Yo quiero ser viejo. Le veo más ventajas: Puedes vestir fuera de los dictados de la moda y, cuando aprieta el verano, puedes salir por ahí en guayabera de bolsillos. Del mismo modo puedes colarte en el autobús, comportarte como un gorrón, colarte en el bus, sentarte en el metro, viajar a Benidorm y expresar tus opiniones a grito pelado sin temor a ser interrumpido o vituperado porque, bueno, eres viejo y eso es, en sí, una disculpa.
Los efectos de no beber Fontvella
Muchos se quejan de esas abuelas con laca hasta en el alma que manejan sus bolsos como expertas ninjas con tal de conseguir el último cazo de cocido gratuito repartido por Aldeas Infantiles o cualquier otra ONG en la Plaza Mayor. Yo no. Yo las admiro. Admiro su capacidad de supervivencia. Esa manera de hacer girar el bolso barato repleto de propaganda, libros de Cesar Vidal, Vizcaíno Casas o Ussía y cosas que han ido recogiendo aquí y allá como si de la maza justiciera de Thor se tratara...glups, que imagen. Y es que si hay algo en el mundo que excite a los viejos es la palabra "gratis". Necesitas años de madurez para reconocer que tú también te pirras por las cosas baratas e inservibles.
"¿Sabéis donde hay un after?"
Su Majestad ya es mayor, ya ha traspasado la frontera de lo viejuno y por eso manda callar a Chávez. Otra cosa que excita mucho a los viejos es que la gente se interrumpa y que le lleve la contraria (la otra serían las señoras entradas en carnes pero eso es otra historia). Muchos esperaban que su Majestad tuviera una vejez amable, que se comportara como un abuelito inglés con sus Froilanes y sus Victoriafedericas pero, no, su Majestad se ha convertido en un abuelo "Made in Spain" de esos que te sacan los colores en plena reunión familiar o cumbre de Jefes de Estado. Y eso no está mal porque con gente como Chávez y Losantos ya está bien que alguien diga algo. Y al Rey se le perdona porque es de la Tercera edad.
El lider antisistema por antonomasia...
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