domingo, 11 de octubre de 2009

"Zombi: Guía de supervivencia" y "Guerra Mundial Z": la obra de Max Brooks


Hijo de Mel Brooks y Ann Bancroft, Max Brooks se ha convertido si no en ´la mayor eminencia sobre la cultura "zombi" sí en su rostro más reconocible. Allá por 2003, cuando todavía formaba parte del staff de guionistas fijos de SNL, publicó "Zombi; Guía de supervivencia" (publicado en nuestro país por Berenice, unos años más tarde).

He de reconocer que todavía tengo pesadillas con los malditos muertos vivientes y que, de cuando en cuando, intento exorcizar ese miedo estúpido (soy consciente de que no existen pero una parte de mi me pide estar siempre alerta ante esos malditos arrastrapies de ojos podridos) viendo todas las películas del género que me caen en las manos. Lo paso mal, lo reconozco, a veces tan mal que me ocurre como viendo "28 días después" (Danny Boyle, 2002) se les ocurrió sacar zombies que corrían como liebres. Me levanté en medio de la sala y grité "¡No, no, no, no jodas, los zombies no corren, hostias, no!". No es pensara que alguien estaba cagándose en el legado de George A. Romero (que también) si no en mis propias posibilidades para sobrevivir a un ataque de un grupo de "undeads". Por cierto, el cabrón de Romero, me las hizo pasar muy malas en su "La tierra de los muertos viventes" (2005) en la que apuntó la posibilidad de que los zombies desarrollaran capacidades cognitivas e, incluso, aprendieran a disparar un arma.

"Zombi: Guía de supervivencia" se divide en dos tranquilizadoras partes: en la primera se dedica a definir a los zombies, su fisiología y el terrible virus que los asola, llamado solanum, acabando de una vez por todas con todas las excentricidades antes definidas y con otras casi más inquietantes (animales infectados por la enfermedad vírica y también capacitados para transmitir la enfermedad) además de acabar de una vez por todas con el debate entre si la película que vamos a ver está infectada de "zombies" o de "infectados". Para Brooks todos son infectados de un virus llamado "Solanum" que convierte a la gente en zombi. Punto pelota.


La segunda parte se dedica a darnos unos útiles consejos sobre como aguantar el tirón frente a la posibilidad de que los muertos comiencen a caminar por las calles. Desde ajustar puertas y ventanas, pasando por las armas adecuadas, y acabando por los mejores transportes o el número exacto de litros de agua y víveres que tienen que almacenarse "Zombi: Guía de supervivencia" es una escrupulosa obra que se dedica a definir una falsedad lo que la convierte en una gran broma.

Si Mel Brooks se ha dedicado durante años a la ridiculización de los símbolos externos y el líder de un movimiento político real llamado nazismo o sea, tomándose a broma algo muy serio, su hijo Max decide conseguir las mismas carcajadas tomándose seriamente algo falso.

Curiosamente "Zombi: Guía de supervivencia" es una parodia de los verdaderos manuales de supervivencia, de esos manuales que tratan de construir refugios nucleares o de militarizar y pertrechar a toda tu familia para que se convierta en una pequeña y efectiva fuerza de choque que ahuyente a los ladrones y asaltadores violentos que generaría un brote de violencia y caos provocado por un crack económico. En España no son muy conocidos, aunque puden comprarse en tiendas de chamarilería militar a buenos precios en ediciones baratas y mal traducidas eso sí, pero en Estados Unidos llevan alimentando la paranoia colectiva desde la década de los años 50 y digo bien cuando digo alimentar la paranoia frente al trabajo de Brooks que lo que pretende es definir esa paranoia mil instalada en nuestro cerebro por el cine y la literatura.

Muchos, que lo tengo yo hablado con todo el pueblo, han acudido al libro de Brooks (yo incluído) para exorcizar en cierto modo las pesadillas recurrentes sobre estos monstruos espeluznantes. Es verdad que también asusta pero, en el fondo, sabes que todo forma parte de una broma mientras que un tipo de Montana que te hace recomendaciones como "compra monedas de oro, cómprate una granja autosuficiente, cultiva tus patatas y ármate contra el posible y desarrapado invasor" no deja de ser más que un fascista con pintas y de pocas luces incapaz de entender que el oro no valdrá para nada si comienzan a estallar las bombas nucleares porque no se come.  Si confrontamos la guía de Brooks frente a la de estos presuntos manuales que te previenen sobre un futuro apocalíptico (Asquerosa por cierto la publicidad de ese mierda seca de Roland Emerich y su película 2012) es posible que lleguemos todos a la misma conclusión: la cosa va a estar crudita y tanto si los podridos se levantan de las mesas de autopsia de los tanatorios o si estalla la III Guerra Mundial nuestras posibilidades de sobrevivir acumulando latas de atún y agua embotellada serán un poco menos que mínimas.


