Los asesinatos de la Familia Manson quedaran en la memoria colectiva como el verdadero final de la "primavera de las flores". En realidad el asunto estaba más que aniquilado desde que, según Dennis Hopper, aquellos tipos tan simpáticos que te pasaban todo tipo de drogas completamente gratis o tiradas de precio comenzaron a cobrar precios abusivos. Venice Beach, los alrededores de Berkeley, el Castro de San Francisco, el Bowery neoyorquino y los parques de Londres, Amsterdam o las playas de Ibiza ya estaban repletas de desaprensivos, alucinados y profetas del Apocalipsis dispuestos de darse un festín antes de mandarlo todo el garete.
El deterioro de toda una forma de vida basada en la comunidad comenzaba a ser evidente pero toda la tragedia se personificó en Sharon Tate,la jovencísima esposa de Roman Polanski. Sharon Tate tenía sólo 26 años y estaba embarazada cuando los Manson entraron en su mansión de Los Angeles para cerrar el último capítulo de una cultura completa, seguramente la primera, que había emanado directamente de la gente.
La visión que los medios dieron de la pareja era francamente cruel: él era un extraño y cruel europeo bajito y de aspecto ratonil que había escapado, quien sabe como, del Holocausto nazi. Provenía de Polonia y había rodado algunas películas como "El cuchillo en el agua" (1962), "Repulsión" (1965) y "Cul-de-sac" (1966). Obras que disgustaban profundamente a los norteamericanos de los años 60 por su contenido. Polanski era una especie de decadente europeo que, nada más llegar a Estados Unidos, se embarcó en la dirección de una comedia de amplia carga sexual, al menos para la época, llamada "El Baile de los Vampiros" (1967) y luego la escalofriante "La Semilla del Diablo" que, literalmente aterró a un planeta entero. Esa película marcó indefectiblemente a Polanski como un monstruo repulsivo y retorcido...¿Cómo entonces una buena chica tejana como Sharon Tate había caído en las redes de Polanski?
La vida de ambos fue seguida por los medios para conseguir responder a esa pregunta. Se hablaba de relación tormentosa, del extraño influjo que el director ejercía sobre la actriz y, lo que es peor, comenzaba a rumiarse que quizás Polanski podría ser uno de esos satanistas que reflejó en su película...lo que daría contestación a la primera pregunta. El caso es que la relación comenzó a leerse en unos raros términos: Roman Polanski personificaba a los nuevos tiempos malvados y Sharon a los valores tradicionales. El primero estaba corrompiendo a lo segundo. Prueba de ello es que Tate, una novia de América, había pasado de trabajar en series de televisión como "The Beverly Hills Billies" ("Los Beverly ricos") o la comedia "No hagan olas" (Alexander McKendrick, 1967) para acabar rodando la muy subidita "El Valle de las Muñecas" (Mark Robson, 1967) adaptación del best-seller de Jacqueline Susan -una ínfimísima novela que dicen es la favorita de Kim Il Jong, dictador de Corea del Norte- que la colocaba en un puesto parecido a la Justine del Marqués de Sade.
Tras el asesinato, conocido como crímenes Tate-La Bianca, el mundo comenzó a girar de otra manera. La prensa se sintió libre de perseguir a Roman Polanski y en los primeros días de la investigación no tuvo ningún inconveniente en señalarlo como el inductor o el asesino de su mujer y sus amigos pese a estar en Londres, ultimando los detalles de su nueva película, en el momento de los hechos ¿No era él el que había rodado "La Semilla del Diablo"? ¿No había una evidente conexión entre las escenas del momento en el que Cassavettes entrega a Mia Farrow al Señor de las Tinieblas? ¿No había sido Polanski el que había introducido a su mujer en el círculo de amistades de Hugh Heffner y tenía la desfachatez de asistir con ella a la Mansión Playboy?
Pese a que Roman Polanski negó todos esos hechos diciendo, entre lágrimas, que el tiempo que había pasado con Sharon era "lo mejor que le había ocurrido en su vida" y que practicamente se desintegrara en pública cada vez que una cámara de fotos lo retrataba por la calle en el juicio a Charles Manson y a todos sus acólitos no faltaron las menciones por parte de la defensa a la posible conexión del polaco con el círculo de la familia y con todo tipo de cultos de medio pelo.
La muerte de Sharon Tate destrozó la vida de Polanski pero también la de toda una sociedad. Una testigo de excepción de aquellos años me contó que la gente dejó de reunirse, cesaron las actividades comunitarias y que todo comenzó a ser mucho más individualista, la gente sintió el miedo y prefirió las actividades que podía hacer solo: el footing, escuchar música con unos walkmans, asistir a discotecas donde predominaba la música alta y ya no se podía hablar. Las drogas preferidas comenzaron a ser aquellas que permitían el aislamiento (como la cocaína) y todo dejó de ser lo de siempre.
