martes, 9 de noviembre de 2010

El Papa y la Santísima Trinidad de Marx


Iba a hablar de Papa pero...narices...estamos todos de acuerdo ¿no? Quiero decir, sólo hay que leer la prensa y ver la tele para entender la dimensión interplanetaria del personaje, para postrarse ante los pequeños pies metidos dentro de unos estupendos zapatos de Prada, para rendirse ante la paradójica evidencia de que, pese a mantener uno de esos discursos de tanqueta y tentetieso el actual dueño de la silla de Pedro es, ni más ni menos, que un hombre con un encanto, un charme y una personalidad tan magnética que, ufff, ante su presencia incluso sus enemigos más acérrimos parecen derretirse como un Frigo Dedo fuera de la nevera en pleno agosto en Andujar (Jaén). 

Fíjense si Benedicto XVI será acojonante que ha visitado nuestro país para demostrarnos que si el misterio de la Santísima Trinidad consiste en que un mismo ente puede ser tres cosas diferentes a la vez (padre, hijo y espíritu Santo...una especie de huevo kinder teológico cuyo entendimiento me costó varias collejas hasta que lo entendí) él mismo también puede presentarse ante los fieles en la misma forma siendo, a saber, Jefe del Estado Vaticano, máximo representante de Dios en la Tierra y, como no, el teólogo ultraconservador Joseph Ratzinger cuya única y pequeñísima debilidad parece ser el hecho de que el hombre se pirra por las cosas carísimas que hacen bling-bling desde zapatacos de 500 euros y más allá hasta ricos vestidos eclesiásticos y gorritos de todo pelo. 

Es por ello que Joseph Ratzinger/Benedicto XVI viene a nosotros ofreciéndonos con una mano la salvación eterna y con la otra un bofetón con la mano abierta para recordarnos que su primer ofrecimiento pasa por ver, oir y callar; por la obediencia silenciosa a la espera de, como si fuéramos congresistas retenidos por Tejero en el Parlamento, la llegada de una autoridad mayor que, como Godot, no acaba de decidirse a hacerse presente de verdad. Ya les digo que esa visita tampoco sería agradable porque, por alguna razón que se me escapa, el segundo advenimiento del Mesías por narices habría de coincidir con la llegada de un personaje venido de la Zona Negativa llamado sucíntamente Anticristo pero reconocido por otros nombres y creo que también con la celebración de un maxiproceso judicial express en la que nuestro mismo creador decidiría quienes se pueden sentar a la derecha de su trono y quienes, por desgracia, merecen pasar la eternidad en el Infierno que tiene buena calefacción y ambientillo pero malas vistas. 

O sea (tía) que ya el mismo Papa te está advirtiendo que es mejor que, por si las moscas o por si todavía eres un pecador de la leche, no aparezca y te quedes con las dudas que siempre serán mejores que lo otro, la condenación eterna. 

Dicen que la visita del Sumo Pontífice nos ha costado 3 millones de euros. Me parece francamente poco. Muy pocas veces tiene uno la oportunidad de recibir la visita del único tío en todo el Mundo que tiene línea directa con Dios, con una especie de Mega-Super-Medium que, además, no puede equivocarse. Es más, los 3 millones de euros famosos sirven para sacar a muchas monjas a la calle (que no suelen salir mucho) y para que muchas familias hagan turismo siguiendo a la comitiva de su Santidad y eso es bonito porque, si uno tiene 8 o 9 hijos, por narices, tiene que salir poco de casa y lo que a cualquier despreciable cabrón se le antoja como unas muermo vacaciones (kilómetros en autobús, alimentación a base de "bolsas Picnic" -minibocatines, pieza de fruta y botella de agua-, cánticos populares que dan dolor de cabeza, madrugones y pernoctas en polideportivos municipales acondicionados como si recibieran a las víctimas del huracán Katrina) a una de esas familias que salen poco les deben de parecer dos semanas en Copacabana a full equipe

Es más, que este año la visita papal aumente en 3 millones la cuenta de 6.000 que el gobierno español le suelta todos los años a la Iglesia Católica (los fieles no dejan mucho en el cepillo, al parecer). Una propinita, ya ves. ¿Te imaginas que tienes 6000 pesetas en el bolsillo y te ofrezco que, por sólo tres más, puedo  traerte a un ser mítico hasta la puerta de casa? ¿A que dirías que sí, que guay? 

