lunes, 23 de febrero de 2009

Menús para modernos



Mi pueblo tiene un cine muy guay. Un cine guay al que la gente no se acostumbra a acudir a la primera sesión de ninguna película por lo que Papá Manson y yo vimos "Dieta mediterránea" (2009, Joaquín Oristrell) completamente solos. Un amigo de mi padre ya nos advirtió antes de entrar: "Id a verla porque es una película que sales encantao y con unas ganas de cocinar y de follar tremendas". Dos sensaciones mejores que las ganas de matar gente, que eran las que recordaba que me producían las comedias dirigidas por Oristrell pese a que mi padre se quejó diciendo que las primeras ansias, las de cocinar, eran fácilmente resarcibles mientras que las otras, las del foglieteo, se nos harían más difíciles de mitigar inmediatamente debido a nuestros respectivos estados civiles.

Paridas aparte la película está bien, divertida, tristonceta y me recordó algo a la grande "No respires:El amor está en el aire" (1999, Juan Potau).


Sobre cocina hablaba el Chef Andrés Madrigal en la contraportada de El País dejando este titular:

"Comí la placenta de mi hija a la naranja". Lo explica así:

"Me recordaba al hígado de cualquier animal de caza. Hice placenta en reducción de naranja y le eché caramelo y un poco de pimienta para que desapareciera la hiel y el posible sabor a caza, y la trituré. Como un batido. La comimos entre ocho. En España no es normal, pero sí en el centro y en el norte de europa. Tiene muchísimas vitaminas. Y fue algo espiritual".

Pensé que la deconstrucción, la cocina con hidrógeno o las impresoras que Homaro Cantu presentó en el Madrid Fusión de 2006 ya eran como la última frontera de la gastronomía pero no, la verdad, los confines del universo fogón son infinitos. Ahora podemos comer placenta y dos aplastantes argumentos: tiene muchas vitaminas y lo comen en Europa. Además, como todo el mundo sabe, comer despojos es muy espiritual. Una espiritualidad de reducción de naranja y caramelo que es un camino más agradecido que el de estoicos, místicos y ascetas pero espiritualidad al fin y al cabo lo que ocurre es que ahora se llama "New Age". Me imagino que Tom Cruise, que le contó su intención a la revista GQ de hacer lo mismo acompañándola del cordón umbilical, no hubiera tenido tantos remilgos de enterarse de que el mal sabor de la pieza de carne podía aminorarse con una buena receta de caza.

Lo más curioso es que preguntas antes se azoraba ante la posibilidad de que un cliente le pidiera un par de huevos fritos:

"(...)Le haría entender que yo no hago huevos fritos, que lo voy a intentar y que tardaré un poco. ¿Y cuánto cobro por dos huevos fritos? Pero que no vengan muchos pidiéndolos, porque no me dedico a eso".

Es curioso que un cocinero no sepa cocinar unos huevos o que no sepa decir el precio (Lucio en Madrid los cobra a 18 euros, si no me equivoco) de algo tan sencillo.

Me parece sorprendente que en pleno siglo XXI todavía atribuyamos a ciertas partes del cuerpo elementos místicos o espirituales: en mi pueblo los mozos, cuando el toro está muerto, caen sobre el cadáver y el que llega primero le agarra las bolas al animal. Después se acerca por el matadero y le entregan dichas bolas (llamadas por allí "turmas") para que pueda cocinarlas en casa y comérselas. Dicen que dan vigor sexual para un año, que te convierten en Nacho Vidal. Sobre cosas que come la gente creo que la mejor peor anécdota me la contaron por teléfono a las tantas de la madrugada dos amigos en avanzado estado de descomposición nocturna: aseguraban haber conocido una muchacha que les instruyó en los beneficios de la alimentación por regurgitación.

Lo que comemos, al parecer, transmite un mensaje. Bien lo sabe Marco Antonio que fue arrastrado por los pies por todo el Imperio Romano cuando Octaviano y Agripa, que lo habían visto "alimentarse de la carne podrida de los animales muertos en los pantanos", descubrieron que se rodeaba de todo tipo de lujos gastronómicos en su palacio de Alejandría. "Es un blando y se ha amariconado" pensaron. Le dieron cera. Si lo hubieran visto comiendo cosas pochas o, incluso, la placenta de un ciervo vuelta y vuelta el Triunvirato se hubiera mantenido hasta nuestros días.

