domingo, 14 de junio de 2009

Tocaban estos en la FNAC...

Ayer a Fran Nixon un fan le regaló una camiseta de Zidane autografiada por el ídolo futbolístico ...he de decir que sentí envidia, esa envidia infantil del día de Reyes cuando uno descubría que al vecinito odioso le habían regalado el barco pirata de los clicks y que los muy cabrones habían dejado en la puerta de tu casa un estúpido yate amarillo, ¿Puede competir una barcaza de recreo con la gallardía de un galeón español con tres cañones, un tesoro y un negro armado con dos pistolones de mecha?
La noche después sólo mejoró, copa previa (a la inglesa) en El Parnasillo y charla sobre la postpoética de Fernández Mallo. A mi se me atragantan sus novelas nocillas y me mantienen en mis trece de que en la literatura de mi generación hay más menciones a Lynch, Clowes o Reed que a escritores. Javier Calvo, el escritor de "Los ríos perdidos de Londres" (entre otros), se identificó como un escritor que había pasado más tiempo con la Xbox que delante de un libro...es una boutade con cierto fundamento. Es verdad que hay más cine y más música que literatura entre las influencias de estos nuevos novísimos.
Madrid está desierta y calurosa. Noche de tormenta eléctrica sobre una ciudad casi deshabitada por el puente del Corpus, calles silenciosas y algo fantasmagóricas. Visita al Doña Pepita para hablar del lugar que ocupará Stephen King en unos años, sobre su influencia en toda una generación de escritores, sobre el descubrimiento de los géneros como método de expresión, el western crepuscular, la ucronía, la política ficción...novelas en primera persona de corte psicológico que tienen como protagonistas a detectives, vaqueros, habitantes del apocalipsis...se interrumpe el torrente de información para chascarrillear sobre ídolos de ayer y de hoy, sobre fenómenos mediáticos, sobre el legado de los genios.
Estamos calurosos y tranquilos con el whisky en la mano mientras el viento parece barrer la calle y la temperatura ambiente parece subir incluso un par de grados ahí afuera, Ana sale despedida a buscar tabaco y suena el teléfono. Al otro lado está Raquel preguntando por cómo va la noche a trescientos kilómetros de distancia. Va bien porque estábamos hablando de Sergio Algora y de Stephen King, y de Javier Gurruchaga y de que el encanto no puede durar toda la vida y las primeras gotas de lluvia templada comienzan a caer sobre el pavés recalentado por la tarde asfixiante. Hablo con Raquel y me doy cuenta de que soy el último habitante de la calle pese a que no son más de las doce y que este es el barrio literario de perdedores como Arturo Barea y Luis Martín Santos que los recorrieron mucho antes que yo; estas son las calles de Don Latino y de Max Estrella...una Vetusta gigantesca. Y que descanses, que descanso y que te cuides y que me cuido y que duermas bien y que no voy a dormirme hasta dentro de un rato. Y buenas noches y entra Richi como despistado pero que nunca lo está porque la gente que es antigua y moderna no se despista nunca.
Las horas pasan a velocidad de crucero y recalamos en el Café Manuela para dar cuenta de un gin tonic o dos, los que nos de tiempo. Fran y Ana se han retirado y quedamos unos cuantos. En la mesa de André está Julián Villagrán, un actor tímido y emocionante salido de la escuela de arte dramático de Sevilla de donde han salido Alex O´Dogherty (Cámara café, cabeza de perro), Paco León, Ángel García Pérez, Paco Tous, Vicente Romero...yo lo descubrí en un corto que se llamaba "bailongas" y luego de prota en "Carlos contra el mundo" (Chiqui Carabante, 2002) que es una de mis películas preferidas porque es un poco tímida y un poco irregular pero también emocionante. Cae el asunto de Russian Red vs. Elektra -del que se ha hablado un poco- y de conciertos y se canturrea Erasmus Borrachas a sonrisillas etílicas cuando pasan los grupos de erasmus...orgasmus gabachas dice alguien...de lo divino a lo humano, arte menor vs. arte mayor, un delirio. El delirio en medio de una ciudad irreconocible por el silencio y la pasmosa elegancia con la que sus borrachos se retiran a sus domicilios o se desparraman sobre los charcos de lluvia.