Ratzinger en su faceta de representante de Dios en la Tierra te dice que seas bueno, en su faceta de Teólogo carga contra el aborto, el matrimonio homosexual y el aumento de la laicidad (una forma de decir "estamos perdiendo clientela") y, como representante político, se permite hacer análisis políticos del tipo "están ustedes como en los días de la II República". Está claro que no falla en ninguno de sus análisis: hay que ser bueno, nos estamos condenando por culpa de nuestra dichosa manía de llevarle la contraria a la Iglesia y con nuestra reticencia a ir a misa y, también es verdad, estamos casi tan mal como en la II República. Esta misma mañana una turba de la CNT y de la FAI han quemado una iglesia llena de fieles. 

Pero, espera...¡Que yo no quería hablar del Papa! ¡Soy un gilipollas! 

Les cuento, un amigo de mi padre me regaló un montón de cosas de las que su mujer quería deshacerse. Un lote completo de su etapa juvenil: un tocadiscos Bettor de sonido cuadrafónico, discos de Hendrix, Génesis y Jethro Tull (entre otros) y un montón de libros y revistas de música viejas. Un botín, vamos. 

Uno de aquellos libros llamó mucho mi atención así que comencé a leerlo. Comencé a reírme desde el primer párrafo. Así que, al día siguiente, me lo llevé a misa. Estaba preparándome para la comunión y el cura que venía a dar la misa al barrio (la daba en el bar porque no había templo...lo juro) me obligaba a estar el primero allí y, como a veces se retrasaba, solía sentarme a esperar sentado en la puerta sin hacer nada. 

Reconozco que había algo fascinante en el rollo de ver como el señor aquel se preparaba para la misa. Como se ponía toda aquella ropa sobre la ropa de calle mientras que ordenaba el sitio donde se celebraba la ceremonia. En aquellos años mi imaginería infantil se reducía a las películas del Oeste y a las del Espacio, ya saben, un mundo básicamente de héroes y de malvados. La figura de Jesucristo, por tanto, encajaba de algún modo loco en todo aquello: era un héroe solitario con unos poderes acojonantes que iba por ahí haciendo el bien. Un bien bastante bien hecho. Me acuerdo que una de las mejores series que había visto por aquel entonces, o a mi me lo parecía porque no la he vuelto a ver, era "Los 7 de Blade". Era una serie que iba de unos reclusos que, comandados por el prota, atravesaban la galaxia llevando a cabo diversas misiones...en mi chiflada cabeza aquello no podía ser otra cosa que Jesucristo y los Apóstoles o, al menos, así me los imaginaba yo. Quiten togas y pongan pistolas de rayos lasers. La bomba. 

El caso es que el cura y yo siempre charlábamos antes y después de la misa. Al principio porque llegaba antes que nadie y me tocaba salir por el barrio tocando una pequeña campana para avisar a la gente de que quedaba poco para la función eclesiástica (el bar sustituía a la iglesia y la campana aquella sustituía al campanario) lo que también me molaba bastante. Salir por ahí a tocar la campana era como, no se, ayudar a hacer el bien, como aquel chiquillo que iba con Robin Hood. 

