El poder tiene muchos alicientes. Los que tienen la sartén por el mango y, por lo tanto, pueden golpearnos con ella sorpresivamente o dejarnos que nos friamos todos los días un poquito más en nuestros propios jugos dicen que el poder es un coñazo pero, la verdad, si así fuera a nadie le gustaría que le dieran un carguito por muy pequeño que sea.
El señor o señora que ostenta el poder se hace rápidamente presente en nuestras vidas a veces de manera íntima (firma nuestra nómina, nos da palmaditas paternales en la espalda) o de forma ostentosa (sale en la tele, es famoso…)…si no lo consigue o si quiere hacerse notar de manera más evidente lo normal es que nos zarandee rodeándose de los símbolos reconocibles de ese poder.
Así el Papa lleva tiara, anillaco de oro, enorme báculo, un sayón en fantasía de nata y vainilla y se pasea en un coche descapotable blanco llamado Papa-móvil; los dirigentes de ETA un pasamontañas modelo Casper y txapela de ganador de la Bicicleta vasca y Bin Laden adopta los símbolos externos que cualquier occidental creería representativos del terrorismo árabe: pañuelo palestino, chilaba de pastor afgano, barba de hippy, sombrerito regional pashtun…
Por eso no me extraña que la revista QMD! haya pillado este verano a José Luis Moreno de esta guisa, mostrandose al mundo así…es normal…ese look está diciendo “yo soy el padre de Monchito, el inventor de los desfiles de ropa interior de Noche de Fiesta y las matrimoniadas, el productor de Aquí no hay quién viva y de La que se avecina”. Si uno es el mayor perpetrador de horteradas de la historia televisiva, y a ese reinado le queda poco teniendo en cuenta cómo se las gasta últimamente Telecinco, tiene que vestir a la altura de las circunstancias, ir en yate y dejarse fotografiar en compañía de una apetitosa compañía. Es normal, el yate y lo otro, vienen con el cargo como La Zarzuela para la corona española o el gorro de pico para los del KKK.
Hay un famoso cómico, Luis Piedrahita, que se ha autodenominado como “El rey de las cosas pequeñas” y viste casual, con flequillito y gafas adoptando esa pinta de la gente moderna y sin mucho carisma (tiene mucho, en realidad) que ha hecho del humor de "fijarse en los detalles" la piedra angular de su corpus artístico. Rollo discreto y humor minimalista sobre las cosas cotidianas (la bolsa, las viejitas, la fotocopiadora, la cinta de cassette) por esa misma regla de tres Moreno sería una especie de “Emperador de las cosas de mal gusto” y así se presenta ante nosotros. Sin complejos y con un tanga color turquesa.
Llegar a lo más alto en tu profesión, ser dueño de vidas y haciendas, te permite estos pequeños lujos de mostrarte, ante los demás, como lo que eres en realidad. Sin problemas. Bien sabe Moreno que más de uno de sus empleados y ex empleados (guionistas y realizadores de flequillito y gafitas, todos ellos súbditos de las cosas pequeñas) podrán reírse a gusto a su costa, verter cientos de miles de comentarios cabrones, de mal gusto, venenosos o envenenados. Lo llamarán "hortera de bolera", "nuevo rico", compararán esta estampa con la de Jesús Gil descamisado y dándose aire con un abanico en los plenos del ayuntamiento de Marbella, en la pintaka chiflada de Rappel, en los tangas de Briatore, en los pareos de inspiraciones asiáticas que llevaba Aznar hace dos temporadas y aderezarán los comentarios diciendo otras cosas mucho más feas...
“Que lo hagan” podrá decir Moreno que sabe que muchos otros, sus fans que se cuentan por cientos de miles, lo envidian por encima de todas las cosas y que no esperan por menos que el hombre que les ha traído tantas alegrías, tantas horas de entretenimiento, que paga porque se piensen tantos chistes chuscos sobre matrimonios o les alegra la vista enseñando a muchachas/muchachos de buen ver se gaste su dinero del modo en el que ellos lo harían: comprándose un enorme yate, echándose un noviete reguapo y formal y, sobre todo, demostrando que en verano los pobres y los ricos lo que quieren de verdad es estar cómodos y fresquitos ya sea en camisola moruna o en estupenda camiseta sin mangas y chanclas marca carrefour.
En eso reside, creo yo, el secreto de su éxito y así nos lo demuestra. José Luis Moreno le está diciendo a su público, formado por Pepas y Avelinos, Macarios y rockefellers que somos los españoles lo siguiente: soy como vosotros, lo que ocurre es que ustedes pasean su mediocridad por las playas municipales y yo lo hago por la mar océana. Soy como vosotros pero tengo bastante más dinero.
2 comentarios:
joer la foto del Razzinger (como se escriba) la has cogío a mala hostia ¿no?juajua, qué pinta más diabólica
oye enhorabuena por el blog, mola mucho tu elocuencia :)
¿Es que hay alguna en la que salga bien del todo?
Un abrazo
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