo lo interesante y todo lo molón tiene por narices que haber ocurrido en un tiempo pasado habitado por damiselas en apuros y hombretones con la cara llena de cicatrices les invito a pasearse por América del Norte a lomos de una bicicleta vieja conociendo la historia de Smithy Ide que, en una sóla línea de su narración esconde más aventura y más interés que en todos esos subterfugios literarios urdidos para decirnos que las cosas son como son y que no hay manera de cambiarlas.

4 comentarios:

EMERAYO dijo...

Stand by me. es una de las pelis mas tiernas que he visto. Me has hecho dudar sobre las críticas qué había leído de ésta novela. Creo que me la audiaré. (yo si soy de audiolibros)

Anónimo dijo...

Realmente tierna,cálida, emotiva, llena de razones para ser humano y querer seguir siendo, más alla de la sin razon de las cosas de la vida, te hace parar y pensar y conseguir mirar hacia las cosas que por razones de nuestras forma de vivir no podemos apreciar,sencillamente deliciosa esa manera de escribir que consigue ,pagina a pagina hacerte empatizar y reconocerte en muchas de las senciones y pensamientos de Smithy.
Una de las novelas más bellas que haya leido en mucho tiempo

Ariel dijo...

La leí hace bien poco y realmente me gustó mucho. Escribiendo la reseña para el blog en que colaboro me he tropezado con la tuya y me ha encantado.

Felicidades. Te sigo.

Alicia dijo...

Alguien sabe donde encuentro el libro en pdf o en audio en español ?