Cuando terminaba la ronda volvía a la Iglesia de campaña y comenzaba la misa. Después de la misma me tocaba quedarme para repasar un poco el catecismo. Las relaciones entre mi padre y aquel señor no eran buenas por algunas razones como, por ejemplo, que mi padre no iba a misa y que mi progenitor era el único señor del barrio que lo llamaba de tú, cosa que al hombre este no le hacía gracia. Si aceptó darme la catequesis creo que fue por una sencilla y vengativa razón: convertir al hijo de un progre que se mostraba un poco hostil y que, en cierto modo, hacía proselitismo laicista junto con un médico que habitaba por aquellos años en el barrio. Ambos, bastante borrachitos, la noche en la que Felipe González fue elegido presidente por primera vez empapelaron, literalmente, el barrio de carteles (González confiado y juvenil en primer plano sobre un fondo azul cielo veteado por nubecillas algodón) donde habían escrito con edding rojo "Enhorabuena, Señor Presidente". La guasa de la Guardia Roja, vamos. Los hijos de Pol Pot, como dijo otro vecino, cuando los veía pasar a los dos barbudos vestidos con ropa de pana y pellizas. Y ellos tan tonticos y tan orgullosos, en plan, ahora os vais a enterar que vamos a dejar esto que no lo va a conocer ni la madre que nos parió. Qué malo el whiskacho y los puros aquellos. 

El caso es que el cura se lo tomaba con bastante paciencia pese a que, y era cosa mía, aquello por la épica me interesaba bastante (curar a leprosos y darle cera a los mercaderes del templo) pero por la otra, por la que de verdad es cosa religiosa, se me resistía. El caso es que a todo lo que yo preguntara el tipo me decía "fe, si tienes fe y crees no necesitas nada mas". Daba igual que le preguntara sobre el hambre en el mundo o sobre los planes del bien para derrotar al mal...todo se reducía a algo de lo que carecía o que no había crecido en mi anterior. 

Por aquellos tiempos, creo que había pasado como un año, ya estaba el hombre hasta las narices y no hacía más que decirme que o comenzaba a dejar de hacer preguntas o no estaría preparado para hacer la comunión. Coño, pues mal. El caso es que, por lo que fuera, seguía haciendo preguntas sin que el hombre me dijera directamente "no hagas más preguntas". Y aquel día, aquel domingo, fue completamente definitiva. Terminada la misa y terminado el cura de colocarse el cuello blanco tuvimos una charla, un tanto frustrante, antes de que el hombre perdiera la paciencia por completo porque me había tragado una frase del Credo. Muy mosqueado, se levantó de una de aquellas sillas de plastico negro y dijo "la semana que viene te lo aprendes entero y no te voy a dar más clases hasta que no te lo aprendas todo". Me levanté un tanto avergonzado y me dirigí hacia una de las sillas en las que había dejado olvidado el libro dichoso que me había llevado para entretenerme. Al ir a cogerlo, el cura se pispó y me preguntó: "¿Qué estás leyendo? ¿No ves? Es que no deberías de despistarte perdiendo el tiempo en tonterías cuando...". Le mostré la portada y le cambió el color de la cara. Terminó de arreglarse y muy serio me dijo: "Espérame fuera". 

Al poco tiempo salió, cerró la puerta del templo-bar (cuantas veces me he acordado de aquella escena cuando he visto como era el último en salir de un establecimiento de jolgorio) y muy serio, en lugar de tirar hacia la carretera para coger el autobús como acostumbraba me dijo "vamos a ver a tu padre". Me jiñé encima. 

El cortísimo recorrido se me hizo muy largo porque el hombre aquel mascullaba palabras ininteligibles. Y yo detrás, como un idiota preguntando "¿Qué ha pasao? ¿No me va a dar más catequesis?". Cuando doblamos la esquina nos encontramos con mi padre que estaba barriendo la puerta de casa. Tenía fama de rojo y de barrer la puerta cosa que al vecino que dijo que era el "hijo de Pol Pot" le hacía mogollón de gracia porque el hecho de que mi padre ayudara en las tareas del hogar era algo todavía moderno y que le permitía unir a la lista de descalificaciones obvia la de "mandilón" y "calzonazos". Un descojono post Transición. 

"Buenos días". 
"Buenos días, ¿qué le ha hecho el niño?". 
"Vengo a decirte que no puede hacer la comunión, que no está preparado y que, en la medida de lo posible, si quieres que siga viniendo a misa lo mandes sin que se traiga ningún libro o no lo voy a dejar pasar. Es intolerable que le laves el cerebro así. Es solo un niño. Y si haces esto con tu hijo me doy cuenta de lo que enseñas a tus alumnos, eres un irresponsable". 

Mi padre sin entender nada se quedó pensativo y noté que el mosqueo le comenzaba a subir por las piernas hacia justo la vena esa que está en la sien y que se le hincha (unos primos míos, cuando veían el espectáculo, gritaban sin cortarse "¡La vena, la vena!" antes de salir corriendo) y después se le puso un ojo bizco que es una señal malísima de que el espíritu malvado de Skeleton se le ha metido en el cuerpo...

"¿Qué libro?"
"¡Un libro de Marx! ¿Tú crees que un niño está preparado para leer a...a...a....ese? ¿No te va vergüenza mandarlo a misa con eso?"
"¿Donde está ese libro? Insustancialito, ¿Me has cogido un libro?". 
"No, fue uno de los libros que me dio Jose Luis anoche". 
"A ver". 

Le entregué el libro a mi padre. Se quedó mirando la portada y leyó...

"¿Tu crees que es malo que el niño lea "Groucho y yo"?" 
"¿Qué?"

Mi padre le puso la portada delante de las narices. El cura sólo había leído MARX en el título y no GROUCHO (el autor) y ni siquiera el título. Me temo que se había dejado llevar por el frenesí. 

"Eh...pensé que le habías dado un libro de Marx al niño. Mis disculpas. Pero de todas maneras no puede hacer la comunión porque le metes tonterías en la cabeza y luego me las pregunta. No entiende qué es la fe". 

Entonces mi padre se giró y me dijo: 
"¿Quieres hacer la comunión? ¿Todavía quieres hacer la comunión?". 
"Sí, es que..."
"Mira, el niño quiere hacer la comunión y si no quieres darle la catequesis pues que no vaya más por misa, ya me encargo yo de buscarle un cura o lo que haga falta. Buenos días". 
"No, no, que venga cuando quiera, si es muy buen chico, pero no estudia nada". 
"Vale, pues que vaya si quiere". 
"Tiene que estudiar porque si no, no va a haber un cura que le de la comunión". 
"Vale, ya me encargo yo de eso". 

Ambos se despidieron allí y yo me quedé sentado viendo como mi padre barría la casa. El vecino de arriba salió y dijo "¡Calzonazos! Bien domado que te tiene la mujer! ¡Tiene más huevos que tú!". Y mi padre, francamente mosqueado, tiró la escoba y le contestó "¡Pues hoy las cervezas te las tomas con tu puta madre, facha!" y después informó a mi madre de que, los hombres de la casa, se iban a comprar el periódico. Y volvimos y, como muchos domingos, el facha, el médico y el maestro de escuela se sentaron en la puerta a tomarse unas cervezas para terminar discutiendo, como siempre, sobre el Real Madrid.

Y es que se cumplen 75 años del estreno de "Una noche en la Ópera" la que está considerada como mejor película de los Hermanos Marx, uno de los autores de aquel libro que sacó de quicio a aquel cura. 

No he sido un tío muy religioso después por decisión propia pero sí he sido un seguidor furibundo de los Hermanos Marx que, eso sí, es una herencia directa de mis padres que eran muy fans del humor de aquellos tíos. Soy marxista (en muchas acepciones de esa palabra) y reconozco a Groucho como un Dios y a sus hermanos como una extensión del poder del humor que sale de la lampancia. El de tres miserables absolutos que predicaron con el poder infinito del absurdo a cambio de que tu alma no cayera jamás en el limbo del aburrimiento. 

El aniversario de dicha película, que mi amigo Eduardito y yo vimos cuatro veces en un mismo día saltándonos sólamente algún número musical, si sería algo para celebrar con cabalgatas y discursos. El simple hecho de que los Hermanos le pidieran a Margaret Dumont (la señora mayor que les servía de chanza) que siempre interpretara en un código que no fuera el cómico ya vale un Nobel. 