Última (¿Penúltima?) parada en el Nasti. Antiguo Maravillas. Sabes que es el antiguo Maravillas porque desgraciadamente sigue oliendo inconfundiblemente a cerrao. El local está dejado y medio lleno. Se nota lo primero por lo segundo. A lo mejor es que no vamos tan borrachitos como pensamos y por eso somos muy conscientes de que la música atronadora es una especie de remezcla de sonido Manchester. Obvio: 24 hour party people. Hoy menos pero parece ser que la tendencia es reciclar los 90 again. Primero vendrá el sonido más digerible y machacón y luego las reediciones de discos de Charlatans, Happy Mondays, Stone Roses...rezo porque no se vuelvan a poner de moda los gorritos de surfero porque esta vez no pienso sucumbir. Me daban aspecto de champiñón enfermo en los 90 y ahora pareceré un champiñon viejo, como esos que se quedan en el fondo de la nevera. A lo mejor luego se reivindique el grunge. Quizás sea demasiado pronto y nos sobrevenga una nueva epidemos rocker cincuentero. Ya sucumbí también pero esta vez el tupé es sólamente un sueño en medio de esta pérdida de cabello. Iván, el bajista de Rusos Blancos y ex costabravista se afana por convertir la noche en un desfile. Oh Yeah. Es una versión hispana de Ferris Bueller. Ya sólo quedamos el nucleo duro, la facción noctívaga: Iván, Richi y un servidor. Elásticos, preparados y armados hasta los dientes. Para liarla. Despistado propongo una escapadita al "No fun" que abre hasta tardísimo. Miradas de "ese bar lleva cerrado años...". Oh, yeah. Estoy fuera del mercado oficialmente, no me pondré al día ni aunque me ponga un gorrito de surfero de Manchester.
Retirada a tiempo. Victoria segura. La casa de Iván tiene vistas a la ciudad. Cervezas callejeras adquiridas a los chinos que nos hacen precio porque somos los únicos viandantes dispuestos a festejar la soledad, la tormenta y a dar por hecho que la movida no ha terminado. A esas horas me siento un poco como uno de esos turistas despistados que en el año 97 todavía se afanaban pro preguntar por el lugar exacto donde se desarrollaba la movida madrileña.
Luego sofá y Algora vuelve a la conversación. A la confidencia. A veces creo que hay gente que, en realidad, no se muere que simplemente se hace transparente. Caen las birras. Caemos rendidos. A dormir, bellacos. Alargamos la reunión un poco dándonos consejos torpes para sobrevivir al intento...sin atisbo de pesimismo. Richi dice: "un amigo mío sudanés dice que en su país se dice que si no te mueres te verán en el desierto". Nosotros hoy nos hemos visto en el desierto asfáltico pero a lo mejor eso no es tan poético.
No he dormido mucho pero estoy activo como un maratoniano. Madrid sigue vacío. Me he ido a conocer a Emma, mi nueva sobrina. Grande y fuerte mira con sus ojos todavía torpes todo lo que le rodea. Es tranquila y se me queda dormida en los brazos. me pongo en plan Mufasa del Rey León y digo algo sobre que el ciclo continúa y que siempre hay una buena razón para perder algunas horas de sueño. De hecho con Emma en los brazos ni siquiera me acuerdo de la camiseta que un fan le regaló ayer a Fran al final de su concierto en la FNAC.

2 comentarios:

raquel dijo...

Yo es que estaba muy preocupada:

que si uno que emite radioactividad, que si otro obsesionado con las erasmus borachas y las pijas(aunque lo prefieran a Ud. ja,ja)que si otra que se ha quedado conegelada en la era de San valentín, y Ud. con su irresistible poder de atracción de cuerpos celestes. La patrulla X castiza!!.

Con amigos así ya puede uno emprender aventuras temerarias. Un beso muy fuerte, espero que haya descansado.

Señor Insustancial dijo...

Hola Rak-el,

La verdad es que sí, es la patrulla X castiza todos provenientes de diferentes planetas (Planeta Extrema y Dura, Planeta Axturias, Maño-land...)...

Nos hubiera gustado contar con su presencia, querida, porque no estaba representado su planeta (Planeta Valencia) y hay que luchar contra GodzRita y el hombre de los 1000 trajes.

Otro beso muy fuerte.