La historia de amor de Sharon Tate y Roman Polanski es muy parecida a la que, a comienzos de los 80, mantuvieron el director Peter Bogdanovich y la actriz Dorothy Stratten. Hijos de su generación Bogadonovich se había ido adaptando a los tiempos disfrutando de aquello que la década de los 70. En 1971 inició su carrera para el gran público con "The last Picture Show" y pasó de ser un tímido estudiante para convertirse en una estrella. Bogdanovich simplemente se volvió loco y comenzó a vestir en sus rodajes como una especie de Erich Von Stroheim moderno con sombrero de ala ancha, botas de montar metidas por los tejanos y chaqueta de cuero (muchos han visto en la vestimenta de Indiana Jones una especie de burla u homenaje a la pinta del director en aquellos años). A finales de la década ya era un completo chiflado que había abandonado a su mujer y había dado puerta unas cuantas veces a Cybill Shepherd con la que siempre mantuvo una especie de relación destructiva aliñada por los escándalos de rigor. Una noche conoció a la playmate Dorothy Stratten una starlette nombrada Playmate en 1980 que procuraba por todos los medios convertirse en una actriz seria y dejar de un lado a su primera pareja, primer fotógrafo, manager y descubridor Paul Snider. Ella había rodado unas cuantas películas malas y había estrenado "Galaxina" (1979, William Sachs) una especie de intento por rescatar el espíritu de películas como "Barbarella" (1969, Roger Vadim) que resultó un absoluto fracaso pero él, pese a que ella no era muy buena actriz, le dio un papel en "Todos rieron".
Snider, un chiflado parecido a Manson, quedó con ella con una excusa tonta en su apartamento y la asesinó de la peor manera posible suicidándose luego.
Un año después, en 1981, Bogdanovich lloró desconsoladamente en el estreno de "Todos rieron" viendo a Dorothy Stratten haciendo su pequeño papel. Reagan estaba ya en la Casa Blanca y una ola de puritanismo, que no tuvo ningún tipo de empacho en personificar la malvada influencia de los sesenta y los setenta, en el asesinato de Stratten, invadió Estados Unidos hasta unos límites sonrojantes y se reinició la activación de leyes en contra de la homosexualidad, las prácticas sexuales perversas (hay en estados americanos donde se rehabilitaron leyes en contra de la felación o la sodomía incluso dentro del matromonio) y aquellos años de juerga fueron definitivamente borrados del mapa. Comenzaba una nueva era y una nueva (o vieja) forma de entender la vida. Polanski se recuperó del golpe rodando "Chinatown" (1975) y diversos problemas con la ley (que pueden verse en el documental "Roman Polanski: se busca") le apartaron de volver a tener una carrera digna hasta "Frenético" (1988). Bogdanovich jamás se recuperó del asesinato de Dorothy Stratten.
5 comentarios:
Partamos de la base, estimado Insustancial, de que Bodganovich sólo se mantuvo en la cresta comercial de la ola en los 70 (con la deliciosa comedia - sí, aunque salga la Streinsand - "¿Qué me pasa, doctor?", "The Last..." que Vd. cita y "Luna de papel"). Si bien es cierto que el asesinato de Stratten le pegó un meneo mental que lo dejó fino, aún tuvo oportunidad de rodar una de las películas con las que más me reído, lo juro sobre las obras completas de Douglas Adams, en mi vida: "Noises off", conocida aquí como "Qué ruina de función" (de la que, si no recuerdo mal, vi una adaptación teatral en el "Latina", dirigida por Paco Mir). Además, creo que NO EXISTE un documental de cine donde no aparezca Bogdanovich, con sus gafas de cul-de-bottle, dando su opinión (¿sale en "Roman Polanski: se busca"?).
Como dato chorra, decirle que Bob Fosse dirigió con Mariel Hemingway y Eric Roberts una versión del deceso forzoso de la Playmate: "Star 80".
Por cierto, y como seguro que lo conocerá, le pregunto,: ¿no le parece que los dos libros de Peter Biskind ("Moteros tranquilos..." y "Sexos, mentiras y Hollywood") son ligeramente farragosos de tanto dato que mete? A lo mejor es mi problema de déficit de atención, no sé...
Afectadísimos y nouvellevagueros saludos.
Hola Grom,
Pues tienes razón pero, la verdad, es que Bogdanovich es una víctima de sí mismo. Perdió completamente el norte en los 70 y excepto la película a la que te refieres poco más. Es una pena porque siendo todo un referente en la historia del cine ha quedado como una sombra de lo que era. Y no, no aparece en el documental de Polanski me imagino que porque el documental va del asunto ese feo del polaco y una menor pues...de hecho no sale Nicholson (teóricamente lo que ocurriera ocurrió en su casa) y ningún actor o director.
"Star 80" es una película bastante buena y sanguinolenta...de ese cine de serie B que mola bastante por chungo, más que nada.
Sobre el libro de Biskind te diré que si no diera información sobre tantas películas se quedaría un poco cojo, o sea, que sólo sería un libro de cotilleos como "you´ll never eat lunch in this town again" o "driving under influence" de Julia Philips. Ambos muy recomendables, por cierto, y que le desvelaran todos los secretillos de todo el mundillo del cine en los años 70.
Un abrazo enorme.
Jo pues mi melodía de móvil es Helter skelter, ¿En qué me convertirá eso? (Aparte de en fanático de los Beatles).
Por cierto, cada vez entiendo menos como es posible que este blog no sea columna de periódico de tirada nacional viendo los columnistas que hay por ahí con su propio espacio y la mitad de la mitad de calidad.
Este post, no sé porqué, me ha dejao pelín de mal cuerpo. No por lo que dices, sino por los protagonistas de tu relato.
Hoy debo tener el estómago un poco delicado.
Hola a ambos,
Paria,
"Helter Skelter" gran canción...no diré nada de tus halagos que me sonrojo.
Manu,
¿Mal cuerpo? ¿Los Manson? ¿Polanski o que Bogdanovich dirigiera Nickelodeon?
Un a-brazo.
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