domingo, 8 de junio de 2008

Rock & Ladillas (crónica etílica)


Seguramente Robe Iniesta sea el ejemplo de que la vida personal de un artista no tiene porque ser proporcional a su obra. Da igual, es grande.

Lo acabo de comprobar. Muy pocos músicos podrían sobreponerse a un sonido de mierda y a una organización inexistente y dar un concierto mítico.

Cuando me pregunten: ¿Qué estaba usted haciendo en la madrugada del 7 al 8 de junio de 2008? Podré contestar orgulloso que estaba donde tenía que estar, "en el concierto de Extremoduro, el grande, el de Getafe...creo que fue el último". Y la verdad, no sabré decir si fue el último de Robe y sus nuevos Extremos o el mío, mi último concierto.

Por cierto, que la entrada se la he robado a Sabina que, como siempre, con cierta gracia tituló al rock de Extremoduro como un "rock y ladillas". Estoy de acuerdo, incluso por la parte que me toca, a veces las etiquetas son innegables, aunque sean etiquetas.

"So payaso" me sigue llegando ahí dentro...y no se me va a quitar, tendré cincuenta años y se me seguirá removiendo "eso". Habrá que agradecérselo a Robe. Gracias paisano.

He berreado. Hacía años que no berreaba. Hacía años que no me cascaba un calimocho tras otro, hacía años que no me fumaba un par de porros en buena compañía, hacía años...quizás no haga tantos, simplemente me lo parece. He estado raro, estoy raro...

Ya les aviso, esto va de crónica sentimental, de esas no demasiado pensadas. Los LOL restallan "creo que voy a empezar a romperme", estoy sentado a los mandos, con el "clic-clic-clic" puñetero, con la turbina del ordenador rompiéndome los baudios, acordándome de todo y dándole vueltas, como siempre. Voy a dejar de darle vueltas a las cosas y voy a ver si cojo una recta de esas buenas para pillar velocidad y me saco el carnet.

El de mayor y el de conducir, el primero por una necesidad perentorea (o era pintoresca) y el segundo para que Miss Kiddo no me retire el saludo y las confianzas. Gracias, cuenta conmigo para doblegar a tu planeta, tomar Leningrado o unas cañejas. Ya sabe, lo que le venga mejor.
Y ahora me voy a dormir, a tranquilizar al dragón, al out of the blue and into the dark. A dormir.
Buenas noches insustanciales, permitánme decirles que, ojalá, hubieran estado esta noche en mis zapatos.

No hay comentarios: