miércoles, 13 de octubre de 2010

Intercambio (Antonello Novellino y Antonio Quintanilla, 2010)



"Es un mundo extraño" (Laura Dern en Terciopelo Azul de David Lynch).

Travis Produce, la productora del amigo Carlos Clavijo, se embarcó el año pasado  en la producción de un cortometraje titulado "Intercambio".

Tras dar más vueltas que una peonza finalmente Carlos, y los dos directores Antonio Quintanilla y Antonello Novellino, consiguieron la financiación, reunir a un equipo, conseguir unos actores etc. etc. etc.

Las etapas de preproducción son unos días emocionantes. Emocionantes quiere decir que a la gente le dan ataques al corazón y siempre sale gente herida (normalmente por arma blanca, aunque también hay orgullos y egos que se destruyen) pero, en verdad, nada tienen que ver con un rodaje en condiciones en el que a cada segundo se escucha eso de "Bienvenido al infierno".

Sobrepasada la prueba moral y física que supone un rodaje y sobrellevadas las secuelas (gente que se despierta a mitad de la noche gritando "¡Otra toma!" o personas que sienten que su vida no tiene sentido sin que haya un bocadillo de tortilla de patata esperándoles encima de dos borriquillas a media mañana también está eso de que se te queda la mirada de las "1000 yardas" o, sea, que tienes la música de los caballitos golpeándote la perola durante días y solo quieres dormir) "Intercambio" fue acabada y comenzó otra interesante etapa llamada: ¿Quién quiere ver esta maldita obra de arte?.

Esa etapa no deja de ser también tortuosa y deshumanizada. Tienes que procurar que tu cortometraje llegue a todas las convocatorias posibles de festivales donde unos señores que saben mucho de esto (o, a lo mejor, que son parientes de un concejal sin nada que hacer o, a lo mejor, gente que no tiene nada que hacer) selecciona las que les parecen mejores para sus festivales.

El titular de este blog se encontró en su etapa en la que soñaba con hacer películas que, un corto suyo, fue seleccionado dentro de un festival de Cine Experimental. Con alegría me presenté en aquella celebración de lo moderno, de lo contemporáneo y de lo überguay descubriendo que la sinopsis que había entregado para ser incluída dentro de la programación había sido sustituída por un condescendiente texto en el que se advertía a los posibles espectadores de la pieza lo siguiente: "Comedia de temática adolescente  con buenas intenciones que reflexiona sobre el romanticismo urbano desde una perspectiva simpática y naïf".

Al conocer a los organizadores me encontré con la sorpresa de que me habían seleccionado por rellenar un hueco (¡No sabes lo difícil que es encontrar obras contemporáneas y experimentales a la altura!) y que me habían programado en una sesión en la que todas las películas eran video-danzas, cosas en blanco y negro grabadas en un video chusco donde los personajes repetían mucho cosas absurdas, películas hechas a la remanguillé tirando de los peores efectos estroboscópicos posibles y un largo etcétera de atrocidades (¡verás lo que vas a aprender de esta gente que está a la última!).

Con la sala repleta de personal (todos con pinta de ser los más tontos de Bellas Artes) me tocó salir a la palestra en un rarísimo cine-forum posterior junto a unos tíos austriacos que parecían los primos de los Kraftwerk y una videoartista que dijo que venía de grabar una rave y que se rascaba mazo. Preferí no preguntar.

Tras ello, y en los copazos posteriores, tuve el honor de recibir todo tipo de insultos como "me he reído con tu película pero es una chorrada" o "no esperaba encontrarme algo así, no niego que me he reído y que le ha dado un poco de frescura pero me ha resultado ramplona y comercial...una pena" y, finalmente, una palmadita en la espalda de los organizadores diciéndome: "Venga, que al menos has venido y lo estás pasando bien". Conseguí darles esquinazo cuando marchaban todos a un concierto de cantos esquimales o algo así y conseguí llegar al hotel para poder tirarme en el suelo y llorar y patalear hasta que me quedé dormido.

El caso es que a la tropa de Clavijo le ha ido mucho mejor que a mi y, seguramente, mejor que al resto de los cortometrajes españoles estrenados este año porque ya tienen en su cuenta 29 premios en todo tipo de festivales (nacionales e internacionales). El último, y más sonoro, el premio del público en el I´ve Seen Festival que organiza, entre otros, el actor Rutger Hauer. Para que vean que no me lo invento aquí les dejo el vídeo de la entrega del premio (recibido el viernes de la semana pasada) en el que estos muchachos decidieron regalarle a Hauer una paloma para agradecerle su trabajo en "Blade Runner".



"Intercambio" es un cortometraje que reflexiona sobre el totalitarismo desde un punto de vista crudo atacando el asunto desde una perspectiva realista : un pequeño pueblo ve como toda su producción de grano tiene que ir a las arcas del estado quedando sus habitantes sumidos en el hambre. Por desgracia el hecho no es política ficción y hechos como estos ocurrieron durante el mandato de Stalin. A partir de ahí "Intercambio" escarba en el monstruo de las dictaduras desde un punto de vista donde no hay cabida para el maniqueismo. Brutal y sincera, la narración desemboca en una reflexión que se aleja bastante de los habituales cánones de nuestro cine social y político: la pobreza y el hambre arrastran a la desesperación y a la consumación de actos terribles e inhumanos. Pero, por si fuera poco, se señala a los culpables y, allá a lo lejos, se trazan los elementos necesarios para que este tipo de actos se produzcan.