A mi toda la visita papal y todo el rollo posterior y esas palabras grandilocuentes (Feijoo ayer dijo que Galicia había sido el centro del universo al albergar durante unas pocas horas al Papa...afirmación que no se si sería compartida en Islamabad o en Pekín) me resultar tragables sólamente si me puedo poner el bigote de coña y el puro sin encender en la boca y soltar una chorrada para contrarrestrar tanta estupidez oficialista e interesada.

Es un poco tonto iniciar un listado de las mejores frases de "Una noche en la Ópera" o de hacer un repaso de las mejores escenas. Es una gran obra que, sin embargo, técnicamente resulta un tanto chapucera y no tuvo mucho presupuesto porque la MGM dudaba de que los cómicos, muy famosos en los espectáculos de variedades, consiguieran un taquillazo después de los cinco anteriores fracasos (el peor "Sopa de ganso" que es una obra maestra de la comedia aunque sólo sea por la pelea de Harpo y el tío de los cacahuetes) pero sin duda es una de las cotas cómicas del humor planetario. 

Predicar con el desastre y meterle al personal el miedo en el cuerpo (vas a arder en el infierno, baby) es una cosa pasmosamente rentable pero yo prefiero la prédica del despiporre más que nada porque firmar un contrato por la salvación de mi alma que no me asegura, ni mucho menos, la salvación de mi alma me suena un tanto a "la parte contratante de la primera parte". 

Se cumplen 75 años de una obra maestra de la carcajada. Estaría bien que alguien lo celebrara en un momento en que no estamos para que nadie nos diga que, encima de pobres, somos malas personas.

Nota del Insustancial: Johnny Cash es uno de los muchos músicos (desde Leonard Cohen a George Harrison) que ha jugado con la imaginería religiosa para componer algunos de sus temas más notables con grandes resultados. Su "When the man comes around" es una de esas canciones que intenta describir el momento en el que llegue el Juicio Final con gráficas escenas como las de los hombres poderosos tirando sus coronas de oro a los pies del Altísimo...una cosa es ser ateo y otra cosa, muy diferente, es no apreciar la grandeza de este señor tan cateto. 


4 comentarios:

Jo dijo...

yo soy pobre
pero tengo espíritu
... soy mala persona...
a veces.
pero eso no es pecado es d ehumanos
jaja

y a bien.. lo hereje y lo atea me sale a borbotones independientemente de haber crecido en una familia católica

loq ue agradezco a la divina providencia no haya hecho tanta mella en mi..
porqu esi no seria una mojigata
y yo prefiero ser gata mas que moji y todo lo demás---


mi abuela (que por cierto es española igualita a mi abuelo y a mi papa) pues nada... que tenian bien puestas esas cosas sobre la religión. los protocolos y demas ritos especificos para ·estar bien con dios"
y no lo critico

al menos es de las herencias mayormente ricas de trafondo cultural que creo se hibridizo con América


aunque que dios me perdone si a veces reniego de esas cosas y de san benedicto que tiene cara de diableque

(perdoname abuela)
u.U

eduardoritos dijo...

Perdona que hoy no lea tu entrada, porque me cabrea hablar sobre el ex director de la Inquisición (perdón Congregación para la Doctrina de la Fe); el señor que ahora mismo ostenta la infalibilidad papal (esa que solo existe como dogma desde hace unos 150 años) y que durante años ha rechazado la autorización de distribución de preserbativos en África (por ejemplo) o la difusión del conocimiento del contenido de los Manuscritos de Qumram (por ejemplo más)... y tan etcétera.

Me cabrea mucho y paso, ala.

Kontx dijo...

Porque no linkeas tu blog en el twitter?...Todo el mundo lo hace...y el tuyo es buenísimo..que modesto...insustancialito!

Señor Insustancial dijo...

Hola a todos,

Jolie,
A mi lo hereje me sale de puro natural. Qué le voy a hacer.

Yo también prefiero ser más gato que moji...

Somos herederos de una religión que nos ha dejado huella, claro, pero hay que saber quitársela de encima poquito a poquito.

Eduardoritos,
Entiendo perfectamente tu indignación.

Kontx,
Es sólamente pudor. El autobombo me horripila.

Gracias a todos por estar por aquí.