lunes, 12 de noviembre de 2007

Mi colega Paquirrín




"No me queda el de Los Caños, colega"

Esta noche he soñado con Paquirrín. Lo juro, joder, lo juro. No es que quiera hacerme el gracioso, es que he soñado con Paquirrín. Yo se que a Paquirrín no le gusta que le llamen así pero es que, en mi sueño, yo lo llamaba Paquirrín y luego torpemente me desdecía: "No, hombre, quiero decir Paquito, digo Paco, coño, Paco". El me respondió diciendo: "Da igual, hombre".


El caso es que estaba soñando con Londres. Uno de esos sueños que tengo en los que camino por una ciudad vacía como si fuera el último hombre vivo, en plan Charlton Heston en Omega Man.


Pues pasando por un puente, en el medio justo me encontré con Paquirrín. En esa realidad paralela Paquirrín y yo somos muy amigos. De hecho nos encontramos, nos abrazamos y nos dedicamos palabras cariñosas. Después me ofrecí a pasear por la capital inglesa junto a él, subimos a la torre de Londres y nos sentamos frente al sol artificial inmenso que se expuso hace tiempo en la Tate Gallery e incluso le escuché musitar: "Esto es lo más bonito que he visto en mi vida, tío". Después comimos en un Burguer King vacío de Picadilly y me confesó que estaba harto de todo lo que le estaba pasando: con su madre, con su novia, con Cachuli.


En la realidad paralela sólo quedamos Paquirrín y yo, de turistas en una ciudad que le es extraña, en un escenario en el que Tarkovsky y Ozores van de la mano.

Satán presentando en sociedad a Demian

Estoy inquieto desde que he tenido ese sueño. Dios sabe qué extrañas implicaciones freudianas tiene semejante recorte de surrealismo enganchado en mi subsconsciente...por si acaso esta noche me concentraré e intentaré soñar con dar unas clases de tenis junto a Ana Ivanovic, que tengo el passing shot apolillao.


Y es que estoy harto de tener pesadillas...








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