Hace relativamente poco una conocida me confesaba que se había hecho un tratamiento de belleza a base de diamantes y oxígeno. Te tumbas en pelota dentro de una campana de plástico y te van colocando algunos diamantes pequeños sobre el cuerpo mientras una máquina suelta oxígeno. Al parecer hay que saber colocarlos para que hagan una especie de campo de fuerza que es más beneficioso si se aspira "otro" elemento puro. El precio exhorbitante. Cuando le dije que no recordaba que el Diamante fuera un elemento de la tabla periódica de los elementos me mandó, claramente, a tomar por culo. ¿Quién dice que la imposición de piedras preciosas es beneficiosa para la piel? ¿Margaret Astor? ¿Al idiota que se le ocurrió freir la placenta y comérsela?

Vieja superchería a precios competitivos. Que nadie diga que cada día estamos más lejos de la caverna porque, en realidad, me parece que nos vamos todos a ella...eso sí, con el Ipod colgado de la oreja.

Nota del Insustancial: Creo que a alguien le han dado un Oscar y que es de Alcobendas pero, la verdad, no estoy muy informado porque en el pueblo sólo puedo ver la Primera, Antena 3 y Telecinco...y no tengo internet.

10 comentarios:

Onanista Sánchez dijo...

la nueva hamburguesa canadiense del McDonalds es la repera y más si se come a la solana en un parque madrileño. Ayer casi la vomito encima cuando mi novia me acercó la contraportada de El País con cara de incredulidad y asco. El sentimiento fue mutuo por parte de los dos: "hay que ser gilipollas"

ENRIC dijo...

Merhaba Mr. Insustancial, ¿como le fue?
Me ha encantado su placenta...ejem!! su artículo, carajo !!!
Y la verdad es que todo ha comenzado con una peli de comer, de cocinar y de echarle alegrías al cuerpo ¡y en tiempos de CRISIS!.
Pero vamos, toda esa porquería de cocina para degenerados, todo eso de Adrià y sus secuaces, esa tempura de criadilla con sushi que sustituye la alga Nori por billetes de 500 euros me huele que se va acabando. Muchos de esos restaurantes donde te las daban con queso por el precio módico de una puñalada trapera comienzan a poner menús a mitad de precio para que el personal no cambie de acera al pasar por allí. Adrià dice que lo del Bulli se va acabando y Santi Santamaria ya no berrea escupiendo pus contra los grandes Chef de la cocina nacional. Ahora los grandes heroes ya son (creo que siempre lo fueron, pero vaya...)Arguiñano y her sister, Brunete y su banda y, como no, el kebab Mustafa en esa esquina de İstanbul. ¡cuanto humo!¿que alguien llame a los bomberos!¡Socorooooooooo!!!!!
Yo, por el momento, seguiré cocinando para los míos esos platos que conoces y que beben de la tradición. Seguiré mirando de soslayo los cuchillos que me lancen e intentaré, seguiré intentando olvidar ese huevo entrando el coño de Eiko Matsuda para después entrar en la boca de Tatsuya Fuji... Mhhhhh !!! Ahjjjjj!!!

Un revolucionaro abrazo for you my
camarada,
Görüşürüz,
Hasta pronto !!!

Edu Galán dijo...

Y también dimitió un ministro por ir de caza... o algo así...

manu dijo...

Asinqué dando de comer a los "titiriteros" :P Yo que creía que me encontraría un post sobre Pe.

No puedo con esta moda de la cocina de diseño. Me parece, por lo general, otra estafa más. Ganas de follar, pues sí, claro; de cocinar ni de coña, comer sí, por supuesto. Perro que es uno.

Vaya amistades, limpieza de cutis con diamantes.

Paria dijo...

Ahh, la magia representativa,¿O era simpática?, del siglo 21. Distintos métodos, mismos retardados. Ahora te miran mal si te comes el corazón de tu enemigo para robarle su valor. Pero si dices que para curar un dolor de muelas lo mejor es coger un corcho, quemarle el extremo y meterlo en el bolsillo del lado que duela te darán un programa de tele y venderas libros a patadas (Vease Txumari Alfaro).
Y mejor no hablo de los cocineros chupiguays porque me encienden tanto como los brujos.

Anónimo dijo...

Sólo puedo añadir que plantearme el que me guarden la placenta del Niño Estrella en un tupper para prepararmela a la riojana o con salsa verde me provoca tales regurgitaciones estomacales como para redecorarme el salón con mis propios jugos gástricos.

Así que a)ser gallego no significa lo mismo que ser de Norte o Centro de Europa; b) no encuentro yo ocho personas que se coman el órgano vascularizado que atiende las necesidades de respiración y excreción de mi amado vástago fetal ni aunque los amenace a lo Dexter Morgan; c) la única manera de conseguir que la gente haga gilipolleces es cobrarle un huevo de pato por ello - siempre que no sea frito, claro -.

Piénsese el montar una empresa de asesinatos mediante el roaldahliano sistema de, a precios deshorbitados, desear enormemente la muerte de alguien: yo tengo un local y nos forramos.

Afectadísimos e incredulidáceos saludos.