Y digo que se aleja de los habituales cánones de nuestro cine porque, en realidad, nosotros preferimos manosear un discurso que se parece sospechosamente a una clase de catecismo: la pobreza es digna y su existencia permite que la sociedad tome conciencia y se redima. Partiendo de ese sin sentido judeocristiano (implícito en la noción que lo moderno tiene de la injusticia social) preferimos regodearnos en una narración que tiene a la misma pobreza y a sus sufridores protagonistas como ejemplos de santidad y martirio pero nos obcecamos en no señalar a los culpables, ni siquiera allá a lo lejos en el horizonte.

Además de sus innegables valores técnicos y formales (la fotografía de Villarías, el trabajo actoral, el diseño de producción, el ímprobo trabajo de maquillaje y vestuario etc.) nos encontramos con una película cruda que, aparentemente construída en la ficción, nos llega como un sopapo documental.

Es una pena que el Ministerio de Cultura, pese a sus 29 premios, la haya tenido en poca estima y haya alcanzado la puntuación de "0" en el ranking en el que se otorgan los dineros públicos. Pese a la mala noticia que eso supuso para "Intercambio" no dejo de pensar que es una buena noticia para el cine español: si esta gran peli no ha recibido un duro es porque, sin duda, la competencia era muy buena. Habrá que estar atentos este año. Sin duda.

También es una pena que los éxitos de una producción española hayan pasado completamente desapercibidos para los medios de comunicación de masas de nuestro país. Sorprende cuando otros éxitos gastan tanta tinta y tantas tarjetas de memoria que "Intercambio" o que la nueva peli de Vigalondo o que lo nuevo de este o del otro casi pasen desapercibidas. ¿Saben que "Buried" de Rodrigo Cortés es un exitazo internacional? ¿A que no?

Y es una pena porque las películas serían una interesante industria. Las películas dan trabajo a mucha gente, y no me refiero solo a actores y técnicos, me refiero a conductores, taxistas, electricistas, economistas, administrativos, abogados, carpinteros, fontaneros, publicistas, diseñadores gráficos, trabajadores de la industria textil, modistos, sastres, peluqueros...por no hablar de que, indirectamente, generan beneficios en agencias de viajes, bancos, empresas de publicidad estática, medios de comunicación etc. etc.

Evidentemente no digo que la producción audiovisual sea la panacea pero, en realidad, en estos tiempos no nos vendría mal que unas cuantas industrias de este tipo se dedicaran a dar empleo. ¿no?

Es una pena que nuestras películas sean directamente las mayores damnificadas del momentos político y social que vivimos, que hayan sido elegidas como las cabezas de turco, como las víctimas propiciatorias y que, en un mundo informativo tendente a la extrema derecha, sean ignoradas. Por desgracia, los que deberían de estar haciendo patria, también parecen mirar para otro lado, quizás más interesados por otros mundos artísticos que, por desgracia, no están en este.

Les dejo pues con el recomendatorio de "Intercambio". Échenle un vistazo, si les apetece recomiéndenla a sus amigos y, por favor, no pierdan la oportunidad de decir que la han visto, de comentarla porque, con ello, quedarán ustedes como unas personitas informadas, que están a la última, que son capaces de descubrirles cosas a sus amistades. Háganlo de pasada, en plan, "¿Aún no habéis visto Intercambio? Pues es buenísima". Se van ustedes a convertir en los amos de la fiesta sin tener que pagarse ese curso de guitarra española que ofrecen en CCC. Bueno, a lo mejor no, pero sin duda habrán ustedes contribuído a que un emergente productor pueda seguir haciendo películas lo que, en el fondo, me hace recordar que cada vez que se hace una buena película un pobre desgraciado sale del paro.

Pueden disfrutarla aquí.

2 comentarios:

Paria dijo...

Acabo de ver el corto, la historia la verdad es que no me parece gran cosa, pero que le voy a hacer, crecí con el equipo A y Steven Seagal así que solo soy capaz de ver a unos campesinos tan cobardes que prefieren matar a sus hijas a plantar cara jejejeej...¿Se nota mucho que a mi el cine comprometido no me va?

Sin embargo técnicamente (y uso esta palabra en el sentido que puede usarla quien no tiene ni puta idea) me parece impecablemente hecha...Curiosamente al contrario que lo que hace Vigalondo, que me encantan las historias pero me parece que técnicamente les falta calidad, hablo de cortos que he visto y "Los cronocrímenes".

Señor Insustancial dijo...

Hola Paria,

Creo que lo interesante de una película como "Intercambio" es que ahonda en eso, en por qué unos señores no son capaces de enfrentarse a un régimen totalitario. Yo creo que esta película más que una película comprometida...que es un género inexistente en tanto en cuanto nunca se nos dice con qué tiene la cinta el compromiso (¿Sería "El triunfo de la voluntad" una película comprometida con el nazismo?) es un drama con tintes políticos.

Sí, tecnicamente es una gran película y, sobre lo que dices de Vigalondo, yo creo que el estilo de Nacho reside un poco en jugar con la credibilidad de los elementos del cine de género...Creo que Nacho es un gran director, por cierto.

Un abrazo grande.