Es curioso que el propio autor se prestara a una serie de conferencias dadas por el circuíto de Universidades americanas (normalmente ocupado por cómicos) que se han convertido en performances donde el público asistente participaba de una experiencia catártica en la que ahuyentaban su miedo al zombi asistiendo a una charla presuntamente seria de un experto sobre el tema alimentando el juego con todo tipo de sesudas preguntas sobre el calibre adecuado del arma a utilizar, las marcas y características de los vehículos más aptos para la huída o, por ejemplo, la posibilidad científica de que esperma zombi fecundara un óvulo humano sano o viceversa. Es posible que muchos de vosotros, que érais unos adolescentes triunfadores que os pasábais ligando los recreos del Instituto jamás os preocupárais de este tipo de discusiones bizantinas de este pelo o del pelo de "¿Quién mataría a hostias a quién en una pelea entre Superman y Lobezno?". ¿Pueril? Sí ¿Gente granulienta con camisetas de Megadeth? ¡Oh, yeah! ¿Inadaptados crónicos deseosos de destruír la humanidad? ¡Pues claro! Pero te divertías un huevo y medio. Hoy mismo he terminado de leerme su segundo libro, primera novela, que cuenta algo mucho peor: una guerra a escala global contra un virulento brote de zombis. Se titula "Guerra Mundial Zombi: un relato oral de la guerra zombi" (Almuzara) y me ha sorprendido tanto por la estructura elegida por el autor como por su capacidad para tirar de eso que se llama "terror minimalista".

Brooks opta por convertir su primera novela en una especie de documental. Han pasado diez años desde el exterminio de las últimas grandes poblaciones y el mundo entero está inmerso en una total reconstrucción. Las secuelas de la Guerra Mundial Zombi han sido devastadores: Rusia ha desaparecido para convertirse en el Sagrado Imperio Ruso y es una especie de potencia religiosa, Cuba es el país más rico del mundo, EE.UU. vive una guerra interna por su total unificación e Islandia, por ejemplo, sigue todavía marcado como "Zona blanca", es decir, habitada por no muertos. Israel se ha unificado con Palestina y ha cerrado sus fronteras, México se ha convertido en Atzlán... Mucho más terrible es el caso de Corea del Norte de la que no se sabe absolutamente nada sólo que, en los primeros días de la infección y cuando ya todo el mundo se olisqueaba que los zombis se estaban haciendo con el cotarro sus 23 millones de habitantes se metieron dentro de los grandes bunkers preparados por el régimen sin que se sepa a ciencia cierta si la población sigue su vida subterránea o si, algún día, sus habitantes abrirán las enormes puertas de los refugios provocando otra gran oleada de subhumanos asquerosos sedientos de carne humana fresca.

Un funcionario de la ONU es el encargado de entrevistar a algunos personajes claves de esa guerra global y que van dando su perspectiva personal del conflicto: soldados, funcionarios públicos, refugiados, cineastas, guardaespaldas profesionales, un superviviente de Hiroshima ciego y un otaku...

Esas pequeñas lanzadas de terror, en realidad fogonazos de pánico, provocan en el lector que este rellene los huecos de las narraciones con sus propias conclusiones, termine de pintar el terrorífico cuadro y, claro está, se haga las grandes preguntas que, en este caso, serían: ¿Qué narices haría yo? ¿Cómo soportaría semejante trago?

Serio y decididamente terrorífico "Guerra Mundial Z" se va a convertir en una obra de culto, ayudará que Brad Pitt esté detrás de la producción de la adaptación del texto a la gran pantalla, que utiliza francamente bien el mismo método que Palahniuk utilizó en la narrativa de "Rant" (Mondadori) o que ya estaban presentes en películas como "Mensajero del futuro" (1997, Kevin Costner), en las dos últimas partes de la Trilogía de Mad Max (Mad Max II y Mad Max III: Más allá de la cúpula del trueno) o, incluso, en "Amanecer Rojo" donde se definía el terror por medio de la voz de un narrador que recordaba los hechos pasados y se los contaba a otros.

Frente a las aportaciones paródicas de "Zombis Party" (Edgard Wright, 2004) o "El retorno de los muertos vivientes" (1985, Dan O´Bannon); las "ampliaciones" de la saga de "28 días después" o de "Resident Evil" o la más que loable aportación de Balagueró&Plaza Max Brooks se viste como el regenerador del género por el medio más simple: ceñirse simplemente a él. Si la aportación de Romero fue ir transformando el mito zombi releyendo el tiempo en el que rodaba las pseudosecuelas de su "La Noche de los muertos vivientes" (1968) y ajustándolos a su propia visión política de las derivas de la sociedad estadounidense, algo también presente en la obra de John Carpenter, Brooks nos muestra una visión antigua y tradicional del mito alterando los parámetros de la normalmente lineal literatura de terror.

Ni que decir tiene que es paradójico que un género que trata sobre bichos que se pudren parezca tener tan buena salud. 

4 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Me dan miedo los zombies. Me tengo que pasar al vinagre.

Señor Insustancial dijo...

supersalvajuan,

Lo que tienes que hacer es ver tragarte todo el material zombi que pilles para que se te quite el miedo. Es lo que hago yo.

Un saludo.

manu dijo...

Lo que pasa es que al final las pelis de zombis, ya toda una plaga, cansan.

Eso sí, pensé lo mismo que tú. Cómo corren esos joputas, esprintando sin parar, me pillan fijo. Igualmente, también me impactó la posibilidad que esa pandilla de resentidos que son los zombis pudieran aprender: sencillamente acojonante. Ya me he quitao de estas pelis después de que ambas premisas me dejaran mal cuerpo.

Tomo nota de la novela.

Señor Insustancial dijo...

Hola Manu,

Pues me alegro. Yo no me quitaré porque soy muy fan.

Un abrazo.