PD.- Mi Bella Esposa me apoya en el proyecto "Doc Lex Mateo"... siempre y cuando todos los personajes malvados se llamen "Richard Crosssssss" (vaya Vd. a saber porqué le marcó tanto "Murder One").

Erosè dijo...

Debo ser de las pocas personas a las que les gusta cocinar, les entra ganas de cocinar y no les entra ganas de follar mientras el rodaballo te mira con su cara aplastada, hasta con vicio, y la cebolla picada se te pega a la espalda. Esas cosas nunca las entenderé. ..

¿A qué viene tanto bombo con la cocina de alto standing? Tampoco lo entiendo. Si fuera por la nouvelle cuisine y altos fuegos estaríamos todos anémicos.

MalaVida dijo...

La verdad es que cada vez hay más vendedores de nada y más demanda, es el retorno de los vendedores de crecepelo adaptados a los tiempos que corren. Eso del chef se llama antropofagia, más conocido comúnmente como canibalismo, entendido como comer carne, vísceras, etc de su misma especie. Vamos que podría acordar con Hannibal Lecter escribir un libro de cocina.

Estoy deacuerdo en lo del retorno a la caverna, lo que no sé es hasta qué punto no es una consecuencia de haberla abandonado antes.

Finalmente añadiré un reciente descubrimiento sobre otro crecepelo de los que abundan actualmente. Hace poco me he enterado de una especie de "terapia", por llamarlo de alguna forma, basada en la hipnosis, que se lleva a cabo en una sola sesión y que, por cierto, cuesta un pico (como no), empleada para el tratamiento de las fobias y que, entre otros argumentos, sostiene que las fobias se adquieren en el útero materno. En fin, charlatanes de última generación.

Un saludo

Señor Insustancial dijo...

Hola a tutti,
Disculpas pero el blogger va como el ojete...

Onanista,
Curiosamente pensamos lo mismo aunque yo lo que pensé es que era un gilipollas y un peliculero.

Merhaba Enric!:
El problema de todo esto es que ya no es cocina. Nadie que no sepa freir un huevo puede ser considerado cocinero. Para nuestra desgracia este mundo es finito en sus sabores y en sus formas de cocinar y muchas de las cosas que queremos recuperar o inventar son simplemente asquerosas para el paladar actual. Uno de los lectores de este blog se compró una vez un libro de recetas de Leonardo Da Vinci e intentó hacer alguna de las recetas con resultados bastante terribles. La crisis y, me temo, que un giro de esos de la moda devolverá a los fogones a su sitio y tranquilamente.

Aunque hay que reconocer que el descubrimiento que han hecho de la cocina oriental es increíble. Una de mis abuelas se ha aficionado al sushi...y no es coña. Salud, en todos los sentidos.

Edu,
Creo que sí...¿no?

Manué,
hablar de Pé me parecía un poco mal más que nada porque todo el mundo ya estaba hablando de ella todo el rato. ¿Que no cocinas? Pero, bueno, eso hay que arreglarlo. Cuanto antes.

Paria,
Txumari bebe pis lo que le inhabilita para tener un programa de televisión e, incluso, una vida con el común de los mortales. Dicho esto sólo me queda decir que sigo sin entender por qué para el personal moderno todo tiene que estar revestido de una intencionalidad mística. ¿Es que no pueden solo comer y ya?

Grom,
Comer placenta es una actividad asquerosa y, sobre todo, ridícula...¿Qué le dices a la gente? Veniros a mi casa que os voy a invitar a comer. Claro, la gente va pensando que como eres cocinero les vas a hacer algo rico. Llegan y, pum, papelón te dan de comer placenta. Una placenta que no ha pasado por el veterinario entre otras cosas. Joder, mal rollo. Terrible mal rollo. ¿Eso se come con pan?

Bajón.

Erose,
una cosa es cocinar y otra cosa es el folleteo...a mi la cocina no me pone, no crea, otra cosa es Olivia Molina que diré que un poco sí.

Mala Vida,
Pues sí, algo de Hannibal Lecter hay en todo esto de zamparse las vísceras de la esposa o de las esposas ajenas. Mal asunto. El hortera de Lecter se comió el hígado de un encuestador con un buen Chianti lo que le inhabilita como enólogo.

¿Que la alopecia se cura con hipnosis? Joder, lo que hay que escuchar, si así fuera, con la de vecs que le he ordenado a mi pelo que no se cayera tendría una mata de pelo que ni Angus Jones en sus buenos tiempos. En fin, que penita.

Abrazos para todos, que son gratis.

Anónimo dijo...

Hoy he estado en un curso de Madrigal... la verdad?
Es bueno, mira que me jode, esto de la alta cocina no me gusta... pero se lo tengo que reconocer... es bueno. Pese a quien le pese